martes, 30 de septiembre de 2008

DOMIGO VEINTISIETE T. O. -A-

Lectura del profeta Isaías 5,1‑7
La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel

Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña. Mi amigo tenía una viña en fértil collado. La entrecavó, la descantó, y plantó buenas cepas; construyó en medio una atalaya y cavó un lagar. Y esperó que diese uvas, pero dio agrazones. Pues ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, por favor, sed jueces entre mí y mi viña. ¿Qué más cabía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? ¿Por qué, esperando que diera uvas, dio agrazones? Pues ahora os diré a vosotros lo que voy a hacer con mi viña: quitar su valla para que sirva de pasto, derruir su tapia para que la pisoteen. La dejaré arrasada: no la podarán ni la escardarán, crecerán zarzas y cardos; prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella.
La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel; son los hombres de Judá su plantel preferido. Esperó de ellos derecho, y ahí tenéis: asesinatos; esperó justicia, y ahí tenéis: lamentos.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“LAS UVAS AMARGAS DE LA INSATISFACCIÓN”

El profeta Isaías intenta hacer una especie de retrato del pueblo de Israel y pone dos focos de atención: su amigo, que representa a Yavé ilusionado con su huerto y dispuesto a hacer y emplear en él todo lo que tiene y sus mejores esfuerzos. El otro foco de interés es el huerto, la viña, que representa al pueblo de Israel, dispuesta para recibir todo lo que le den, creyéndose merecedora de todos los mimos que se le hagan, exigiendo sus derechos, pero no reconociendo ni uno solo de sus deberes.
El tema fundamental es exponer todo el amor y la ilusión que su amigo tiene con su viña, pero ante la respuesta que ésta le está teniendo, invita a que los mismos israelitas sean los jueces y digan qué harían ellos si se encontraran con esa situación: les expone todo lo que está haciendo: La entrecavó, la descantó, y plantó buenas cepas; construyó en medio una atalaya y cavó un lagar…” Sin embargo, ante esta actitud de entrega, de ilusión, la viña está respondiendo así: “esperó que diese uvas, pero dio agrazones”
Si nos damos cuenta, el escenario es el mismo que el que se presenta en el capítulo tres del Génesis: Dios ha soñado con que el hombre sea feliz, le ha dado todo lo creado, que es hermoso y espera que el hombre se comporte a semejanza de Dios, pero la respuesta es negativa. Ahora es la misma cosa y el pueblo tendrá que cargar con las consecuencias: va a dejar que el pueblo cargue con lo que ha querido “voy quitar su valla para que sirva de pasto, derruiré su tapia para que la pisoteen. La dejaré arrasada: no la podarán ni la escardarán, crecerán zarzas y cardos; prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella”.
La historia sigue repitiéndose porque Dios sigue siendo justo y jamás va a obligar al hombre a aceptar algo que no quiera, siempre lo ha hecho, respetando sus decisiones, pero, eso sí: la responsabilidad está en el hombre de cargar con las consecuencias del uso de su libertad.
¿A quién podrá el hombre actual acusar por la deriva que ha tomado de quitar al Dios de la VIDA del horizonte y poner el dinero como único y absoluto valor de la vida? Porque el dios dinero exige como culto la muerte.

Salmo responsorial: 79

R/La viña del Señor es la casa de Israel.
Sacaste una vid de Egipto, /
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste. /
Extendió sus sarmientos hasta el mar, /
y sus brotes hasta el Gran Río.
R/La viña del Señor es la casa de Israel..
¿Por qué has derribado su cerca /
para que la saqueen los viandantes, /
la pisoteen los jabalíes /
y se la coman las alimañas?
R/La viña del Señor es la casa de Israel..
Dios de los ejércitos, vuélvete: /
mira desde el cielo, fíjate, /
ven a visitar tu viña, /
la cepa que tu diestra plantó, /
y que tú hiciste vigorosa.
R/La viña del Señor es la casa de Israel..
No nos alejaremos de ti: /
danos vida, para que invoquemos tu nombre. /
Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos, /
que brille tu rostro y nos salve.
R/La viña del Señor es la casa de Israel..

Lectura de la carta del apóstol S. Pablo a los Filipenses 4,6‑9
Poned esto por obra, y el Dios de la paz estará con vosotros.

Hermanos: Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Y lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“LA FUENTE DE LA INSATISFACCIÓN”

Las palabras de S. Pablo a los filipenses parecen dichas expresamente para cada uno de los que hoy componemos nuestras comunidades del s. XXI: el ritmo de vida en que nos hemos metido, la gran cantidad de cosas que suceden sin que nosotros podamos controlar llegan a desbordarnos de tal manera, que al final no sabemos a qué responder y cada día nos vamos a la cama con la sensación de no haber hecho nada o de no haber alcanzado a todo lo que deberíamos haber hecho, y empiezan a acumularse cosas que van horadando nuestro ánimo, hasta que caemos en una especie de depresión diciendo que no podemos seguir el ritmo que hemos establecido.
Esa situación que nos hemos creado, es una de las causas más frecuentes de la perdida de la paz interior y hasta de las depresiones en las que caemos, pues no tenemos tiempo para nada y siempre vamos corriendo y llegando tarde a todas partes.
Éste no es exactamente el caso de los Filipenses, pues ellos no tenían el ritmo trepidante nuestro, pero sí algo parecido: las preocupaciones de la vida les hacían olvidar lo principal y perder la paz y hasta el horizonte. Frente a este obstáculo les invita a mirar siempre el referente que les va a orientar en el camino: “poned vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta.” Y teniendo esto como norma de la vida, podemos estar seguros que la Paz estará siempre como la luz que ilumina nuestro ser.
Si nos detenemos a pensar, fácilmente nos daremos cuenta que el vacío de nuestras vidas, la sensación de insatisfacción, la tristeza… que muchas veces se apodera de nuestras vidas, no es sino por haber perdido de vista lo que es esencial y habernos ido detrás del anzuelo que nos han puesto, al que queremos coger y nunca llegamos a poseerlo, con el agravante de que cuando lo alcanzamos y mordemos, nos sentimos atrapados e incapacitados para poder hacer otra cosa en la que soñamos y ansiamos, pero la sentimos como algo de primera necesidad, pero imposible de conseguir.


Lectura del santo evangelio según S. Mateo 21,33‑43
Arrendará la viña a otros labradores

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo: "Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?" Le contestaron: "Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos." Y Jesús les dice: "¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos."
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

“A LA SOMBRA DEL PODER ESTABLECIDO”
Jesús vuelve a encontrarse con su pueblo, el mismo con el que se encontró el profeta Isaías y después de tanto tiempo, ve que perduran las mismas actitudes, los mismos problemas corregidos y aumentados y, en consecuencia, lo mismo que una enfermedad que no se cura, se hace crónica y va empeorando cada vez más.
Retoma el mismo cuento que en otro tiempo contara el profeta Isaías y se lo vuelve a contar a la gente de su tiempo poniéndolos como testigos, exactamente como hizo el profeta.
Aparece una diferencia en el texto: en el texto de Isaías no dejó que los testigos contestaran, en cambio Jesús sí lo hizo, y la respuesta que dieron fue: "Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a su tiempo." Algo así como cuado preguntamos a un joven que está furioso contra su padre porque no lo deja hacer lo que quiere, si él dejaría a su hijo que haga lo que él está haciendo y responde inmediatamente:”¡Nunca!”
Los que escuchaban a Jesús se sintieron cogidos por sus mismas palabras y se pusieron furiosos en contra de Él, pues se dieron cuenta que los estaba denunciando.
Yo no puedo evitar la imagen actual de aquellos que en cuanto oyen que algo les cuestiona su forma de vida o su actuación, inmediatamente saltan diciendo que la iglesia no debe meterse en política, que se dedique a lo suyo (que lo suelen reducir a rezar en la intimidad) y no divida a la gente. Es una manera extraordinaria de retratarse y decir dónde nos encontramos, pues quien responde así es porque tiene tomada su opción: Es curioso ver que todo el que dice esto, lo mismo que ocurría a los fariseos, es porque vive guarecido al amparo del poder establecido.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

DOMINGO VEINTISEIS T. O. -A-




Lectura del profeta Ezequiel 18,25‑28
Cuando el malvado se convierte de su maldad, salva su vida

Así dice el Señor: "Comentáis: "No es justo el proceder del Señor." Escuchad, casa de Israel: ¿es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá."
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“MAL DE MUCHOS, CONSUELO DE TONTOS”

Al leer el pasaje de Ezequiel , nos solemos quedar tan tranquilos, e incluso lo vemos como la cosa más natural, pero es necesario ubicar en el contexto lo que dijo, ya que en ese tiempo la responsabilidad individual no se podía ni imaginar: la ley caía sobre el clan, sobre la familia y era el "jefe" el que respondía siempre; los fallos de uno los pagaba el clan, también los triunfos no eran de alguien particular, sino del clan o de la familia.
Ezequiel rompe la estructura y aplica a cada uno su responsabilidad ante los errores o ante los triunfos: Dios se va a enfrentar con cada uno y no con el caln y lo va a ensalzar o lo va a castigar, pues no tienen por qué sufrir los demás las irresponsabilidades de un particular.
Cada uno es responsable de su destino y no es excusable porque los demás le induzcan o le fuercen a hacer una cosa, cada uno tendrá que responder de lo que ha hecho, tanto bueno como malo.
A pesar del individualismo tan exagerado que hay establecido, sin embargo, en muchas cosas vemos hoy que hemos entrado en una situación parecida, no tanto en que alguien tenga que responder por nosotros, cuanto que en el fallo de los demás nos escudamos y creemos que como todos lo hacen, la cosa tiene menos fuerza y no es tan grave: como todos roban, yo también lo hago porque de lo contrario me van a llamar tonto; como los demás funcionan de una forma determinada, yo también funciono de esa forma porque no me voy a distinguir y al final sostenemos y aceptamos como válido y bueno el refrán de “mal de muchos, consuelo de tontos”.


Salmo responsorial: 24

Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna.
Señor, enséñame tus caminos, /
instrúyeme en tus sendas: /
haz que camine con lealtad; /
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador, /
y todo el día te estoy esperando.
Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna.
Recuerda, Señor, que tu ternura /
y tu misericordia son eternas; /
no te acuerdes de los pecados /
ni de las maldades de mi juventud; /
acuérdate de mí con misericordia, /
por tu bondad, Señor.
Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna.
El Señor es bueno y es recto, /
y enseña el camino a los pecadores; /
hace caminar a los humildes con rectitud, /
enseña su camino a los humildes.
Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna.

Lectura de la carta del apóstol S. Pablo a los Filipenses 2,1‑11
Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús

Hermanos: Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todo el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.
[Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre‑sobre‑todo‑nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.]
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“EL QUE VENGA DETRÁS QUE APRIETE”

Pablo pide a la comunidad de Filipos que tenga bien presente el ejemplo de Cristo: Él, siendo Dios y no habiendo cometido pecado, cargó con el pecado de todos, se despojó de su condición y se hizo esclavo para levantarnos a todos, Él ha cargado con nosotros.
Esta imagen no la podemos perder de vista y nos ha de servir de modelo y de guía: cada uno de nosotros tenemos que ser apoyo y empuje para nuestros hermanos, por eso, el signo de que la comunidad vive y es testigo de Jesucristo, será la solidaridad de los unos con los otros, ese será el consuelo mayor que podrán darle, pues él mismo se sentirá tranquilo de ver que el mensaje que recibió, fue bien entendido y asimilado.
Esa petición que hace a los filioenses llega hasta nuestros días con una fuerza enorme: sigue sirviendo como principio el modelo que ha puesto: Jesucristo; Él no se ha desentendido del mundo, no le ha dado la espalda buscando sus intereses y no teniendo en cuenta los de los demás, sino que por el contrario, se ha jugado su vida por la salvación de todos.
Esta llamada de atención sigue siendo hoy un grito que rompe los tímpanos de todos los hombres: esa actitud que suele extenderse y tomar carta de ciudadanía de “El que venga detrás que apriete” es abiertamente un pecado que atenta en contra de nuestra misma naturaleza de personas y de cristianos; es que no vinimos para gozar y marcharnos dejándolo todo destruido, para que el que venga detrás vea cómo se las arregla, sino todo lo contrario: para cooperar a que el mundo vaya quedando cada vez mejor para el que viene detrás. Eso es vivir en solidaridad, en armonía…
Cuando la historia nos haga un juicio y Dios nos pida cuentas de todo lo que nos ha dado y hemos recibido de los demás, tendremos que dar cuentas del mundo y de la sociedad que dejamos como herencia a nuestros jóvenes y a nuestros niños.



Lectura del santo evangelio según S. Mateo 21,28‑32
Recapacitó y fue

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acerco al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?" Contestaron: "El primero." Jesús les dijo: "Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis."
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

“NO SOMOS LO QUE DECIMOS, SINO LO QUE HACEMOS”

Creo que todos tenemos experiencia de algo que ocurre con una frecuencia enorme en la vida ordinaria: observamos que la persona buena, trabajadora, honrada, disponible, solidaria… jamás la vemos en el candelero, dando grandes discursos ni refiriendo grandes argumentos; incluso decimos: “Si tienes algo que hacer, encárgaselo a aquel que tiene más ocupaciones, porque el que no tiene nada, nunca tendrá tiempo”, y así resulta. En cambio, el que no arrima el hombro, el que no puedes contar con él para nada, lo veremos siempre dando ideas, diciendo lo que se tiene que hacer y criticando lo que se ha hecho o se ha dejado de hacer.
Esto mismo que vemos en la realidad de nuestra vida, ha ocurrido siempre: ya en la tradición judía se criticaba lo mismo y se decía que: “Los justos dicen poco y hacen mucho, en cambio los impíos dicen mucho y no hacen nada”.
También Jesús se hace eco de esta tradición y denuncia a los fariseos y a los dirigentes del pueblo: “Vosotros atáis fardos pesados sobre la espalda de los demás pero vosotros no los tocáis ni con un dedo” por eso les reprocha su imagen que aparece tan limpia pero que es un sepulcro: muy bonito por fuera pero podrido por dentro y es por eso que les dice que los publicanos y las prostitutas les llevan delantera en el reino de los cielos pues ellos no engañan.
Ellos no cesan de hablar de Dios y todo parece que está iluminado por la presencia de Dios, pero a la hora de la verdad, se han olvidado de lo que Dios quiere, hasta el punto que hay que repetirles: “Haced lo que dicen pero no hagáis lo que hacen”.
Por eso, ante este reproche que hace Jesús y que toda la tradición denuncia, no nos queda más remedio que plantearnos: ¿De qué vale que digamos que somos creyentes si luego nuestra vida es contraria a lo que confesamos? ¿Acaso nos va a salvar la palabra que decimos o la obra que hacemos? ¿ Acaso nos va a justificar y a salvar el hecho de que estemos apuntados en un libro del archivo de una parroquia? Nada de eso tiene consistencia si es que no está sostenido con una vida en coherencia
Tendríamos que plantearnos si no hemos llenado nuestra iglesia de palabras muy bonitas, de expresiones políticamente correctas, de doctrina impecable y exacta, de ritos perfectos… pero de una vida y unas obras que en nada se corresponden con todo eso que celebramos y confesamos. Sin embargo, hoy como ayer y como siempre, el verdadero mensaje de Jesús lo realizan aquellos que traducen en hechos las palabras y no basta ser políticamente correctos, sino llevar a cabo el mandato del amor que Jesús nos dejó como distintivo.

martes, 16 de septiembre de 2008

DOMINGO VEINTICINCO del T. O -A-



Lectura del profeta Isaías 55,6‑9
Mis planes no son vuestros planes

Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras está cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos ‑ oráculo del Señor ‑. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“DIVERGENCIA EN EL SER Y EN EL PENSAR”

Israel acaba de salir del destierro, ha vuelto de Babilonia y allí se ha hecho una imagen de un Dios que no responde en absoluto a la verdad: ellos han fabricado una imagen de Dios hecho a su medida y de acuerdo a sus esquemas, pero esto no es válido pues ellos se han hecho una imagen de un Dios lejano, despreocupado de la vida del hombre, un Dios castigador que los ha llevado al destierro o ha permitido que se los lleven, un Dios que actúa de forma parecida a la de los hombres.
El profeta invita a dar un cambio, pues con esa manera que tienen de pensar y de actuar no van a poder sentir la presencia de Dios cercano y comprometido con sus vidas. No queda más remedio que dejar los caminos que se han cogido y las formas de pensar que se han tenido: “que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes” esto va a dar lugar a un cambio radical en la existencia de todos, pues van a sentir a su lado a un Dios que es perdón y misericordia y esto va a dar fuerzas y sentido para todo el cambio que tienen que hacer para construir este Pueblo Nuevo.
Efectivamente, están muy lejos de los caminos y de los planes de Dios: mientras ellos están desmoralizados y perdidos, sintiendo a Dios que los ha abandonado, Dios está cercano: metido en sus cosas del día a día, en su camino y también sus mentes y en sus corazones: en sus planes, pero están ciegos y no lo ven, son ellos los que andan distantes y por eso pide la vuelta al Señor si es que quieren hacer algo.
Hoy suenan como un eco de infinito la voz de miles de hombres y mujeres que desde la cercanía de Dios siguen gritando al mundo que se abandone el camino que se ha cogido contrario a los planes de vida y de fraternidad que Dios tiene para los hombres, pero esto tiene que hacerse a través de un cambio radical de pensamiento y de conducta basados en el amor y la justicia y no en la avaricia y el atropello.
En el refrán popular decimos: “La ocasión la pintan calva y hay que cogerla por los pelos”; siento que el Señor nos está invitando a no dejar las posibilidades que tenemos de ese cambio mientras se nos presentan, porque cuando pasan, ya no vuelve más esa posibilidad. Después, ya solo queda el llanto y el lamento por lo que pudo ser y no fue.

Salmo responsorial: 144

Cerca está el Señor de los que lo invocan.
Día tras día, te bendeciré /
y alabaré tu nombre por siempre jamás. /
Grande es el Señor, merece toda alabanza, /
es incalculable su grandeza.
Cerca está el Señor de los que lo invocan.
El Señor es clemente y misericordioso, /
lento a la cólera y rico en piedad; /
el Señor es bueno con todos, /
es cariñoso con todas sus criaturas.
Cerca está el Señor de los que lo invocan.
El Señor es justo en todos sus caminos, /
es bondadoso en todas sus acciones; /
cerca está el Señor de los que lo invocan, /
de los que lo invocan sinceramente.
Cerca está el Señor de los que lo invocan.

Lectura de la carta del apóstol S. Pablo a los Filipenses 1,20c‑24.27a
Para mí la vida es Cristo

Hermanos: Cristo será glorificado abiertamente en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger. Me encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros. Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“VIVIR LA VIDA CON SENTIDO”
Pablo está en la cárcel por el evangelio que está predicando, se da perfecta cuenta de lo peligroso que resulta, ya que la gente vive a espaldas de Jesucristo y su persona la rechazan porque los denuncia. Sabe que esto le puede costar la vida y lo tiene asumido, pero sabe que su vida no tiene otro sentido que ser signo para el mundo de la presencia de Jesucristo, del reino, que es el único horizonte que existe.
Para Pablo todo ha cobrado un nuevo sentido desde que conoció a Jesucristo, ahora sabe que muera o viva, su persona va a ser lugar de manifestación y de encuentro con Jesucristo. Para Pablo la vida y la muerte han recuperado una dimensión completamente nueva: se trata de hacer presente y visible aquello que va a ser destino supremo de su existencia ¿para qué perder el tiempo en cosas que no van a servir para nada y se van a tener que quedar como inútiles?
Por otro lado entiende que su vida no tiene otro sentido que emplearla por Cristo, por eso, si sigue viviendo lo considera bueno pues seguirá trabajando por la causa de Jesús y será un bien para todos, pero si lo matan, su muerte va a ser el mejor sello del trabajo realizado por Cristo, por tanto, lo maten o lo dejen vivir será siempre un bien



Lectura del santo evangelio según S. Mateo 20,1‑16
¿Vas a tener tú envidia porque soy bueno?

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia por que yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos."
Palabra deL Señor

REFLEXIÓN

“SENTIRSE DUEÑOS O ASALARIADOS”
A la hora de acercarme a este texto en el que Jesús desconcierta, pues nos deja completamente fuera de juego al romper nuestros esquemas de justicia distributiva ( dar a cada uno lo que legalmente le pertenece), al atacar nuestro sentido de la dignidad y del “respeto”… todo esto se nos viene abajo frente a la postura de Jesús: El dueño de la viña, que es Dios Padre, no tiene en cuenta el que se vayan a aprovechar de Él, el que no se realice lo legalmente correcto: se da a cada uno lo que le corresponde por su trabajo; va a dar lugar a que se establezcan diferencias y, sobre todo no va a realizar la justicia ya que unos se han estado fastidiando durante todo el día mientras que otros han estado a penas una hora y todos sienten el fastidio: “si lo sé me voy a última hora”… y llegan a creer que se les ha hecho una injusticia.
Esta postura denota una falta total de valoración de lo que significa trabajar y emplear la vida por el reino (la Viña)
La parábola deja al descubierto la diferencia tan abismal que existe entre nuestra manera de ver las cosas y la forma que tiene Dios, entre nuestros criterios de valoración y los de Dios entre nuestra forma de medir y la que tiene Dios: nosotros miramos lo “políticamente correcto”, lo que marca la ley, lo que nos puede justificar, pero Dios no mira lo que nos merecemos, lo que legalmente nos pertenece, porque a los pobres, a los desechados, a los que la vida les cerró las puertas, la ley no les reconoce nada, y con nuestros esquemas se quedarían en la calle, sin comer, sin derecho a vivir, por eso Dios no mira lo que se nos debe, sino lo que necesitamos independientemente de lo que hagamos.
Por otro lado, la gran desilusión de Dios está en ver cómo nosotros concebimos el trabajar por el reino: esos que decimos que creemos, que nos tenemos por buenos, como el hijo mayor de la parábola, que nunca había roto un plato y a la hora de la verdad se siente decepcionado de no haberlo hecho porque considera que haber estado junto al Padre, gozando de su presencia, de su cariño de su seguridad, de su trabajo por la casa… eso lo considera como un fastidio, como una carga, como un trabajo que merece recompensa … y no se siente como un don, como un bien del que se está gozando y que los de la última hora no han tenido la posibilidad, pero no lo consideran así y lo convierten en una protesta y en una reivindicación en lugar de una acción de gracias.
Algo así como si le protestáramos a Dios y le pidiéramos recompensa por la cerveza que nos dejamos de tomar durante el rato que fuimos a misa un domingo, por la fidelidad que le guardamos a la esposa o al marido y la dedicación que tuvimos a los hijos; por habernos preocupado de llevar nuestros hijos a la catequesis o haberlos llevado con nosotros a la Eucaristía y haber aguantado al cura los cinco o diez minutos que a la semana nos dio de sermón; o por habernos confesado de los fallos que cometimos y obtuvimos su perdón… nada de eso lo consideramos como un regalo, como el gran bien que recibimos y en cambio consideramos que el haber estado retirados de Dios, fuera de su influencia, apartados de la paz, de la alegría, de la fraternidad… eso ha sido vivir la vida a lo grande.
Se siente que trabajar por el reino es algo pesado, duro, fastidiado y no como una gran fortuna que se nos ha dado como el signo más grande de amor.
Si lo pensamos despacio debería ser al contrario: deberíamos ser nosotros los que pidiéramos a Dios que los trate mejor, que nosotros ya hemos recibido bastante y ellos se lo han perdido todo, nosotros hemos podido disfrutar del gozo y la satisfacción de que Dios ha contado con nosotros para su proyecto y hemos estado a su lado sirviendo con dignidad.
Trabajar como asalariados, como el que soporta una carga pesada, es vivir en la esclavitud, es no haber entendido a Jesús, es sentirse extraño en su proyecto, fuera de la casa, gente que solo funciona por interés.

jueves, 11 de septiembre de 2008

DOMINGO VEINTICUATRO DEL T.O. -A-



Lectura del libro del Eclesiástico 27,33‑28,9
Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas

El furor y la cólera son odiosos; el pecador los posee. Del vengativo se vengará el Señor y llevará estrecha cuenta de sus culpas. Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas. ¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados? Si él, que es carne, conserva la ira, ¿quién expiará por sus pecados? Piensa en tu fin, y cesa en tu enojo; en la muerte y corrupción, y guarda los mandamientos.
Recuerda los mandamientos, y no te enojes con tu prójimo; la alianza del Señor, y perdona el error.
Palabra de Dios


REFLEXIÓN

“EL TABÚ DE LA MUERTE”
El texto que hoy nos trae la liturgia es una reflexión extraordinaria sobre nuestra propia realidad de seres de carne y hueso llamados a vivir, ser felices y morir, pero todo esto hay que hacerlo con dignidad pero junto con esta dimensión a la que estamos llamados, nos encontramos que coexisten elementos que son contrarios : la venganza, el odio, la cólera, los resentimientos, la ira… son actitudes de aquel que no se ha dado cuenta que es “carne”, que está llamado a morir y que no vale la pena vivir la vida de esta manera, eso es perderla miserablemente encerrado en sentimientos de este tipo.
Dice el texto: “Piensa en tu fin, y cesa en tu enojo; en la muerte y corrupción, y guarda los mandamientos.”. Pero hemos quitado del horizonte de nuestra vida el tema de la muerte y de nuestro fin en la existencia como si fueran algo negativo que hay que apartar, como algo tabú que no se debe tocar y es un error grave porque, aunque no nos guste, es la realidad más ineludible que tenemos, hacia donde caminamos, por más que la queramos esconder. Y ese momento es el momento cumbre de la vida donde se resume y se define quién ha sido cada uno. Es el momento que ya no pertenece a nosotros y del que se nos ha de pedir cuentas de todo lo que hayamos hecho o hayamos dejado de hacer.
Debe ser tremendamente triste llegar ahí con el corazón lleno de ira, de rencor, de odio: “Piensa en tu fin, y cesa en tu enojo”- dice el texto-: En ese momento nos gustaría que nos perdonen por las equivocaciones que hayamos cometido, que reconozcan y valoren la buena voluntad que hemos tenido en la vida, pero “¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados?”. En definitiva, y aunque solo sea por egoísmo, una manera de tener compasión de uno mismo es perdonar a nuestro prójimo, pues no hacerlo, es cerrarse a que lo tengan conmigo
Sin embargo hemos arrinconado el tema de la muerte, que es el más importante de la vida y en su puesto hablamos de guerra, de violencia, de atropellos … es cuestión de ver cómo se mueven todos los medios de comunicación hablando de la muerte que a cada momento se está dando en lugar de ayudarnos a enfrentarnos con nosotros mismos.




Salmo responsorial: 102

El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
Bendice, alma mía, al Señor, /
y todo mi ser a su santo nombre. /
Bendice, alma mía, al Señor, /
y no olvides su beneficios. R.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
Él perdona todas tus culpas /
y cura todas tus enfermedades; /
él rescata tu vida de la fosa /
y te colma de gracia y de ternura. R
El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando /
ni guarda rencor perpetuo; /
no nos trata como merecen nuestros pecados /
ni nos paga según nuestras culpas. R.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
Como se levanta el cielo sobre la tierra, /
se levanta su bondad sobre sus fieles; /
como dista el oriente del ocaso, /
así aleja de nosotros nuestros delitos. R
El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
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Lectura de la carta del apóstol S. Pablo a los Romanos 14,7‑9
En la vida y en la muerte somos del Señor

Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos.
Palabra de Dios



REFLEXIÓN

“SOMOS DEUDORES DE AMOR”

S. Pablo escribe a los romanos recordándoles algo que es fundamental para no perder la orientación de sus vidas: están en deuda con Dios que los ha amado con un amor infinito, y porque los ha amado viven y están aquí: ninguno es fruto de una decisión personal, nadie ha escogido a sus padres ni la hora de venir a este mundo, ni nacer en un sitio o en otro, ni tener una cultura u otra… todo lo que tiene y lo que es se lo debe a otros
Todo lo que tenemos y de lo que gozamos: las manos, los pies, los ojos, la boca, el oído, el olfato… nos lo han dado
Incluso todo lo que me rodea y de lo que disfruto no es mío ni me lo he conseguido yo: el sol, la luna, las estrellas, el aire que respiro y que comparto con todos los seres vivos, es la vida que se me regala a cada segundo… de nada de eso puedo sentirme dueño, porque no es mío, por tanto, si vivo por “otros” no vivo para mí, sino para otros, mi vida es un constante vivir en actitud de agradecimiento, mi vida es acción de gracias.
Si damos un paso más elevado y pensamos en lo que hizo Jesucristo: Él nos consiguió el hacernos hijos de Dios y herederos de la gloria y la resurrección, entonces los motivos para dar gracias y para vivir amando y desterrando todas las actitudes negativas que puedan nacer en nosotros, son enormes. No tenemos motivos ni tiene sentido vivir con el corazón lleno de odio, de violencia, de resentimientos, de amargura.
El problema de todo esto es que no nos sentimos deudores de nada, no reconocemos todo lo que nos han dado y todo lo que disfrutamos sin que nos pertenezca.
El mundo en el que vivimos es cada vez menos feliz justamente por esto: se siente sujeto de derechos y no deudor de felicidad y cada uno exige lo suyo cuando en realidad no somos dueños de nada, por eso vivimos insatisfechos y en guerra con los demás, porque siempre nos sentimos agredidos al ver que nos quitan o no nos dan lo que consideramos que nos pertenece porque es nuestro.



Lectura del santo evangelio según S. Mateo 18,21‑35
No te digo que le perdones hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: "Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?" Jesús le contesta: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano."
Palabra del Señor


REFLEXIÓN

“HASTA SETENTA VECES SIETE”
Es muy probable que los apóstoles se hubieran enfrascado en algunas de sus discusiones y se metieran en el problema moral de hasta qué punto es conveniente perdonar o castigar pues, si perdonamos, damos pie a que el infractor se tome la confianza y ande atropellando, ¡que más da, total, sabe que después va a ser perdonado…! por otro lado está la dignidad de la persona y “no me voy a rebajar a niveles que pueda el otro permitirse el lujo de pensar que yo me he sometido…” ¿Se puede dar el perdón gratuito o se ha de exigir un compromiso?
La conversación tuvo que ponerse al rojo vivo para que Pedro se acercara a Jesús para pedirle que aclararse el asunto. No sé si Pedro se quedó convencido de la respuesta de Jesús, pero lo que sí estoy seguro es que tuvo que quedarse desconcertado y chorreando –como solemos decir- pues a su generosidad de darle la oportunidad 7 veces Jesús le contestó: Siempre y todo (setenta veces siete), es decir: hay que pasar la vida en actitud de perdón, perdonando siempre, de la misma manera que hay que hacer de la vida un acto de acción de gracias.
El perdón no tiene un precio ni límites, no es algo selectivo, ni es algo fuera de lo corriente; para alguien que cree en Jesús y se siente hijo de Dios es algo connatural, pues mi Padre Dios es así: Él hace salir el sol para buenos y para malos y manda la lluvia sobre justos e injustos (Mt. 5,45) y es bueno con todos” (Lc. 6,35)
Si Dios es así y yo me siento hijo suyo, no puedo ser diferente a mi Padre.
Ciertamente, no es nada fácil lo que Cristo está proponiendo, pero es completamente lógico, y por eso propone la parábola para que se pueda ver escenificado: el que había sido perdonado, lo fue de una deuda imposible de pagar, ascendía a diez veces el presupuesto nacional con que contaba Herodes, en cambio el otro compañero le estaba debiendo el sueldo de un día.
Tampoco Dios se ha puesto a pensar que nos podemos tomar la confianza y estaremos saltándonos todo a la torera y atropellando, ni que se ha rebajado y ha perdido su dignidad: Él ha dado el primer paso, así es que no nos debemos preocupar, ya está dado, no somos los primeros ni tenemos que rebajarnos ante nadie, ya lo ha hecho Él.
Todos nos quedamos asombrados ante ejemplos, que esporádicamente salen a la luz, de personas que han sido capaces de perdonar una fuerte agresión que se les ha hecho y se les pone como modelos de heroísmo, pero eso es ser cristiano, es haber aprendido a rezar el Padrenuestro y comprenderlo; lo que no se puede permitir ni encajar dentro del ser cristiano, son los apaños que hemos hecho, de tal manera que podemos seguir llamándonos discípulos de Jesús negándonos a perdonar. Si hacemos esto le estamos pidiendo a Dios que Él haga lo mismo que hacemos nosotros.
Alguien escribía por ahí: el infierno es el lugar donde no se perdona, por tanto, es obra de los hombres; esto se ve claro cuando nos encontramos pueblos o familias en donde se guarda el rencor por generaciones y en lugar del perdón ponen la venganza. Cuando nos encontramos con situaciones de estas, automáticamente decimos: “esto es un infierno”.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

DOMINGO VEINTITRES -T.O- -A-

Lectura del profeta Ezequiel 33,7‑9
Si no hablas al malvado, te pediré cuenta de su sangre

Así dice el Señor: "A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel; cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte. Si yo digo al malvado: "¡Malvado, eres reo de muerte!", y tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre; pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has salvado la vida."
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“NO QUIERO SER CÓMPLICE DE MUERTE”

El pueblo ha cometido sus errores y le ha costado la destrucción y la caída en manos de Nabucodonosor. En esta situación de hundimiento, el profeta Exequiel levanta la voz invitando a la esperanza y anunciando un nuevo movimiento de restauración nacional, pero esta vez Dios va a utilizar una nueva estrategia: lo ha colocado como vigía (atalaya) para que otee el horizonte, observe los signos que se van dando de muerte y destrucción o de vida y se los comunique al pueblo para que cambie de conducta y de esa manera cada uno se va a convertir en responsable de su propio destino, pero él tendrá que decírselo, porque de lo contrario, sobre él caerá la culpa de la sangre del otro, es decir, cada uno se convertirá en cuidador de su hermano.
La salvación o la perdición se convierten en asunto de todos y no es cuestión privada, aunque eso tampoco exime a cada uno de su culpa, pero se le pedirán cuentas a aquellos que pudieron advertir y no lo hicieron.
Ante esta situación resuenan en mis oídos las palabras que le escuché a un joven decir a su padre: “¡Déjame en paz, no te metas en mi vida!” o la expresión contraria que constantemente escuchamos decir a muchos padres con respecto a sus hijos: “Ya es mayor, yo no puedo meterme en su vida”.
Ambas expresiones, por una y otra parte son un grave error, pues el padre no puede dejar que su hijo se estrelle, por mucho que le pida que lo deje en paz, aunque el hijo decida estrellarse y lo haga, pero el padre con su dejación se convierte en cómplice.
La otra postura es una dejación total de la obligación que un padre, una madre, un amigo… o quien sea, tiene de ser “vigía”, anunciador del peligro para evitarlo, aunque el otro no quiera escucharlo y me insulte por meterme en su vida: “si tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre”.
Y la última consideración que me planteo es la siguiente: ¿qué ocurrirá cuando el mismo malvado me invita a hacer el mal y no solo no le advierto del peligro, sino que me uno a él sabiendo que eso puede traer unas consecuencias tremendas no solo para los dos, sino para mucha gente?
Es en este sentido en el que me planteo siempre la misma cuestión: ¿Qué juicio hará de nosotros la próxima generación cuando vea la complicidad que hemos tenido todos en destruir la vida y establecer la muerte como sistema?
La pregunta no puede quedar en el aire sin solución, porque la tiene: yo no me callaré, también escucharé. Pero no me quiero hacer cómplice de la muerte de nada ni de nadie.


Salmo responsorial: 94

Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón."
Venid, aclamemos al Señor, /
demos vítores a la Roca que nos salva; /
entremos a su presencia dándole gracias, /
aclamándolo con cantos. R.
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón."
Entrad, postrémonos por tierra, /
bendiciendo al Señor, creador nuestro. /
Porque él es nuestro Dios, /
y nosotros su pueblo, /
el rebaño que él guía. R.
Ojala escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón."
Ojala escuchéis hoy su voz: /
"No endurezcáis el corazón como en Meribá, /
como el día de Masá en el desierto; /
cuando vuestros padres me pusieron a prueba /
y me tentaron, aunque habían visto mis obras." R.
Ojala escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón."


Lectura de la carta del apóstol S. Pablo a los Romanos 13,8‑10
Amar es cumplir la ley entera

Hermanos: A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, el "no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás" y los demás mandamientos que haya, se resumen es esta frase: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera.
Palabra de Dios


REFLEXIÓN

¿SE PUEDE TOLERAR EL MAL?
Ya en la carta a los Corintios capítulo 13 Pablo ha hecho una descripción maravillosa del AMOR con todas las notas que lo distinguen; ahora pasa de la teoría a la práctica, podríamos decir que es la segunda parte del himno al Amor, o la conclusión para la vida práctica de todo aquello que expuso en la carta a los Corintios.
El amor ha sido el mandato único que Cristo ha dejado a los suyos, es la nota distintiva de todo cristiano, como el carnet de identidad. Para Pablo es como una deuda que contraemos el día de nuestro bautismo y que durante toda nuestra vida tenemos que ir pagando: fuimos liberados por puro amor y tenemos que devolver el mismo amor que hemos recibido.
Aquí puede entrar en conflicto dos conceptos que hoy están muy de moda: el amor y la tolerancia. La pregunta que puede saltar a escena es la siguiente: una persona que ama ¿podrá tolerar el mal y el daño que supone a un ser querido? O dicho de otra forma: ¿Es tolerable el mal?
Quizás un ejemplo lo pueda aclarar: el padre piensa que el hijo debe probar muchas cosas para que “sepa” de lo que va todo y pueda tener una experiencia personal de la vida para que después él pueda ejercer su libertad… y le “tolera” que tome sus pequeñas dosis de droga, de alcohol, que haga sus pequeños hurtos, que diga sus mentiras y experimente otras cosas… ¿Será eso tolerancia? ¿Será eso ayudar a crecer en la libertad? ¿Será eso amar a una persona?
Frente a esta forma de actuar y concebir la libertad y la vida me suenan como en un eco las palabras de Jesús: “¡Ay de aquel que escandalice (confunda) a uno de estos pequeños, más le valdría que le cuelguen una piedra de molino y lo arrojen al mar!”


Lectura del santo evangelio según S. Mateo 18,15‑20
Si te hace caso, has salvado a tu hermano

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."
Palabra del Señor


REFLEXIÓN

¿PIRÓMANOS O BOMBEROS?
Jesús se hace eco de la palabra de Ezequiel: la salvación o la condenación de mi hermano dependerá mucho de la actitud de amor que yo tenga hacia él y ese amor que a mí me distingue, no me puede dejar indiferente ante el hundimiento de mi hermano.
Una forma de llevar a la práctica el mandato del amor que nos dejó y que expone S. Pablo en la 2ª lectura, es la forma de llevar a cabo la corrección fraterna.
El texto que nos presenta la liturgia, es la continuación del discurso sobre la fraternidad, en donde Jesús expone su gran preocupación por los débiles, por los pequeños, por aquellos que no tienen fuerzas para caminar y necesitan de la ayuda de los otros, por los que se vienen abajo con gran facilidad, por eso, Jesús pide que todos se sientan solidarios con ellos, no para condenar, sino para ayudarles a salir adelante y fortalecerlos.
El tema no es fácil y Jesús lo sabe, por eso podemos ver que en la misma forma de exponerlo hay un tono imperativo: “ve”, “repréndelo”, “llama a otro”… No son invitaciones, sino mandatos. No es algo fácil que sale con naturalidad, hay que hacerse violencia para llegar al otro, pero es que nos estamos jugando su vida.
Y Jesús propone una metodología o un camino de acercamiento, de cariño, de respeto… “acércate y hazle ver su equivocación…” Si se empecina, llévate un testigo, y si no os hace caso, decídselo a la comunidad y si no hace caso a la comunidad… quiere decir que él mismo se ha excluido: “considéralo como un gentil o un publicano”. El individuo rompe la comunión con la comunidad.
Ahora bien, frente a esa forma de llevar a la practica el mandamiento del amor, no nos queda más remedio que examinarnos para ver si es precisamente esa la formula que utilizamos, o si por el contrario el recorrido que hacemos es justamente todo lo contrario: cuando veo que el hermano está cometiendo un error voy y se lo cuento al vecino, éste va y se lo cuenta aumentado a su otro vecino y éste otro hace lo mismo… al final, cuando el interesado se entera, de lo que inicialmente era una chispa, cuando el chisme llega a él es porque ya se ha levantado un incendio, de ahí que Jesús comparara al chismoso con un criminal y dijera que el que así actúa merece el fuego eterno.