miércoles, 22 de septiembre de 2010

DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Amós 6, 1a. 4‑7
Los disolutos encabezarán la cuerda de cautivos

Así dice el Señor todopoderoso:
«¡Ay de los que se fían de Sión y confían en el monte de Samaria!
Os acostáis en lechos de marfil; arrellenados en divanes,
coméis carneros del rebaño y terneras del establo;
canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales;
bebéis vino en copas, os ungís con perfumes exquisitos y no os doléis del desastre de José.
Pues encabezarán la cuerda de cautivos y se acabará la orgia de los disolutos.»
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“EL ESPEJISMO DE LA RIQUEZA”

La liturgia de hoy vuelve con la advertencia del gran peligro que tiene la riqueza al presentarse como la solución al problema de inseguridad que tenemos, haciendo caer al hombre en la trampa de creer que la posesión de riquezas es la solución a la vida, con lo que se convierte en el gran proyecto para el hombre, a costa de la justicia y la solidaridad.
La sociedad del “bienestar” que el domingo pasado denunciaba la Palabra de Dios, vuelve hoy a estar en escena, pues se convierte en un espejismo, ya que está fundamentada en la injusticia y en el atropello de los débiles.
El lujo desvergonzado y sin límites de unos, se convierte en una ofensa y en una provocación al odio y a la guerra para los pobres, a quienes se les roba descaradamente.
Cuando la corrupción llega a los extremos en que se pierde la vergüenza y, descaradamente se roba, es fácil pensar que estalle de un momento a otro la violencia, provocada por los corruptos que terminarán, como dice el profeta: “encabezarán la cuerda de cautivos y se acabará la orgia de los disolutos.»
La pregunta que siempre queda en el aire es siempre la misma: ¿Cuándo tendremos la suerte de que ocurra esto?

Salmo responsorial Sal 145, 7. 8‑9a. 9bc‑10 (R.: 1b)

R. Alaba, alma mía, al Señor.
Él mantiene su fidelidad perpetuamente,
él hace justicia a los oprimidos,
él da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.
R. Alaba, alma mía, al Señor.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R.
R. Alaba, alma mía, al Señor.
Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R.
R. Alaba, alma mía, al Señor.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 6, 11‑16
Guarda el mandamiento hasta la manifestación del Señor

Hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza.
Combate el buen combate de la fe.
Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos.
En presencia de Dios, que da la vida al universo, y de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión: te insisto en que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que en tiempo oportuno mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único poseedor de la inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver.
A él honor e imperio eterno. Amén.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN”
S. Pablo invita a Timoteo encarecidamente a no entrar en esta dinámica del mundo, a mantenerse, por el contrario, fuerte en el combate de la fe: “te insisto en que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche”: a ser honrado, limpio… al estilo de cómo lo hizo Jesús que no se dobló ante nada ni ante nadie.
Es que claudicar ante esto, es dejarnos arrebatar el triunfo de la vida eterna por algo secundario, que no tiene más valor que el de un momento pasajero, pero que al final, nos deja vacíos, nos enfrenta a los hermanos y nos hace odiosos a todos.
Entrar en esta dinámica de las riquezas es renegar de Dios, como horizonte supremo del hombre y darle la supremacía al dinero, considerándolo nuestro salvador supremo.


Aleluya 2 Co 8, 9
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriqueceros con su pobreza.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 19‑31
Recibiste bienes y Lázaro males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tu padeces

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
—«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico.
Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas.
Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán.
Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó:
"Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas."
Pero Abrahán le contestó:
"Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces.
Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros."
El rico insistió:
"Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento."
Abrahán le dice:
"Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen."
El rico contestó:
"No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán."
Abrahán le dijo:
"Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto."»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“UNA CARICATURA DEL BIENESTAR”
La parábola que nos presenta hoy el evangelio, es aquella en la que Jesús escenifica la situación de aquellos que quitaron a Dios del horizonte de sus vidas y pusieron la riqueza; con esta actuación, cambiaron todo el orden de las cosas: las personas no importan para nada, no son, ni sirven para otra cosa, que para sostener mis intereses; el dinero ciega la mente y seca el corazón.
En la parábola escenifica esta situación y resalta un detalle que indica hasta qué punto una persona se degrada: lo único que pesa en ella es el dinero, el lujo, el pasárselo bien, ni siquiera la dignidad de su nombre lo sostiene, vemos que es un personaje que no tiene nombre, no es nadie, solo tiene dinero; en contraposición está el mendigo “Lázaro”; además, ha perdido por completo la sensibilidad: “hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas.” Indicando que los perros tienen un corazón más sensible que el rico: ellos lamín las llagas, con lo que se las curaban, mientras el rico ni siquiera lo toma en cuenta.
La escena es fortísima: el rico ha establecido ya en vida una distancia infranqueable que le imposibilita acercarse y comprender el dolor del pobre. Su corazón se ha secado y le imposibilita comprender y acercarse al dolor. Lógicamente, él mismo ha abierto el abismo y su vida está abocada al fracaso total, pues cuando quiera acordar, ya no habrá posibilidad de rectificar y tendrá que pagar en justicia todo lo que ha hecho y lo que ha dejado de hacer: “Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre…”, pero ya no hay vuelta atrás, ya no se puede borrar lo hecho, ni posibilidad de hacer lo que se dejó. El abismo que vamos creando en vida se hace cada vez más grande, hasta que se convierte en algo infranqueable. Es la escenificación del que opta por dar la espalda a Dios: automáticamente se pone en contra de sus hermanos y se convierte en un obstáculo para la vida.
Alguien puede estar pensando que hay mucha gente muy buena y humanitaria sin que tenga que confesar a Dios. Yo no conozco a nadie que se haya puesto de espaldas a la VERDAD a la JUSTICIA, al AMOR, y a la PAZ y sea buena persona, cariñoso y solidario con los seres humanos y con el planeta tierra.
Es interesante también observar que al rico no se le juzga por explotador, ni por ser un impío, un antirreligioso… se le juzga porque “ha pasado” del pobre, lo ha ignorado y solo ha pensado en si mismo.
Yo no puedo evitar el grave peligro en el que estamos cayendo en nuestra sociedad en donde parece que se nos quiere vacunar en contra del dolor y no se quiere estar cerca de él porque –hoy decimos- nos traumatiza. Recuerdo en este momento la llamada que me hizo algún padre porque “estaba hiriendo la sensibilidad de su hijo” cuando les puse un video en el que se indicaba la pobreza de otros niños. Una sociedad que promociona los “epulones” y nos aferramos a que tenemos derecho a sostenerla
Por otro lado, la intermediación que pide el rico a Abrahán se hace imposible, pues lo que pide lo tiene, pero están tan ciegos y obsesionados, que ni a un muerto que volviera le harían caso, y es que quien opta por un camino contrario al amor, se va incapacitando para encontrarse con el AMOR, incluso, en el momento en que se diera el encuentro, es muy posible que no se le reconozca

martes, 14 de septiembre de 2010

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Amós 8, 4‑7
Contra los que «compran por dinero al pobre»

Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo:
«¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?»
Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa,
compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“LA SOCIEDAD DEL BIENESTAR”

El cuadro que dibuja el profeta Amos de la sociedad de su tiempo en Samaria en los días de Jeroboan es perfectamente asimilable al momento que vivimos de una sociedad de consumo que ha llegado a una esquizofrenia colectiva en donde el “tener”, el “consumir”, el “usar y el tirar”, se ha convertido en norma de vida que se aplica a todos los niveles.
Amos es un hombre que llega del campo, donde se las ven y se las desean para poder sobrevivir y se encuentra con una sociedad en la que los pobres no tienen cabida, pues no pueden responder a las demandas; una sociedad en las que las reglas de un juego justo han desaparecido: lo único que interesa es ganar dinero vaciando los bolsillos de los pobres y para ello se utilizan todos los atropellos posibles: trucar las balanzas, bajar los salarios, subir los impuestos, aumentar el precio de las cosas, cambiar la calidad… y este ritmo es tan frenético que ya se ha impuesto sobre las celebraciones de la vida y de la fraternidad del pueblo: están deseando que pase el sábado para vender…
Como podemos ver, es un cuadro perfecto de la sociedad de consumo o del “bienestar” de unos pocos que se monta en la ignorancia y en la ceguera de la masa.
Lógicamente, en un sistema así, los que pagan todos los platos rotos y los que no pueden vivir, son siempre los mismos: los que no tienen capacidad física o económica y para poder sobrevivir se tienen que vender como esclavos y vivir toda la vida juntando dinero para los negociantes.
Como he dicho antes, podríamos hacer una versión del cuadro casi al pie de la letra de los tiempos que vivimos.
Al final queda la sentencia del profeta que sigue teniendo para nosotros un eco especial: “El Señor lo ha jurado, por el honor de Jacob,: nunca olvidaré lo que han hecho”. ¿Es que el sistema que hemos montado está abocado a la ruina y a la muerte? ¡Pues yo creo que sí! Y lo que aparece seguro es que no tiene la aprobación de Dios por más que contemporicemos e intentemos buscarle todas sus bondades.

Salmo responsorial Sal 112, 1‑2. 4‑6. 7‑8 (R.: cf. la y 7b)

R. Alabad al Señor, que alza al pobre.
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R.
R. Alabad al Señor, que alza al pobre.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono y se abaja
para mirar al cielo y a la tierra? R.
R. Alabad al Señor, que alza al pobre.
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R.
R. Alabad al Señor, que alza al pobre.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 2, 1‑8
Que se hagan oraciones por todos los hombres a Dios, que quiere que todos se salven

Querido hermano:
Te ruego, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que ocupan cargos, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro.
Eso es bueno y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol —digo la verdad, no miento—, maestro de los gentiles en fe y verdad.
Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier lugar, alzando las manos limpias de ira y divisiones.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“LA AMISTAD Y LA FIDELIDAD A DIOS”
En momentos anteriores, la liturgia nos presentaba el pasaje del Éxodo 32,7-11 en el que Moisés aparecía intercediendo ante Dios por su pueblo, al que Dios se había escogido y, Dios, por la amistad que le unía a Moisés, depone el castigo que el pueblo merece y está pidiendo con su conducta, pero ante la petición de Moisés, se impone la misericordia por encima de la justicia.
Ahora es Pablo quien le recuerda a Timoteo que la iglesia debe ocupar el puesto de Moisés y hacer de intercesora frente al desvarío de los reyes, de los gobernantes, de los políticos, que están llevando a la deriva al pueblo y, la iglesia, antes de interceder por ella misma, para poder mantenerse en medio del vendaval, debe rogar por los que llevan las riendas, para que se conviertan y ejerzan el ministerio del servicio que el pueblo les ha encomendado y establezcan la justicia entre los hombres.
Para que esto pueda darse, se supone que la iglesia vive la misma condición de amistad y fidelidad que tenía Moisés en el cumplimiento de la norma del Señor. El problema se presenta justamente cuando es la misma iglesia la que necesita de la oración y de la súplica, para mantenerse en la fidelidad; cuando esto se da, entonces se ha perdido, incluso, el sentido de su existencia.


Aleluya 2 Co 8, 9
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriqueceros con su pobreza.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 1‑13
No podéis servir a Dios y al dinero

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:
"¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido."
El administrador se puso a echar sus cálculos:
"¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa."
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?"
Éste respondió:
"Cien barriles de aceite."
É1 le dijo:
"Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta."
Luego dijo a otro:
"Y tú, ¿cuánto debes?"
É1 contestó:
"Cien fanegas de trigo."
Le dijo:
"Aquí está tu recibo, escribe ochenta."
Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.
Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado.
Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»
Palabra del Señor.

O bien más breve:

Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 10‑13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
— «El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado.
Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“NO PODÉIS SERVIR A DIOS Y AL DINERO”

S. Lucas afronta, justamente, el problema que suele darse: los hijos de la luz no son lo suficientemente sagaces, para aprovecharse de los medios que se ofrecen en el mundo, para emplearlos en potenciar, cuidar y cultivar el bien, ser testigos de Dios que es Amor, Justicia, Verdad, Paz y Fraternidad; esto es lo que los distingue de los hijos de las tinieblas y todo lo que encuentran en el mundo, entre otras cosas el dinero, ha de ser instrumento que les ayude a esta tarea, esto lo deja claro Jesús y es de una contundencia total: “No podéis servir a Dios y al dinero”.
Pero la experiencia nos da otra cosa muy distinta, incluso nos afanamos en reinterpretar la expresión de Jesús y buscar otras aplicaciones, de forma que podamos justificar otras vivencias: seamos sinceros, ¿Quién no tiene experiencias referentes a este tema y que, precisamente, contradicen a Jesús?: líos de familia por temas de dinero, de herencias, inquietudes y rencores por temas de dinero que nos han hecho perder las amistades, enfrentamientos sociales que han llegado a convertirse en problemas graves, que han roto la unidad entre los pueblos y entre los vecinos por el dinero; sentimientos de una tristeza enorme, por habernos encontrado decepcionados porque el dinero estaba por encima de la amistad, el cariño que creíamos…
Y constatamos con tristeza que no suele ser, como Jesús dice, en la gran mayoría de los casos, sino que más bien se pierde de vista lo fundamental y nos dejamos atrapar por la codicia, la avaricia y la soberbia y esto va matando nuestro corazón que, al dejarse atrapar por el dinero, va perdiendo la sensibilidad, se vuelve calculador, desconfiado y se endurece ante el dolor de los demás.
El corazón que se deja invadir por la avaricia, la única fuerza que le motiva a vivir es la codicia y establece la dinámica del “TENER”, con lo que nunca se sentirá satisfecho, sin importarle la necesidad de los demás. Esta es la peor de las miserias; en el corazón del miserable no hay espacio para lo gratuito, para la solidaridad: todo se hace por interés, por eso no entenderá jamás el amor de Dios, que es la expresión máxima de gratuidad
Es curioso constatar que no se hable de este tema dentro de la iglesia y estemos tan preocupados de otras muchas cosas, cuando ésta es la clave de un montón de problemas: la gente se separa de Dios, no tanto por convencimientos ideológicos, sino porque se adhiere al dinero y lo pone como principio de la existencia, no cree en la fraternidad.
Cuando la persona pone como objetivo máximo y único el ganar y su vida gira en torno a la consecución del dinero, que se coloca como última y única meta, porque tiene que vivir mejor, porque tiene que conseguir lo necesario para pagar todo lo que se ha puesto como necesidades… el dinero termina quitando la libertad y ocupando todos los rincones de la persona: el amor, la amistad, la alegría, el disfrutar de la vida, el formarse, el celebrar la vida… todo queda supeditado a la consecución de dinero que exige la obediencia absoluta, que solo se le debe a Dios.
Y aunque nos duela y seamos reacios, y no queramos reconocerlo, no nos queda más remedio que aceptar que hemos montado una sociedad y hemos aceptado un sistema en el que Dios no cabe, hemos puesto otro dios supremo al que no queda más remedio que rendirle culto y someternos a él en obediencia suprema. En este sistema no hay posibilidad ni espacio para el Dios Padre que nos trajo Jesús y, lógicamente, tampoco es posible sentir a los demás como hermanos, sino como enemigos o contrincantes.
La llamada que nos hace hoy la Palabra de Dios es fuerte y comprometedora: ¿En qué dios creo? ¿A qué dios sirvo? ¿En qué dios tengo puesta mi confianza? ¿Qué hago por recuperar la libertad, la fraternidad, la alegría, la solidaridad, la paz que me regaló Dios Padre, que me ama por encima de cualquier otra cosa?

miércoles, 1 de septiembre de 2010

DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO -C-


PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de la Sabiduría 9, 13‑18
¿Quien comprende lo que Dios quiere?

¿Qué hombre conoce el designio de Dios? ¿Quién comprende lo que Dios quiere?
Los pensamientos de los mortales son mezquinos, y nuestros razonamientos son falibles;
porque el cuerpo mortal es lastre del alma, y la tienda terrestre abruma la mente que medita.
Apenas conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano:
pues, ¿quién rastreará las cosas del cielo?
¿Quien conocerá tu designio,
si tú no le das sabiduría, enviando tu santo espíritu desde el cielo?
Sólo así fueron rectos los caminos de los terrestres, los hombres aprendieron lo que te agrada, y la sabiduría los salvó.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“LA VERDADERA GRANDEZA DEL HOMBRE”

El pasaje que nos presenta la liturgia de hoy es la última parte de la oración que hace Salomón, en la que pide a Dios sabiduría y sensatez para poder gobernar a su pueblo.
A parte de ser una composición verdaderamente artística y literaria y de una estilística maravillosa, tiene una profundidad enorme, pues al fin y al cabo está centrada en todo el meollo del mensaje del libro de la Sabiduría: la verdadera sabiduría está en la conexión y armonía que tengamos con Dios; la vida auténtica del hombre está en mantener una relación limpia, clara, transparente e íntima con Dios, de forma que en ella pueda verse sin obstáculos la presencia de Dios
Esta relación con Dios es la oración y esa forma de vivir, es la verdadera sabiduría que llena de sentido toda la vida.
No obstante, hay algo en esa relación: el hombre constata su debilidad y su incapacidad para mantenerse: “Si a duras penas conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano…” expresión que podríamos traducir nosotros: “si no somos capaces de orientar nuestra vida y ser felices, ¿cómo podemos tener el cinismo de querer indicarle a Dios y decirle lo que tiene que hacer?”
Es necesario aceptar que solo de la mano de Dios seremos capaces de llegar a algún sitio medio interesante, porque la misión a la que Dios nos invita, trasciende todas nuestras posibilidades y por muchos y grandes que sean nuestros valores no son suficientes para responderle a Dios: “¿Quien conocerá tu designio, si tú no le das sabiduría?” Sin embargo, frente a la incapacidad del hombre está la grandeza de Dios, que al dejarnos abrazar por Él, su grandeza nos hace grandes.


Salmo responsorial Sal 89, 3-4. 5‑6. 12‑13. 14 y 17 (R.: 1)

R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Tú reduces el hombre a polvo, diciendo:
«Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón 9b‑10. 12‑17
Recíbelo, no como esclavo, sino como hermano querido

Querido hermano:
Yo, Pablo, anciano y prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la prisión; te lo envío como algo de mis entrañas.
Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en tu lugar, en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo; así me harás este favor, no a la fuerza, sino con libertad.
Quizá se apartó de ti para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano querido.
Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer tú, como hombre y como cristiano.
Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí mismo.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“EL AMOR HACE MILAGROS”

El pasaje es realmente entrañable y de una profundidad que solo el amor puede dar y es capaz de hacer una transformación de este tipo: Onésimo es esclavo de Filemón y se escapa de su amo robándole, con lo que se exponía a la muerte; se acerca a Pablo, que sabe que es amigo de Filemón y puede ayudarle salvándole la vida.
El amor y el buen criterio de Pablo, expresión de la presencia de la sabiduría de Dios en él, van a hacer que el problema se transforme en un acontecimiento vital y en un éxito: Onésimo recupera su libertad y su dignidad de ciudadano libre, aunque sigue haciendo lo mismo y Filemón va a aprender a mirar las cosas y la gente de forma completamente distinta: “Ahí te envío a Onésimo, es como si enviara mi propio corazón… para que lo recuperes, no ya como esclavo…, sino como un hermano muy querido…”
Desde ese momento, Onésimo se siente como un hombre libre, que actúa, no por sometimiento, sino por amor y Filemón ve a su lado, no a un esclavo a quien puede oprimir, sino a un hombre libre, a un hermano, a una persona como él, con toda su dignidad. El amor ha producido el gran milagro
El mirar las cosas así y cambiar la actitud frente a la vida, fue el gran aporte que Jesús dio a la humanidad y el motor que generó todo un cambio en ella.


Aleluya Sal 118, 135
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, enséñame tus leyes.


EVANGELIO


Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 25‑33
El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
—«Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre,
y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso
a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
"Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar."
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“JESÚS ES EL HORIZONTE DEL HOMBRE”

La verdadera sabiduría, signo de la presencia de Dios en el hombre, conduce siempre a la libertad y a la felicidad; dejarnos en manos de Dios para alcanzar lo que por nosotros mismos no podríamos –según la primera lectura- y aprender a mirar y a valorar la vida de otra forma, como hace S. Pablo en la segunda lectura, conducen a la libertad del hombre y en concreto a Onésimo y a Filemón.
Jesús es la máxima expresión de esa liberación: que ni el padre, ni la madre, ni el esposo, ni la esposa, ni los hijos, ni los propios intereses particulares… ni nadie nos la pueden dar ni tampoco podemos permitir que nos la quiten amarrándonos, de tal forma que nos impidan responder a la misión que Dios ha establecido para nosotros y en la que nos vamos a realizar y ser felices.
Decir esto hoy, en un mundo como el que vivimos, en donde por todas partes se nos ofrecen ídolos que presumen tener la clave de la libertad que andamos buscando e intentan captar el centro de interés de nuestras vidas para hacerse nuestros guías; en definitiva vamos buscando cada uno nuestro “dios” para encontrarle sentido a lo que hacemos y por lo que luchamos: dinero, seguridad, títulos, fama, prestigio, poder, tranquilidad… afirmar que Jesús es el objetivo supremo de todo hombre y en donde podemos encontrar la libertad que buscamos y el sentido de lo que hacemos, suena a fanatismo.
Pero independientemente de lo que suene o parezca, la realidad se impone y ahí está. Jesús nos provoca y no acepta otros caminos para el hombre. Esto solo se entiende el momento en que nos atrevemos a seguir incondicionalmente a Jesús.
Sigo pensando que es cuestión de que alguien demuestre lo contrario, pues la realidad nos dice que Él es la manifestación de Dios y el proyecto supremo de toda persona, a esto no se puede renunciar.
Por eso, cuando alguien tiene que hacer un proyecto de vida, tiene que calcular y ver hasta qué punto su proyecto particular, está en consonancia o interfiere lo que Dios le pide o tiene pensado para él pues puede convirtiéndose en obstáculo, y nada puede oponerse al proyecto de Dios, que es en definitiva lo más importante para nosotros, pues no hacerlo nos llevaría a la esclavitud: “quien no renuncia a todo lo que tiene, no puede ser discípulo mío”

lunes, 23 de agosto de 2010

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiástico 3, 17‑18. 20. 28‑29
Hazte pequeño y alcanzarás el favor de Dios

Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso.
Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios;
porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes.
No corras a curar la herida del cínico, pues no tiene cura, es brote de mala planta.
El sabio aprecia las sentencias de los sabios, el oído atento a la sabiduría se alegrará.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“LO QUE HACE GRANDE AL HOMBRE”

La reflexión que el pueblo va haciendo de la vida desde el sentido común, se va percibiendo como la luz que Dios mantiene viva y que manifiesta su presencia dentro del pueblo.
Esta reflexión, desde el sentido común, se convierte en espiritualidad del pueblo que le ayuda a ir creando un esquema moral y ético para poder vivir con sentido y poder descubrir la presencia de Dios.
En el texto que nos trae la liturgia de hoy vemos que presenta un consejo y su puesta en practica llevará, como recompensa un bien. Las dos grandes virtudes que aportarán un gran bien son: la humildad y la generosidad.
La HUMILDAD es la base de la grandeza del hombre pues al reconocerse débil acepta a Dios y lo escucha y Dios lo acoge: “Dios acepta que los humildes lo honren”. Esta actitud hace grande al hombre ante Dios que lo acoge, lo escucha y lo ama colmándolo de su bendición, mientras que al soberbio lo mantiene a raya.
La segunda gran virtud que hace al hombre grande ante Dios y ante los hombres es la GENEROSIDAD, pues en ella demuestra la grandeza de su alma y l su calidad humana y por eso se perdonarán sus pecados, pues cuando Dios ve que alguien se apiada de sus hermanos, Él no se deja ganar en generosidad ya que la misericordia de Dios está por encima de todo.

Salmo responsorial Sal 67, 4‑5ac. 6‑7ab. 10‑11 (R.: cf. 11b)

R. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.
Los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría.
Cantad a Dios, tocad en su honor;
su nombre es el Señor. R.
R. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.
Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece. R.
R. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.
Derramaste en tu heredad, oh Dios,
una lluvia copiosa,
aliviaste la tierra extenuada;
y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad,
oh Dios, preparó para los pobres. R.
R. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 12, 18‑19. 22‑24a
Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo

Hermanos:
Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando.
Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“LA CERCANÍA VITAL DE DIOS”

El autor de la carta a los hebreos parte de una realidad completamente nueva que no tiene nada que ver con lo que hasta ese momento se ha venido viviendo: hasta ahora han venido guiándose a través de signos misteriosos, pero las cosas han cambiado: Dios ha hecho una nueva alianza y se ha hecho visible , cercano, presente en la vida y en la historia del hombre; ya no caminamos en la oscuridad, sino en la certeza: Dios se ha bajado y se ha hecho vida nuestra, por tanto, no es algo distinto y externo a nuestros sentidos, de modo que se pueda tocar, palpar, oír… sino que es algo que se vive, que llena la vida de sentido y de fuerza.
Con Cristo se ha inaugurado esa nueva alianza, esta nueva era que nos hace vivir en un mismo espíritu.
Creer, por tanto, no es ese sentimiento raro, compuesto por el miedo y expectación ante algo incontrolable e impredecible, sino que es un sentimiento lleno de amor, confianza y seguridad ante alguien que tengo la certeza que me ama, me acoge, me entiende y me acepta; no se trata, pues, de algo que se puede tocar, sino de algo que llena la vida., es algo que se vive.
El autor de esta nueva situación es Cristo; por Él podemos llamar a Dios Padre y sentirlo de esa manera; en Él, Dios Padre nos ha hablado y se ha hecho presente; con Él se ha inaugurado una nueva etapa para la vida de los hombres.

Aleluya Mt 11, 29ab
Cargad con mi yugo y aprended de mí —dice el Señor—,
que soy manso y humilde de corazón.

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 1. 7‑14
El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola:
—«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá:
"Cédele el puesto a éste."
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
"Amigo, sube más arriba."
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
Y dijo al que lo había invitado:
—«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.
Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“LA POBREZA, LUGAR PRIVILEGIADO DE LA PRESENCIA DE DIOS”
Ante la lectura del texto de S. Lucas, no se puede evitar el imaginar el momento, pues tuvo que ser tremendamente chocante, hasta el punto que a Jesús le llamó fuertemente la atención pues le hizo sentirse mal: como cuando a uno lo invitan a un sitio donde ves que no encajas en ese marco, pues allí empieza a llegar tipos que se sienten tan importante, que esperan que todos se acerquen a saludarlos y, poco más o menos, hay que darles las gracias porque han asistido. En cambio uno, se siente un pobre hombre de a pie, que no tiene nada de qué presumir ni ostentar y no sabe dónde sentarse, ni al lado de quién hacerlo y, siente el deseo, más bien, de que lo pongan en un rincón, al lado de los sirvientes, pues no se siente parte del cuadro que contiene aquel marco decepcionado, incluso, de que lo hayan invitado..
Jesús no desaprovechó el momento, y cuando le dejaron un espacio para intervenir, no salió contando un chiste para agradarles la velada y quedar como un tipo simpático, ni tampoco se puso a vender sus títulos y su poder, sino que les hizo reflexionar sobre el espectáculo que ellos mismos estaban protagonizando para que se dieran cuenta de lo que realmente es grande y de lo que Dios valora. A la fiesta que da Dios estamos todos invitados, y en ese banquete, que es el que realmente nos debe preocupar, no van a ser los títulos, los puestos, los honores, el dinero… la carta de presentación de los invitados, sino la grandeza de corazón que hayamos tenido, que nos haya hecho sentirnos hermanos y que, al mismo tiempo, se nos pueda sentir como tales.
Esto que lo tuvo tan claro Jesús y que quiso que fuera norma para su iglesia y su comunidad, parece que tiene sus altibajos: en un tiempo parecía que se había olvidado y el Concilio lo volvió a desempolvar, recordándonos que es base fundamental de la iglesia; hubo un tiempo que volvió a estar en actualidad y por todas partes se hablaba en la iglesia: “La Opción por los pobres” pues la voluntad de Jesús está muy clara: “Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos”, es decir, la gente que no tiene relevancia alguna en el mundo, que han sido despreciados, pues eso indica que los que han dado lugar a esta situación no han entendido que Dios es Padre de todos y no permite que entre sus hijos haya “clases”.
Pues esto que estaba tan claro, vuelve otra vez a tenerse oscuro y hasta se considera un lenguaje peligroso el hablar de los pobres, de los lisiados, de los marginados.
Nos resistimos a querer mirar a Jesús en donde Él se ubicó y a ver las cosas desde donde Él las miró, porque el momento que las miramos desde ese ángulo, la realidad cambia radicalmente. Y el día que la iglesia se olvide de mirar desde donde miró Jesús y de ponerse donde Él se puso, ese mismo día ha terminado de ser un signo para el mundo de la presencia del Padre.

viernes, 20 de agosto de 2010

DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 66, 18‑21
De todos los países traerán a todos vuestros hermanos

Así dice el Señor:
«Yo vendré para reunir
a las naciones de toda lengua: vendrán para ver mi gloria,
les daré una señal, y de entre ellos
despacharé supervivientes a las naciones: a Tarsis, Etiopía, Libia,
Masac, Tubal y Grecia, a las costas lejanas
que nunca oyeron mi fama
ni vieron mi gloria; y anunciarán mi gloria a las naciones. Y de todos los países, como ofrenda al Señor, traerán a todos vuestros hermanos a caballo y en carros y en literas, en mulos y dromedarios, hasta mi monte santo de Jerusalén —dice el Señor—, como los israelitas, en vasijas puras, traen ofrendas al templo del Señor. De entre ellos escogeré sacerdotes y levitas» —dice el Señor—.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“VIVIR EN CONSONANCIA CON EL PROYECTO DE DIOS”

El profeta Isaías concluye su libro con una proclamación de la universalidad del proyecto de Dios que romperá todas las barreras de nacionalismos, razas, lenguas, culturas…
Las ofrendas que se ofrecerán a Dios, trascenderán todo lo que se hace en la actualidad, pues la ofrenda que se hará a Dios serán las personas, que se entregarán a Él y, su culto se extenderá a todas las naciones de la tierra.
El autor del libro mira al pasado y analiza la presencia de Dios que ha venido dirigiéndolo todo y concluye con que, el futuro pertenece a Dios; lógicamente, el presente, como el pasado, es suyo y está presente en él, aunque haya mucha gente que obsesionada no lo perciba.
La actitud deseable y correcta, consistirá en estar atento, descubrir sus huellas y seguirlas.
Leyendo despacio la profecía, podemos aterrizar perfectamente en nuestros días y ver cómo continúa abriéndose cada vez más: este siglo va a tener una característica propia, que es la mezcla de razas y culturas… se va a posibilitar la convivencia entre todos los hombres de toda la tierra que, hasta ahora, permanecían como ubicados cada uno en su sitio; da la sensación que se rompieron los espacios y se han mezclado todos.
Lógicamente, esto trae una desestabilización muy grande, que lo trastorna todo, pero al mismo tiempo supone una riqueza enorme y, sobre todo, esta situación que se ha creado, por unas condiciones económicas concretas, va a resultar que ha sido la forma de que llegue a realizarse el proyecto de Dios: hacer de todos los pueblo uno solo y, con todos los hombres, una sola familia. Esto ocurrirá el momento en que todos entiendan que Dios es el Padre de todos y que todos nosotros somos hermanos.
Contra este proyecto, el peor de los obstáculos son los nacionalismos, los racismos y los fanatismos, pues se convierten en actitudes excluyentes que desprecian a los demás considerándolos despreciables.


Salmo responsorial Sal 116, 1. 2 (R.: Mc 16, 15)

R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R.
R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R.
R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.



SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 12, 5‑7. 11‑13
El Señor reprende a los que ama

Hermanos:
Habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron:
—«Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, no te enfades por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos.»
Aceptad la corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos?
Ninguna corrección nos gusta cuando la recibimos, sino que nos duele; pero, después de pasar por ella, nos da como fruto una vida honrada y en paz.
Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“LA CAPACIDAD DE DISCERNIR”

El autor de la carta a los Hebreos invita a la comunidad a tener un espíritu crítico; esto le va a ayudar a crecer, pero si se empecinan, se incapacitan para escuchar y, sobre todo, para corregir si algo está errado.
Sin lugar a duda, tiene un fin pedagógico: quiere hacerles comprender que Dios tiene sus planes y en ellos entramos nosotros; lógicamente, puede haber interferencias y hasta enfrentamientos entre nuestros planes y los de Dios: algo así como ocurre entre un padre y un hijo: el padre busca el bien del hijo, mientras éste, se mueve por sus caprichos; en un momento, el padre llega a detener al hijo para que no continúe en el error y le corrige su camino. En un primer momento cae muy mal la corrección y hasta descontrola, pero después se producen frutos de paz.
No podemos evitar escuchar estas palabras y sentir que tienen un eco extraordinario en el momento actual que vivimos: habíamos montado muchas estructuras, habíamos abierto muchos caminos que no llevan a ningún sitio; estructuras que no tienen base ninguna en el evangelio. Ahora llegan momentos en que se nos caen y tenemos que volvernos; al final, ha de volver a aparecer la luz.



Aleluya Jn 14, 6
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida —dice el Señor—;
nadie va al Padre, sino por mi.

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 22‑30
Vendrán de oriente y occidente y se sentarán a la mesa en el reino de Dios

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.
Uno le preguntó:
—«Señor, ¿serán pocos los que se salven?»
Jesús les dijo:
—«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo:
"Señor, ábrenos";
y él os replicará:
"No sé quiénes sois."
Entonces comenzaréis a decir.
"Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas."
Pero él os replicará:
"No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados."
Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“LA RISA ES DEL ULTIMO QUE RÍE”

El gran problema que tenemos es pensar que Dios debe entrar por donde nosotros establecemos y que el plan de salvación, somos nosotros los que decidimos cómo ha de ser y lo que hay que hacer y, somos nosotros los que determinamos quién está en el camino o fuera de él. Esto lo tenían muy claro los fariseos y la clase dominante de Israel, tal como aparece en el evangelio: ellos se consideraban dueños de la llave que cierra o abre el reino a los demás, de tal manera que: “ni entraban ni dejaban entrar” –según palabras de Jesús-.
Jesús ve que esta forma de hacer y de pensar, no está en consonancia con lo que piensa y hace su Padre, y todo por una razón muy sencilla: Dios plantea las cosas desde el AMOR y los hombres las planteamos desde los intereses y desde el poder, por tanto, no puede haber conexión posible.
Jesús ve la realidad de otra manera, no está de acuerdo con lo que hay, las cosas son posibles de otra forma, que no es, precisamente, la que hay establecida.
Para Jesús, no es la forma de hacer de los poderosos la que hace que el hombre sea feliz y, por tanto, plantea con toda claridad, que no somos nosotros los que disponemos, ni tampoco Dios tiene que atenerse a lo que nosotros establecemos: Dios no va a aceptar una sociedad en la que, por norma, unos dominan a otros, unos se tienen que someter para ser protegidos por otros; unos tienen que ser los dominadores y otros los dominados…
Él está viendo cómo en la cabeza está el emperador y sus representantes en Palestina y, los demás, son sus esclavos que han de estar a sus ordenas, pudiendo, incluso, matar…
Pero la misma estructura existe en las autoridades judías: está el sumo sacerdote y todos los que forman la cúpula del poder judía, que hacen lo que quieren y tienen sometido y aplastado al pueblo…
Esto no puede ser así, esto no está de acuerdo con el proyecto de Dios y tampoco hoy puede estar en consonancia, con el proyecto de Jesús, el que exista un primer mundo, un tercero y hasta un “cuarto” mundo, en el que las personas no cuentan, pues no tienen ni “papeles” y, por tanto, no son personas, pues ha venido a resultar que un papel es más importante que una persona… esto no puede ser reconocido por Dios y, cuando llegue el momento supremo –dice Jesús- que vendrán apelando a las buenas obras que hicieron en nombre de este sistema, pero Dios no reconocerá nada de eso, porque fue el gran obstáculo para su reino.
El reproche de Jesús es muy fuerte y no nos puede dejar indiferentes, pues cuando llegue el momento, cada cosa se pondrá en su sitio y “la paja será separada del trigo” y los que llevaban la batuta apropiándose su nombre, pueden escuchar el reproche: “Apartaos de mi, malditos”
En ese momento supremo, será Dios quien determine quién lo hizo bien o quién vivió equivocado, hasta el punto que perdió su vida inútilmente y se convirtió en un estorbo para que la vivieran otros. Así, pues, tendremos que aceptar eso que dice el refrán: “La risa es del último que se ríe”

martes, 3 de agosto de 2010

DOMINGO XIX DEL T.ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de la Sabiduría 18, 6‑9
Con una misma acción castigabas a los enemigos y nos honrabas, llamándonos a ti

La noche de la liberación se les anunció de antemano a nuestros padres, para que tuvieran ánimo, al conocer con certeza la promesa de que se fiaban.
Tu pueblo esperaba ya la salvación de los inocentes y la perdición de los culpables, pues con una misma acción castigabas a los enemigos y nos honrabas, llamándonos a ti.
Los hijos piadosos de un pueblo justo ofrecían sacrificios a escondidas y, de común acuerdo, se imponían esta ley sagrada: que todos los santos serían solidarios en los peligros y en los bienes; y empezaron a entonar los himnos tradicionales.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“SEGUIR LA PAUTA DE DIOS ES SIGNO DE SEGURIDAD”

Para el autor del libro de la Sabiduría, el libro del Éxodo es un acontecimiento que tiene que servir de referencia para el pueblo y hay que estar releyéndolo a cada momento, para no perder de vista la acción de Dios en el pueblo, pues éste es el signo más claro de su presencia. Es muy importante que tengan una visión clara de la historia del pueblo
Esta presencia de Dios se ha convertido en una especie de luz que ilumina a todo hombre y que le hace caminar con rectitud. Cuando el hombre se deja guiar por esta luz, al final ve que el triunfo de la justicia y la verdad se imponen, sobre todo en momentos de dificultad en que todo parece venirse abajo, lo único que mantiene la seguridad es esta presencia de Dios que es quien nos da la certeza.
El autor deja bien claro que, esta actitud de fidelidad es como el piloto automático que nos ha de sacar de la tormenta.
Quien haya tenido la experiencia de montar en una avioneta pequeña que tiene que atravesar por una zona con muchas turbulencias, es impresionante ver como ese aparatito es vapuleado por el viento, que en momentos parece desbaratarlo, pero por más que lo zarandea, el piloto le hace mantener el rumbo seguro hasta salir de la tormenta.
Dios es el “piloto automático” que no nos deja perder el rumbo y nos mantiene con rumbo recto. El invita a que todos se unan a esta seguridad que Él da.

Salmo responsorial Sal 32, 1 y 12. 18‑19. 20 y 22 (R.: l2b)

R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R.
R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.
R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R.
R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 11, 1‑2. 8‑19
Esperaba la ciudad cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios

Hermanos:
La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve.
Por su fe, son recordados los antiguos.
Por fe, obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba.
Por fe, vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas— y lo mismo Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa—, mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios.
Por fe, también Sara, cuando ya le había pasado la edad, obtuvo fuerza para fundar un linaje, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía.
Y así, de uno solo y, en este aspecto, ya extinguido, nacieron hijos numerosos como las estrellas del cielo y como la arena incontable de las playas.
Con fe murieron todos éstos, sin haber recibido lo prometido; pero viéndolo y saludándolo de lejos, confesando que eran huéspedes y peregrinos en la tierra.
Es claro que los que así hablan están buscando una patria; pues, si añoraban la patria de donde habían salido, estaban a tiempo para volver.
Pero ellos ansiaban una patria mejor, la del cielo.
Por eso Dios no tiene reparo en llamarse su Dios: porque les tenía preparada una ciudad.
Por fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac; y era su hijo único lo que ofrecía, el destinatario de la promesa, del cual le había dicho Dios: «Isaac continuará tu descendencia.»
Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder hasta para hacer resucitar muertos.
Y así, recobró a Isaac como figura del futuro.
Palabra de Dios.

O bien más breve:

Lectura de la carta a los Hebreos 11, 1‑2. 8‑12

Hermanos:
La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve.
Por su fe, son recordados los antiguos.
Por fe, obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba.
Por fe, vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas —y lo mismo Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa—, mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios.
Por fe, también Sara, cuando ya le había pasado la edad, obtuvo fuerza para fundar un linaje, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía.
Y así, de uno solo y, en este aspecto, ya extinguido, nacieron hijos numerosos como las estrellas del cielo y como la arena incontable de las playas.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“LA SEGURIDAD DE LA FIDELIDAD DE DIOS”

La carta a los Hebreos, al estilo del libro de la Sabiduría, hace una relectura de la historia de la salvación desde Abraham, pasando por los profetas y constata cómo Abraham y Sara se dejan guiar por la invitación que les hace Yahvé y se ponen en sus manos, a pesar de que todo lo tienen en contra y el camino no es fácil pero se concentran en algo que tienen seguro: Dios es fiel y no abandona; Él hace que se cumpla a plenitud la promesa que ha hecho y Él sabrá cómo lo hace.
El texto pone como foco de atención a dos personajes: Abraham y Sara: ambos creen y se fían de la palabra de Dios, que les ha prometido ser padres de un gran pueblo, a pesar de tener todas las condiciones adversas.
Ellos entienden que son instrumentos de un proyecto que no es suyo, sino de Dios y, se ponen en sus manos con una total obediencia.
La historia de este proyecto de Dios supera todos los cálculos y perspectivas de ambos, que se ven desbordados: la sensación de tristeza de su esterilidad se convierte en una riqueza inmensa de un gran pueblo que heredará la promesa.
El mismo sacrificio de Isaac se convierte en imagen del sacrificio de Cristo que hará posible el nacimiento del nuevo pueblo como prolongación del antiguo.

Aleluya Mt. 24, 42a y 44
Estad en vela y preparados, porque a la hora que menos pensáis viene el Hijo del hombre.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 32‑48
Estad preparados

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.
Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la poli11a. Porque donde está vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón.
Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.
Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.
Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
Pedro le preguntó:
—«Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió:
—«¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas?
Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles.
El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió más se le exigirá.»
Palabra del Señor.

O bien más breve.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 35‑40

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.
Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.
Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“VIVIR EN LA TENSIÓN DEL REINO”

S. Lucas vuelve a centrar y apuntalar lo que realmente tiene valor y nos va a mantener en la dirección de Dios, invitando a mantenernos en la seguridad y en la certeza (con el piloto automático encendido) de Dios, que es fiel y seguro; Él es el objetivo supremo, todo lo que no esté orientado a Él es perder el norte de la vida, el sentido de la existencia.
Pero Jesús tiene bien claro que el mundo no camina en esa dirección, al contrario, tiene infinidad de presiones que empujan por todos lados para desviar el camino, infinidad de objetivos que se presentan como fines absolutos y se proponen desplazar a Dios haciendo que nuestro corazón se quede enganchado en ellos.
El tema es de una actualidad impresionante: La persona actual ha llegado a creer que el desarrollo tecnológico tiene unas posibilidades ilimitadas y, por tanto, Dios no tiene sentido, sin embargo se da cuenta que el sistema que el hombre ha montado prescindiendo de Dios y de todo sentido de trascendencia, cada vez lo hace más desdichado, incluso cuando llegan momentos de crisis, como el que vivimos, se da cuenta que no tiene sentido lo que está haciendo y lo deja desconcertado, pues ve que la dirección que ha cogido y lo que está haciendo no le lleva a ningún sitio y, mucho menos, a ser feliz, con lo que el pueblo mismo sencillo empieza a darse cuenta que esto es un camino ciego que conduce a la desesperación y al absurdo y estamos llegando al momento en que la gente ya no sabe en qué confiar ni en qué poner su corazón, viviendo a la deriva como quien se ve envuelto en una locura sin sentido que no sabe a dónde va a parar todo esto. En una situación así, es imposible hacer un proyecto de futuro, todo está en el aire y la mayoría se dedican a vivir el momento como algo irrepetible, pero siempre termina con el vacío: el corazón no se puede poner en cosas que no tienen consistencia, que son fugaces y sin futuro. Aunque el hombre diga otra cosa, su existencia exige la trascendencia y esto no se encuentra en ningún sitio sino en el Ser invisible, incontrolable, inabarcable, pero que nos envuelve y nos llena de sentido
Contra todas las presiones que se imponen queriendo afirmar que aceptar a Dios es un signo de limitación del hombre, el cristiano mantiene una tensión constante por el reino: hemos de vigilar, de no bajar la guardia, porque inmediatamente que lo hacemos,, el espacio que dejamos es ocupado por el mundo.
El “Tener encendidas las lámparas y ceñida la cintura”, significa mantenerse en la amistad y en la cercanía de Dios, esto hará que en cualquier momento estaremos dispuestos a rendir cuentas y a responder a la llamada de Dios. Significa no acomodarse en posiciones que están fuera de onda, distrayéndose en asuntos que nos alejan y nos hacen perder el tiempo.

miércoles, 28 de julio de 2010

DOMINGO XVIII DEL T. ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiastés 1, 2; 2, 21‑23
¿Qué saca el hombre de todos los trabajos?

¡Vanidad de vanidades, -dice Qohelet-; vanidad de vanidades, todo es vanidad! Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto, y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado.
También esto es vanidad y grave desgracia.
Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?
De día su tarea es sufrir y penar, de noche no descansa su mente.
También esto es vanidad.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“VANIDAD IGUAL A FRACASO”
Es curioso que el sabio “Qohelet comienza el libro con la palabra “hevel” (vanidad), en los versículos de estos dos primeros capítulos la repite 7 veces. Y es que el triunfo o el fracaso de una persona está en tener la vida llena o vacía.
Una cosa “vana” es algo lleno de viento, es decir: vacío, inconsistente, hueco. Y puede ocurrir que en la vida andemos buscando cosas huecas, vacías, inconsistentes… vanas
Para el sabio es inconsistente todo aquello que se tiene que dejar, todo aquello que te llena de tristeza, pues te lo tienes que dejar porque no te sirve para nada, pues no tiene consistencia: “Hay quien trabaja con sabiduría y acierto” es decir: poniendo todo lo mejor que tiene y, después, tiene que dejarlo todo a quien no lo ha trabajado” y para ello empleó su vida entera dejando de ser feliz y de compartir la felicidad con otros: “ todos sus días son sufrimiento, disgusto y fatigas y ni de noche descansa” pues tiene que pagar la letra del coche, del piso,, del chalet, de… sacrificando la vida de la familia, de los hijos, de los amigos, de uno mismo, para conseguir dinero que se ha de llevar un banco, y que en el momento en que dejas de reunir el dinero que te han estipulado, te lo roban todo y te dejan en la calle, o te mandan a la cárcel con todas las leyes a su favor.
Después, cuando ya no sirves para conseguir más dinero, te mueres, y has pasado por la vida amargado. Eso es “Vanidad= vaciedad, inconsistencia.


Salmo responsorial Sal 89, 3‑4. 5‑6. 12‑13. 14 y 17 (R.: 1)

R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Tú reduces el hombre a polvo, diciendo:
«Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuando?
Ten compasión de tus siervos. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1‑5. 9‑11
Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo

Hermanos:
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.
En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.
No sigáis engañándoos unos a otros.
Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo.
En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“LA CODICIA ES IDOLATRIA”
Continuando la lectura de la carta de S. Pablo a los Colosenses en la que S. Pablo hace una especie de corte radical: se ha destruido una historia oscura y se ha roto la continuación del “libro” antiguo que se venía escribiendo para abrir otro libro completamente nuevo; se trata, pues, de seguir escribiendo esas páginas nuevas y no volver a recoger las que se habían arrancado del libro viejo para seguir haciendo lo mismo y viviendo bajo los mismos esquemas: “fornicación, impureza, liviandad, malos deseos, codicia…pues todo eso es idolatría”.
Vivir bajo esos impulsos, es vivir engañados, aunque lo revistamos de piedad y de virtud. Por tanto, algo que debemos desterrar de nuestras vidas es el mentirnos, el hacer distinciones, el catalogar a la gente… si Dios nos ha hecho sus hijos y nos ha aceptado, ¿qué sentido tiene que nosotros nos sigamos sintiendo extraños los unos con los otros? “Cristo está todo en todos”.
La otra gran equivocación de la que nos debemos liberar es de la codicia, pues ésta es como el sentimiento religioso que mueve el culto al dios “Mamón” que lleva a adorar al dinero y la riqueza como la máxima aspiración de la vida y cuya búsqueda y consecución se convierte en la meta y único sentido de la existencia.


Aleluya Mt 5, 3
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 13‑21
Lo que has acumulado, ¿de quién será?

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:
—«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.» Él le contestó:
—«Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?» Y dijo a la gente:
—«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.»
Y les propuso una parábola:
—«Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: “¿Que haré? No tengo donde almacenar la cosecha."
Y se dijo:
"Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida."
Pero Dios le dijo:
"Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?"
Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.»
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

“LA “MALA HIERBA” DE LA AVARICIA”

Cuando Jesús habla del reino de los cielos, lo compara al sembrador que echa la semilla y una cae en un terreno lleno de zarzas y malas hierbas que ahogan la semilla y no la dejan que crezca…
Conocemos las personas que hemos tenido contacto con el campo cómo hay ciertas hierbas que nacen y ahogan por completo la semilla, es más, como se les deje crecer, llenan el terreno e impiden que crezca cualquier otra cosa; esa “mala hierba” es la AVARICIA que seca el corazón, lo mina todo, y esteriliza la vida para todo lo que no sea el dinero y la riqueza; incluso, vemos cómo esteriliza el corazón hasta el punto que estando en el lecho de muerte, la única preocupación es lo que se deja, quién se lo va a llevar y hasta el último momento, increíblemente, es cuando más amarrado se siente al dinero.
Recuerdo una escena que me impresionó: fui a dar la unción a una mujer agonizando y estaba acostada sobre billetes de 20 $ y de 50 $ para que ni sus hijos ni nadie se los quitara. Lógicamente, todos los de la familia estaban deseosos que se muriera y ninguno dejaba que los otros se encontraran a solas con la anciana. Mientras estuve confesándola se taparon los oídos pero no quisieron salir de la habitación, me estuvieron vigilando todos los movimientos que hice, no se me fuera a ocurrir coger alguno de aquellos malditos billetes.
Pero esto que resulta cómico, lo estamos viendo a otros niveles, pues todos sentimos el mismo deseo de “tener”, que es lo que guía la conducta de la gran mayoría de la gente, sea de la ideología o de la condición social que sea.
El sistema capitalista que tenemos montado no hace sino dirigir y desarrollar esta tendencia que tenemos innata en nuestro corazón, pero no podemos pensar que otros sistemas, que no se llaman capitalistas, hacen otra cosa distinta ¡ni mucho menos! Al final, todos hacen lo mismo, cada uno desde su punto de vista y desde su ángulo de posición.
Queramos o no, el hombre actual de occidente se ha hecho materialista y ha desplazado a Dios, sustituyéndolo por el dinero, a lo que profesa un amor incondicional. El gran vacío existencial que produce el egoísmo y la insolidaridad de la avaricia, se pretende llenar con cosas, con lo que al final sigue estando vigente la sentencia de Jesús: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?"

martes, 20 de julio de 2010

DOMINGO XVII DEL T. ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 18, 20‑32
No se enfade mi Señor, si sigo hablando

En aquellos días, el Señor dijo:
—«La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte, y su pecado es grave; voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación; y si no, lo sabré.»
Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abrahán.
Entonces Abrahán se acercó y dijo a Dios:
—«¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti hacer tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?»
El Señor contestó:
—«Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos.»
Abrahán respondió:
—«Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?»
Respondió el Señor:
—«No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco.»
Abrahán insistió:
— «Quizá no se encuentren más que cuarenta.»
Le respondió:
—«En atención a los cuarenta, no lo haré.»
Abrahán siguió:
—«Que no se enfade mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?»
É1 respondió:
—«No lo haré, si encuentro allí treinta.»
Insistió Abrahán:
—«Me he atrevido a hablar a mi Señor. ¿Y si se encuentran sólo veinte?»
Respondió el Señor:
—«En atención a los veinte, no la destruiré.»
Abrahán continuó:
—«Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran diez?»
Contestó el Señor:
—«En atención a los diez, no la destruiré.»
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“EL ROSTRO MISERICORDIOSO DE DIOS”

La escena que nos muestra el pasaje del Génesis está en conexión directa con la que nos presentaba el domingo anterior: el ejemplo de acogida de Abraham: él descubre en aquellos hombres la presencia de Dios y los trata como si a Dios mismo acogiera en su casa, hasta el punto que los huéspedes lo consideran amigo y le revelan proyectos de de Dios: Sara va a dar a luz un hijo; las aberraciones de Sodoma y Gomorra claman al cielo y Dios va a hacer justicia contra los degradados y corrompidos….
Abrahán, ante la noticia, no es que justifique el mal, sino que se compadece de toda la gente buena que habrá en estas ciudades y tendrá que pagar lo que no ha hecho a pesar de estar sufriendo la degradación que han impuesto los perversos y, encima van a tener que perecer por culpa de ellos.
A Abraham le duele esto y suplica a Dios que mire a los inocentes, a los que están sufriendo; él sabe que Dios no es sordo ni ciego a la realidad del dolor de los pobres e indefensos y, entonces, se convierte en el intercesor de todos ellos.
Hubiera sido también correcto que apoyara el castigo de los culpables, pero su corazón se inclina más bien a la misericordia antes que a la justicia, pues a Dios lo siente más padre que juez y, efectivamente, así es: Dios está dispuesto a sopesar, a dialogar y, por fin, a perdonar, mientras haya un solo inocente que no se haya manchado en la corrupción.
El pasaje es entrañable, y la imagen que nos deja de Dios es algo que llega a lo más hondo del alma. Es la imagen que nos revela también Jesús: Dios Padre, lleno de misericordia, que sale cada día a mirar en el horizonte a ver si vuelve el hijo que lo despreció, o el buen pastor que busca la oveja que se le ha ido y no puede soportar el pensar que esté pasándolo mal o en peligro.
Esta es la imagen que debería reflejar la iglesia y cada uno de los creyentes en Jesús, frente a la que todo el mundo tiene: la inquisición, las cruzadas, el Vaticano, el oro, los títulos…


Salmo responsorial Sal 137, 1‑2a. 2bc‑3. 6‑7ab. 7c‑8 (R.: 3a)
R. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R
R. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.
Daré gracias a tu nombre,
por tu misericordia y tu lealtad.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R.
R. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.
El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo. R.
R. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.
Y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R.
R. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 2, 12‑14
Os dio vida en Cristo, perdonándoos todos los pecados

Hermanos:
Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos.
Estabais muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio vida en él, perdonándoos todos los pecados.
Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“MISERICORDIA POR ENCIMA DE TODO”
Para S. Pablo, hay un antes y un después en su vida: el momento en que todo cambió de una forma radical: algo así como si fuéramos escribiendo un libro con las páginas numeradas y de repente se hace un corte y se arrancan todas las páginas que restan en el libro y se comienza un libro nuevo.
Ese momento, para Pablo, es el bautismo, ahí se abre un libro completamente nuevo y se cierra para siempre lo que se venía escribiendo, se quemó, se borró, se sepultó.: “Estabais muertos a causa de vuestros delitos… pero Dios os ha hecho revivir… ha destruido el pliego de acusaciones que había contra vosotros…”
De nuevo la misericordia de Dios se establece por encima de la justicia. Dios ha pagado un precio elevado por nosotros, le hemos costado la sangre de su Hijo; la resurrección es la prueba de nuestra nueva situación de hombres rescatados, libres, con la dignidad recuperada, y el bautismo es nuestro sí a este rescate que Dios nos ha hecho.
No obstante, nuestra libertad, ahora, mientras vivimos, hemos de ejercitarla aceptando o despreciando lo que Dios ha hecho con nosotros y viviendo en coherencia con lo que hemos optado, aceptando las consecuencias que se derivan de nuestra opción.
De todas formas, independientemente de lo que hayamos optado, el proyecto de Dios es irreversible: lo que yo haga o deje de hacer, no va a cambiar ni un milímetro la postura de Dios: su voluntad y su proyecto es la salvación, aunque el mío sea mi propia destrucción y ahí Dios, sí es plenamente justo: va a hacer lo que yo determine, respetando mi decisión; mi actitud de cambio, de conversión será la que active el resorte de la misericordia, pues Dios está dispuesto en todo momento a “romper” la página, si es que yo decido a volverme a Él.



Aleluya Rm 8, 15bc
Habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!, Padre.»

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 1‑13
Pedid y se os dará

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
—«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.»
Él les dijo:
—«Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."»
Y les dijo:
—«Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle:
"Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle."
Y, desde dentro, el otro le responde:
"No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos."
Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por lo inoportuno, se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“ORAR, CONDICIÓN NECESARIA”

Jesús vuelve a incidir en un tema que considera fundamental y que los apóstoles han de tener muy claro: la oración; ellos lo han visto que constantemente entra en relación con el Padre.
El vivir en constante un ión con Dios Padre es algo tan fundamental que han de vivir en esa tensión por encima de cualquier cosa que se presente.
Ellos, llevados por la curiosidad y por la experiencia que tienen de verlo que a cada momento se pone en contacto con el Padre y no hace nada si no es en su presencia, le piden que los introduzca en eso que Él hace: ORAR y Jesús les abre a algo que es clave: Dios es Padre y los invita a que lo traten como “Abba”, pero para esto han de sentirlo así; Dios no se deja superar en nada: ante el corazón abierto y sincero del hijo, a quien quiere desde lo profundo a su padre, Dios no se resiste a esto ni se anda con medidas, se da en plenitud y se complace dando lo que el hijo le pide, que en un momento puede que no es lo que le convenga, y le da todo lo mejor que necesita, y no lo va a dejar en la estacada.
Sabiendo que Dios está abierto y dispuesto a dar a sus hijos lo que necesitan, el evangelista quiere dejar claro a la comunidad la actitud constante en la que ha de estar: en una actitud de búsqueda, y para ello hay que pedir, llamar… y ¿qué pedir, a dónde llamar, qué hay que buscar…? Eso no importa tanto, eso ya lo sabe bien Dios, lo que hace falta es que no falte nunca ese Espíritu que es el que nos mantiene con vida, porque el momento que esto falta, el momento en que nos sentimos seguros e instalados dejaremos de pedir, de buscar, de llamar y nos llenaremos de miedo a perder las situación que habíamos conseguido.
Jesús les recalca la lección: El Padre no va a dejar de escucharlos, pero eso sí, siempre que se den las condiciones: que por nuestra parte exista el cariño y la confianza del hijo. Jesús termina diciendo: Si vosotros que sois malos, sois capaces de ceder hasta por la inoportunidad y la impertinencia, cuánto más vuestro Padre dará el Espíritu Santo a quien se lo pida!
La pregunta que siempre nos hacemos queda en pie: ¿Y por qué no me escucha Dios a mi? Habría que responderla con esta otra: ¿Y hasta qué punto yo siento a Dios como mi Padre y confío en Él con la seguridad de que él no me va a dar jamás algo que no me convenga?

miércoles, 14 de julio de 2010

DOMINGO XVI DEL T. ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 18, 1‑10a
Señor, no pases de largo junto a tu siervo

En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor. Alzó la vista y vio a tres hombres en pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo:
—«Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro siervo.»
Contestaron:
—«Bien, haz lo que dices.»
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo:
—«Aprisa, tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza.»
Él corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron.
Después le dijeron:
—«¿Dónde está Sara, tu mujer?»
Contestó:
—«Aquí, en la tienda.»
Añadió uno:
—«Cuando vuelva a ti, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo.»
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“EL VALOR DE LA ACOGIDA”

La lección que nos deja hoy la palabra de Dios es magistral para un mundo en el que el individualismo se ha establecido como “religión” y las devociones y prácticas religiosas consisten en blindar puertas y en cercarlo todo, de forma que ya no puedes salir al campo ni te puedes fiar de nadie, pues incluso, cuando llamas a una puerta el vecino a quien vas a visitar en el décimo piso ya sabe quien eres y te puede negar la entrada sin que haya mediado palabra…
En ese ambiente irrumpe hoy la figura de Abraham, mientras sestea a la sombra de su tienda , a la hora de más calor, y ve que se acercan tres hombres; da un salto, se va corriendo hacia ellos, no espera que le pidan auxilio, es él quien se adelanta: se postra ante ellos y les pide que acepten su hospitalidad. Abraham considera un favor que le hacen aceptando su casa y su ayuda; les brinda todo lo que tiene y se muestra generoso con ellos, sintiéndose feliz de poder servirles.
Abraham considera que el forastero, el necesitado, tiene derecho a ser hospedado y socorrido y se muestra completamente a su disposición, sin reparar en esfuerzo y en todo lo que necesiten, para ello implica a toda su familia: a Sara, a los criados…y él mismo permanece de pie mientras comen, para servirles lo que necesiten.
Cuando contemplamos esta actitud y la comparamos con todo lo que nosotros mantenemos hoy: nos encerramos y no queremos ver a nadie, nos molesta que vengan a rompernos el ritmo de nuestra vida, pasamos largas temporadas sin visitarnos… y la cosa se hace más grave todavía cuando vemos las costumbres nuevas que se van introduciendo en nuestra sociedad: ves que la gente se levanta de la mesa antes de terminar de comer y se deja al invitado, y el otro se encierra en su cuarto y se pierde en su ordenador o en su videoconsola y el invitado se queda sin saber qué hacer.
En cambio, todos recordamos a nuestra madre, o a nuestra abuela, como algo grande y entrañable, cuando íbamos a la casa y ponía todo el cariño para recibir a la familia, a la que reunía cada domingo para comer el arroz llegando a convertirse esto en una especie de rito sagrado.

Salmo responsorial Sal 14, 2‑3ab. 3cd‑4ab. 5 (R.: 1a)

R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R.
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R.
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 24‑28
El misterio escondido desde siglos, revelado ahora a los santos

Hermanos:
Ahora me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a sus santos.
A éstos ha querido Dios dar a conocer la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida en Cristo.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“SERVIDORES DE LA SALVACIÓN”
S. Pablo se siente acogido en la iglesia, ha sido el mismo Cristo quien lo ha incorporado y lo ha hecho parte de su familia; él no puede negarse a seguir haciendo lo mismo que han hecho con él: ser parte de este cuerpo es ser servidor, acogedor de todos aquellos que llegan y viven en él. Si él ha sido acogido, nadie puede ser retirado y cada uno tenemos la obligación de hacer lo mismo que han hecho con nosotros.
Pablo entiende que el plan que Dios ha mantenido en secreto durante siglos ha sido éste: el pueblo que ha permanecido cerrado, la salvación estaba reducida a unos pocos, era algo exclusivo de Israel y ahora se ha abierto para todos y todo el que entra en la iglesia se convierte en servidor de esta salvación que Cristo presenta en la iglesia; esta salvación no puede permanecer escondida, ha de ser llevada al mundo, servida al estilo de Abraham.
S. Pablo pone lo mejor que tiene en este servicio pues entiende que la salvación, la alegría, la esperanza deben llegara a todos los hombres, es un derecho que Cristo ha concedido a todos y la iglesia tiene la obligación de servirlo sin distinción de lenguas, credos, culturas, países….
¡Cómo es necesario que los cristianos entendamos esto y nos lo repitamos a diario, para que nos convirtamos en servidores de la salvación y de la alegría antes que en obstáculos de ella!

Aleluya cf. Lc 8, 15
Dichosos los que con un corazón noble y generoso guardan la palabra de Dios y dan fruto perseverando.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 38-42
Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte mejor

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
—«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.»
Pero el Señor le contestó:
—«Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; solo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“EL PROBLEMA DE LAS LEYES”

Cuando leemos este pasaje tenemos el peligro de desviar la atención y minusvalorar algunos aspectos dejándonos llevar, incluso, por la respuesta de Jesús, pero en verdad Jesús no desprecia nada, no reprocha nada ni minusvalora nada de lo que Marta está haciendo, sino que le da a cada cosa su importancia.
Pienso que el pasaje no trata de dejar una representación de las dos posturas típicas de la vida: el activismo y la contemplación, sino que son las dos partes de una misma realidad que se complementan; en Abraham se contemplan unidas, en cambio aquí, es Marta la que lo recibe, le abre la casa y realiza lo que está establecido en las normas sociales del tiempo: Marta prepara la comida, realiza todos los quehaceres de una mujer en el hogar, tal como manda la norma de educación para ofrecer todo lo mejor que tiene la familia, de forma que Jesús pueda sentirse como un miembro más de ella.
María es la que lo acoge haciéndole que se sienta a gusto, tenido en cuanta, escuchado, pero esto que está haciendo no es propio del ambiente: no está bien visto el que una mujer se siente a los pies de un maestro a escucharlo como lo hace un discípulo, esto es algo reservado a varones y es posible que Marta se sintiese molesta al ver que tanto Jesús como María estaban rompiendo las normas establecidas y es posible también que fuera en este sentido la lección que Jesús quiere que Marta aprenda: que frente a la palabra de Dios y a su atención a los hombres, en Dios no hay diferencia y nadie ni nada puede privar a una mujer de amar a Dios y escucharlo y expresarse sin limitaciones, de la misma forma que lo hace un hombre.
Pienso que es la lección que todavía le quepa por asumir a la iglesia en general en la que persisten todavía aspectos que solo son entendidos en relación a los varones mientras quedan vetados para la mujer que se la sigue poniendo en relación a Marta y considerando que es ese su papel dentro de la iglesia, cuando Jesús abiertamente dijo lo contrario.
A María le ha tocado, ciertamente, la parte más agradable, que es la de estar a su lado escuchándolo, compartiendo su sonrisa, sus sentimientos… pero la otra parte, la de Marta, también es necesaria, pues de no haberlo hecho así, Jesús hubiera tenido que irse a comer a otro sitio o se hubiera tenido que ir a la cocina y tomarse una cerveza mientras Marta cocinaba y hablaba, como solemos hacer con frecuencia, cuando visitamos una casa en donde tenemos confianza y se nos trata como un miembro de la familia.
Lo importante es que Betania se convirtió para Jesús en referente de familia acogedora, donde Él se encontró con sus amigos que eran su verdadera familia. El evangelio dice expresamente que Jesús amaba a Lázaro, a Marta y a María.