jueves, 23 de abril de 2009

DOMINGO -III- DE PASCUA -B-


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 3, 13‑15. 17‑19
Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos

En aquellos días, Pedro dijo a la gente:
-“El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo.
Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos.
Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.
Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.”
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“CRISTO SIGUE LEVANTANDO DE LA POSTRACIÓN”

Pedro y Juan van a la oración de la tarde al templo y se encuentran un tullido que les pide limosna; ellos le responden que no tienen dinero, pero que le dan lo que tienen, a Jesús resucitado; su fuerza le dará la vida y en su nombre le invitan a que se levante y se vaya.
Toda la gente queda maravillada y los apóstoles les responden, ¿De qué os maravilláis, de verlo que se ha levantado? Ha sido el nombre de Jesús lo que le ha devuelto la salud y su dignidad, ha sido justamente ese a quien vosotros habéis despreciado, lo habéis crucificado y preferisteis a un criminal en lugar de a Él.
El texto nos hace ver clarísimo lo que ocurre cuando se subvierten los valores: se prefiere a un asesino y se condena a muerte a quien proclama la vida y la dignidad de la persona.
Hoy estamos viendo a cada momento cómo esto está al orden del día y a todos los niveles: cuando se pierde el horizonte de la vida y nos colocamos en el centro de todo, se nos cierran todos los horizontes y no nos vemos más que a nosotros mismos, llegando a convertirnos en una especie de seres acorralados, ya que consideramos a los demás como los enemigos que nos quieren quitar el puesto, que hemos cogido indebidamente y lo tergiversamos todo, lo cambiamos y lo distorsionamos todo, viendo el bien como una amenaza y el mal como una bendición.
Estamos observando como la vida se la considera un mal que atenta contra nuestra libertad y nuestra dignidad; estamos viendo cómo el mal se impone de forma impune y hasta la misma ley lo socorre, mientras la verdad, la honradez y la justicia se sienten acosadas y agredidas; esta es la queja constante de todo el mundo.
La expresión de los apóstoles vuelve a tener el mismo eco de aquellos momentos ¿Por qué os extrañáis que Jesucristo haya levantado a éste que estaba tullido? También hoy sigue levantando a mucha gente de la postración en la que se encuentra…pero esto sigue armando el mismo escándalo de siempre y es que el muerto no puede soportar la alegría y la esperanza del que vive, de la misma manera que las tinieblas no pueden soportar de ninguna manera la luz.


Salmo responsorial Sal 4, 2. 7. 9
R/. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.
Escúchame cuando te invoco,
Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración. R/.
R/. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.
Hay muchos que dicen:
“¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?” R/.
R/. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.
En paz me acuesto
y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor,
me haces vivir tranquilo. R/.
R/. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 1‑5
Él es victima de propiciación por nuestros pecados y también por los del mundo entero

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis.
Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo.
Él es victima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos.
Quien dice: “Yo lo conozco”, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.
Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“VIVIMOS CON GAFAS OSCURAS”
S. Juan ha expuesto con una comparación lo que es vivir en Cristo y lo que es vivir sin Él con el símbolo de la luz y de la oscuridad o las tinieblas.
Vivir en el pecado, es como vivir en completa oscuridad; encontrarse con Jesucristo, es como haber encontrado la luz.
Juan no entiende que alguien que se encuentra con la luz, pueda andar como si estuviera en tinieblas: no se puede ir tropezando y haciendo disparates como el que vive en la oscuridad o no ve nada.
Pero, aunque sea algo incoherente y cometamos fallos, aún así, Dios ha puesto a Jesús como presencia viva de su amor que está por encima de nuestros pecados y de nuestras incoherencias y nos perdona, dispuesto siempre a ponerse a nuestro lado en el camino de la vida, si es que nosotros aceptamos seguirlo, eso significa aceptar sus propuestas, seguir por donde Él indica.
El problema está en que, con frecuencia, queremos cambiar las cosas y no aceptamos seguir sus pasos, sino que queremos obligar a que Él entre por donde nosotros determinamos, y hacemos una religión a nuestra medida, según nuestras conveniencias y las propuestas de Jesús las dejamos a un lado porque no nos gustan, porque las consideramos trasnochadas, porque no están en consonancia con la moda que impera, o los intereses particulares y, entonces, establecemos nosotros las nuestras, de acuerdo a lo que “conviene” en el momento, a los intereses que hay que defender... y, mal favor hacemos al mundo y a nosotros mismos
Hemos estado celebrando hace dos semanas con tambores, platillos, bandas de trompetas y cornetas que Jesús ha resucitado, que la luz triunfó sobre las tinieblas… pero ¿En realidad esto era motivo de alegría? ¿Es verdad que la resurrección es una experiencia vital en nosotros? Porque da la sensación más bien de que ante la aparición de la luz de Cristo resucitado nos ponemos las gafas de sol, porque nos molesta la luz de Cristo y preferimos seguir caminando en la oscuridad, donde nos movemos por puro instinto, por intereses, por modas…y, yo diría que hasta por miedo.



Aleluya cf. Lc 24, 32

Señor Jesús, explícanos las Escrituras;
Haz que arda nuestro corazón mientras nos hablas.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 35‑48
Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día

En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice:
- “Paz a vosotros.”
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo:
- “¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.”
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
-“¿Tenéis ahí algo que comer?”
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:
-“Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.”
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió:
C “Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.”
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“SER Y NO SER”
A los apóstoles, la muerte de Jesús les ha tirado abajo todos sus planes, se han quedado descolocados y sienten que todo lo que soñaban se les ha vuelto en su contra.
Nos dice el evangelio que estaban escondidos por miedo a los judíos y cuando Jesús se hace presente, aterrados y llenos de miedo creían ver a un fantasma, es que la luz da miedo, pues deja al descubierto la miseria humana.
Cristo aún acepta sus esquemas y entra por donde ellos están, para que se den cuenta que no es un fantasma que viene a agredirlos, sino que Él es la luz que viene a iluminarlos.
No habían entendido nada de lo ocurrido y cuando toman conciencia de que Dios no está, ni acepta caminar en los esquemas que tienen trazados, entonces entendieron las Sagradas Escrituras, que desde Moisés y pasando por todos los profetas y los salmos ya estaban anunciado que tenía que morir para poder resucitar, pero ellos querían disfrutar solo del triunfo, eso nos pasa también a nosotros.
Este esquema sigue en pie y es inamovible: la resurrección pasa por la muerte; no puede haber un hombre nuevo donde no ha habido una conversión, donde no ha habido un reconocimiento y aceptación de la luz que deja al descubierto todos los errores que cometemos dejándonos llevar por la fuerza del pecado y no solo consiste en reconocerlos, sino que hemos de desterrarlos de nuestra vida, pero lo que no se puede hacer es colocarnos las gafas de sol y caminar por la vida “como si”, pero identificados totalmente con la estructura del mal.
Hay un dato que todos estos días se viene repitiendo y hoy vuelve de nuevo a aparecer: Jesús dice a los discípulos “¿Tenéis ahí algo que comer?”: Cristo, cada vez que se aparece, lo reconocen “Al Partir el Pan”, que es el termino con que la primitiva comunidad designa la Eucaristía, es decir: la EUCARISTÍA es el espacio privilegiado de encuentro y manifestación de Jesús resucitado; la Eucaristía es Cristo que parte el pan y lo reparte, pero es la comunidad que lo comparte, o dicho de otra forma: es el Señor resucitado que alimenta y fortalece la vida de fe de los creyentes con su cuerpo y con su sangre.
Esto parece que se nos ha olvidado, y me suenan como un eco las palabras de S. Pablo a los Corintios cuando les dice: “Esta es la tradición que yo he recibido”, esto es lo que nos identifica; la fuerza nos viene de Jesús resucitado y no de nuestras convicciones, devociones o intereses.
La Eucaristía es para los creyentes principio de vida y fuerza para un estilo de vida completamente nuevo, de hombres y mujeres resucitados.
Sigo sin entender el que hayamos acuñado y aceptado la frase: “Soy creyente pero no practicante” que al final se resume, dicho de forma hasta grosera: “yo creo en Dios pero que me dejen del rollo de las misas y de las tonteras de beatos”, que a eso reducen la vivencia de la fe comunitaria.
Un verdadero cristiano “Creyente en Jesús Resucitado”, no puede vivir sin el DOMINGO, sin una comunidad con la que viva, comparta y celebre.
No es solo cuestión de participar activamente en la celebración litúrgica de la Eucaristía, sino de vivir como una persona “resucitada” y esa vida, compartida con otros creyentes, necesariamente hay que celebrarla, convirtiendo así la Eucaristía en punto de llegada y en fuerza para seguir comenzando cada día.
“Partir el Pan” no es un rito, sino un estilo de vida marcado por el compartir, por la solidaridad, por la vinculación a la lucha por la justicia, por la verdad, por la vida, por la paz, por la libertad…