miércoles, 27 de enero de 2010

DOMINGO -IV- DEL T. ORDINARIO -C-


PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de Jeremías 1, 4‑5. 17‑19
Te nombré profeta de los gentiles
En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles.
Tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando.
No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos.
Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


“SIN DIOS ES IMPOSIBLE”

Ubicamos el momento histórico en que Jeremías siente la llamada de Dios: el pueblo en una gran relajación moral y religiosa, se han perdido todos los valores y el pueblo se ha vuelto hostil a cualquier idea que pueda hablarles de Dios.
Es el momento en que está dándose la caída del reino de Judá. En esta situación Jeremías recibe la llamada de Dios para que vaya a su pueblo y le diga que él tiene la culpa de todo lo que está ocurriendo por dejarse guiar por la relajación moral y religiosa.
Esto le cuesta al profeta una serie de ataques impresionantes. Le va a tocar arrancar, destruir, limpiar, plantar… pero no va a ver crecer ni madurar su obra. Esto es tremendamente duro y se necesita ser arriesgado.
Dios sabe bien que es fuerte lo que le está pidiendo a Jeremías y le promete su ayuda pero le exige que tenga una obediencia total, una confianza absoluta y una disponibilidad total a Él; de no ser así sus enemigos se lo comerán –como se suele decir- “No les tengas miedo, no sea que yo te haga temblar ante ellos, ellos lucharán contra ti pero no te podrán”.
La misión para la que ha sido llamado comporta una gran cercanía e intimidad con Dios que será su único apoyo; el momento en el que se separe de Dios caerá, ya que no podrá sostenerse solo. La fuerza del profeta está en Dios: “Yo estoy contigo para liberarte”.

Salmo responsorial 70, 1‑2. 3-4a. 5‑6ab. 15ab y 17 (R.: cf. 15ab)

R. Mi boca contará tu salvación, Señor.
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R.
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.
Se tu mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú,
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.
Porque tú, Dios mío,
fuiste mi esperanza y mi confianza,
Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R.
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.
Mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R.
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 31‑13, 13
Quedan la fe, la esperanza, el amor; la más grande es el amor
Hermanos: Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional.
Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.
Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.
Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Disculpa sin limites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.
El amor no pasa nunca.
¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará.
Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce.
En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


“DESCOMPLICAR LA VIDA”

Pablo ha dejado bien claro cuál es el principio fundamental que ayudará a que el “cuerpo” se mantenga vivo y sano: la UNIDAD y para ello, cada miembro ha de actuar pensando en el beneficio de los demás; la única forma de hacer esto y la única motivación por la que se puede actuar así, será el AMOR, pero un amor que no es algo que podemos encontrarnos o comprar en cualquier sitio, sino que es la respuesta que damos ante el trato que Cristo ha tenido con nosotros.
La comunidad de Corinto se distingue por ser viva u fuerte en la vivencia y el desarrollo de los carismas y cada uno quiere realizar una función cuanto más importante mejor; como actitud es muy buena, ante esta preocupación, Pablo deja bien sentado cuál es el carisma más importante que va a constituirse en motor de todos los demás: EL AMOR. (agape)
Pablo hace un canto al AMOR precioso que no es sino la puesta en practica del mandamiento que Cristo nos dejó despojado por completo de todas las estructuras y condiciones que se le suelen poner: el amor que es paciente, bondadoso, sin orgullo ni jactancias. Es amable, no es egoísta ni se irrita, ni lleva cuentas del mal, se alegra en la Verdad; lo excusa, lo cree, lo espera y lo aguanto todo… El amor descomplica lo enrevesado y lo simplifica todo, porque la verdad es siempre lo más simple y sencillo.
Este don está por encima de todos y sin él no es posible realizar ninguna función dentro del cuerpo de la iglesia.
El día que la iglesia entera (cuerpo de Cristo) se convenza que sin este don, principio y fundamento de ella (“En esto conocerán que sois de los míos” Jn. 13,35) no puede tener una palabra creíble y un amor que se sale de las estructuras y se acerca al hombre, tal como hizo Jesús.

Aleluya Lc 4, 18
El Señor me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 21‑30
Jesús, como Elías y Eliseo, no es enviado sólo a los judíos

En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: -“Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.”
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.
Y decían: -“¿No es éste el hijo de José?”
Y Jesús les dijo: -“Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.”
Y añadió: -“Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.”
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

DECLARACIÓN DEL AÑO JUBILAR”
Jesús entra en la sinagoga de su pueblo, como tenía por costumbre cada sábado. Todos lo conocen desde pequeño, allí están todos sus amigos y amigas, sus parientes; todos conocen a su familia y saben de dónde viene; cuando termina de leer el texto de Isaías, que le ha ofrecido el rabino, en donde se proclama el jubileo, Jesús se levanta sintiéndose el “goel” (el pregonero que anuncia) y hace una lectura actualizada del pasaje; todos se quedan extrañados: Jesús considera que están en una situación de hundimiento total, no tienen ya otra esperanza y no les queda más remedio que apelar a Dios, que es el sentido del jubileo: cuando ya no quedan más recursos, pues la ley se pone de parte de los explotadores, queda todavía el último: el pueblo eleva el recurso a Dios que es la última y suprema instancia; Jesús siente que ese recurso ha llegado a Dios, que lo ha escuchado y el signo evidente de que es así, es que Él se encuentra entre ellos y está dispuesto a llevarlo adelante, ya que él se siente lleno de ese espíritu de liberación.
Pero resulta que Jesús no responde a la imagen que ellos tienen de profeta: no ha sido consagrado por nadie, no ha sido elegido por nadie, no es sacerdote del templo, ni doctor en leyes… su autoridad se apoya solo en Dios.
El pueblo se ha acomodado a otra estructura y se ha olvidado ya de los antiguos profetas, aunque siga leyéndolos y proclamándolos, pero están fuera del corazón, éste ha sido ocupado por otras voces y por otras propuestas.
El grito de liberación que anuncia Jesús no es aceptado por sus vecinos, ellos prefieren otra cosa y no a alguien que les quiera comprometer a un cambio, más bien se quedan escépticos e incluso se le ponen en contra y lo expulsan del pueblo. Dice el narrador que Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba. Se quedaron sin profeta. Exactamente lo mismo que le pasó al profeta Jeremías, el pueblo no está dispuesto a hacer cambios en sus vidas.
La gente se queda más bien en lo accidental: “¿Pero no es éste el hijo de José? ¿Por quién se tiene?. Ellos esperan signos portentosos que indiquen la presencia del Mesías, pero a Jesús lo llevan viendo treinta años entre ellos y no le encuentran nada de especial. La verdad que les anuncia Jesús no coincide con las expectativas que ellos tienen.
La historia se sigue repitiendo: cuando la religión se acomoda al sistema y sus intereses se confunden, entonces ya no es Dios quien ilumina y el profeta denuncia el autoengaño en el que entramos, entonces molesta y se le expulsa porque resulta molesto, no nos deja acomodarnos y, el pueblo que expulsa a sus profetas, está condenado a morir en el silencio y en el gregarismo, convirtiéndose en una masa informe en manos de los oportunistas de turno, que con cuatro promesas y cuatro migajas lo conforma y lo estruja hasta quitarle la vida y destruirlo.
El gran problema que tal vez tenemos hoy en la iglesia es éste: hemos olvidado la dimensión profética de Jesús y de la iglesia y vivimos demasiado preocupados en adaptarnos al sistema que hay establecido. Incluso estamos viendo que ya no se puede seguir como teníamos costumbre y pedimos sacerdotes para que nada se mueva y todo continúe, pero no nos hacen gracia los profetas, no sentimos la necesidad de ellos, estamos muy cómodos. Una iglesia que no necesita de los profetas se queda sin ellos y se tiene que acomodar al amparo del orden establecido y no a las directrices de Dios

martes, 19 de enero de 2010

DOMINGO -III- DEL T. ORDINARIO -C-


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Nehemías 8, 2-4a. 5‑6. 8‑10
Leían el libro de la Ley, explicando el sentido

En aquellos días, el sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. Era mediados del mes séptimo. En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley.
Esdras, el escriba, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo -pues se hallaba en un puesto elevado- y cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: -“Amén, amén.” Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura.
Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: -“Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis.” Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley. Y añadieron: -“Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza.” Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


DIOS, REFERENTE PARA EL PUEBLO”

El pueblo ha vuelto del exilio (año 444) necesitan volver a reunirse y a organizarse como pueblo; tienen que buscar un punto de referencia al que puedan mirar para ponerse de acuerdo. En el exilio han estado como esclavos obedeciendo las órdenes que les han dado. Ahora, como hombres libres, cada uno tiene que tomar su iniciativa, pero han de tener un referente común para ponerse de acuerdo.
No existe otro referente que la palabra de Dios, la ley, esa voluntad de Dios que los escogió como pueblo y les dio el camino a seguir.
El sacerdote y escriba Esdras convoca al pueblo para una celebración litúrgica en torno a la palabra de Dios que termina en una mesa compartida; esta es la estructura de una celebración festiva en la que la alianza, que es el motivo de la alegría y de la fiesta, se celebra como acción de gracias y como expresión de solidaridad.
La asamblea escucha en silencio y acoge en el corazón las palabras de la ley, que son las cláusulas del pacto hecho con Dios y que ellos han olvidado; el resultado del olvido ha sido el exilio y la destrucción del pueblo.
La escucha de la palabra le hace entrar al pueblo en un proceso de conversión que le hace sentirse comprometido con esa palabra, que es la expresión de la voluntad de Dios.
Cuando a una persona o a la sociedad le quitas los referentes donde pueda mirar para conducirse y para poder valorar su conducta, se queda completamente a la deriva y a merced del primero que le hace una propuesta, o de lo contrario, se precipita en su autodestrucción.
La expresión concreta de esta situación la encontramos hoy en el relativismo y en el subjetivismo en el que se está queriendo hacer que entre la sociedad, con lo que le rompemos el horizonte y la esperanza entrando en su descomposición.

Salmo responsorial 18, 8. 9. 10. 15 (R.: Jn 6, 63c)

R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. R
R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. .
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. R.
R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
La voluntad del Señor es pura y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.
R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R.
R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 12‑30
Vosotros seis el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro

Hermanos: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
El cuerpo tiene muchos miembros, no uno solo.
Si el pie dijera: «No soy mano, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: «No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso.
Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo.
El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No os necesito.» Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan.
Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían.
Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros.
Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan.
Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro.
Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas.
¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“LA UNIDAD, OBJETIVO PRIMORDIAL”

La comunidad cristiana, como el pueblo de Dios ha de tener los referentes sobre los que se estructure. Pablo deja bien claro con un ejemplo sencillo que todo el mundo entiende la imagen de la iglesia, comparándola a un cuerpo que tiene muchos miembros, pero un solo principio vital que los vivifica a todos; esa vida del cuerpo es el espíritu Santo que da vida a cada miembro y hace que realice su función.
Hay varios aspectos que Pablo deja bien claros: la UNIDAD: el cuerpo es uno, el principio que lo vivifica uno, la acción de los miembros está dirigida a un único objetivo: la marcha del cuerpo.
LA DIVERSIDAD: En el cuerpo existen muchos y diversos miembros pero todos actúan por el único y mismo fin: el bien del cuerpo.
PRINCIPIO DE PERTENENCIA: El principio de pertenencia o incorporación al cuerpo es el bautismo, que es el nacimiento a esta nueva realidad, cuyo principio vital es el Espíritu Santo.
Otra de las ideas que deja Pablo bien claras es la absoluta IGUALDAD: las diferencias sociológicas, religiosas, culturales, políticas quedan abolidas, porque todos somos partes del mismo cuerpo; serán distintas, eso sí, las funciones que cada uno realiza, pero la igualdad es básica, ninguno actúa en beneficio propio, aunque la unidad los beneficia a todos.
Si todos hicieran lo mismo, ya no sería un cuerpo, sino un monstruo: “ Si todo fuera ojo… si todo fuera oído…” Por tanto, el peor fallo que puede cometer la iglesia es la ruptura de la UNIDAD que proviene del intento de alguno de sus miembros en erigirse por encima de los demás y pretender que lo sirvan o manipular el cuerpo para desarrollar sus intereses, o también el prescindir de los demás y despreciarlos: “El ojo no puede decir a la mano “no te necesito” ni la cabeza a los pies “no os necesito …”


Aleluya Lc 4, 18
El Señor me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 1‑4; 4, 14‑21
Hoy se cumple esta Escritura

Excelentísimo Teófilo: Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista.
Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.»
Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: -“Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”” Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“LA MISERICORDIA POR ENCIMA DE TODO”

S. Lucas comienza el relato evangélico con el episodio en la sinagoga de Nazaret donde Jesús asume ser el vocero (goel) que anuncia el año de gracia (jubileo) y al mismo tiempo se proclama a si mismo el primer signo de esa presencia de Dios que ha oído el clamor de los pobres y ha decidido venir en su ayuda.
Podríamos decir que este pasaje es el discurso inaugural y programático de la actividad pública de Jesús como Mesías (Ungido por Dios).
Es interesante ver la lectura que hace Jesús del profeta Isaías: en ella acentúa la acción liberadora universal y gratuita de Dios y quita toda la dimensión moralizante y castigadora que tiene el texto de Isaías; de hecho el que no leyera la frase “Me ha enviado para anunciar un día de venganza para nuestro Dios”, fue algo que causó un fuerte disgusto entre la gente.
Esta situación tiene una fuerte incidencia en la postura tradicional y actual que hemos venido manteniendo los cristianos: nos ha preocupado mucho más la pureza de las formulas y de la doctrina que el atropello y el dolor de la gente, se ha puesto más atención en el pecado de la gente que en el sufrimiento, mientras que Dios se ha presentado como el Dios que está atento al dolor de sus hijos, más que a sus fallos.
En el cristianismo, el verdadero hombre de Dios no es el que cierra los ojos al dolor de sus hermanos y lo trasciende, sino aquel que lo hace suyo y lo sufre junto a él y por eso se lo encuentra al lado de los más desvalidos y marginados por la sociedad.
Pero parece que esto se nos ha olvidado y más en estos tiempos que vivimos, en los que se mira con lupa lo que alguien ha dicho y se pasa de largo frente a lo que vive; es más, puedes instalarte en un individualismo absoluto en el que se confiesa que no quieres saber nada de nadie, viviendo la fe como un asunto completamente privado y nadie te dirá nada, pero en el momento en que se te ocurre abrir la boca denunciando la injusticia o el atropello, o diciendo algo políticamente incorrecto, inmediatamente estás en los medios de comunicación o te están diciendo que “no se debe utilizar el púlpito para meterte en política”, pero luego sí se aplaude cuando la iglesia bendice los logros del que está en el poder.
Es tremendamente desconcertante escuchar que “la iglesia debe dedicarse a lo suyo”, pero es que resulta que lo suyo es esto: “Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista.
Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.»
La Iglesia, si quiere ser la de Jesús, debe seguir su misma misión, que consiste no en una salvación privada o una unión con el Ser Superior, como las doctrinas orientales, sino en buscar la salvación integral del hombre, que lo abarca todo: desde su espíritu, hasta su mesa, su trabajo o sus relaciones con los demás. Y por eso su evangelio es una gran noticia de salvación.
Jesús asume que esta gran noticia que proclama es actual, que se está dando en Él: con Él han empezado estos nuevos tiempos que anuncia el profeta. Esta nueva dimensión va dirigida principalmente a los pobres que la sociedad ha marginado y les ha quitado todos sus derechos; desde ellos es desde donde comienza todo, pues Dios ama a todos los hombres por igual y no hace distinciones; ante Dios no hay marginados, por eso, justamente, se pone a su lado: porque todo el mundo los excluye, y por eso su noticia es alegría para los pobres pues es en Él donde pueden encontrar intacta su dignidad.


martes, 12 de enero de 2010

DOMINGO -II- DEL T. ORDINARIO -C-





PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 62, 1‑5
La alegría que encuentra el esposo con su esposa, la encontrara tu Dios contigo

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llamee como antorcha.
Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán “Abandonada”, ni a tu tierra “Devastada”;
a ti te llamarán “Mi favorita”, y a tu tierra “Desposada”,
porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido.
Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó;
la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


“LA FIDELIDAD DE DIOS FRENTE A LA TERQUEDAD DEL PUEBLO”
El momento histórico se sitúa en el año 538 a. C. en el que Ciro da un edicto por el que se concede la libertad a todos los exiliados israelitas y se les permite la vuelta a su tierra y la reconstrucción del templo.
El profeta hace una interpretación de este acontecimiento como una manifestación clarísima de Dios que ha puesto su mano en el corazón de Ciro para que conceda la libertad a los israelitas.
Es un gesto que indica el perdón que Dios ha dado a su pueblo, quien, como mujer adúltera, lo ha abandonado y Dios lo acoge de nuevo y borra todos sus pecados.
El hecho lo describe como una escena de boda en la que el novio a coge a la novia y la desposa como su mujer amada y preferida, sin tenerle en cuenta ninguna de sus equivocaciones del pasado.
En el pasaje hay algo que es interesante: no aparece ningún movimiento de arrepentimiento, de conversión, de cambio, de gratitud como respuesta por parte del pueblo, ni tampoco su fidelidad, su reconocimiento… lo que aquí queda claro y patente es el amor gratuito y total por parte de Dios que sigue dispuesto a brindar de nuevo su alianza de amor con su pueblo.
El profeta presenta con toda claridad la fidelidad de Dios, su amor incondicional; la fidelidad y la respuesta del pueblo será otra historia muy distinta, es más: la grandeza y la gloria de Dios no será reconocida por el pueblo, sino por otros pueblos extranjeros y por otros reyes que quedarán maravillados por los portentos que Dios hace con su pueblo, pero no por el reconocimiento que el pueblo hace del bien recibido.
El tema sigue candente, como si fuera la asignatura pendiente del ser humano: la incapacidad de reconocer el bien que ha recibido y responder con gestos de agradecimiento y lealtad, siendo capaz de asumir su propia ruina antes que dar su brazo a torcer.

Salmo responsorial 95, 1‑2a. 2b‑3. 7‑8a. 9‑10a y c (R.: 3)

R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre.
R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Proclamad día tras día su victoria,
contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.
R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor.
R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda.
Decid a los pueblos: *El Señor es rey,
él gobierna a los pueblos rectamente.+
R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 4‑11
El mismo y único Espíritu reparte a cada uno como a él le parece

Hermanos:
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos.
En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.
Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu.
Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A éste le han concedido hacer milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas.
El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“LA TENTACION DE LA AUTOSUFICIENCIA”

Pablo se dirige a la comunidad de Corinto, que es una iglesia viva y pujante, en la que los carismas tienen una fuerza enorme y cada uno es responsable de lo suyo convirtiéndose la comunidad en un referente para otras comunidades eclesiales.
No obstante, acecha el peligro y la tentación de la autosuficiencia: creerse cada uno de sus miembros poseedor exclusivo del Espíritu y, por tanto, único experto en su materia y pueden olvidarse de algo que es clave: los carismas no son bienes particulares, sino del Espíritu, que es quien los reparte según conviene al cuerpo, que es la iglesia, y no al individuo; por tanto, para que un don pueda considerarse signo de la presencia viva del Espíritu Santo, ha de estar en conexión y en función del resto del cuerpo, para el bien común y no en contra de este o para el bien privado.
Un carisma que no ayuda al crecimiento del resto, no es expresión del Espíritu Santo. La verdadera caridad, el signo de la verdadera presencia del Espíritu Santo, está en la capacidad de colaboración entre los creyentes, que hacen lo posible para hacer crecer al cuerpo entero.
Esto tiene una importancia enorme en nuestros días, ante la multitud de expertos que creen tener cada uno la receta de la verdad y, sobre todo, saben siempre cómo deben actuar los demás pero jamás se enteran de cómo han de actuar ellos.


Aleluya 2 Ts 2, 14
Dios nos llamó por medio del Evangelio, para que sea nuestra gloria la de nuestro Señor Jesucristo.

EVANGELIO


Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 1‑11
En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo:
-“o les queda vino.”
Jesús le contestó:
-“Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.”
Su madre dijo a los sirvientes:
-“Haced lo que él diga.”
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo:
-“Llenad las tinajas de agua.”
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó:
-“Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.”
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo:
-“Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.”
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.
Palabra del Señor

REFLEXIÓN


“JESÚS ES EL VINO DE LA NUEVA ALIANZA”

El domingo anterior veíamos como Dios Padre hace la presentación de Jesús en el Jordán: Él es “Su Hijo amado”
Ahora, en Caná de Galilea es Jesús mismo quien se manifiesta e indica por dónde va su “mesianismo”: no es un político de esos iluminados que van por el mundo dándoselas de mesías salvador del pueblo.
Para S. Juan este es un momento muy importante en el que va a exponer cómo es el modelo de todos los signos o manifestaciones que Jesús hará de la presencia del reino de Dios entre nosotros.
Lo importante de cada uno de los signos que hace Jesús será siempre: la manifestación de la gloria de Dios y la oferta de la fe, de forma que: si no es percibido así, no produce efecto en la persona; de hecho, mucha gente vio cosas maravillosas en Jesús y en lugar de creer en la presencia de Dios en aquellas manifestaciones, salieron escandalizados.
Todo el contexto del milagro de Cana nos está hablando del programa de Jesús: El ha venido a realizar la Nueva Alianza de Dios con los hombres con la que va a cambiar radicalmente la situación del hombre. Para esta manifestación aparece el ecenario de una boda, con clarísima resonancia bíblica: un matrimonio es una alianza de amor. En este matrimonio se acaba el vino que es el instrumento que anima la alegría de la boda y aparece un vino nuevo que ha sustituído al agua de las purificaciones rituales; Cristo ha roto todos los protocolos y se ha convertido en el vino nuevo, en el único motivo de alegría, en el único que purifica.
En este escenario aparece María, atenta a las necesidades de los contrayentes e intercediendo para que no se acabe la alegría… Ella es la imagen visible de la iglesia, la esposa de Cristo, sujeto de la Nueva Alianza que confía plenamente en su esposo y se deja en sus manos: “Haced lo que Él os diga”.
Este es el marco en el que Jesús encuadra también una de las realidades humanas más importantes: la unión del hombre y de la mujer que nacieron y fueron creados para amarse y como fruto del amor generar la vida y en ella la imagen de Dios a semejanza de cómo Él lo hace.
El pasaje de hoy y todo la trama que nos presenta la palabra de Dios: el afán de busqueda del hombre, como el padre o la madre que no se conforma con dejar desamparado a su hijo y hace todos los posibles por recuperarlo y reconducirlo a la felicidad… necesariamente nos acerca a la realidad de la familia, del matrimonio actual en donde tantas veces existen desestabilizaciones (se acaba el vino) y cuando esto ocurre entra el desorden y el caos; lo que estaba llamado a ser una fiesta en la que la alegría es la base de toda las relaciones, se convierte en un problema y cada uno acusa al otro de tener la culpa y de ser el causante del desastre.
En esta situación el camino fácil es la ruptura, pero no es precisamente el más eficaz ni el que devuelve la alegría y la estabilidad a la “fiesta”.
Con frecuencia se olvida que a esta fiesta fue invitado Jesús y María que ambos la hacen suya y se implican hasta el punto que en el momento en que entra el problema, cuando éste llega al esposo ya está resuelto. N
o deja de doler el ver cómo algo tan grande y sagrado que Dios toma para que sea signo de su amor y su presencia entre los hombres, hayamos sacado a Dios de él y lo hayamos degradado hasta ponerlo muy por debajo del nivel primario de los animales convirtiéndose en intrumento no de vida, sino de opresión y degradación humana y hasta en instrumento de comercio y explotación.

viernes, 8 de enero de 2010

DOMINGO -I- DEL T. ORDINARIO -Bautismo del Señor- C-




PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de (Isaías 42, 1‑4. 6‑7
Mirad a mi siervo, a quien prefiero

Así dice el Señor:
“Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará.
Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará,
hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas.
Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano,
te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones.
Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión,
y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.”
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“EL PODER DEL AMOR”

La imagen que nos presenta aquí el profeta Isaías es la de un siervo que sufre y que encarna la situación por la que atraviesa el pueblo o también la de algunas personas que sufren y que luchan para librar al pueblo de la situación en la que se encuentra.
En el N.T. la imagen de este siervo que sufre y que lucha es aplicada a Jesús.
El “Siervo” que presenta la lectura es la persona a la que se le ha encargado la misión de levantar al pueblo de la postración en la que se encuentra y la de restaurar la alianza con Dios rota por el pueblo.
Para poder hacer todo esto, es necesario una persona especial escogida por Dios y llena de su Espíritu capaz de realizar esta empresa.
El pasaje nos muestra la actitud cómo se ha de presentar para realizar esta misión, por supuesto, de una forma completamente diferente a como lo haríamos nosotros: sus armas no son la violencia, el poder, las armas, la opresión, la guerra, la imposición... sino todo lo contario: serán la sencillez, la bondad, la humildad, la escucha, la paciencia, el perdón...
Pero este “Siervo” aparece dotado de una gran capacidad de aguante del sufrimiento y de paciencia. Las armas que utilizará serán las de la paz.
Él va a restaurar al hombre caído restaurando su naturaleza humana y recuperando la libertad de los hijos de Dios para todos.


Salmo responsorial 28, la y 2. 3ac4. 3b y 9b‑10 (R.: 11b)

R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica.
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz. .
El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno.
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz. .


SEGUNDA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 34‑38
Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
-“Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.
Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.”
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“EL BAUTISMO, SELLO DE IDENTIDAD”

El pasaje del libro de los Hechos nos muestra el momento en que Pedro va a bautizar a Cornelio en Cesarea y hace referencia al bautismo de Juan como algo que sirve de preparación para lo que traería Jesús: mientras Juan no realiza más que un rito penitencial, Jesús ha roto todos los esquemas y con su bautismo ha restaurado la naturaleza humana con lo que ya no hay barreras y todos los hombres participan de su salvación; es por lo que encuentra sentido el bautismo de Cornelio: todos los hombres de todas las razas, lenguas y culturas están llamados a la salvación sin diferencia ni distinción.
Jesús ha hecho de la humanidad un único pueblo de hijos de Dios. Esto ha sido un anuncio de salvación para toda la humanidad.
Frente a esta realidad que Cristo nos trae, derribando todo tipo de barreras, incluso las más fuertes, como podría ser la barrera entre Dios y los hombres, frente a esta actitud por parte de Dios, contrasta la de los hombres que no hacen otra cosa que levantar barreras con el racismo, los nacionalismos...

Aleluya . Mc 9, 7
Se abrió el cielo, y se oyó la voz del Padre:
«Éste es mi Hijo amado; escuchadlo.»


EVANGELIO


Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 15‑16. 21‑22
Jesús se bautizó. Mientras oraba, se abrió el cielo

En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:
-“Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.”
En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo:
-“Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.”
Palabra del Señor.

“CADA UNO EN SU SITIO”

S. Lucas quiere dejar bien claro cuál es la diferencia entre el bautismo de Juan y el de Jesús: Lo que Juan hace no es más que un rito de purificación que expresa el arrepentimiento y la conversión de los pecados; el Bautismo de Jesús significa la transformación total de la persona que ha sido llenada por el Espíritu Santo y hecha hija de Dios.
Otra cosa que quiere dejar clara es la figura de cada uno: Juan no es más que el que viene preparando la venida del que ha sido anunciado por todos los profetas, el no hace sino preparar el camino para que entre Jesús; lo que hace, su bautismo, no es más que una preparación para poder recibir el que trae Jesús; él mismo se considera indigno de desatar la correa de la sandalia de Jesús.
Jesús, en cambio, es el esperado, el anunciado por los profetas, el que tenía que venir y el momento de su bautismo se convierte en la presentación ante el pueblo por parte de Dios Padre de Jesús como el Mesías ungido y lleno del Espíritu Santo: “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.”.
La aclaración que hace S. Lucas no es gratuita ni algo que responda a unos intereses particulares, sino a algo que fue necesario aclarar ya que en los primeros momentos de la vida de la iglesia ya hubo problemas por este tema: los discípulos de Juan comenzaron a oponerse a los de Jesús porque sostenían la primacía de Juan sobre Jesús ya que Éste se había dejado bautizar por Juan y, por tanto, se había hecho discípulo suyo.
En otro orden y de otras formas, la controversia sigue hasta nuestros días: hay gente que sigue identificando el bautismo de Jesús con el de Juan, es decir: vemos que ni aquellos primeros, ni después de 2000 años los siguientes, siguen sin interesarse ni asumir lo que ocurrió con la venida de Jesús y seguimos midiéndonos en cotas de poder en lugar de mirar a Juan y a Jesús.