martes, 28 de abril de 2009

DOMINGO -IV- DE PASCUA -B-


PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 8‑12
Ningún otro puede salvar

En aquellos días, Pedro, lleno de Espíritu Santo, dijo:
-“ Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; pues, quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros.
Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.”
Palabra de Dios.



REFLEXIÓN


“CRISTO, PIEZA CLAVE PARA LA INTEGRIDAD DEL HOMBRE”

Ante la curación que realizan Pedro y Juan del tullido en nombre de Jesús, la gente se llena de estupor al ver que han hecho un bien y, por haberle devuelto la salud, los llevan al tribunal; allí Pedro responde dando testimonio de lo que ha vivido: él no ha hecho nada, solamente ha invocado el nombre de Jesús y ha sido su poder quien lo ha curado, es todo lo que él puede testimoniar, pero ellos no lo quieren reconocer, lo desprecian y lo condenan como a alguien dañino para el bien común, es decir: devolver la salud, la dignidad, restablecer la esperanza y la alegría…a una persona, esto es dañino, insoportable, malo; en cambio el mantener arrinconado, marginado, despreciado…, hundido a un pobre, como estaba el tullido, eso sí es bueno y correcto y bueno.
No obstante, ellos dirán lo que quieran, convencerán a la gente y le impondrán lo que quieran, pero la realidad habla por si sola: el tullido está andando con su salud recuperada, cosa que a la gente la deja estupefacta, eso es una realidad que no la pueden negar.
Es la piedra que ellos han desechado como algo que no sirve, la que hace que se ensamble el edificio y, por más vueltas que dan, no logran encontrarle sentido ni solución sin esa pieza que es Cristo; es como la pieza base de un puzzle sobre la que se estructura todo, si la quitas, es imposible armar el cuadro.
Cristo es la referencia necesaria donde todo encuentra su sentido. La curación del tullido es la prueba más evidente, pero ellos están completamente ciegos y ese mismo bien se convierte para ellos en piedra de escándalo.
La historia sigue repitiéndose hoy al pie de la letra y Cristo sigue presentándose como piedra angular para la salvación y la felicidad del hombre aunque digan que no sirve y sigue produciendo el mismo estupor cuando vemos que alguien es capaz de entregar su vida por el reino; lo estamos viendo cada vez que un famoso se convierte a Jesucristo: la gente se queda sin respuesta, pues han llegado a convencerse de que Jesucristo ha muerto como una idea sin consistencia, como un mito del pasado que ya no pinta para nada, pero sigue repitiéndose cada día el hecho de que personas se encuentran con Él y descubren la luz de la verdad, de la libertad y la felicidad.



Salmo responsorial Sal 117, 1 y 8‑9. 21‑23. 26 y 28‑29

R/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes. R/.
R/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo la hecho,
ha sido un milagro patente. R/.
R/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.
Tu eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. R/.
R/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 1‑2
Veremos a Dios tal cual es

Queridos hermanos:
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“LA EXPERIENCIA DE SENTIRSE AMADOS”

S. Juan viene insistiendo en algo que es fundamental: es necesario que tomemos conciencia de lo que Dios ha hecho con nosotros. Lo peor que le puede ocurrir a una persona es la ignorancia, pues el que no sabe es como el que no ve; vive en la oscuridad y queda incapacitado para valorar las cosas y apreciar el bien o medir el mal.
Por tanto, es clave el tener un conocimiento de lo que Dios ha hecho por nosotros, pero al mismo tiempo que lo conocemos, hay que hacer conciencia y asumirlo, pues el momento que hemos tomado conciencia, y lo hemos hecho nuestro, nuestra vida cambia radicalmente: Dios Padre nos ha enviado su Hijo al mundo para que tengamos vida por Él; con su sacrificio ha pagado la deuda que teníamos y nos ha rescatado, haciéndonos hijos de Dios y herederos de la gloria.
Esta realidad sobrepasa nuestros moldes, no somos capaces de valorar la grandeza que tiene; el momento que tomamos conciencia de esto, y lo asumimos como una realidad nueva en nuestra vida, cambia por completo toda nuestra forma de pensar, de ser y de vivir.
Ahora bien, cuando una persona se coloca en esta dimensión, lógicamente choca con los esquemas del mundo, va a encontrar dificultad por todas partes, no va a ser aceptada, será molesta para los intereses del mundo que no soportará el reconocerla, es lógico, normal y coherente, pues es que no es de los suyos.
De la misma manera, no se entiende y es incoherente, que alguien que es de Dios y ha asumido la realidad nueva que Cristo le ha dado, que viva en perfecta armonía con el mundo. Esta es la gran incoherencia que hoy vivimos: la convivencia pacífica con el mundo, de forma que no le molestamos y él nos reconoce; cuando eso ocurre, es porque somos de los suyos.


Aleluya Jn 10, 14
Yo soy el buen Pastor
-dice el Señor-,
conozco a mis ovejas, y las mías me conocen.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 11‑18
El buen pastor da la vida por las ovejas

En aquel tiempo, dijo Jesús:
-“Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.
Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.”
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN


PASTOR versus ASALARIADO

En El pasaje del evangelio de hoy, Juan presenta a Jesús como “El Buen Pastor”, pero lo hace en una doble vertiente: Jesús se presenta como el PASTOR, que conoce sus ovejas por su nombre y da la vida por ellas; que presenta la verdad y les indica el verdadero camino; que se acerca a las más débiles, las cura y las protege y está atento a sus necesidades; que le duele el dolor de sus ovejas; sabe la situación por la que atraviesan y nada que se refiere a la vida del rebaño le es indiferente; no tiene otro interés que la vida de sus ovejas y por ellas da la suya; Él no quiere nada, no busca nada, no tiene otro interés que la felicidad de sus ovejas… “Yo doy mi vida por mis ovejas” –dirá-.
Al mismo tiempo se presenta en contraposición a los pastores ASALARIADOS: no quiere que lo identifiquen con ninguno de ellos: con esos que se presentan engañando a las ovejas, ofreciéndoles la gloria, para que los sigan, pero después las dejan en la miseria; aprovechándose de ellas para robar y asaltar el rebaño y cuando ven venir el lobo, lo abandonan, pero ellos ya se llevan su vida resuelta, mientras al rebaño lo dejan deshecho y destrozado… esquilado.
Jesús quiere dejar bien clara la imagen de los verdaderos y falsos pastores, para que la gente no se equivoque, pues sabe muy bien que al rebaño van a llegar “pastores” y “líderes” políticos, religiosos, sindicales, sociales… queriendo llevárselo y ofreciendo a cambio la felicidad.
Cristo se presenta como alternativa y como referente, dándonos las pistas para que podamos distinguir entre un pastor verdadero y un asalariado: será cuestión de mirar y ver: ¿En qué se parece el “pastor” de turno a Jesús? ¿Qué busca? ¿Qué intereses tiene? ¿Es la paz, la justicia, la verdad… y el servicio su única actitud y por lo que se distingue?
Es muy lógico que moleste la figura de Jesús a quien no es “pastor” sino un asalariado, pues la figura de Jesús es una denuncia constante y por eso hará lo posible por quitarlo de en medio.
Bastará ver qué hace y cómo hace cada uno, para saber por dónde y a dónde va, quién es un verdadero pastor y quién un asalariado: el verdadero pastor hace suyos los problemas de sus ovejas y busca con ellas la solución; lo último que se le ocurrirá hacer es huir cuando las cosas se ponen mal; por el contrario, da la cara, enfrenta el peligro y se juega el tipo por aquellos que no tienen fuerza, pues no puede soportar que sus ovejas sean explotadas y sufran.
El asalariado, en cambio, solo piensa en sus intereses personales, en su posición, en preservar su puesto y sus intereses particulares y no está dispuesto a arriesgar lo más mínimo; le interesa su imagen y su prestigio mucho más que la vida de sus ovejas y es capaz de jugarse la seguridad del rebaño, por mantener su imagen frente a quien le conviene e incluso, será capaz de vender el rebaño, si es que eso le puede ayudar a ser fuerte.
Al asalariado le trae sin cuidado el dolor y el sufrimiento de las ovejas, mientras no le llegue a él… de hecho es capaz de subirse el sueldo 10 veces más alto que lo tiene el rebaño y tiene la cara dura de dictaminar cómo se tienen que apretar el cinturón para seguir viviendo.
Él no conoce a nadie, sino a los de su “grupo” y a los que le apoyan, y pasa volviendo la cabeza ante los problemas para no darse cuenta del dolor de los que sufren; luego los conforma con lindos discursos que están fuera de la realidad, no dándole vergüenza el mentir cínicamente.