martes, 29 de septiembre de 2009

DOMINGO XXVII DEL T.ORDINARIO -B-



PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 2, 18‑24
Y serán los dos una sola carne

El Señor Dios se dijo:
-“No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude.”
Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera.
Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase.
Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne.
Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre.
El hombre dijo:
-“¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!
Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre.
Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.”
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“HECHO A SU IMAGEN Y SEMEJANZA”
El relato del Génesis pone de relieve dos grandes características con las que Dios adornó al ser humano: 1ª Lo hizo dueño y señor de la creación; 2ª lo hizo un ser social-comunitario:
Cuando una persona pone nombre a una cosa es porque es suya: Dios entregó toda la creación al hombre para que le pusiera nombre a todo lo que había, declarándolo de esa forma, dueño y señor de todo lo creado; Dios pone el mundo en manos del ser que ha creado a su imagen, por tanto, capaz de establecer la paz, la justicia, la verdad, la felicidad, el progreso… bajo la luz del BIEN. Se trataría después de que el hombre realizara toda esa capacidad que le había dado Dios a semejanza de su creador en todos los niveles.
Esa “imagen” que Dios pone en el hombre es la PERSONA: libre, inteligente, con voluntad y capacidad de dominio de si mismo y de lo que le rodea, con capacidad de amar y necesidad de hacerlo y ser amado, de forma que su naturaleza es amar y por eso es “social” (Varón-Mujer).
El varón necesita un TÜ para relacionarse y ése “Tú” es la MUJER y lo mismo al contrario, de tal forma que, ambos son la misma carne de la misma realidad y forman una unidad, sin perder su individualidad. Ambos se necesitan y a ambos se les ha encomendado el señorío del universo. A ambos se les ha asignado la misma misión: ser co-creadores con Dios, transmisores de la vida y constructores del bien.
Todo el problema surge el momento en que la persona echa mano de su libertad para actuar y ya no lo hace a “semejanza” de su creador, sino enfrentándose, incluso, a Él y entonces cambia el fin de todas las cosas y destruye, de esa manera, toda la creación que Dios le había regalado.
Todo esto que confesamos como principio de nuestra dignidad y grandeza de PERSONAS, hoy estamos viendo cómo se quiere borrar y demostrar que es algo pasado de moda, algo obsoleto y represivo, pero con el agravante de que no se presenta alternativa que pueda superar y dar un sentido mejor a la existencia y se quiere demostrar que el ser humano es más libre y se realiza mejor quedándose a merced de la fuerza ciega de los instintos, despreciando lo que nos hace diferentes a todos los animales. No se trata de entablar una discusión dialéctica, La palabra de dios nos invita a que abramos los ojos y constatemos resultados: ¿Es el hombre más libre, más feliz, más realizado como persona… y el mundo es más humano, solidario y fraterno? Los frutos son los que dicen la calidad del árbol.


Salmo responsorial Sal 127, 1‑2. 3. 4‑5. 6
R/. Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R/.
R/. Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.
Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R/.
R/. Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.
Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R/.
Que veas a los hijos de tus hijos. (Paz a Israel! R/.
R/. Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 2, 9‑11
EL santificador y los santificados proceden todos del mismo

Hermanos:
Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte.
Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos.
Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al guía de su salvación.
EL santificador y los santificados proceden todos del mismo.
Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“EL MISTERIO DEL AMOR DE DIOS”
El texto de hebreos presenta la persona de Jesús y su misión como la realización plena del plan de Dios para el hombre, un plan que resulta incomprensible y escandaloso: Jesús ha sido rebajado a condiciones inferiores, incluso a los ángeles, y se ha entregado su vida como rescate de los hombres.
Esta decisión de Dios es algo que se escapa y rompe todos nuestros esquemas, pues no tenía obligación ninguna de hacerlo, no habíamos hecho nada que lo mereciera, simplemente se trata de una voluntad divina de no dejar abandonado y perdido al hombre.
Y Jesús se ha rebajado a la condición humana y se ha convertido en la expresión y en la manifestación más espectacular del amor de Dios, que no ha podido rebajarse más para elevar al máximo al ser querido, en este caso al hombre, esto es inimaginable, la acción de amor más impresionante que alguien pueda soñar; por eso, Cristo se ha convertido en el salvador único del hombre, en el camino único de retorno al Padre.
Esto no lo podrán hacer ni los ángeles ni nadie más, esta prerrogativa solo le pertenece a Cristo, porque nadie ha hecho algo igual.
Por esta misión tan especial que le ha sido confiada y por su obediencia plena a la voluntad del Padre, Jesús se ha convertido en el único sacerdote mediador, Él comparte la naturaleza de los hombres, que en Él ha sido elevada y, por tanto, ha sido salvada.
Al pensar en el misterio de Cristo y en el plan divino de salvación, uno queda estupefacto ante tanta grandeza de un amor sin límites, que da la sensación de ser un capricho de Dios, o una cabezonería en la que se lo juega todo: ¿Por qué hace Dios todo esto con el hombre? ¿Qué motivación tiene para ello? ¡¡Ninguna!! Dios actúa “¡Porque sí!”, Y esta es la única motivación del AMOR: la GRATUIDAD.
Al unir a Cristo a la naturaleza humana, está poniendo al hombre a la altura de Dios, por encima de los ángeles, pero para poder hacer esto, Dios se ha rebajado por debajo de ellos, sin embargo, también resulta incomprensible ver cómo el hombre es capaz de rebajarse tanto que llega a renunciar y despreciar el don tan grande que ha recibido y se coloca, no ya debajo de los ángeles, sino de los animales. ¿Será también este el misterio del ser humano?



Aleluya 1 Jn 4, 12
Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros,
y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 2‑16
Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre

En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba:
-“¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?”
Él les replicó:
-“¿Qué os ha mandado Moisés?”
Contestaron:
-“Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.”
Jesús les dijo:
-“Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne". De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.”
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo:
-“Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.”
Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:
"Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él."
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor.

O bien más breve:

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 2‑12
En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba:
- “¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?”
É1 les replicó:
-“¿Qué os ha mandado Moisés?”
Contestaron:
-“Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.”
Jesús les dijo:
-“Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios “los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.”
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo:
-"Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.”
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

“LOS HIZO HOMBRE-MUJER”
En el pasaje de hoy nos encontramos a Jesús enfrentado a los fariseos que buscan cualquier resquicio para acusarlo de violador de la ley; en este momento le atacan con un problema que está sobre la mesa: el divorcio (es el tema estrella también hoy contra la iglesia) y Jesús les pone una vez más contra las cuerdas: ¿Qué es más importante la ley de Moisés (ley humana) o la ley natural (la establecida por Dios)?
Jesús les hace ver que Él no está contra la ley de Moisés, aunque éste haya condescendido en su interpretación de lo que Dios establece y es inmutable, no porque esté de acuerdo, sino “por la dureza de sus corazones”, pero esa interpretación de Moisés no ha roto en absoluto la ley que Dios ha establecido desde el principio. “El hombre y la mujer están llamados a ser una unidad inseparable que afecta a todo su ser personal”.
Querer ignorar esto, porque haya una ley posterior que permita lo contrario, porque haya habido que responder a situaciones conflictivas, no quiere decir que se anula lo primero ni se puede pasar por encima desconociéndolo, porque hacerlo es atentar contra la integridad del ser humano y de su estructura.
El pasaje nos presenta también el momento en que los apóstoles vuelven a la carga insistiendo en lo que le han planteado los fariseos, pues se ve que no acababan de ver muy clara la postura de Jesús y pretenden que rebaje el listón dejando algún resquicio para poder justificar todo lo que se viene haciendo, pero Jesús no solo no lo rebaja, sino que lo refuerza abogando, además, por la absoluta igualdad entre el hombre y la mujer, esto no es solo cosa del hombre, como ellos vienen haciendo, de acuerdo a las leyes judías y acentúa lo que ya está establecido en Dt. 24,1 :” No cometerás adulterio”, es decir: el respeto absoluto al compromiso matrimonial, que es la expresión máxima de la ley natural establecida por Dios: “Ambos serán una sola carne”, y esta realidad, Cristo le confiere la dignidad de ser expresión de la realidad de Dios. Lo demás, lo que se está dando como fruto de “nuestra dureza de corazón” de nuestra cabezonería o de… lo que sea, no se puede pretender que Dios lo acepte como signo de su propia realidad. Esto no quiere decir que aquel que sufra las consecuencias de este daño quede excluido del amor de Dios ni de nada, simplemente sufre el daño que nos causamos con nuestra torpeza y encontrará a Dios, a la iglesia como su familia siempre dispuesta a echarle una mano, pero no para dar el beneplácito a lo que supone un dolor para sus hijos
Efectivamente, la actitud de Jesús choca frontalmente no solo con la practica judía, sino con la que en la actualidad se quiere establecer como “normal”, de la misma manera que se llegó en Israel cuando Moisés: por la dureza del corazón tuvo que “ceder”; pero Jesús deja bien claro que el culpable de la ruptura y del daño tendrá que responder delante de Dios, aunque la ley lo ampare, de todos los daños, no solo de la pareja inocente, sino de los mismos hijos que, al final, como los seres más indefensos, son los que pagan todos los platos rotos y Dios no cambias su postura: siempre lo encontraremos al lado de los más débiles e indefensos.

martes, 22 de septiembre de 2009

DOMINGO XXVI DEL T.ORDINARIO -B-


PIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Números 11, 25‑29
¿Estás celoso de mi? ¡Ojalá todo el pueblo fuera profeta!

En aquellos días, el Señor bajó en la nube, habló con Moisés y, apartando algo del espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta ancianos. Al posarse sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar en seguida.
Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad. Aunque estaban en la lista, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu se posó sobre ellos, y se pusieron a profetizar en el campamento.
Un muchacho corrió a contárselo a Moisés:
- “Eldad y Medad están profetizando en el campamento.”
Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino:
-“Señor mío, Moisés, prohíbeselo.”
Moisés le respondió:
-“¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!”
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“¡OJALÁ FUERAMOS TODOS PROFETAS!”

“¡Ojalá que todo el pueblo profetizara!”… Esta fue la expresión de Moisés y es el grito que hoy sentimos deseos de dar: ¡Que todo el pueblo y exponga con su vida y sus palabras la voluntad de Dios!
El pueblo de Dios ha sido elegido en la tierra justamente para eso: ser profeta de Dios, lo mismo que la iglesia, para ser una comunidad santa.
El problema del pueblo de Israel, lo mismo que en la iglesia, es cuando se pierde de vista esta dimensión y no se tiene claro su origen y su destino, entonces surgen los errores y las debilidades con tanta fuerza, que se imponen sobre cualquier otra cosa.
Un ejemplo claro nos lo trae hoy el pasaje del libro de los Números: Josué aparece con miedo a la libertad que Yahvé puede otorgar a su pueblo, de forma que sus miembros actúen con el mismo Espíritu que Moisés y, por tanto, se pierda la autoridad del líder; menos mal que Moisés no cae en la trampa y rápidamente se da cuenta que eso que Josué siente es celos y lo que quiere reprimir es exactamente lo que deberían hacer todos como pueblo libre.
Esta tentación está siempre presente: querer hacer del pueblo de Dios que es un pueblo profético y santo, una estructura humana y de poder que hasta el mismo Dios tenga que someterse y se encorsete dentro de unas leyes y unos espacios que ellas determinan y que se autoproclaman “voluntad de Dios” atribuyéndose la capacidad de asegurar la salvación, pasando a veces por encima de los derechos de la persona y de la dignidad humana.


Salmo responsorial Sal 18, 8. 10.12‑13.14 (R/.: 9a)

R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.
R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.
R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Aunque tu siervo vigila para guardarlos con cuidado,
)quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta. R/.
R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado. R/.
R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 1‑6
Vuestra riqueza está corrompida

Ahora, vosotros, los ricos, llorad y lamentaos por las desgracias que os han tocado.
Vuestra riqueza está corrompida y vuestros vestidos están apolillados. Vuestro oro y vuestra plata están herrumbrados, y esa herrumbre será un testimonio contra vosotros y devorará vuestra carne como el fuego.
¡Habéis amontonado riqueza, precisamente ahora, en el tiempo final!
El jornal defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos está clamando contra vosotros; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos.
Habéis vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. Os habéis cebado para el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al justo; él no os resiste.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“LOS TESTIGOS Y LAS PRUEBAS PARA NUESTRO JUICIO”

El texto de la carta de Santiago continua en su línea de coherencia: la diatriba del pasaje de hoy contra los ricos, contra aquellos que han puesto la riqueza como su único horizonte, su única razón de existir: la vida para ellos no ha tenido otra motivación que el dinero y para ello han robado, han atropellado a los pobres, han disminuido el jornal a los obreros, han perdido hasta el sueño pensando en el dinero… Han sido tan tontos que no se han dado cuenta que sus dinero tiene fecha de caducidad y todo el lujo, el placer, los atropellos, los gestos de insolidaridad y desprecio, todos los favoritismos y condescendencias con los ricos… se van a convertir en pruebas y documentos que testifican en su contra, pues todo ese montón de bienes que tienen acumulado, a costa del robo, del atropello y del abuso de los pobres, mientras éstos se mueren de hambre y necesidad y sin que hayan dudado en matar a quien se interponga para conseguirlos, el día del juicio, esos bienes serán la prueba que los condene.
Santiago llega a decir que vivir así es vivir engordándose, como los cerdos, para el día de la matanza; la misma gordura será la prueba de su puesta a punto para la ejecución, su propia condenación.
Los que han organizado su vida en esa dimensión llegan a lograr que el pobre y el inocente pierdan la esperanza y caigan en la impotencia de forma que llegan a creer que no vale la pena resistir, sienten que todo está perdido. Cuando el inocente o el pueblo llega a esta situación, el rico tiene concluida su faena, tendrá que ventilárselas con Dios ya que tiene destrozado al pueblo.
Santiago tiene clarísima la situación: Dios se pone siempre de parte del indefenso.
Pero en cada momento esta situación cobra diferentes ángulos y hoy nos encontramos uno que resulta interesante: es el rico que se siente de parte de los pobres pisoteados y a su robo, a su chantaje, a su atropello añade el resentimiento y odio contra los ricos a quienes identifica en la practica con el pueblo a quien explota en nombre de la justicia, pues lo considera rico; esto está siendo muy común en la clase política actual en donde el dinero llegó a cegar de tal manera, que ya perdieron todos los referentes de dignidad y, por eso, lo primero que intentan quitar de en medio es a Dios, que es el único que les estorba, pues al pueblo lo callaron y lo anularon, sin Dios tienen todo el campo libre, pues el pueblo ha renunciado a defenderse.
Pero aunque ellos hayan quitado a Dios, Yahvé no dejará de hacer justicia y se pondrá siempre al lado del débil y aplastado.
“Vuestro oro y vuestra plata están herrumbrados, y esa herrumbre será un testimonio contra vosotros y devorará vuestra carne como el fuego”.



Aleluya cf. Jn 17, 17b. a
Tu palabra, Señor, es verdad; conságranos en la verdad.


EVANGELIO


Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 38‑43. 45. 47‑48
El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
Si tu mano te hace caer, córtatela

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús:
-“Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.”
Jesús respondió:
-“No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno.
Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.”
Palabra del Señor.



REFLEXIÓN

“LA RISA ES DEL ÚLTIMO QUE RÍE”

El pasaje de Marcos nos presenta una situación paralela a la de Josué en el desierto (Nm. 11,28): Juan siente que la exclusiva del bien la tienen ellos y nadie se puede apropiar de lo que consideran sus “derechos de autor”
Jesús sale al paso para hacerle entender que está equivocado, que sobre el bien nadie tiene la exclusiva, porque el bien es una manifestación de Dios que no es manipulable por nadie.
Este es el gran problema de todas las religiones y “organizaciones”: creer que el bien está supeditado a una estructura legal y, por tanto, creer que a Dios, a Jesús se le puede amarrar a esa estructura y cada uno aboga por la suya. Jesús viene a corregir a Juan y a decirle que no está permitido levantar barreras en nombre de una pureza religiosa.
Jesús, Dios, el Bien…el AMOR, la VERDD, la JUSTICIA, la PAZ, la FRATERNIDAD… esto no es propiedad de nadie, por tanto, nadie puede pretender tener la exclusiva, ni manipular a la gente en su nombre.
La iglesia, la comunidad de los seguidores de Jesús, no tiene sentido si nos está en función de construir todo esto y vivirlo donde quiera que esté, y ser de los suyos no está tanto en la pertenencia a su estructura, cuanto en la vivencia de sus valores.
De hecho, vemos que hay personas que no se consideran miembros de la iglesia y ni siquiera creyentes, sin embargo realizan gestos preciosos y sus vidas no tienen nada que envidiar a la de un buen cristiano. Jesús atestigua que no han de quedar sin recompensa, incluso, cuando llegue el momento dirán: “¿Y cuándo te hemos visto nosotros con hambre, o desnudo, o en la cárcel… y te hemos asistido? Y el rey contestará: cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis humildes hermanos, lo hacíais conmigo”.
Es fortísima, en cambio, la advertencia que Jesús hace a aquellos que confunden a un niño o a una persona sin posibilidades y los orientan por el camino del mal induciéndolos a la caída y a la perdición; y al escucharlo, es imposible no tener presente a todos los jóvenes, a los niños y a toda la sociedad que se la orienta hacia el caos, y no pensar en los maestros, en los padres de familia, en los responsables de la educación, en los líderes religiosos y políticos, en los medios de comunicación, en la propaganda que grita la mentira, en todos aquellos que van metiendo las ideas en la mente y en el corazón… Jesús lo deja bien claro: “El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar”. Lo fastidiado de esto para todos es que, la última palabra la tiene Él y, al final será, no aquello que hayamos dicho nosotros, sino lo que Él tiene establecido.

martes, 15 de septiembre de 2009

DOMINGO XXV DEL T.ORDINARIO -B-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de la Sabiduría 2, 12. 17‑20
Lo condenaremos a muerte ignominiosa

Se dijeron los impíos:
“Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones,
nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada;
veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida.
Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos;
lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia;
lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.”
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“UN PULSO A DIOS”

El libro de la Sabiduría presenta como dos cuadros, dos concepciones de la vida: uno: la vida es un espacio y un tiempo llenos de placeres y dolores; se trata de vivirla a tope gozando lo máximo que podamos, disfrutando de los placeres de ella y esquivando todos los dolores que tiene, pues al final, esto es lo que hay y esto es lo que nos vamos a llevar, pues todo queda ahí y en esto se concluye todo, como dice el dicho popular: “muerto el burro, cebada al rabo” es decir: acabado el plazo se termina todo, no hay esperanza de nada.
La otra concepción de la vida o cuadro, es aquella que sostiene que este espacio o tiempo, son dos grandes regalos que Dios nos ha dado para llenarlos de paz, amor, alegría y felicidad, que son el comienzo o anticipo de lo que nos llegará el momento de la muerte.
Los “impíos” (los no creyentes) se burlan de esta segunda dimensión y en su ignorancia, porque no pueden demostrar que es mentira, resultan atrevidos y ponen esa realidad a prueba, pues lo que ocurre es que le temen, por eso atacan a los que creen en Dios, esperando en su ataque que Dios les responda con la misma insensatez y cinismo que ellos para creer en Él. Su forma de actuar es echando un pulso a Dios esperando que Él entre en su juego.
Estas palabras del libro de la Sabiduría tienen una resonancia especial en lo alto del calvario: allí le reclaman a Jesús: “¿No se hacía llamar Hijo de Dios?, ¡A ver si ahora viene a salvarlo!”
La respuesta al cinismo de todos los hombres de todos los tiempos se dio justamente allí: no lograron doblar a Jesús y obtienen la respuesta por parte de Dios resucitando a Jesús.
Sin embargo, el cinismo, la ignorancia y las concepciones de la vida, siguen en pie y siguen planteándose los mismos retos, probando el aguante de los hombres de fe y la paciencia de Dios.
Frente a esta realidad ha aparecido un nuevo elemento o postura que es el reconocer con la cabeza la postura del creyente y el vivir en la práctica la actitud del impío.


Salmo responsorial Sal 53, 3‑4. 5. 6 y 8

R/. El Señor sostiene mi vida.
Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras. R/.
R/. El Señor sostiene mi vida.
Porque unos insolentes se alzan contra mí,
y hombres violentos me persiguen a muerte,
sin tener presente a Dios. R/.
R/. El Señor sostiene mi vida.
Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno. R/.
R/. El Señor sostiene mi vida.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol Santiago 3, 16-4, 3
Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia

Queridos hermanos:
Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males.
La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera.
Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia.
¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra.
No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

¿A QUIÉN SERVIMOS?

Venimos viendo cómo el autor de la carta de Santiago va saliendo al paso de algunos de los peligros que acechan a la comunidad, uno de ellos es el hacer una división entre lo que decimos y lo que hacemos, el reducir la fe a una práctica de ritos vacíos o el aprendizaje de formulas muertas que no comprometen a nada.
Ahora Santiago sale al frente de otro de los peligros que tiene la comunidad: es el de los falsos maestros que se levantan dentro de ella, que se presentan con argumentos aparentemente razonables y convencen a mucha gente, sembrando con ellos la división interna, las rencillas, los chismes… Sus palabras no son testimonio de la verdad ni instrumento de unidad, sino todo lo contrario: son veneno que va matando la fraternidad.
Frente a esta situación, Santiago hace su diagnóstico y deja bien claros los principios a la comunidad: Quien solo se preocupa de si mismo y se encierra de manera egoísta en la búsqueda de sus propias gratificaciones, se comporta de tal manera que crea desorden y turbación en los demás
En cambio, “Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia.”, la tolerancia, el perdón, la reconciliación, la compasión, la imparcialidad y la sinceridad.
A este modo de vivir invita Santiago a todos los cristianos, pues vivir en la postura contraria es motivo para que el mismo Dios no los escuche ni siquiera en la oración, que queda reducida a un gesto vacío y sin sentido.
Al escuchar todo esto, entra escalofrío, pues sientes la sensación de que estas palabras no están dichas a la comunidad primitiva, sino a la iglesia del s. XXI que ha establecido una serie de escalas de valores, que en muchos momentos no se sabe a quien se responde y mucho menos a quién se sirve.



Aleluya cf. 2Ts 2, 14
Dios nos llamó por medio del Evangelio,
para que sea nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 30‑37
EL Hijo del hombre va a ser entregado. Quien quiera ser el primero, que sea el servidor de todos

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía:
-“EL Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.”
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó:
-“¿De qué discutíais por el camino?”
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
-“Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.”
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
-“El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.”
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

“EL MÁS IMPORTANTE ES EL QUE MEJOR SIRVE”
El evangelio de Marcos se esfuerza en dejar bien clara la diferencia de mentalidad que existe entre Jesús y los apóstoles, que en definitiva es la diferencia de esquemas entre los que se mueve la comunidad y lo que pide el proyecto de Jesús.
Además se esfuerza en recalcar que los apóstoles no entendían lo que Jesús venía planteando, es que estaban en otra órbita completamente distinta, por eso, cuando les pregunta de qué han venido hablando por el camino, se callan, pues saben perfectamente que la onda en la que ellos se mueven no coincide en absoluto con lo que Jesús plantea; la frecuencia en la que Jesús habla no es en la que ellos escuchan y, por eso, son como dos idiomas distintos que, aunque se dicen las mismas palabras, son distintos los significados y, por tanto, hay una comprensión completamente diferente de la realidad.
En la “frecuencia” del mundo se persigue a toda costa el éxito personal, el protagonismo individual se convierte en carta de presentación, es el curriculum que presentamos para cualquier cosa que hacemos, es lo que nos avala y, cuantos más papeles, más títulos, más cosas presentemos, más posibilidad tenemos…
Jesús sigue desconcertándonos de nuevo: ““Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.”. Y si no hubiera bastante, frente a la idea de grandeza por nuestros títulos, por nuestro abolengo, por nuestra experiencia… coge a un niño, que es lo último que existe, pues no tiene poder alguno, es completamente dependiente y lo ponen en medio de ellos diciéndoles que el que no se haga como un niño no sirve para el reino de los cielos.

martes, 8 de septiembre de 2009

DOMINGO XXIV DEL T.ORDINARIO -B-

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de Isaías 50, 5‑9ª
Ofrecí la espalda a los que me apaleaban

El Señor me abrió el oído;
yo no resistí ni me eché atrás:
ofrecí la espalda a los que me apaleaban,
las mejillas a los que mesaban mi barba;
no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.
El Señor me ayuda,
por eso no sentía los ultrajes;
por eso endurecí el rostro como pedernal,
sabiendo que no quedaría defraudado.
Tengo cerca a mi defensor,
¿quién pleiteará contra mí?
Comparezcamos juntos.
¿Quién tiene algo contra mí?
Que se me acerque.
Mirad, el Señor me ayuda,
¿quién me condenará?
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN


“CERRADOS A DIOS”

Anda por la red un cuento en el que se narra que un individuo veía cómo maltrataban a todos aquellos que se metían en política y entonces se dijo: “A mi no me interesa la política, que se las arreglen como puedan”. En otro momento vio cómo maltrataban a los inmigrantes y se dijo: “¡Bah!, yo no soy inmigrante, mejor es que no me meta en lo que no me incumbe”. Poco después vio que atacaban a la gente que se declaraba religiosa y se dijo: “Ellos verán sus cosas, a mi no me interesa la religión ni yo soy religioso”… Y esa misma actitud ira presentando con todos los que sufrían y eran atacados: él no quería saber nada de nada ni de nadie hasta que llegó el día en que lo echaron a la calle de la empresa que trabajaba y se quedó sin trabajo y sin nada y, además vio cómo le hacían injusticias y atropellos y esperaba que alguien se compadeciera y le echara una mano pero vio sorprendido cómo nadie lo tomó en cuenta para nada, todos decían lo mismo que él había venido diciendo siempre.
En el pasaje de hoy el profeta Isaías viene a presentar justamente lo contrario del cuento: se trata del hombre o del pueblo que no está dispuesto a pasar indiferente ante la injusticia, sino que, por el contrario da la cara y hace frente a la realidad de la injusticia, de la mentira, de la división y no permite ni acepta contemplar impasible el atropello de la paz, de la verdad y de la justicia y aunque el enemigo se ensañe con él no cede ni le da la batalla por perdida.
El hombre de fe tiene la certeza de que dios se pone siempre de parte de la justicia, de la verdad y de la paz y por eso, tiene la certeza de que al final, siempre saldrá victorioso, porque la verdad siempre triunfa.
El egoísmo y el individualismo son el cáncer y la sepultura de la persona y de un pueblo. La persona se centra en si y se pone ella misma como única meta y horizonte de la vida: yo, a mi, para mi, conmigo… El resultado final es la soledad más absoluta y la insolidaridad más radical.
El pueblo, el individuo o el sistema social que opta por esta forma de existencia, tiene firmada su propia sentencia de muerte y de negación de la felicidad.
Por el contrario, el pueblo, el individuo, la sociedad… que se pone en la onda de Dios, tiene asegurado el triunfo y el compromiso por parte de Dios de su permanencia que le dará toda la fuerza necesaria: “No verá decepcionada su confianza”… “El Señor le ayuda y le hace justicia”.


Salmo responsorial Sal 114, 1‑2. 3‑4. 5‑6. 8‑9

R/. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.
Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco. R/.
R/. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.
Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
“Señor, salva mi vida.” R/.
R/. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.
EL Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó R/.
R/. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.
Arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida. R/.
R/. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol Santiago 2, 14‑18
La fe, si no tiene obras, está muerta

¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar?
Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: “Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago”, y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿ de qué sirve?
Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta.
Alguno dirá: “Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe.”
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


“FE MUERTA”
Santiago continúa en la misma dimensión que venimos escuchando estos domingos atrás: La fidelidad y la coherencia al principio que ha establecido: “La palabra consistencia y credibilidad el momento que se hace obras”.
La preocupación de Santiago es fuerte debido al peligro y a la tendencia tan grande que tenemos a quedarnos en las palabras bonitas, en la simple declaración de principios.
En un momento, dentro de la comunidad pudo existir el problema en la gente que se quedaba en la simple adhesión a la palabra. En la creencia intelectual, pero se daba una ruptura con la vida, lo mismo que al contrario y Santiago sale al frente, lo mismo que en otro momento en el que ocurre lo contrario, lo hará Pablo, pues está viendo que la vida cristiana la están convirtiendo en un humanismo por cuyo esfuerzo se gana la salvación y tiene que salir al paso indicando que no son las obras las que hacen merecedores a los hombres de la salvación, sino la fe en Dios que nos la ha regalado y, como respuesta agradecida se darán las obras.
Lo que Santiago viene a hacer es a clarificar justamente lo que ha indicado ya Pablo: alguien que se ha sentido amado de tal forma que ha visto cómo han dado la vida por él y le han regalado la salvación y el perdón de todas sus culpas y pecados, no tiene más remedio que responder con una actitud agradecida con obras de amor.
De alguna manera Santiago recoge lo que es norma y principio dentro de la comunidad cristiana y que el mismo Juan recoge en su primera carta (3,18) “Hijos míos, no amemos de palabra y con la boca, sino con hechos y de verdad” y es que una fe que no se expresa con hechos, está muerta, no es fe, lo mismo que las obras son las que dicen verdaderamente la fe que tenemos.

Aleluya Gal. 6,14
Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz del Señor,
en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.


EVANGELIO


Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 27‑35
Tú eres el Mesías... El Hijo del hombre tiene que padecer mucho

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesárea de Felipe; por el camino, preguntó a sus discípulos:
-“¿Quién dice la gente que soy yo?”
Ellos le contestaron:
-“Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.”
EL les preguntó:
-“Y vosotros, ¿quién decís que soy?”
Pedro le contestó:
-“*Tú eres el Mesías.”
É1 les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y empezó a instruirlos:
-“EL Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.”
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro:
-“¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!”
Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo:
-“EL que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.”
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN


“¿QUIÉN SOY YO PARA TI?”
S. Marcos presenta a Jesús, que ha venido hablando del reino, de lo que Él es en este proyecto y lo ha venido mostrando a través de signos que han dejado en evidencia la presencia del reino y su realidad transformadora.
Pero todo esto tiene trastornados a todos, empezando por los discípulos que están viendo la fuerza que tiene su palabra, cómo atrapa a la gente que no se cansa de escucharlo, los gestos que va haciendo dejan entusiasmado a todo el mundo…
Están escuchando un mensaje que es entusiasmante, pero no conocen las consecuencias que eso lleva consigo y lo que va a costar… están viviendo poco más o menos que un sueño; pero no se pueden entusiasmar con un sueño, no pueden comprometerse con una idea ni adherirse a una ilusión.
Jesús quiere comprobar directamente en los discípulos qué es lo que ellos han entendido y qué es lo que ellos mismos están viendo que la gente percibe y constata, lo que la gente espera: la venida de un líder que los libere de la situación en la que están; esperan un nuevo Moisés, un nuevo Elías que se peleen con los romanos, con los sumos sacerdotes… y Pedro, con todo este amasijo de ideas, coge la palabra en nombre de los apóstoles y confiesa que para ellos “Él es el Mesías Salvador que ha de venir”, aunque no tienen muy claro qué tipo de salvación es la que esperan, pues de hecho, cuando Jesús les plantea el tema, Pedro increpa a Jesús y le invita a que abandone el proyecto y es el mismo Jesús quien tiene que llamarle fuertemente la atención, pues ve que está en la misma onda de los demás, piensa como todos, más no como Dios y por primera y única vez, nos encontramos a Jesús fuertemente enojado, al ver que ni los suyos han entendido lo que trae y aquí no hay posturas intermedias: no estar en la dirección de Jesús, es estar en la lógica de Satanás.
Frente a este cuadro, no nos queda más remedio que personalizar la pregunta de Jesús: “¿Quién soy yo para ti?
Esta pregunta se la han venido haciendo a través de los siglos todos los hombres y mujeres y cada uno ha intentado dar la respuesta.
Ahora somos nosotros los discípulos que andamos con Él, ahora somos nosotros los que tenemos expectativas con respecto a Él ¿Qué buscamos en Él? ¿Qué pinta Jesús en nuestra vida, a la hora de hacer nuestro proyecto o tomar decisiones en ella?
Es muy fácil responder lo que aprendimos en el catecismo, pero esa misma repuesta la puede dar un no creyente, y también la podemos dar, pero ser una respuesta vacía, si es que no es algo que afecta a mi vida, algo que exprese un compromiso con Él.
Este es el gran problema que tenemos; hemos llenado nuestra cabeza de formulas y conceptos que repetimos hasta el punto que hemos dado por válido el que alguien confiese con la boca que “es creyente no practicante” aceptando la posibilidad de la cuadratura del círculo.
Tal vez nos hemos olvidado que “creer” no consiste en “saber” un número determinado de fórmulas que vamos repitiendo, ni tampoco consiste en aceptar un “credo” donde se exponen unas verdades que no entendemos; la FE consiste en encontrarse con la persona de Jesucristo y dejarnos tocar por ella hasta el punto que se llegue a hacer parte de nuestra existencia: en Él y con Él todo encuentra sentido y todas nuestras preguntas encuentran su respuesta.
Hoy estamos viendo cómo todo ha entrado en crisis: todas las ideologías y sistemas se han venido abajo y estamos viendo que hasta las ideas más geniales “hacen agua” por todas partes. Hoy no podemos ir a nadie vendiéndole ideologías, teorías, ideas… de eso se puede encontrar todo lo que se quiera en cantidades desorbitadas. El hombre de hoy está “harto” de todo, lo único que siente es la necesidad profunda de ser amado, acogido, escuchado… Eso no te lo da una teoría, ni una idea. Eso solo es posible que te de la respuesta una PERSONA y ésta es JESÚS.
Es triste ver cómo esto se nos ha olvidado a los cristianos, por eso hemos tenido tan poca dificultad en abandonar la fe, la iglesia y todos los valores cristianos y nos estamos quedando sin nada, pues hay en el mundo otras ideas, otras doctrinas, otras corrientes mucho más atractivas y fáciles con las que es posible ser actual y sentirse bien con el ambiente. Pero la soledad sigue siendo el denominador común.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

DOMINGO XXIII DEL T.ORDINARIO -B-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 35, 4‑7ª
Los oídos del sordo se abrirán, la lengua del mudo cantará

Decid a los cobardes de corazón:
*Sed fuertes, no temáis.
Mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona, resarcirá y os salvará+
Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará.
Porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa; el páramo será un estanque, lo reseco un manantial.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“DIOS HARÁ JUSTICIA”

El profeta Isaías, desde la perspectiva de la ley del Talión, entiende que Dios ha de hacer justicia con su pueblo y ha de dar su merecido a a quienes le han hecho sufrir el aplastamiento y la opresión (ojo por ojo y diente por diente)
Dios es justo y por eso invita al pueblo a mirar al futuro con esperanza: Él no va a quedar con los brazos cruzados y a cada uno va a dar lo que se merece, por tato, los cobardes, los desanimados, los caídos, los enfermos, los que tienen toda esperanza perdida… viene a decirles que es hora de levantarse de es situación porque Dios viene con el desquite y él en persona, viene a salvarlos.
Todo lo que se le ha robado, le será restituido y la fuerza de Dios resplandecerá sobre el mal; la opresión y el desbarajuste que se ha establecido en el pueblo será restablecida con la paz, la justicia y la tranquilidad
Ciertamente es un grito de optimismo, una llamada a la esperanza que yo quisiera recoger en este día y para estos tiempos y en el mismo sentido literal que anuncia el profeta Isaías: que Dios tome venganza a los opresores y destructores de la paz y ponga cada cosa en su sitio: que los que han robado devuelvan todo lo que no es suyo y paguen el daño realizado. Que los criminales paguen y rectifiquen todo el dolor que han producido. Que los que han dividido al pueblo y han hecho que la gente llegue a odiarse, sean tenidos como personas “non gratas”, como hombres y mujeres peligrosos y repudiables y se les exija el convertirse y pedir perdón, reconociendo públicamente su error…
Pero si el profeta Isaías aparecía como un soñador, yo no soy más que un pobre iluso a quien no le queda más remedio que pedirle a Dios que ponga su mano y haga posible que SU JUSTICIA se vea en el mundo establecida para todos..



Salmo responsorial Sal 145, 7. 8‑9a. 9bc‑10

R/. Alaba, alma mía, al Señor.
Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.
R/. Alaba, alma mía, al Señor.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R/.
R/. Alaba, alma mía, al Señor.
Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.
R/. Alaba, alma mía, al Señor.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol Santiago 2, 1‑5
¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres para hacerlos herederos del reino?

Hermanos míos:
No juntéis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con el favoritismo.
Por ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va bien vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre andrajoso.
Veis al bien vestido y le decís: *Por favor, siéntate aquí, en el puesto reservado.+ Al pobre, en cambio: *Estate ahí de pie o siéntate en el suelo.+
Si hacéis eso, )no sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos?
Queridos hermanos, escuchad: )Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que lo aman?
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“FE Y PRAXIS”

Ya en la lectura que nos traía la liturgia del domingo pasado, Santiago pedía la coherencia de vida con la palabra que había generado nuestra fe; ahora continúa pidiendo esa misma coherencia entre lo que confesamos y lo que vivimos, no podemos separa, de ninguna manera fe y praxis: la fe lleva necesaria mente a la praxis y ésta adquiere sentido y se entiende desde la fe, pero separar una de la otra sería algo así como separar del agua el oxigeno y el hidrógeno, o separar de la persona el alma del cuerpo.
No obstante, eso que repugna en una “lógica espiritual” resulta que nos empeñamos en que sea posible en la práctica y, para muchos incluso, ven perfectamente comprensible el que una cosa no tenga que ver con la otra.
Santiago se opone abiertamente a esta mentalidad y no acepta que sea el dinero el canon desde donde se mide a la persona y se la mire. Eso mismo hicieron todos los profetas, sin embargo, nosotros nos empecinamos en demostrar todo lo contrario: el mismo Santiago lo denuncia en su carta al ver cómo la comunidad funciona con favoritismos en beneficio de los ricos y nosotros seguimos llamando “gente de bien” a aquellos que tienen una buena posición económica, más no a quien se deja su vida entregada en beneficio de los demás<, esos, en muchos casos, sin hasta considerados peligrosos, revolucionarios, desestabilizadores.
Ante esta situación, Santiago lanza su recriminación a la comunidad: “Escuchad, hermanos, ¿No eligió Dios a los pobres? Es decir: ¿Por qué nos empeñamos en enmendarle la plana a Jesús? Actuar así es no querer reconocer la presencia de Jesús en medio de nosotros. Practicar el favoritismo con los ricos es tener la misma mentalidad de los que ponen el dinero como su dios y por eso lo establecen como canon de valoración de la persona y por eso, el culto que practican es falso y vacío.
De nuevo la palabra de Dios vuelve otra semana a poner en cuestión toda nuestra práctica religiosa: ¿Por qué nos movemos? ¿Qué intereses tenemos? Qué coherencia existe entre lo que confesamos y lo que hacemos?
No pudo sustraerme a poner este principio que nos dejó Santiago para que ilumine nuestra práctica religiosa: desde los sacramentos hasta las romerías y las procesiones de semana santa. ¿Nos atreveremos a decir que Santiago estaba equivocado o que no sabía lo que estaba diciendo?


Aleluya Mt. , 23
Jesús proclamaba el Evangelio del reino, curando las dolencias del pueblo.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 7, 31‑37
Hace oír a los sordos y hablar a los mudos

En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.
Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo:
-“Effetá”, esto es: “Ábrete.”
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad.
É1 les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían:
-“Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.”
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“CERRADOS A LA PALABRA”
Jesús viene presentando una serie de signos que avalan sus palabras pero la gente no entiende, no va más delante de lo material y de lo práctico: cada uno busca la solución a su problema y no le interesa nada más.
Jesús quiere dar una lección de solidaridad, pero la gente entiende que han encontrado al hombre que buscaban: el que les resuelve sus problemas sin exigirles esfuerzo.
Jesús les quiere hacer ver que es el hombre con su libertad, el que genera el bien y el mal de las cosas, pero ellos entiende que la ley está para cumplir y no tener problemas, independientemente de lo que pienses o lo que vivas, de esa manera: “viendo no ven, oyendo no oyen, palpando no sienten…” han perdido la capacidad de discernir entre el bien y el mal, no son capaces de actuar en libertad si es que no hay una ley que les obligue a hacer un cosa.
El sordomudo del pasaje de hoy es el prototipo de la persona que se ha cerrado a Dios: no oye la palabra, ni el quejido, ni el dolor ni la desesperación de los demás, y tampoco le interesa lo que le ocurra a cualquiera; no es capaz de expresarla a los demás el más mínimo sentimiento de solidaridad, de fraternidad, de compasión; acepta y asume y llega a sentirse bien dentro del ritmo que hemos implantado y no quiere oir ni saber ni complicarse con nada de nadie. Él solo se rige por lo mandado.
Frente a esta situación que hoy se impone como norma la expresión de Jesús al sordo mudo tiene una resonancia especial: “¡Ábrete!”: Necesitamos todos que ese grito resuene en nuestros oídos, estamos necesitando una sanación de raíz para que podamos entender, podamos gozar, y podamos expresar con libertad la justicia y la verdad de Dios en el ambiente donde vivimos
Necesitamos que Cristo se acerque a cada uno, a cada institución y toque los oídos, la vista, la lengua, para que veamos, oigamos y podamos proclamar la VERDAD
Estamos hablando de “libertad” y de “apertura”, pero jamás hemos visto un ambiente más cerrado, más sometido, más engañado, más manipulado que el que vivimos.
Uno de los grandes daños que produce el dinero es el matar la capacidad de ver, de oír, de hablar y de proclamar la verdad, y cuando esto se da, porque hay que mantener unos intereses concretos, en los que participamos todos a distintos niveles, la consecuencia inmediata es la perdida de la libertad y nos convertimos en un sociedad de ciegos, que solo ven lo que interesa que vean; de sordos que solo oyen lo que se quiere y en mudos que llaman prudencia al miedo, respeto a la cobardía y tolerancia al atropello.