miércoles, 10 de noviembre de 2010

DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Malaquías 3, 19‑20a
Os iluminará un sol de justicia

Mirad que llega el día, ardiente como un horno:
malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir
—dice el Señor de los ejércitos—, y no quedará de ellos ni rama ni raíz.
Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“PONER LAS COSAS EN SU SITIO”
Hay algo que jamás llegamos a convencernos, que nos ha de llegar y que no podemos evadirlo: la muerte. Es el hecho y el momento supremo y definitivo de todo ser humano, donde cada cosa se pone en su sitio, todo encuentra su sentido pleno, donde cada uno recoge aquello que ha ido sembrando durante toda su vida y gozará de lo que ha construido.
Es el momento en que se guardará aquello que realmente vale y, lo demás, será como paja que se lleva el viento, o que destruye el fuego. Ahí no valdrán poderes, riquezas, prestigios, intereses… Cada cosa tendrá que aguantar el juicio de la verdad y quedará aquello que es digno de la eternidad.
Ese día será como entrar en una patria nueva, donde la justicia, la verdad, la paz y la libertad serán como la luz del sol que lo ilumina todo, y en ella caminarán como en su propia casa, aquellos que en la vida apostaron por vivir en consonancia con la verdad, con la justicia y con la paz.
Todo lo demás, será destruido como en el horno, donde es reducido a ceniza todo lo demás, que es considerado restos de basura.
Esta realidad es algo que no debe olvidar jamás el pueblo, e individualmente, cada una de las personas, pues es la base y el sentido de la esperanza y el acicate que nos invita a seguir caminando, huyendo de la mediocridad.


Salmo responsorial Sal 97, 5‑6. 7‑9a. 9bc (R.: cf. 9)

R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.
Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.
R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.
Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes al Señor,
que llega para regir la tierra. R.
R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R.
R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 3, 7‑12
El que no trabaja, que no coma

Hermanos:
Ya sabéis como tenéis que imitar nuestro ejemplo: no vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie.
No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos daros un ejemplo que imitar.
Cuando vivimos con vosotros os lo mandamos: El que no trabaja, que no coma.
Porque nos hemos enterado de que algunos viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada.
Pues a esos les mandamos y recomendamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con tranquilidad para ganarse el pan.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“EL ESCÁNDALO DE LA INCOHERENCIA”
S. Pablo ha venido hablando a los tesalonicenses de todo aquello que deben mantener como principios supremos e inamovibles, de aquella doctrina segura que han de tener como referentes eternos, sin permitir que nada ni nadie los cambie, porque el día que eso ocurriera, entrará la confusión en la comunidad y se perderán.
De la misma manera, hemos de guardar la pureza en la práctica: no se pueden poner parches y cambiar unas cosas por otras, por ejemplo: con la excusa de la predicación, vivir del cuento engañando a la gente y haciendo que comulguen con ruedas de molino: “El que no trabaja, que no coma”; él lo está demostrando: ha renunciado a sus derechos y se gana su pan con el sudor de su frente y es con su sudor con lo que él comparte su vida con sus hermanos.
Pablo está viendo cómo algunos, con el pretexto del “servicio a la comunidad”, se han montado una forma de vivir a base del cuento; hacer esto, desorienta a la comunidad, crea confusión, es un mal ejemplo y anda creando molestias y siendo un peso para la comunidad.
Esta actitud de Pablo, le trajo muchísimos problemas provenientes de los mismos dirigentes de las comunidades, porque era romper con la tradición asumida de la época, según la cual, los “maestros” tenían el derecho de ser alimentados y sostenidos por el pueblo. Los dirigentes de las comunidades eran tenidos por “maestros”. La postura de Pablo se convierte en una denuncia y, peor aún, cuando invita a que lo imiten a él, para no ser identificados con el resto de “maestros” que pululan por el pueblo. Esta actitud de Pablo es como un eco de las palabras de Jesús: “Yo estoy entre vosotros como el que sirve”

Aleluya Lc. 21, 28
Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 5‑19
Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo:
—«Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.»
Ellos le preguntaron:
—«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?»
Él contestó:
—«Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.»
Luego les dijo:
—«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.
Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio.
Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mia.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

“EL REINO DE DIOS COMO ALTERNATIVA AL REINADO DEL TENER”
Los apóstoles se quedan ensimismados viendo la riqueza y el esplendor del templo, pero Jesús les hace caer en la cuenta que nada de so tiene valor, si es que eso no sirve más que para ser admirado y producir estupor; eso es como paja que el fuego ha de quemar, y de lo que no quedará piedra sobre piedra, porque no sirve para nada: Jesús, contrariamente a los apóstoles, siente pena y tristeza, porque allí no existen huellas del reino de Dios, ni tampoco se quiere poner al servicio, se adoran las riquezas, el esplendor, los honores, el poder, el lujo…y todo eso no sirva más que para admirarlo y hacer que nos sintamos distantes y diferentes a los demás, eso no tiene conexión alguna con el amor, con la justicia, con la verdad, con la fraternidad y, menos aún con la paz.
Ese templo es un signo equívoco que confunde el camino, pues allí no se acoge la justicia, ni allí se celebra la vida, ni en él encuentran apoyo los pobres, ni se presta a ser voz de los que no la tienen… aquello, más bien ofende a Dios y, por eso, no ha de dejar de él piedra sobre piedra. Esto le llena de dolor, hasta el punto de producirle lágrimas.
Como nuestras vidas están orientadas a estos valores eternos del reino, cuando llegue el momento supremo, lo único que quedará será aquello que estaba en conexión con estos valores eternos, lo demás será como escoria que hay que purificar. Por tanto, no vale escuchar a aquellos que vienen anunciando grandeza, triunfo, llegada del reino en estas dimensiones… todo eso es un engaño, una ilusión que solo va a durar el rato que la tenemos, pero se irá enseguida y lo único que nos quedará será el vacío.
En tiempos como los que vivimos, en donde constantemente nos asalta la tentación de huir hacia delante y llenar la vida de “cosas” que embellezcan y dejen tranquila la conciencia, quizás sea bueno escuchar a Jesús frente a la suntuosidad del templo: no la justifica, ni la aprueba, ni la acepta, la única alternativa que plantea es dar por terminado todo aquello que no tiene sentido, que resulta el peor obstáculo y que está alimentando una religión engañosa, que evade la responsabilidad que tenemos de instaurar el reino.
Romper esto que se ha venido sosteniendo durante siglos, no es nada fácil, ni se trata de quitarse de en medio a aquellos que lo sostienen; es duro hasta el punto que hace llorar, por el hundimiento en el que se somete al pueblo y por el sufrimiento que genera a tanta gente buena que lucha por cambiarlo, como le ocurrió siempre a los profetas.
Es por lo mismo que Jesús anuncia con toda claridad: ponernos a anunciar el reino del amor, de la solidaridad, de la justicia, de la paz, de la verdad en medio del reinado del “tener”, veremos que el enfrentamiento estará servido, y vendrá envuelto en guerras, en hambres, en corrupción de todo orden, en amenazas… y frente a la propuesta del reino, se nos presentará también la del reinado del “TENER” que se presentará como lo único que nos da la seguridad y la paz y, muchos, incluso de los elegidos, caerán en las redes e intentarán imponerlo como norma, sostenida y respaldada por Dios.
El éxito está en mantenerse firmes, inamovibles, como el que sabe seguro que el triunfo lo tiene ya ganado y, por muy fuerte que sea la batalla, está todo perdido para los adversarios. El reino de Dios está por encima del templo, de la iglesia, de las estructuras, de la ley, de la religión… y todo eso, si es que no se alinea con el reino, no es más que ilusiones, espejismos, paja que será destruida por el fuego de la verdad.