miércoles, 28 de julio de 2010

DOMINGO XVIII DEL T. ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiastés 1, 2; 2, 21‑23
¿Qué saca el hombre de todos los trabajos?

¡Vanidad de vanidades, -dice Qohelet-; vanidad de vanidades, todo es vanidad! Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto, y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado.
También esto es vanidad y grave desgracia.
Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?
De día su tarea es sufrir y penar, de noche no descansa su mente.
También esto es vanidad.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“VANIDAD IGUAL A FRACASO”
Es curioso que el sabio “Qohelet comienza el libro con la palabra “hevel” (vanidad), en los versículos de estos dos primeros capítulos la repite 7 veces. Y es que el triunfo o el fracaso de una persona está en tener la vida llena o vacía.
Una cosa “vana” es algo lleno de viento, es decir: vacío, inconsistente, hueco. Y puede ocurrir que en la vida andemos buscando cosas huecas, vacías, inconsistentes… vanas
Para el sabio es inconsistente todo aquello que se tiene que dejar, todo aquello que te llena de tristeza, pues te lo tienes que dejar porque no te sirve para nada, pues no tiene consistencia: “Hay quien trabaja con sabiduría y acierto” es decir: poniendo todo lo mejor que tiene y, después, tiene que dejarlo todo a quien no lo ha trabajado” y para ello empleó su vida entera dejando de ser feliz y de compartir la felicidad con otros: “ todos sus días son sufrimiento, disgusto y fatigas y ni de noche descansa” pues tiene que pagar la letra del coche, del piso,, del chalet, de… sacrificando la vida de la familia, de los hijos, de los amigos, de uno mismo, para conseguir dinero que se ha de llevar un banco, y que en el momento en que dejas de reunir el dinero que te han estipulado, te lo roban todo y te dejan en la calle, o te mandan a la cárcel con todas las leyes a su favor.
Después, cuando ya no sirves para conseguir más dinero, te mueres, y has pasado por la vida amargado. Eso es “Vanidad= vaciedad, inconsistencia.


Salmo responsorial Sal 89, 3‑4. 5‑6. 12‑13. 14 y 17 (R.: 1)

R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Tú reduces el hombre a polvo, diciendo:
«Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuando?
Ten compasión de tus siervos. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos. R.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1‑5. 9‑11
Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo

Hermanos:
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.
En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.
No sigáis engañándoos unos a otros.
Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo.
En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“LA CODICIA ES IDOLATRIA”
Continuando la lectura de la carta de S. Pablo a los Colosenses en la que S. Pablo hace una especie de corte radical: se ha destruido una historia oscura y se ha roto la continuación del “libro” antiguo que se venía escribiendo para abrir otro libro completamente nuevo; se trata, pues, de seguir escribiendo esas páginas nuevas y no volver a recoger las que se habían arrancado del libro viejo para seguir haciendo lo mismo y viviendo bajo los mismos esquemas: “fornicación, impureza, liviandad, malos deseos, codicia…pues todo eso es idolatría”.
Vivir bajo esos impulsos, es vivir engañados, aunque lo revistamos de piedad y de virtud. Por tanto, algo que debemos desterrar de nuestras vidas es el mentirnos, el hacer distinciones, el catalogar a la gente… si Dios nos ha hecho sus hijos y nos ha aceptado, ¿qué sentido tiene que nosotros nos sigamos sintiendo extraños los unos con los otros? “Cristo está todo en todos”.
La otra gran equivocación de la que nos debemos liberar es de la codicia, pues ésta es como el sentimiento religioso que mueve el culto al dios “Mamón” que lleva a adorar al dinero y la riqueza como la máxima aspiración de la vida y cuya búsqueda y consecución se convierte en la meta y único sentido de la existencia.


Aleluya Mt 5, 3
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 13‑21
Lo que has acumulado, ¿de quién será?

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:
—«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.» Él le contestó:
—«Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?» Y dijo a la gente:
—«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.»
Y les propuso una parábola:
—«Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: “¿Que haré? No tengo donde almacenar la cosecha."
Y se dijo:
"Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida."
Pero Dios le dijo:
"Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?"
Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.»
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

“LA “MALA HIERBA” DE LA AVARICIA”

Cuando Jesús habla del reino de los cielos, lo compara al sembrador que echa la semilla y una cae en un terreno lleno de zarzas y malas hierbas que ahogan la semilla y no la dejan que crezca…
Conocemos las personas que hemos tenido contacto con el campo cómo hay ciertas hierbas que nacen y ahogan por completo la semilla, es más, como se les deje crecer, llenan el terreno e impiden que crezca cualquier otra cosa; esa “mala hierba” es la AVARICIA que seca el corazón, lo mina todo, y esteriliza la vida para todo lo que no sea el dinero y la riqueza; incluso, vemos cómo esteriliza el corazón hasta el punto que estando en el lecho de muerte, la única preocupación es lo que se deja, quién se lo va a llevar y hasta el último momento, increíblemente, es cuando más amarrado se siente al dinero.
Recuerdo una escena que me impresionó: fui a dar la unción a una mujer agonizando y estaba acostada sobre billetes de 20 $ y de 50 $ para que ni sus hijos ni nadie se los quitara. Lógicamente, todos los de la familia estaban deseosos que se muriera y ninguno dejaba que los otros se encontraran a solas con la anciana. Mientras estuve confesándola se taparon los oídos pero no quisieron salir de la habitación, me estuvieron vigilando todos los movimientos que hice, no se me fuera a ocurrir coger alguno de aquellos malditos billetes.
Pero esto que resulta cómico, lo estamos viendo a otros niveles, pues todos sentimos el mismo deseo de “tener”, que es lo que guía la conducta de la gran mayoría de la gente, sea de la ideología o de la condición social que sea.
El sistema capitalista que tenemos montado no hace sino dirigir y desarrollar esta tendencia que tenemos innata en nuestro corazón, pero no podemos pensar que otros sistemas, que no se llaman capitalistas, hacen otra cosa distinta ¡ni mucho menos! Al final, todos hacen lo mismo, cada uno desde su punto de vista y desde su ángulo de posición.
Queramos o no, el hombre actual de occidente se ha hecho materialista y ha desplazado a Dios, sustituyéndolo por el dinero, a lo que profesa un amor incondicional. El gran vacío existencial que produce el egoísmo y la insolidaridad de la avaricia, se pretende llenar con cosas, con lo que al final sigue estando vigente la sentencia de Jesús: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?"

martes, 20 de julio de 2010

DOMINGO XVII DEL T. ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 18, 20‑32
No se enfade mi Señor, si sigo hablando

En aquellos días, el Señor dijo:
—«La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte, y su pecado es grave; voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación; y si no, lo sabré.»
Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abrahán.
Entonces Abrahán se acercó y dijo a Dios:
—«¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti hacer tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?»
El Señor contestó:
—«Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos.»
Abrahán respondió:
—«Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?»
Respondió el Señor:
—«No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco.»
Abrahán insistió:
— «Quizá no se encuentren más que cuarenta.»
Le respondió:
—«En atención a los cuarenta, no lo haré.»
Abrahán siguió:
—«Que no se enfade mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?»
É1 respondió:
—«No lo haré, si encuentro allí treinta.»
Insistió Abrahán:
—«Me he atrevido a hablar a mi Señor. ¿Y si se encuentran sólo veinte?»
Respondió el Señor:
—«En atención a los veinte, no la destruiré.»
Abrahán continuó:
—«Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran diez?»
Contestó el Señor:
—«En atención a los diez, no la destruiré.»
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“EL ROSTRO MISERICORDIOSO DE DIOS”

La escena que nos muestra el pasaje del Génesis está en conexión directa con la que nos presentaba el domingo anterior: el ejemplo de acogida de Abraham: él descubre en aquellos hombres la presencia de Dios y los trata como si a Dios mismo acogiera en su casa, hasta el punto que los huéspedes lo consideran amigo y le revelan proyectos de de Dios: Sara va a dar a luz un hijo; las aberraciones de Sodoma y Gomorra claman al cielo y Dios va a hacer justicia contra los degradados y corrompidos….
Abrahán, ante la noticia, no es que justifique el mal, sino que se compadece de toda la gente buena que habrá en estas ciudades y tendrá que pagar lo que no ha hecho a pesar de estar sufriendo la degradación que han impuesto los perversos y, encima van a tener que perecer por culpa de ellos.
A Abraham le duele esto y suplica a Dios que mire a los inocentes, a los que están sufriendo; él sabe que Dios no es sordo ni ciego a la realidad del dolor de los pobres e indefensos y, entonces, se convierte en el intercesor de todos ellos.
Hubiera sido también correcto que apoyara el castigo de los culpables, pero su corazón se inclina más bien a la misericordia antes que a la justicia, pues a Dios lo siente más padre que juez y, efectivamente, así es: Dios está dispuesto a sopesar, a dialogar y, por fin, a perdonar, mientras haya un solo inocente que no se haya manchado en la corrupción.
El pasaje es entrañable, y la imagen que nos deja de Dios es algo que llega a lo más hondo del alma. Es la imagen que nos revela también Jesús: Dios Padre, lleno de misericordia, que sale cada día a mirar en el horizonte a ver si vuelve el hijo que lo despreció, o el buen pastor que busca la oveja que se le ha ido y no puede soportar el pensar que esté pasándolo mal o en peligro.
Esta es la imagen que debería reflejar la iglesia y cada uno de los creyentes en Jesús, frente a la que todo el mundo tiene: la inquisición, las cruzadas, el Vaticano, el oro, los títulos…


Salmo responsorial Sal 137, 1‑2a. 2bc‑3. 6‑7ab. 7c‑8 (R.: 3a)
R. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R
R. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.
Daré gracias a tu nombre,
por tu misericordia y tu lealtad.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R.
R. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.
El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo. R.
R. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.
Y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R.
R. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 2, 12‑14
Os dio vida en Cristo, perdonándoos todos los pecados

Hermanos:
Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos.
Estabais muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio vida en él, perdonándoos todos los pecados.
Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“MISERICORDIA POR ENCIMA DE TODO”
Para S. Pablo, hay un antes y un después en su vida: el momento en que todo cambió de una forma radical: algo así como si fuéramos escribiendo un libro con las páginas numeradas y de repente se hace un corte y se arrancan todas las páginas que restan en el libro y se comienza un libro nuevo.
Ese momento, para Pablo, es el bautismo, ahí se abre un libro completamente nuevo y se cierra para siempre lo que se venía escribiendo, se quemó, se borró, se sepultó.: “Estabais muertos a causa de vuestros delitos… pero Dios os ha hecho revivir… ha destruido el pliego de acusaciones que había contra vosotros…”
De nuevo la misericordia de Dios se establece por encima de la justicia. Dios ha pagado un precio elevado por nosotros, le hemos costado la sangre de su Hijo; la resurrección es la prueba de nuestra nueva situación de hombres rescatados, libres, con la dignidad recuperada, y el bautismo es nuestro sí a este rescate que Dios nos ha hecho.
No obstante, nuestra libertad, ahora, mientras vivimos, hemos de ejercitarla aceptando o despreciando lo que Dios ha hecho con nosotros y viviendo en coherencia con lo que hemos optado, aceptando las consecuencias que se derivan de nuestra opción.
De todas formas, independientemente de lo que hayamos optado, el proyecto de Dios es irreversible: lo que yo haga o deje de hacer, no va a cambiar ni un milímetro la postura de Dios: su voluntad y su proyecto es la salvación, aunque el mío sea mi propia destrucción y ahí Dios, sí es plenamente justo: va a hacer lo que yo determine, respetando mi decisión; mi actitud de cambio, de conversión será la que active el resorte de la misericordia, pues Dios está dispuesto en todo momento a “romper” la página, si es que yo decido a volverme a Él.



Aleluya Rm 8, 15bc
Habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!, Padre.»

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 1‑13
Pedid y se os dará

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
—«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.»
Él les dijo:
—«Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."»
Y les dijo:
—«Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle:
"Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle."
Y, desde dentro, el otro le responde:
"No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos."
Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por lo inoportuno, se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“ORAR, CONDICIÓN NECESARIA”

Jesús vuelve a incidir en un tema que considera fundamental y que los apóstoles han de tener muy claro: la oración; ellos lo han visto que constantemente entra en relación con el Padre.
El vivir en constante un ión con Dios Padre es algo tan fundamental que han de vivir en esa tensión por encima de cualquier cosa que se presente.
Ellos, llevados por la curiosidad y por la experiencia que tienen de verlo que a cada momento se pone en contacto con el Padre y no hace nada si no es en su presencia, le piden que los introduzca en eso que Él hace: ORAR y Jesús les abre a algo que es clave: Dios es Padre y los invita a que lo traten como “Abba”, pero para esto han de sentirlo así; Dios no se deja superar en nada: ante el corazón abierto y sincero del hijo, a quien quiere desde lo profundo a su padre, Dios no se resiste a esto ni se anda con medidas, se da en plenitud y se complace dando lo que el hijo le pide, que en un momento puede que no es lo que le convenga, y le da todo lo mejor que necesita, y no lo va a dejar en la estacada.
Sabiendo que Dios está abierto y dispuesto a dar a sus hijos lo que necesitan, el evangelista quiere dejar claro a la comunidad la actitud constante en la que ha de estar: en una actitud de búsqueda, y para ello hay que pedir, llamar… y ¿qué pedir, a dónde llamar, qué hay que buscar…? Eso no importa tanto, eso ya lo sabe bien Dios, lo que hace falta es que no falte nunca ese Espíritu que es el que nos mantiene con vida, porque el momento que esto falta, el momento en que nos sentimos seguros e instalados dejaremos de pedir, de buscar, de llamar y nos llenaremos de miedo a perder las situación que habíamos conseguido.
Jesús les recalca la lección: El Padre no va a dejar de escucharlos, pero eso sí, siempre que se den las condiciones: que por nuestra parte exista el cariño y la confianza del hijo. Jesús termina diciendo: Si vosotros que sois malos, sois capaces de ceder hasta por la inoportunidad y la impertinencia, cuánto más vuestro Padre dará el Espíritu Santo a quien se lo pida!
La pregunta que siempre nos hacemos queda en pie: ¿Y por qué no me escucha Dios a mi? Habría que responderla con esta otra: ¿Y hasta qué punto yo siento a Dios como mi Padre y confío en Él con la seguridad de que él no me va a dar jamás algo que no me convenga?

miércoles, 14 de julio de 2010

DOMINGO XVI DEL T. ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 18, 1‑10a
Señor, no pases de largo junto a tu siervo

En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor. Alzó la vista y vio a tres hombres en pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo:
—«Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro siervo.»
Contestaron:
—«Bien, haz lo que dices.»
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo:
—«Aprisa, tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza.»
Él corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron.
Después le dijeron:
—«¿Dónde está Sara, tu mujer?»
Contestó:
—«Aquí, en la tienda.»
Añadió uno:
—«Cuando vuelva a ti, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo.»
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“EL VALOR DE LA ACOGIDA”

La lección que nos deja hoy la palabra de Dios es magistral para un mundo en el que el individualismo se ha establecido como “religión” y las devociones y prácticas religiosas consisten en blindar puertas y en cercarlo todo, de forma que ya no puedes salir al campo ni te puedes fiar de nadie, pues incluso, cuando llamas a una puerta el vecino a quien vas a visitar en el décimo piso ya sabe quien eres y te puede negar la entrada sin que haya mediado palabra…
En ese ambiente irrumpe hoy la figura de Abraham, mientras sestea a la sombra de su tienda , a la hora de más calor, y ve que se acercan tres hombres; da un salto, se va corriendo hacia ellos, no espera que le pidan auxilio, es él quien se adelanta: se postra ante ellos y les pide que acepten su hospitalidad. Abraham considera un favor que le hacen aceptando su casa y su ayuda; les brinda todo lo que tiene y se muestra generoso con ellos, sintiéndose feliz de poder servirles.
Abraham considera que el forastero, el necesitado, tiene derecho a ser hospedado y socorrido y se muestra completamente a su disposición, sin reparar en esfuerzo y en todo lo que necesiten, para ello implica a toda su familia: a Sara, a los criados…y él mismo permanece de pie mientras comen, para servirles lo que necesiten.
Cuando contemplamos esta actitud y la comparamos con todo lo que nosotros mantenemos hoy: nos encerramos y no queremos ver a nadie, nos molesta que vengan a rompernos el ritmo de nuestra vida, pasamos largas temporadas sin visitarnos… y la cosa se hace más grave todavía cuando vemos las costumbres nuevas que se van introduciendo en nuestra sociedad: ves que la gente se levanta de la mesa antes de terminar de comer y se deja al invitado, y el otro se encierra en su cuarto y se pierde en su ordenador o en su videoconsola y el invitado se queda sin saber qué hacer.
En cambio, todos recordamos a nuestra madre, o a nuestra abuela, como algo grande y entrañable, cuando íbamos a la casa y ponía todo el cariño para recibir a la familia, a la que reunía cada domingo para comer el arroz llegando a convertirse esto en una especie de rito sagrado.

Salmo responsorial Sal 14, 2‑3ab. 3cd‑4ab. 5 (R.: 1a)

R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R.
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R.
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 24‑28
El misterio escondido desde siglos, revelado ahora a los santos

Hermanos:
Ahora me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a sus santos.
A éstos ha querido Dios dar a conocer la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida en Cristo.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“SERVIDORES DE LA SALVACIÓN”
S. Pablo se siente acogido en la iglesia, ha sido el mismo Cristo quien lo ha incorporado y lo ha hecho parte de su familia; él no puede negarse a seguir haciendo lo mismo que han hecho con él: ser parte de este cuerpo es ser servidor, acogedor de todos aquellos que llegan y viven en él. Si él ha sido acogido, nadie puede ser retirado y cada uno tenemos la obligación de hacer lo mismo que han hecho con nosotros.
Pablo entiende que el plan que Dios ha mantenido en secreto durante siglos ha sido éste: el pueblo que ha permanecido cerrado, la salvación estaba reducida a unos pocos, era algo exclusivo de Israel y ahora se ha abierto para todos y todo el que entra en la iglesia se convierte en servidor de esta salvación que Cristo presenta en la iglesia; esta salvación no puede permanecer escondida, ha de ser llevada al mundo, servida al estilo de Abraham.
S. Pablo pone lo mejor que tiene en este servicio pues entiende que la salvación, la alegría, la esperanza deben llegara a todos los hombres, es un derecho que Cristo ha concedido a todos y la iglesia tiene la obligación de servirlo sin distinción de lenguas, credos, culturas, países….
¡Cómo es necesario que los cristianos entendamos esto y nos lo repitamos a diario, para que nos convirtamos en servidores de la salvación y de la alegría antes que en obstáculos de ella!

Aleluya cf. Lc 8, 15
Dichosos los que con un corazón noble y generoso guardan la palabra de Dios y dan fruto perseverando.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 38-42
Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte mejor

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
—«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.»
Pero el Señor le contestó:
—«Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; solo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“EL PROBLEMA DE LAS LEYES”

Cuando leemos este pasaje tenemos el peligro de desviar la atención y minusvalorar algunos aspectos dejándonos llevar, incluso, por la respuesta de Jesús, pero en verdad Jesús no desprecia nada, no reprocha nada ni minusvalora nada de lo que Marta está haciendo, sino que le da a cada cosa su importancia.
Pienso que el pasaje no trata de dejar una representación de las dos posturas típicas de la vida: el activismo y la contemplación, sino que son las dos partes de una misma realidad que se complementan; en Abraham se contemplan unidas, en cambio aquí, es Marta la que lo recibe, le abre la casa y realiza lo que está establecido en las normas sociales del tiempo: Marta prepara la comida, realiza todos los quehaceres de una mujer en el hogar, tal como manda la norma de educación para ofrecer todo lo mejor que tiene la familia, de forma que Jesús pueda sentirse como un miembro más de ella.
María es la que lo acoge haciéndole que se sienta a gusto, tenido en cuanta, escuchado, pero esto que está haciendo no es propio del ambiente: no está bien visto el que una mujer se siente a los pies de un maestro a escucharlo como lo hace un discípulo, esto es algo reservado a varones y es posible que Marta se sintiese molesta al ver que tanto Jesús como María estaban rompiendo las normas establecidas y es posible también que fuera en este sentido la lección que Jesús quiere que Marta aprenda: que frente a la palabra de Dios y a su atención a los hombres, en Dios no hay diferencia y nadie ni nada puede privar a una mujer de amar a Dios y escucharlo y expresarse sin limitaciones, de la misma forma que lo hace un hombre.
Pienso que es la lección que todavía le quepa por asumir a la iglesia en general en la que persisten todavía aspectos que solo son entendidos en relación a los varones mientras quedan vetados para la mujer que se la sigue poniendo en relación a Marta y considerando que es ese su papel dentro de la iglesia, cuando Jesús abiertamente dijo lo contrario.
A María le ha tocado, ciertamente, la parte más agradable, que es la de estar a su lado escuchándolo, compartiendo su sonrisa, sus sentimientos… pero la otra parte, la de Marta, también es necesaria, pues de no haberlo hecho así, Jesús hubiera tenido que irse a comer a otro sitio o se hubiera tenido que ir a la cocina y tomarse una cerveza mientras Marta cocinaba y hablaba, como solemos hacer con frecuencia, cuando visitamos una casa en donde tenemos confianza y se nos trata como un miembro de la familia.
Lo importante es que Betania se convirtió para Jesús en referente de familia acogedora, donde Él se encontró con sus amigos que eran su verdadera familia. El evangelio dice expresamente que Jesús amaba a Lázaro, a Marta y a María.

martes, 6 de julio de 2010

DOMINGO XV DEL T. ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Deuteronomio 30, 10‑14
El mandamiento esté muy cerca de ti; cúmplelo

Moisés habló al pueblo, diciendo:
—«Escucha la voz del Señor, tu Dios, guardando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el código de esta ley; conviértete al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma.
Porque el precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda, ni inalcanzable; no está en el cielo, no vale decir: "¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?"; ni está más allá del mar, no vale decir: "¿Quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?"
El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo.»
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“RESPUESTA A DIOS”

Moisés le pide al pueblo que recuerde todo lo que ha vivido y tome conciencia de todo lo que Dios ha hecho con él: desde sacarlo de Egipto y mantenerlo vivo en el desierto… no se quiere basar en ideas, sino en realidades; es la señal clara de que Dios está a su lado, que es fiel y no los ha dejado; ellos han de responderle con la misma moneda: “obedecer su voz, cumplir sus mandatos y convertirse” es la respuesta necesaria a todo lo que Dios ha hecho con ellos, no les pide más.
Si el pueblo, después de todo lo que ha vivido, no quiere responder de esa manera a Dios, tendrá que cargar con las consecuencias: “volverá al exilio” y no habrá posibilidad de salir de él, si es que Dios no vuelve a poner su mano y no se da por nuestra parte una conversión.
Esto que Dios está pidiendo como respuesta no es algo que sea imposible hacerlo, que exceda de sus posibilidades y capacidad, al contrario, es algo que está al alcance de todos, “es algo que está muy cerca de ti, en tu boca, en tu corazón”. Obedecer esta ley del Señor es algo que está dentro de cada uno, es la fuente de toda bendición y de felicidad; caminar en esta ley es el único camino de la vida, por el contrario, caminar en otra dirección es perderse, dirigirse hacia la muerte y a la destrucción.
El mensaje que nos trae la palabra de Dios deberíamos aplicárnoslo todos, pero de una forma especial aquellos que dirigen los hilos de la estructura social: gobernantes y dirigentes políticos, sociales, religiosos… seguir el camino de Dios es poner la justicia, la verdad, el amor, la paz, la libertad como horizonte para la humanidad y todo lo que existe ha de estar al servicio de este objetivo, que es el hábitat donde puede vivir la persona, desarrollarse y ser feliz.
Cuando el horizonte es otro: el dinero, el poder… el mundo y la persona no son fines, sino que se los convierte en medios y entonces se establece la destrucción y la muerte.



Salmo responsorial Sal 68, 14 y 17. 30‑31. 33‑34. 36ab y 37 (R.: cf. 33)

R. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Mi oración se dirige a ti, Dios mío,
el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;
por tu gran compasión, vuélvete hacia mi. R.
R. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Yo soy un pobre malherido; Dios mío,
tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias. R.
R. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R.
R. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
El Señor salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en e11a. R.
R. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

O bien:

Sal 18, 8. 9. 10. 11 (R.: 9a)

R. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.
R. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.
R. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.
R. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que desti1a. R.
R. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 15‑20
Todo fue creado por él y para él

Cristo Jesús es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él.
É1 es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
É1 es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
É1 es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“LA MISIÓN DE LA IGLESIA”

S. Pablo escribe a la comunidad de Colosas y presenta las bases y el fundamento de la fe y de toda la vida cristiana: JESUCRISTO, Él es la transparencia del Padre, creador del cielo y tierra, de todo el universo. Si Cristo es la transparencia del Padre, Él es anterior a todo lo que existe y en Él todo cobra sentido, ya que todo lo que existe ha sido creado para que se realice el plan que Dios Padre tenía desde la eternidad, por lo tanto, Cristo está por encima de todo lo que existe y es el principio y el fin de todo el universo. Por tanto, despreciar o prescindir de Cristo es oponernos no solo a nuestro propio destino, sino al mismo sentido de nuestra existencia.
Si Cristo es todo eso, la iglesia, que es su cuerpo, de la que Él es la cabeza, está en el mundo para hacer la misión que Él tiene encomendada por el padre: “Reconciliar consigo todas las cosas… trayendo la paz”.
También sería bueno que de vez en cuando nos planteáramos todos, como miembros de la iglesia, en qué empleamos nuestros esfuerzos, cuáles son nuestros objetivos principales, en torno a qué nos movemos, en qué se nos distingue en el mundo… porque si no es en, para y por aquello por lo que Cristo la instituyó, no solo no tiene sentido su existencia, como tal iglesia, sino que se convierte, incluso, en obstáculo para el reino.


Aleluya cf. Jn 6, 63c. 68c
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 25‑37
¿Quién es mi prójimo?

En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
—«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»
É1 le dijo:
—«¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
É1 contestó:
—«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
É1 le dijo:
—«Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.»
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse. preguntó a Jesús: —«¿Y quién es mi prójimo?»
Jesús dijo:
—«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayo en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó‑ de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:
"Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?»
É1 contestó:
— «El que practicó la misericordia con él.»
Díjole Jesús:
—«Anda, haz tú lo mismo.»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“EL CAMINO A LA VIDA ETERNA”

La pregunta que el maestro de la ley le hace a Jesús no tiene sentido en alguien como él, que debe ser quien dé la respuesta a los que no tienen posibilidad de estar instruidos en las leyes.
La pregunta es propia de alguien sencillo del pueblo y es fundamental: ¿qué hay que hacer para alcanzar la vida eterna? Pero un maestro de leyes debe saber esto. Se trata de saber el sentido que tiene la vida actual y la eterna o, dicho de otra manera ¿qué sentido tiene la esperanza?
Pero ya lo indica el evangelio: el maestro de leyes intenta poner una trampa a Jesús y al final es él mismo quien cae en ella, pues Jesús le revuelve la pregunta y lo deja al descubierto pidiéndole que conteste lo que dice la ley.
El fariseo, cuando se da cuenta que ha sido cogido en su intento, al dar él mismo la respuesta a lo que ha preguntado, se queda al descubierto su intención maliciosa de poner una trampa a Jesús, entonces intenta arreglar la cosa haciéndole otra pregunta: ¿Quién es mi prójimo? Quiere saber si se trata de aquellos que pertenecen al pueblo de Israel o son otros, los extranjeros, los inmigrantes, los de otras religiones… y vuelve a empeorar el asunto, pues el que es maestro de leyes no puede ignorar estas cosas, ya que la escritura lo dice bien claro: Lv. 19,33-34; Dt. 10,19: “Si un inmigrante se instala en vuestra tierra, no lo molestaréis; será para vosotros como un nativo más y lo amarás como a ti mismo”
Por si no recuerda bien estas cosas y no las tiene bien claras le escenifica la respuesta con un ejemplo en el que lo involucra y le hace definirse; Jesús termina diciéndole dónde se tiene que ubicar para dar cumplimiento a eso mismo que él enseña.
En la parábola acentúa dos cosas que deben quedar bien claras:
1º: Su prójimo no está mediatizado por la raza, la lengua, la religión, la ideología, la situación
personal. Su prójimo es la PERSONA, eso lo entiende hasta el más ignorante, hasta el samaritano que ellos despreciaban.
2º- Prójimo no es quien yo elijo y lo hago “Mi prójimo”, sino quien se acerca a mi, porque está necesitado de mi ayuda, eso no lo elijo yo ni lo marcan mis reglas; a mi me toca compadecerme de su dolor; se trata de ponerme en su puesto y hacerle lo que a mi me gustaría que me hicieran, si es que me encontrara en su situación.
Por tanto, volviendo a la pregunta inicial: la vida eterna la conseguirá aquel que tiene las cosas muy claras:
-Ser cristiano no es responder a una serie de ritos, por los que se es capaz de prescindir de la persona, con tal de que el rito sea perfecto.
-ser cristiano es aquel que no le da rodeo a las necesidades del que se encuentra hundido y se acerca a él sin preguntarle quién es.
- Es Iglesia de Cristo aquella que se plantea constantemente su conversión y no su renovación litúrgica.
-Es cristiano aquel o aquella institución que hace del amor no un mandato, porque no se puede amar por obligación, sino que en la base de la educación pone como fundamento el amor, de tal manera que nace como algo espontáneo y natural, es que no se puede ser de otra manera, tal como lo hace Jesús o Dios Padre.
- Ser cristiano es andar por la vida teniendo el MAOR como el único principio de existencia, es un estilo concreto de vivir en donde el prójimo tiene un puesto en la vida, a quien se le trata por principio con misericordia.
Ante la pregunta: "¿Qué he de hacer para entrar en la vida eterna?", Jesús se lo deja muy claro: él es maestro de leyes; pues el asunta no consiste en “saber” muchas leyes, muchas normas…mucha doctrina, sino en amar y realizado el amor de forma práctica, que lo sienta la gente, no en teorías bonitas. Jesús lo dejará todavía más claro en la parábola del momento final en el que nos hemos de encontrar con el Rey: no nos van a examinar del catecismo ni vamos a defender ninguna tesis doctoral: se le denominará “benditos” y no “licenciados” a todos aquellos que estuvieron al lado del que se encontraba en necesidad (Mt. 25, 31-46) aunque no supieran a quien lo estaban haciendo.

martes, 29 de junio de 2010

DOMINGO XIV DEL T. ORDINARIO -C-



PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 66, 10‑14c
Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz
Festejad a Jerusalén, gozad con ella, todos los que la amáis,
alegraos de su alegría, los que por ella llevasteis luto.
Mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus consuelos, y apuraréis las delicias de sus ubres abundantes.
—Porque así dice el Señor:
«Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz,
como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo, y en Jerusalén seréis consolados.
Al verlo, se alegrará vuestro corazón,
y vuestros huesos florecerán como un prado;
la mano del Señor se manifestará a sus siervos.»
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“LA ILUSIÓN NO ES BASE PARA LA ESPERANZA”

El pasaje que nos presenta la liturgia de hoy está enmarcado al final del libro de Isaías. Todo el libro ha venido manteniendo la esperanza del cumplimiento de una promesa de liberación. El pasaje corresponde al tercer Isaías, es decir: el pueblo ha vuelto del exilio de Babilonia (año 587-539 a.C.) y la alegría, el gozo, el consuelo… le hacen soñar, pero poco a poco empiezan a chocar con la realidad, pues se dan cuenta que hay que reconstruir todo lo que se había destruido: todo el tejido religioso y social; aquel desierto en el que habían vivido se había convertido de repente en un jardín, la entrada triunfal en la Jerusalén Nueva de los caps. 40-55 resulta que no es algo que se nos va a dar hecho como algo caído del cielo, sino que es algo que tenemos levantar, es algo que hay que hacerlo, lo que soñamos tenemos que construirlo y ahí empiezan a encontrarse con todos los hechos, las actitudes, los detalles de la gente que son desilusionantes que llevan al desánimo y a la decepción.
Se dan cuenta que los enemigos y las dificultades no están fuera, sino que permanecen dentro del pueblo y que son los mismos que hacen que retrase el cumplimiento de la promesa. Llega, incluso el momento en que gente siente la tentación de pensar que Dios no está en el pueblo, que los ha abandonado.
En medio de esta situación, Isaías apoya su esperanza en todos aquellos que han puesto su vida al servicio de la causa, porque Dios no los abandona y Él se ha comprometido con ellos.

Salmo responsorial Sal 65, 1‑3a. 4‑5. 16 y 20 (R.: 1)

R. Aclamad al Señor, tierra entera.
Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre;
cantad himnos a su gloria;
decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!» R.
R. Aclamad al Señor, tierra entera.
Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R.
R. Aclamad al Señor, tierra entera.
Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna eternamente. R.
R. Aclamad al Señor, tierra entera.
Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica,
ni me retiró su favor. R.
R. Aclamad al Señor, tierra entera.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 6, 14‑18
Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús

Hermanos:
Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.
Pues lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión, sino una criatura nueva.
La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios.
En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“SER PERSONAS NUEVAS”

Venimos leyendo la carta de S. Pablo a los Gálatas en la que ha venido dando todas las razones y argumentos que sostienen el sentid nuevo que tiene todo y que ha llenado su vida y la dimensión de libertad que ha adquirido con Cristo muerto en rescate de todos y resucitado.
Ahora hace una síntesis de todo lo que ha venido diciendo y acentúa la idea la idea central de toda la carta: Jesús es el único que nos da la salvación; solo Él nos ha liberado de todas las leyes, por tanto, la cruz de Cristo es el único y supremo signo y referente de liberación.
Ya no importa estar o no circuncidado, pues la “circuncisión” ya no es signo de nada; de lo que se trata ahora es de aceptar a Cristo y vivir como una nueva creatura, esa es la única carta de identidad y pertenencia al nuevo pueblo.


Aleluya Col 3, 15a. 16a
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza.


EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 1‑12. 17‑20
Descansará sobre ellos vuestra paz,

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
—«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."
Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios."
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.»
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:
—«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.»
É1 les contestó:
—«Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“NO ES TIEMPO DE DISCUSIONES

El “camino” de Jesús es la “Subida a Jerusalén” donde entregará su vida; ahí va a parar, a concluir todo. Es en la subida cuando Jesús instruye a sus discípulos y les dice con lo que se van a encontrar al final.
El evangelista narra el camino que tiene que seguir la iglesia y todo cristiano: somos enviados por Él y nuestra vida es también una subida a Jerusalén, al calvario, para poder llegar a la resurrección; es, ni más ni menos, que realizar lo que en el bautismo está prefigurado y establecido: “Morir con Cristo para resucitar con Él” este es el verdadero camino de Cristo y de la iglesia; el cristiano no puede pensar en otra cosa.
Cuando S. Lucas presenta la misión de los doce en el cap. 9,1-6, este fragmento es un paralelo del otro, que recoge y amplia lo que ya había dicho antes.
En el cap. 10 los enviados son 72 recordándonos el grupo de los 70 ancianos del antiguo pueblo de Israel en el Sinaí (Ex. 24) a quienes se les dio el Espíritu que tenía Moisés, que a su vez representaba los 70 pueblos de la tierra -de lo que se conocía-
Lo que S. Lucas quiere mostrar a la comunidad es que el reino de Dios estaba destinado a todos los pueblos de la tierra y el evangelio es la clave y el fermento de esa unidad universal que Dios desea.
Jesús presenta la misión: “La mies es mucha”, está dispuesta para la siega, se necesitan obreros, ya ha llegado el momento, no podemos perder el tiempo…
Es el tiempo de la siega; después de Cristo no podemos andarnos ya con tonterías y disquisiciones dulcificando y enmascarando la verdad, tampoco podemos andar contemporizando con la mentira, la injusticia, el odio… de forma que el reino de Dios pueda ser confundido con otra cosa.
Y Jesús los envía y les da poder y autoridad para que realicen su misión: curar a los enfermos y expulsar a los demonios, es decir a todo lo que esté quitando la paz y la alegría entre la gente. La otra cosa será decir a la gente que Dios está cerca, que Él quiere que vivan felices y en paz. Ellos deben hacer lo que le han visto hacer a él; curar a las personas y mostrarles la cercanía de Dios.
La iglesia no tiene otro sentido de existencia que éste y cada vez que no aparece con claridad su cometido, sino que aparecen otras cosas, se convierte más bien en obstáculo para que el reino de Dios sea sentido como algo real y presente. Es un momento interesante para que nos preguntemos todos, si nuestras vidas y, sobre todo, nuestra práctica religiosa, está orientada a esta misión que Cristo deja a su iglesia.

O bien más breve:

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 1‑9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
—«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

¿POR QUÉ NOS HEMOS OLVIDADO?

Juan Bautista fue enviado para que fuera por delante preparando el camino del Señor, Ahora Jesús envía a 72 para que vayan también a las aldeas donde iba a ir Él, para que fueran preparando el camino; los envía de dos en dos, pues siempre una noticia atestiguada por varios tiene mucha más fuerza que si la da uno solo y, de esa manera, también podrán apoyarse el uno en el otro; les da unas normas de cómo han de llegar a la gente: no les pide que vayan como suelen hacer los maestros de la ley, los filósofos o los mismos esenios: con un bastón para defenderse de los perros o de la fieras y hasta de los posibles enemigos. No, ellos han de presentarse en todo momento como gente de paz y de bien, que donde lleguen la gente sienta que está con personas buenas, de confianza. Les pide que no lleven alforja, se supone que para meter lo que les den, como hacen los mendigos; ellos no son mendigos, aunque confían en la bondad de la gente a la que prestan un servicio: curándola, llevándole la paz y la alegría, que es lo que los ha de distinguir del resto de gente que llega.
Les pide que se presente como gente pobre y sencilla: sin sandalias, sin dinero, sin túnica de repuesto, como van los pobres, identificados totalmente con ellos, como lo han visto siempre a Él, no les dice que lleven ningún otro distintivo, sino que sus personas sean “reflejo” del reino que llevan y que anuncian: que el que se los encuentre, sienta que se ha encontrado con el reino de Dios.
Constantemente me pregunto: ¿Qué ha pasado para que cambien tanto las cosas, hasta el punto que se ponga tanto énfasis en formas, distintivos, actitudes… que Cristo mismo desechó, mientras olvidamos otras que Él mismo estableció?

martes, 15 de junio de 2010

DOMINGO XII DEL T. ORDINARIO -C-



PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Zacarías 12, 10‑11; 13, 1
Mirarán al que atravesaron

Así dice el Señor:
«Derramaré sobre la dinastía de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia.
Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán llanto como llanto por el hijo único, y llorarán como se llora al primogénito.
Aquel día, será grande el luto en Jerusalén, como el luto de Hadad‑Rimón en el valle de Meguido.»
Aquel día, se alumbrará un manantial, a la dinastía de David y a los habitantes de Jerusalén, contra pecados e impurezas.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“FALSAS SEGURIDADES”

El momento es crítico: a Jerusalén se le han subido los humos y como respuesta, está siendo atacada y denigrada por la gente de su misma provincia, Judá: ha entrado la división y se discute, incluso, la capitalidad debido, tal vez, al orgullo de la ciudad que ha llegado a creerse la sede del mismo Dios y sus habitantes se sienten poco más o menos que sus ministros, e instintivamente nace la actitud de desprecio a sus mismos hermanos.
El profeta Zacarías sale al frente de este error y, desde una conversión profunda, que se va a dar desde las mismas familias, hará que Jerusalén vuelva a ser la ciudad admirada y deseada en la que estuvo David, el referente para todo el pueblo, pero Dios no va a permitir el hundimiento de Jerusalén
Algo que parece tan lejano en el tiempo y en el espacio, es impresionante ver cómo se repite en nuestros días y vuelven a reverdecer los desprecios y a crearse la incomunicación entre los pueblos.
Pero también es curioso ver cómo el mal y los fallos se repiten con tanta exactitud, pero no lo hacen lo mismo los gestos que engrandecen, como el arrepentimiento y el cambio, que hacen que una ciudad vuelva a su esplendor y a su grandeza.

Salmo responsorial Sal 62, 2. 3‑4. 5‑6. 8‑9 (R.: 2b)

R. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma esta sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. R
R. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R.
R. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R.
R. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene. R.
R. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 3, 26‑29
Los que habéis sido bautizados os habéis revestido de Cristo

Hermanos:
Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo.
Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús.
Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“PROCLAMACIÓN DE PRINCIPIOS”
El texto es una proclamación abierta de la dignidad de la persona: por Cristo hemos sido hechos hijos de Dios y esa filiación nos ha hecho iguales ante la ley y ante el mundo; ante esa igualdad, se rompen todas la barreras de lengua, raza, cultura, nación y sexo… “porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa”.
El orgullo de Jerusalén, la seguridad de los dirigentes, el templo y sus empleados, la misma religión no son nada, pasan a segundo o tercer lugar, frente a la nueva realidad que Cristo nos ha conseguido.
¡Qué bueno sería que leyéramos constantemente este texto dentro de la iglesia, para que a nadie se nos suban los humos y nos creamos estupideces, como le pasó a Jerusalén.
El nacimiento a esta nueva realidad se realiza con el bautismo, con el que nos identificamos con Cristo, morimos al hombre viejo y nos revestimos del Espíritu de Cristo, que es el que nos hará llamar a Dios “Abba”.
Las diferencias humanas: lengua, raza, cultura, sexo… no quedan anuladas, son superadas y, por tanto, se integran en esa nueva realidad que es el cuerpo de Cristo, al que enriquecen con todas estas singularidades, pero no lo dañan, ni lo desfiguran; y es que nuestra realidad individual deja de ser el centro del universo y se coloca en la periferia, en función de los demás, con lo que así demuestra su grandeza y valía y es elemento de riqueza.
Cristo dio la vuelta por completo a la concepción de la vida y de las cosas, pero nosotros, constantemente vamos volviéndolas a su estado anterior: a colocarnos en el centro, a proclamarnos dioses de nosotros mismos, a considerar a los demás inferiores y a utilizarlos como medios para sostener nuestros intereses.

Aleluya Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—,
y yo las conozco, y ellas me siguen.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 18‑24
Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:
—«¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos contestaron:
—«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.»
Él les preguntó:
—«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Pedro tomó la palabra y dijo:
— «El Mesías de Dios.»
É1 les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió:
— «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»
Y, dirigiéndose a todos, dijo:
— «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.»
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

Y TÚ, ¿ME QUIERES?

El momento en que Jesús hace la pregunta a los apóstoles es muy interesante: estaba muy reciente el momento de la multiplicación de los panes y los peces en el que habían comido una gran cantidad de gente y en Cristo habían visto un posible liberador de la situación que estaban viviendo; por otro lado, los discípulos estaban viendo cómo hablaba Jesús y cómo la gente se entusiasmaba con Él; cuando Jesús hace la pregunta, no dudan en contestarle que Él es el Mesías que esperan, ellos también lo ven así, pero no entienden el alcance que tiene lo que están diciendo; por eso, inmediatamente les anuncia que va a ir a Jerusalén y que allí lo van a matar; eso no entra ya en los planes de los discípulos ni en la confesión que acaban de hacer.
Tampoco entra el que, “Seguir a Cristo” significa “coger la cruz” y emplearse a fondo en la causa del reino y seguirlo en el camino dispuestos a salirse del centro y estar dispuestos a entregar la vida. Por eso, cuando Pedro contestó tan decidido, Jesús le prohibió que fuera divulgando aquello que había dicho, ya que era una confesión muy débil, pues no entendía todavía lo que decía y podría llevar a la confusión.
La confesión verdadera será el momento en que Cristo le pregunta después de resucitar: “Simón, me quieres? Y lo hace por tres veces seguidas, después que lo había negado otras tres.
Nosotros estamos en una situación completamente diferente y, por supuesto, en mejores condiciones, conocemos perfectamente por donde va Jesús, sabemos su propuesta y tenemos perfecto conocimiento de lo que Él quiere y por dónde va.
La pregunta vuelve a plantearse de nuevo y las respuestas vuelven a sucederse: “Tú eres el Mesías de Dios”, “Tú eres el Hijo de Dios”, “Tú eres nuestro Señor y Salvador”… Palabras todas muy bonitas e importantes, pero es necesario que sea respaldadas por una vida en coherencia que tendrá que revisar si en verdad estamos convencidos que Cristo es nuestro salvador o es, en cambio, el dinero, el puesto que ocupo, el prestigio, la fama, la imagen que he construido.
Tendremos que revisar si aceptamos el “Dios” que él nos mostró o nuestro dios es otro por el que vivimos, nos movemos y a quien servimos; tendremos que revisar si en verdad es Cristo nuestro Señor o tenemos otros señores a quienes servimos con nuestra vida y nuestros bienes.
El momento en que una comunidad o la misma iglesia, no tiene claro esto, ese mismo instante entra en la deriva y termina vendiéndose al mejor postor, exactamente igual que hacen todos aquellos que quitan a Dios del horizonte

jueves, 10 de junio de 2010

DOMINGO -XI- DEL T. ORDINARIO -C-


PRIMERA LECTURA

Lectura del segundo libro de Samuel 12, 7‑10. 13
El Señor ha perdonado ya tu pecado, no morirás

En aquellos días, Natán dijo a David:
—«Así dice el Señor, Dios de Israel:
"Yo te ungí rey de Israel, te libré de las manos de Saúl, te entregué la casa de tu señor, puse sus mujeres en tus brazos, te entregué la casa de Israel y la de Judá, y, por si fuera poco, pienso darte otro tanto.
¿Por qué has despreciado tú la palabra del Señor, haciendo lo que a él le parece mal? Mataste a espada a Urías, el hitita, y te quedaste con su mujer. Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías."»
David respondió a Natán:
—«¡He pecado contra el Señor!»
Natán le dijo:
— «El Señor ha perdonado ya tu pecado, no morirás.»
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“RECONOCER EL ERROR, PRIMER PASO DE CONVERSIÓN”

El pasaje está enmarcado en el contexto del pecado de David, que abusa de su poder e induce a la muerte a uno de sus mejores servidores para apoderarse de su mujer. Este abuso de poder le costará caro: “la espada no se apartará nunca de tu casa”
David rompió su amistad con Dios: cometió adulterio, trató de esconder su pecado. Mató a Urías y metió a Betsabé en el palacio… es decir: le hizo cara a Dios, hasta que Dios le tuvo que parar en seco y plantearle la situación: o Él o la actitud que estaba tomando.
David reconoce su fallo ante la llamada de atención de Natán: efectivamente, él tiene capacidad para ocultar lo ocurrido y seguir en la situación que ha montado; pero a Dios no lo puede engañar, y es Natán quien, contándole un relato sencillo le hace sentirse retratado: un hombre riquísimo con grandes rebaños y a su lado un vecino con una sola oveja, que es lo único que tiene; llega una visita a casa del hombre rico y para brindarle al huésped una comida, le roba la oveja al pobre. “David se indignó contra el rico” y Natán le pidió que analizase lo que él había hecho con Urías.
David se siente cogido entre la espada y la pared; tenía poder para despedir y destruir si hubiera querido a Natán y hubiera seguido ocultando su pecado, pero en cambio lo escuchó y no se defendió, sino que reconoció su error y su actitud frente al Señor: «¡He pecado contra el Señor!».
A partir de aquí, David restaura su vida y pone orden en su relación con Dios y con su pueblo, pues se estaba enrareciendo el ambiente debido a su postura.
Esta experiencia de pecado y de perdón le hace recuperar a David un rostro más humano, misericordioso y cercano, pues él ha padecido la debilidad, la humillación y el perdón y esto será lo que le libre de la muerte.
El peor de los errores que podemos cometer es el empecinarnos en nuestra metedura de pata, justificarla y sostenerla; en definitiva, eso es mantener la muerte sobre la vida sin más justificación que el orgullo y la soberbia.

Salmo responsorial Sal 31, 1‑2. 5. 7. 11 (R.: cf. 5c)

R. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R.
R. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.
R. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.
Tú eres mi refugio,
me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación. R.
R. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R.
R. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 2, 16. 19‑21
Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí

Hermanos:
Sabemos que el hombre no se justifica por cumplir la Ley, sino por creer en Cristo Jesús.
Por eso, hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe de Cristo y no por cumplir la Ley.
Porque el hombre no se justifica por cumplir la Ley.
Para la Ley yo estoy muerto, porque la Ley me ha dado muerte; pero así vivo para Dios.
Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.
Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí.
Yo no anulo la gracia de Dios.
Pero, si la justificación fuera efecto de la Ley, la muerte de Cristo sería inútil.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“VIVIR EN COHERENCIA”

El encuentro de Pablo con Cristo marcará de ahora en adelante su existencia entera: hasta entonces ha sido un seguidor fanático de la ley, pues la consideraba la expresión de la voluntad expresa de Dios, pero cuando se da cuenta que, antes que la misma ley está el hombre que ha roto con el proyecto de Dios y, la ley ha venido después para evitar más daños al hombre, pero no para distanciar más al hombre ni entablar una relación de igualdad con Dios, hasta el punto de poner la ley como norma, incluso por encima de Dios a la que Él mismo se tiene que atener.
Cuando Pablo descubre lo que ha ocurrido en Cristo: Él ha superado toda ley, Él ha elevado al hombre a la categoría de “Hijo de Dios”, Él nos ha regalado la filiación, Él nos ha conseguido el gran regalo de la salvación….
El bautismo será el SÍ a toda esta nueva dimensión que Cristo nos ha abierto y, el dejar definitivamente el hombre viejo, los esquemas caducos, la mentalidad legalista… y abrirse a una nueva naturaleza que nos ha conseguido Cristo y que Dios nos ha consagrado con su Espíritu.
Por tanto, no es la ley la que establece la relación, sino la nueva realidad que Cristo ha conseguido; de ahí que exclame: “vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.”; lo único que salva es vivir en coherencia con esta nueva realidad, con este regalo que se nos ha hecho y que hemos aceptado en el bautismo.
Al vivir esta nueva dimensión, es la misma vida de Cristo la que llena a cada persona, aunque cada creyente no deja de ser un individuo concreto, con sus defectos y sus virtudes y, sobre todo su libertad para poder responder como crea conveniente.
El momento en que entendamos esto, será como una luz impresionante que ilumina todo nuestro ser y nos hace cambiar toda nuestra realidad.



Aleluya 1 Jn 4, 10b
Dios nos amó y nos envió a su Hijo
como víctima de propiciación por nuestros pecados.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 7, 36—8, 3
Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo:
—«Si éste fuera profeta, sabía quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.»
Jesús tomó la palabra y le dijo:
—«Simón, tengo algo que decirte.»
Él respondió:
—«Dímelo, maestro.»
Jesús le dijo:
—«Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?»
Simón contestó:
—«Supongo que aquel a quien le perdonó más.»
Jesús le dijo:
—«Has juzgado rectamente.»
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón:
—«¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama.»
Y a ella le dijo:
—«Tus pecados están perdonados.»
Los demás convidados empezaron a decir entre sí:
—«¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?»
Pero Jesús dijo a la mujer:
—«Tu fe te ha salvado, vete en paz.»
Después de esto iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“LA LEY MATA”

El relato presenta a dos personajes: Simón, un fariseo, cumplidor acérrimo de la ley y, por tanto, orgulloso de si mismo, creyéndose con todos los derechos a que Dios le escuche. El no siente la obligación ni la necesidad de darle gracias a nadie, él cumple la ley y, por tanto, se merece la salvación y todo lo que le den, Dios debe estar agradecido con él y está obligado a responderle.
Efectivamente, Simón cumple todo lo mandado, pero la ley le ha secado el corazón y se le ha endurecido hasta el punto que los demás le importan un bledo; según él, lo que todos tienen que hacer es ajustarse a la ley, lo mismo que hace él, todo lo demás, son contemplaciones inútiles.
El otro personaje es una mujer que anda fuera de la ley, probablemente ni la conoce, aunque ella está arrepentida y deseosa de poder vivir en paz con Dios, con ella misma y con el mundo, pero no se siente ni con fuerza ni tiene posibilidades para poder hacerlo. Ella, lo único que posee es un corazón deseoso de amar y de ser amado; lo que le den, ella lo considera un regalo.
En Jesús ha encontrado a alguien que la ha hecho sentirse persona, que la ha tomado en cuenta y, sintiéndose inmerecedora de tal regalo, reconoce y da las gracias con lo que tiene: derrama su perfume en los pies de Jesús y los unge, besándolos y secándolos con sus cabellos.
La gran diferencia entre los dos personajes está en el reconocimiento del amor de Dios que cada uno hace: para uno es un puro regalo y mueve a responder con la misma actitud, para el otro: Simón, no entiende esto y se cree merecedor de lo que Dios le hace, no siente necesidad de dar gracias de nada, lo que tiene es lo que en justicia se merece, porque se lo ha ganado.
La mujer entiende que todo lo que le hagan es un regalo que no ha merecido y, por tanto, se siente agradecida; reconoce el amor de Dios expresado con el perdón lo siente como un gran regalo que agradece y corresponde amando.
Dios nos ama, se dirige a nosotros desde el amor y el hombre responde amando; a partir de ahí, se va dando un cambio profundo en el corazón, que es la base de toda conversión.
Pero cuando el hombre no tiene la experiencia de sentirse pecador, perdonado y acogido, más bien se siente un juez con derecho a reclamar, incluso a Dios.

martes, 1 de junio de 2010

DOMINGO -X- DEL T. ORDINARIO -C-

SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO
CUERPO Y SANGRE DE CRISTO




PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 14, 18‑20
Sacó pan y vino

En aquellos días, Melquisedec, rey de Salen, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino y bendijo a Abrán, diciendo:
—«Bendito sea Abrán por el Dios altísimo, creador de cielo y tierra; bendito sea el Dios altísimo, que te ha entregado tus enemigos.»
Y Abrán le dio un décimo de cada cosa.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“DESCUBRIR LA VERDAD”

Siguiendo la trayectoria de la vida de Abrahán, nos encontramos con este pasaje en el que aparece un personaje: Melquisedec que, aparentemente no tiene nada que ver con la trama de la vida de Abrahán, sin embargo, su figura ha trascendido en el tiempo hasta nuestros días, ¿a qué se debe esto?
Hay varios detalles que vale la pena tener en cuenta y que nos van a ubicar, para tener una comprensión más amplia y al mismo tiempo, nos van a ayudar a ver cómo Dios se va metiendo en la trama de la historia de las formas más inesperadas e insólitas, de tal forma que la convierte para el hombre en el lugar de encuentro con Él.
Lot ha caído prisionero en una de las batallas contra un rey y le roban el botín que él le había quitado a su vez al rey de Sodoma. Abrahán logra liberarlo y recuperar el botín, por lo que Lot quiere tener un gesto de agradecimiento a Abrahán.
Ahora, como tema de comparación, aparece Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que no tiene que ver nada con Israel y se presenta ante Abrahán teniéndole un gesto de acogida y le presenta el pan, como signo de los frutos que la tierra da, con el esfuerzo del hombre y el vino, como signo de la alegría y de la apertura del corazón, gesto que recoge la actitud de este hombre, pero además le ofrece otros dones y le bendice.
Ya conocemos lo que significa la “bendición” en Israel: es una acción que lleva consigo dar la posibilidad de vivir en paz, de convertirse en una persona grande y próspera, el ser acogido, apoyado y aceptado. Quien ha sido bendecido, se encuentra en capacidad de bendecir a su vez a Dios y a su gente: familia, amigos, pueblo, hogar…
El encuentro de Abrahán con Melquisedec se convierte en signo de lo que será la bendición que al final de los tiempos Dios dará al Nuevo Pueblo Y Jesús es el signo visible de ella.
Melquisedec se convierte en el signo del cumplimiento de una promesa de Dios, que ha prometido no abandonar el pueblo y que en la cumbre de los tiempos realiza en Jesucristo, que es el cumplimiento de todas las promesas.
Abrahán fue capaz de descubrir en el gesto de Melquisedec la presencia de Dios; el problema hoy está en saber descubrir esa presencia, cuando hay gestos y situaciones que aparentan una cosa y luego son otra muy distinta. No obstante, sigue en pie la importancia de la fuerza del Espíritu Santo que es quien nos da discernimiento para descubrir dónde está la VERDAD y lo que no es, sino una tentación peligrosa y un engaño.

Salmo responsorial Sal 109, 1. 2. 3. 4 (R.: 4bc)

R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos estrado de tus pies.» R.
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos. R.
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré,
como rocío, antes de la aurora.» R
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.» R
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 23‑26
Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor

Hermanos:
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido:
Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo:
—«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.»
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:
—«Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.»
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN


“LA EUCARISTÍA SANTO Y SEÑA DEL CRISTIANO”

S. Pablo recuerda a la comunidad lo que él ha recibido y que es lo que lo une a toda la iglesia y le hace sentirse parte de ella: “Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo:
—«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.»
Precisamente, el mantener intacta esta tradición y mantenerse fiel a ella, será lo que le da autoridad y autenticidad.
Es muy importante que no se rompa esa cadena, porque el día que se pierda el sentido, entonces se habrá acabado todo: la comunidad no se reunirá a celebrar su liberación, sino una fiesta, o lo que sea, que no tiene que ver nada con Jesucristo, ni con la Pascua, ni la Alianza que Él ha hecho.
La fidelidad al sentido que le dio Jesús, es lo que va identificar a la comunidad, que renueva en cada Eucaristía la Alianza que Dios hace con su pueblo: —«Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.»
Cuando rompemos este sentido, la Eucaristía ya no es la “Cena del Señor”, la celebración de la Alianza, sino otra cosa.
Conservar la memoria de Jesús es: Escuchar su palabra, celebrar la cena, compartir el pan, unirse a Él en su oración y compartir con Él su entrega… Esto es lo que nos identifica como cristianos, por eso S. Pablo coge todo esto, que es el meollo de nuestra fe y lo pone como su carnet de identidad: a partir de ahí recuperará el sentido todo lo que existe.
Cuando hablamos de la puesta al día de la iglesia, efectivamente, deberíamos hacerlo, es decir: deberíamos renovar exactamente lo que hizo Jesús y no en lo que hemos convertido la Eucaristía, que no se parece en nada ni tiene referencia a nada de lo que hizo Jesús.

Aleluya Jn 6, 51
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo —dice el Señor—;
el que coma de este pan vivirá para siempre.

EVANGELIO


Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 11b‑17
Comieron todos y se saciaron

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban.
Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle:
—«Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.»
Él les contestó:
—«Dadles vosotros de comer.»
Ellos replicaron:
—«No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.»
Porque eran unos cinco mil hombres.
Jesús dijo a sus discípulos:
—«Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.»
Lo hicieron así, y todos se echaron.
Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“MANTENER VIVA LA MEMORIA DE JESÚS”

Cada evangelista narra el acontecimiento desde su punto de vista, podríamos decir que cada uno narra las cosas desde un ángulo distinto aunque todos se refieran a la misma realidad.
S. Lucas interpreta el signo como una de las formas que Dios tiene de cumplir las promesas que vino haciendo en el A.T. en donde promete el alimento para todos los necesitados (IIReg. 4,42-44) : en aquel momento Eliseo da de comer a cien personas con 20 panes de cebada, aquello sería un signo de lo que ocurriría en los tiempos de la promesa: ya no serán cien personas, sino cien grupos de cincuenta. Aquella acción de Eliseo sería un signo de la nueva realidad; aquel signo nos remite a la iglesia, en la que el pan repartido y compartido será el signo de la acogida, de la comunión y del servicio que la iglesia realiza: ante la situación que vive la gente, Jesús y los apóstoles salen al encuentro, para afrontar las necesidades del grupo; tranquilamente se podrían haber desatendido. En esta actitud se da el signo de reconocimiento de Jesús.
El hecho está narrado con un gran paralelismo con la escena de Emaus: cae la tarde y no tienen nada qué comer y quieren invitarlos a que se vayan a las aldeas cercanas. En Emaus, es también la tarde caída y Jesús hace ademán de seguir el camino, ellos le invitan a cenar. En ambos momentos, al partir el pan reconocen la presencia de Dios; la solidaridad es signo que nos identifica y nos hace reconocibles ante el mundo, es el AMOR que se manifiesta y se hace palpable: “En esto reconocerán que sois de los míos”
Hoy ha cambiado enormemente la sociedad y, la estructura en la que nos desenvolvemos es completamente diferente, desde la concepción y el empleo del tiempo hasta las formas de convivencia, sin embargo, la solidaridad, la necesidad de encontrarnos, de sentirnos amados, acogidos y escuchados sigue siendo tan fuerte y necesaria para vivir como siempre, la propuesta de Jesús sigue siendo también la misma, la forma será cuestión nuestra, para ir viendo cómo seguimos manteniendo viva la memoria de Jesús.

miércoles, 26 de mayo de 2010

DOMINGO -IX- DEL T. ORDINARIO - C-

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Proverbios 8, 22‑31
Antes de comenzar la tierra, la sabiduría fue engendrada

Así dice la sabiduría de Dios:
«El Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas.
En un tiempo remotísimo fui formada, antes de comenzar la tierra.
Antes de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas.
Todavía no estaban aplomados los montes, antes de las montañas fui engendrada.
No había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe.
Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo;
cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba las fuentes abismales.
Cuando ponía un limite al mar, cuyas aguas no traspasan su mandato;
cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él, como aprendiz,
yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia:
jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“EL VERDADERO SABIO”
En la antigüedad, cuando se empieza a hacer la reflexión sobre Dios, su presencia se la percibe en la actitud o capacidad que una persona tiene para ordenar su vida y sus relaciones con los demás, de forma que puede llegar a alcanzar la felicidad; a esa fuerza interior o actitud, se la llama SABIDURÍA y a esto se lo identifica con Dios
“Sabio”, pues, no es el que sabe muchas cosas, sino el que sabe dirigirse en la vida con rectitud y sentido común -que diríamos hoy- de manera que es capaz de aconsejar y orientar a los otros , porque él mismo camina honrada y rectamente.
Quien posee estas cualidades, se le considera una persona sensata que participa de la sabiduría divina, que no tiene límites, pues lo abarca todo en el espacio y en el tiempo: es la sabiduría que ha puesto el orden en las estaciones del tiempo, el movimiento de los astros, la vida en los mares y en todo el universo.
Esta sabiduría de la que participa el hombre, es inteligente, es persona distinta al hombre, es… como el rostro visible en el que el hombre puede reconocer a Dios
El hombre es grande en tanto en cuanto más se deja llenar de esa sabiduría, porque adquiere cada vez una comprensión más grande y amplia de todo el universo; por el contrario, a medida en que se erige como sabedor absoluto, en contraposición a la SABIDURÍA, se autodestruye y se cierra en sus fanatismos, individualismos, nacionalismos, racismos, ostracismos y todos los “ismos” imaginables que no son sino manifestaciones grotescas de la estupidez del hombre.
Esta cerrazón a la sabiduría se ve cada vez con más claridad en lo que llamamos el “mundo civilizado” que basa su poder en la razón y en la técnica y pierde por completo la capacidad de leer los signos de la vida, el lenguaje simbólico de las personas y de las cosas, los detalles del amor y la belleza… y todo lo hace pasar por el filtro del dinero que coloca como canon de valoración de todo.


Salmo responsorial Sal 8, 4‑5. 6‑7a. 7b‑9. (R.: 2a)

R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R.
R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R.
R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R.
R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!


SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 1‑5
A Dios, por medio de Cristo, en el amor derramado con el Espíritu

Hermanos:
Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.
Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN


“EL GRAN REGALO DE JESUCRISTO”

Para S. Pablo, hay algo que lo ha cambiado todo: la situación en la que nos ha dejado Jesús es un privilegio tan grande que ya le importa todo un bledo: ni el dolor, ni la enfermedad, ni la muerte podrán con él, pues tiene seguro el triunfo y eso no va a lograr quitárselo nadie; entonces, una situación adversa, no le va a robar a él el regalo que Dios le ha hecho, por tanto, se trata de aprovechar cualquier situación, del tipo que sea, para sacar de ella lo mejor y fortificar la paciencia que va a necesitar; pues la vida le va a presentar constantemente dificultades y en ellas, la “tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza” y la virtud sólida es la única que fortifica la esperanza.
Ya no necesitamos hacer un esfuerzo para conseguir la santidad, esto es un regalo que Cristo nos lo ha conseguido, basta con aceptarlo y vivir en coherencia, despreocupados de todo, con lo que viviendo en esa coherencia estaremos anunciando la grandeza de Dios. Cristo nos ha conseguido la máxima libertad, ya no estamos bajo el peso de la ley y las cosas las hacemos, no porque nos vengan impuestas, sino porque nacen de nuestra propia conciencia y de nuestra relación con Dios.
Sabiendo que el triunfo está asegurado, es cuestión de jugárselo todo sin restricciones de ningún tipo y sin miedo alguno al fracaso
Para llegar a esta situación de libertad plena, hay un camino que es necesario recorrer: se trata del camino del dolor, de las dificultades e incluso de la persecución que hemos de atravesar y que es lo que, en definitiva, va a probar la autenticidad de nuestra fe y de la esperanza de cada uno, pues sabemos que la vida es lucha y dolor, por tanto, se trata de prepararse para lo que nos vamos a encontrar y no estar pensando en un sueño de color de rosa que jamás vamos a tener.
Siendo esta la realidad, es impresionante ver cómo nos hemos apartado del camino de la felicidad de la forma más tonta imaginable: solo se prepara para el triunfo, huimos constantemente del dolor y de la dificultad, se evita lo desagradable para que no tengamos “traumas” y, hasta de la misma práctica religiosa estamos queriendo quitar la cruz y solo pensamos en la gloria. Es curioso ver cómo se quiere quitar hasta la posibilidad del infierno.


Aleluya Ap 1, 8

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
al Dios que es, que era y que viene.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 12‑15
Todo lo que tiene el Padre es mío; el Espíritu tomará de lo mío y os lo anunciará

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
É1 me glorificará, porque recibirá de mi lo que os irá comunicando.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mio y os lo anunciará.»
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN


“DAR UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA”
Jesús se despide de sus discípulos y viene a decirles que todo esto que han empezado juntos y en lo que han puesto sus vidas, su ilusión, su fuerza,… esto no se va a parar ni se va a destruir; toda esa vida que ha comenzado en ellos ha sido la suya propia y también la del Espíritu Santo que se ha metido en el mismo proyecto y Él no se echa atrás, esto seguirá su curso frente a todas las dificultades que se van a ir presentando; el Padre será coherente y no abandonará lo que ha comenzado. Lo único que se nos pide es la fidelidad y no apartarnos del proyecto (la vid y los sarmientos- Jn. 15-), permanecer unidos al tronco es garantía de éxito. Romper la unidad es aceptar el juicio de condena (Jn. 16,11)
Es curioso ver cómo Jesús no se detiene en darles unas clases teóricas para que tengan ideas de Dios, sino que se dedica a vivir en coherencia con lo que es: “Hijo de Dios” y, como tal vive, no lo puede hacer de otra manera y lo que les enseña es un estilo de vida que nace del Padre y que lo alienta el ESPIRITU SANTO.
“Cuando venga el Espíritu de la Verdad, Él os iluminará”: se trata, pues de una toma de postura en la vida, en la que a medida que vivan entenderán pues en ella nos lo jugamos todo: me pongo a favor o en contra de la verdad; entro en el reino de la luz o me quedo en la oscuridad… todo esto es algo que tiene explicación: o se vive o no se entiende.
No quedará más remedio que definirse y se sabrá quiénes son los suyos y quienes son sus enemigos..
El problema sigue siendo el de siempre: nuestro empeño en compaginar el mandamiento del Señor con los artilugios de la religión, o dicho de otra forma: coger la vía de en medio, con la que intentamos vivir a dos caras: un día en la luz y otro en las tinieblas, convivir con la mentira mientras proclamamos la verdad, tapando la corrupción con ritos y devociones; vivir en la injusticia y encubrirla con limosnas; dicho también de otra forma más fuerte: creando pobres para poder practicar la “caridad” y coger de esa manera una imagen de “buenos”. Soy de Dios, pero convivo y contemporizo con el diablo.
Creo que éste es uno de los problemas más grandes que tenemos los humanos y que ya el mismo Santiago denunciaba en su tiempo, pero que seguimos justificándolo y decimos que para poder vivir tenemos que ir dando una de cal y otra de arena y de esa manera el edificio se nos cae pues nunca llegamos a saber quiénes somos.