miércoles, 28 de julio de 2010

DOMINGO XVIII DEL T. ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiastés 1, 2; 2, 21‑23
¿Qué saca el hombre de todos los trabajos?

¡Vanidad de vanidades, -dice Qohelet-; vanidad de vanidades, todo es vanidad! Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto, y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado.
También esto es vanidad y grave desgracia.
Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?
De día su tarea es sufrir y penar, de noche no descansa su mente.
También esto es vanidad.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“VANIDAD IGUAL A FRACASO”
Es curioso que el sabio “Qohelet comienza el libro con la palabra “hevel” (vanidad), en los versículos de estos dos primeros capítulos la repite 7 veces. Y es que el triunfo o el fracaso de una persona está en tener la vida llena o vacía.
Una cosa “vana” es algo lleno de viento, es decir: vacío, inconsistente, hueco. Y puede ocurrir que en la vida andemos buscando cosas huecas, vacías, inconsistentes… vanas
Para el sabio es inconsistente todo aquello que se tiene que dejar, todo aquello que te llena de tristeza, pues te lo tienes que dejar porque no te sirve para nada, pues no tiene consistencia: “Hay quien trabaja con sabiduría y acierto” es decir: poniendo todo lo mejor que tiene y, después, tiene que dejarlo todo a quien no lo ha trabajado” y para ello empleó su vida entera dejando de ser feliz y de compartir la felicidad con otros: “ todos sus días son sufrimiento, disgusto y fatigas y ni de noche descansa” pues tiene que pagar la letra del coche, del piso,, del chalet, de… sacrificando la vida de la familia, de los hijos, de los amigos, de uno mismo, para conseguir dinero que se ha de llevar un banco, y que en el momento en que dejas de reunir el dinero que te han estipulado, te lo roban todo y te dejan en la calle, o te mandan a la cárcel con todas las leyes a su favor.
Después, cuando ya no sirves para conseguir más dinero, te mueres, y has pasado por la vida amargado. Eso es “Vanidad= vaciedad, inconsistencia.


Salmo responsorial Sal 89, 3‑4. 5‑6. 12‑13. 14 y 17 (R.: 1)

R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Tú reduces el hombre a polvo, diciendo:
«Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuando?
Ten compasión de tus siervos. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1‑5. 9‑11
Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo

Hermanos:
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.
En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.
No sigáis engañándoos unos a otros.
Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo.
En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“LA CODICIA ES IDOLATRIA”
Continuando la lectura de la carta de S. Pablo a los Colosenses en la que S. Pablo hace una especie de corte radical: se ha destruido una historia oscura y se ha roto la continuación del “libro” antiguo que se venía escribiendo para abrir otro libro completamente nuevo; se trata, pues, de seguir escribiendo esas páginas nuevas y no volver a recoger las que se habían arrancado del libro viejo para seguir haciendo lo mismo y viviendo bajo los mismos esquemas: “fornicación, impureza, liviandad, malos deseos, codicia…pues todo eso es idolatría”.
Vivir bajo esos impulsos, es vivir engañados, aunque lo revistamos de piedad y de virtud. Por tanto, algo que debemos desterrar de nuestras vidas es el mentirnos, el hacer distinciones, el catalogar a la gente… si Dios nos ha hecho sus hijos y nos ha aceptado, ¿qué sentido tiene que nosotros nos sigamos sintiendo extraños los unos con los otros? “Cristo está todo en todos”.
La otra gran equivocación de la que nos debemos liberar es de la codicia, pues ésta es como el sentimiento religioso que mueve el culto al dios “Mamón” que lleva a adorar al dinero y la riqueza como la máxima aspiración de la vida y cuya búsqueda y consecución se convierte en la meta y único sentido de la existencia.


Aleluya Mt 5, 3
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 13‑21
Lo que has acumulado, ¿de quién será?

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:
—«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.» Él le contestó:
—«Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?» Y dijo a la gente:
—«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.»
Y les propuso una parábola:
—«Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: “¿Que haré? No tengo donde almacenar la cosecha."
Y se dijo:
"Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida."
Pero Dios le dijo:
"Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?"
Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.»
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

“LA “MALA HIERBA” DE LA AVARICIA”

Cuando Jesús habla del reino de los cielos, lo compara al sembrador que echa la semilla y una cae en un terreno lleno de zarzas y malas hierbas que ahogan la semilla y no la dejan que crezca…
Conocemos las personas que hemos tenido contacto con el campo cómo hay ciertas hierbas que nacen y ahogan por completo la semilla, es más, como se les deje crecer, llenan el terreno e impiden que crezca cualquier otra cosa; esa “mala hierba” es la AVARICIA que seca el corazón, lo mina todo, y esteriliza la vida para todo lo que no sea el dinero y la riqueza; incluso, vemos cómo esteriliza el corazón hasta el punto que estando en el lecho de muerte, la única preocupación es lo que se deja, quién se lo va a llevar y hasta el último momento, increíblemente, es cuando más amarrado se siente al dinero.
Recuerdo una escena que me impresionó: fui a dar la unción a una mujer agonizando y estaba acostada sobre billetes de 20 $ y de 50 $ para que ni sus hijos ni nadie se los quitara. Lógicamente, todos los de la familia estaban deseosos que se muriera y ninguno dejaba que los otros se encontraran a solas con la anciana. Mientras estuve confesándola se taparon los oídos pero no quisieron salir de la habitación, me estuvieron vigilando todos los movimientos que hice, no se me fuera a ocurrir coger alguno de aquellos malditos billetes.
Pero esto que resulta cómico, lo estamos viendo a otros niveles, pues todos sentimos el mismo deseo de “tener”, que es lo que guía la conducta de la gran mayoría de la gente, sea de la ideología o de la condición social que sea.
El sistema capitalista que tenemos montado no hace sino dirigir y desarrollar esta tendencia que tenemos innata en nuestro corazón, pero no podemos pensar que otros sistemas, que no se llaman capitalistas, hacen otra cosa distinta ¡ni mucho menos! Al final, todos hacen lo mismo, cada uno desde su punto de vista y desde su ángulo de posición.
Queramos o no, el hombre actual de occidente se ha hecho materialista y ha desplazado a Dios, sustituyéndolo por el dinero, a lo que profesa un amor incondicional. El gran vacío existencial que produce el egoísmo y la insolidaridad de la avaricia, se pretende llenar con cosas, con lo que al final sigue estando vigente la sentencia de Jesús: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?"