miércoles, 8 de octubre de 2008

DOMINGO VEINTIOCHO T. O. -A-




Lectura del profeta Isaías 25,6‑10a
El Señor preparará un festín, y enjugará las lágrimas de todos los rostros

Aquel día, el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país. ‑Lo ha dicho el Señor ‑.
Aquel día se dirá: "Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte."
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“SOÑAR Y TRABAJAR NO ES UNA UTOPÍA”
El profeta se encuentra con su pueblo que lleva mucho tiempo sufriendo, perdido, descontrolado, a la deriva… todos sueñan con una nueva realidad, algo que nadie sabe por donde comenzar ni cómo realizar, pero todos lo desean en el fondo de su corazón, es el deseo que todos llevan marcado, pero que nadie se atreve a exponer ni sabe cómo hacerlo, porque todo es adverso, y todo parece caminar en sentido opuesto llegando a crear el desaliento, como el que suspira por algo que resulta una utopía.
En esta situación, el profeta Isaías se atreve a levantar la voz y a decir que eso que sueñan no es utópico, que hay que seguir soñando, pero que también hay que estar dispuestos a hacerlo, porque el Señor está dispuesto a poner su mano y lo va realizar convirtiéndose en una fiesta, en un banquete en el que todos van a quedar satisfechos porque se han cumplido todas sus expectativas: “Dios Aniquilará la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país. ‑Lo ha dicho el Señor ‑.”
Al escuchar esto que el profeta anuncia a su pueblo me hace estremecer porque hoy, como en aquel momento, estamos todos necesitados de escuchar este mensaje de esperanza para un mundo en el que el vientre de la madre se ha convertido en el lugar más peligroso para el ser humano, en el que los profesionales de la salud, la ley los quiere convertir en servidores de la muerte, contrariamente al juramento que hicieron de poner sus vidas al servicio de la vida; un mundo en el que los poderes políticos se convierten en servidores incondicionales de los grandes gigantes financieros en lugar de ser los defensores del pueblo que los elige para que lo guíen, y prefieren el exterminio y el hundimiento de grandes sectores de población antes que el déficit en los negocios de estos gigantes. Un mundo en el que la persona ha pasado a significar mucho menos que un reptil o que una planta silvestre…
En una situación así, aunque suene a catastrofismo, el pueblo siente que, como Dios no ponga su mano y se levante como el pastor que guía su rebaño, el lobo hará estragos, sin lugar a duda.
Pero la memoria de la historia también es un hecho que no se puede negar: detrás de la tormenta viene la calma y al final, cada cosa se vuelve a poner en su sitio, muy a pesar de los pastores traidores y asalariados que se levantaron para destruir y aprovecharse del rebaño y el sol resplandecerá cuando creían que lo habían apagado para siempre, pero el Señor es fiel y nunca ha fallado, ahora tampoco lo hará y al final se ha de decir como en otros tiempos: “Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación."



Salmo responsorial: 22

Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
El Señor es mi pastor, nada me falta: /
en verdes praderas me hace recostar; /
me conduce hacia fuentes tranquilas /
y repara mis fuerzas. R.
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Me guía por el sendero justo, /
por el honor de su nombre. /
Aunque camine por cañadas oscuras, /
nada temo, porque tú vas conmigo: /
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Preparas una mesa ante mí, /
enfrente de mis enemigos; /
me unges la cabeza con perfume, /
y mi copa rebosa. R.
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan /
todos los días de mi vida, /
y habitaré en la casa del Señor /
por años sin término. R.
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.


Lectura de la carta del apóstol S. Pablo a los Filipenses 4,12‑14.19‑20
Todo lo puedo en aquel que me conforta

Hermanos: Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en compartir mi tribulación. En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su espléndida riqueza en Cristo Jesús. A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“ALGO ES SEGURO: DIOS NO FALLA”
S. Pablo parte de su experiencia de encuentro con Jesús: él confía plenamente en Dios, él ha optado por ponerse en sus manos, él entiende que la historia y el mundo ha de seguir el proyecto que Dios tiene marcado, tiene bien claro que de lo que se trata es de seguir la pauta que marca Jesús, eso le ha de llevar al triunfo y no importa la situación en la que se encuentre : sea “la hartura y el hambre, la abundancia y la privación” en la paz o en la dificultad, en la alegría o en la tribulación… su fuerza no está en él, sino en aquel de quien se ha fiado y en el que está seguro y nada ni nadie lo va a cambiar de rumbo ni de dirección.
Esta experiencia de vida de Pablo se convierte en norma para todos los cristianos: el camino que Cristo ha trazado es seguridad para la vida, contra viento y marea y a pesar de todas las dificultades que vengan, desde fuera o desde dentro, hay algo que está claro: nadie va a cambiar la decisión de Dios y, por tanto, la del creyente, aunque esto no quiera decir que no le vaya a suponer dolor, lo mismo que al padre le supone la tozudez del hijo que quiere desviarse del camino, pero el no va a dejar de quererlo; “¿Quién podrá separarnos del amor de Dios”?
Pablo tiene algo muy seguro: a quien se pone en el camino de Cristo, Dios no lo va a dejar en la estacada: “mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia”.


Lectura del santo evangelio según S. Mateo 22,1‑14
A todos los que encontréis, convidadlos a la boda

En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda." Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda." Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. [Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos."]
Palabra del Señor


REFLEXIÓN

“¿CON QUIÉN ESTAMOS, A QUIÉN SERVIMOS?
El banquete de la paz, de la fraternidad, del amor, de la justicia, de la verdad, de la libertad… está servido. Todo está a punto y existen las mejores condiciones para que empiece la fiesta, pero aquellos que tienen en sus manos el que comience el convite están en otros intereses, en otros negocios, con otras ideas: unos se fueron a sus tierras, otros a sus asuntos y otros se dedicaron a molestar a los que anunciaban la invitación del banquete y hasta los mataron: ese banquete iba en contra de de los intereses de sus “señores”.
El banquete sigue estando servido: Existen unas condiciones extraordinarias para que todo el mundo pueda comer, para que todos puedan tener una educación digna, para que todos puedan vivir con dignidad en su tierra, sin necesidad de vivir en dependencia de nadie, hay medios sobrados para que cada país pueda defenderse por si mismo y pueda colaborar y participar en la alegría de la fraternidad…
Hay sobradas posibilidades de estructurar la vida y el mundo desde otras perspectivas, desde otros parámetros, como es el de la JUSTICIA y no el del dinero, el de la avaricia y la codicia.
Pero esto es una locura impensable: ¿Cómo vamos a dar lugar a que todos se sientan iguales? ¿Cómo vamos a dar lugar a que todos tengan lo suficiente para vivir? ¿Entonces cómo podremos amontonar nuestras fortunas? ¿Cómo podremos mantenernos en el poder y seguir teniendo gente a nuestro servicio que dependa completamente de nosotros?
El hombre necesita incentivar su grandeza y un sistema que propicia la igualdad y la fraternidad es una utopía que va en contra de las tendencias naturales del ser humano. Hay que incentivar el “progreso” que para ellos consiste en crear la competencia, hacer sentir que el hombre tiene que sentirse superior a su hermano, alentarle su “autoestima”… Y se inventa un discurso, una filosofía, una sociología y hasta una “teología” de un “dios” a nuestra medida que justifique y dé razón del montaje de muerte que hemos establecido.
Pero este montaje tiene que ser defendido por los lacayos que viven a costillas de él y que serán los que irán entorpeciendo y desanimando a todo el que sigue aceptando la invitación al banquete y. lógicamente, serán los que se encargarán de callar y de matar a los que siguen invitando y diciendo que el banquete está servido, que es posible vivir de otra manera, que hay posibilidades de estructurar un mundo en fraternidad y alegría…
A Jesús, que vino diciéndolo, lo mataron y antes que a él se liquidaron a todos los profetas, al último fue a Juan Bautista y después de El ha seguido la historia hasta nuestros días, en cuyo punto de mira sigue la iglesia, como objetivo principal que hay que liquidarse.
Y frente a esto no queda más opción que definirse: o te pones e un lado o te pones en el otro… Pero hay algunos que creen que se puede coger la línea intermedia, es decir: contemporizar con unos y con otros, es la imagen del que se metió sin el traje de bodas, disimulando ser uno de aquellos despojados que habían sido invitados en los caminos. Es la postura de todos los que están en apariencia en el banquete, cuando pertenecen a los lacayos que sirven al sistema y aquí debemos tener mucho cuidado con señalar a nadie ya que todos debemos revisar en dónde nos encontramos y a quién servimos.