martes, 2 de febrero de 2010

DOMINGO -V- DEL T. ORDINARIO -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del profeta Isaías 6, 1-2a. 3-8
“aquí estoy, mándame”

El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo.
Y vi serafines en pie junto a é1. Y se gritaban uno a otro, diciendo: -“¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!”
Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.
Yo dije: -“¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos.”
Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo: -“Mira; esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.”
Entonces, escuché la voz del Señor, que decía: -“¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?”
Contesté: -“Aquí estoy, mándame.”
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“DISPONIBILIDAD TOTAL PARA DIOS”

El momento podemos ubicarlo en torno al año 742 a. C. después de morir el rey Ozías. Es un momento de auge de Israel en donde existe prosperidad y las cosas funcionan con autonomía y tranquilidad. Es pues, un momento en donde no existen necesidades y la gente se siente segura de si misma.
En este momento recibe Isaías la llamada de Dios que se presenta en medio del esplendor del templo manifestando su gloria, que trasciende todo lo que existe.
Es importante que en un momento de prosperidad y de paz el hombre no se olvide de la presencia de Dios en medio del pueblo y de su realidad limitada que necesita de la fuerza de Dios para mantenerse.
Dios llama a Isaías quien, ante la grandeza que descubre, se da cuenta de lo poca cosa que es y de lo pecador e indigno que es frente a Dios. Dios lo purifica, le da una nueva vida y lo capacita para que, investido de la autoridad y de la gloria de Dios sea quien recuerde al pueblo cuál es la voluntad de Dios. Isaías responde ante la propuesta de Dios: “Aquí estoy yo, envíame” Es la actitud de plena disponibilidad de aquel que se deja invadir por Dios.


Salmo responsorial 137, 1-2a. 2bc-3. 4-5. 7c-8 (R.: 1c)

R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R.
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R.
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande. R.
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
Tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R.
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 1‑11
Esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído

Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe.
Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos los apóstoles; por último, se me apareció también a mi.
Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de llamarme apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios.
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien. he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído.
Palabra de Dios.



REFLEXIÓN

“LA RESURRECCIÓN DE JESÚS BASE Y FUNDAMENTO DE LA FE”

Lo mismo que Isaías o Jeremías, S. Pablo confiesa su indignidad ante la misión que le ha sido encomendada, pero siente que a pesar de su indignidad, el Señor lo ha llamado y le ha encomendado un encargo, es decir: ha confiado en él.
Pablo responde a la dificultad que le plantean los corintios en donde se duda de la resurrección de Jesús, cosa que ataca la unidad de la iglesia y los fundamentos de la fe.
Responde con el credo que les ha enseñado pero, además, responde con su vivencia personal, que a pesar de haber sido un perseguidor de la iglesia, Cristo se le apareció también a él y de esto da testimonio, ha confiado en él y no le ha vuelto la espalda, él no puede ser inconsciente a esto; su experiencia personal viene a ratificar la de otros apóstoles y es este testimonio es la base de toda su predicación y el fundamento de su fe. Todo sería inútil si es que Cristo no hubiera resucitado y él no estaría haciendo lo que hace, de esto está plenamente seguro.

Aleluya Mt 4, 19
Venid y seguidme —dice el Señor—, y os haré pescadores de hombres.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 5, 1‑11
Dejándolo todo, lo siguieron

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: - “Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.”
Simón contestó: -“Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.”
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: -“Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.”
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con el, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: -“No temas; desde ahora serás pescador de hombres.”
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“LA FE ES ASUNTO DE DIOS”
S. Lucas presenta el momento en que Jesús pide a los apóstoles que se adentren en el mar y echen las redes, después que ellos han pasado toda la noche bregando y no han cogido nada. Ellos son los expertos pescadores, lo que Jesús está pidiendo no entra en los esquemas de los expertos, no obstante, le hacen caso por darle gusto y no desobedecerlo, pero no creen que vaya a tener efecto alguno y ahí se llevan la sorpresa: “hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red”. La fuerza de Dios es más grande que la suya y funciona en otros esquemas distintos a los de los hombres.
Ante la admiración de los apóstoles Jesús les dice: “Desde ahora seréis pescadores de hombres”, pero queda claro, no va a ser con sus esquemas, sino con los de Jesús.
S. Lucas hace notar varios aspectos que son muy importantes:
1- Los apóstoles quedan sorprendidos al ver lo que ocurre: los resultados no son fruto de su pericia de pescadores, sino de la fuerza de la acción de Jesús.
Ellos son gente entendida del oficio, lo que les está pidiendo suena a inexpertos; se pesca de noche, hacerlo a aquella hora no tiene sentido, «nos hemos pasado la noche bregando, y no hemos cogido nada»sin embargo… Tú lo dices, no hay más qué decir, mi experiencia, mi sabiduría ha terminado frente a lo que Tú dices: «Pero, por tu palabra, echaré las redes».
Queda claro que no es ni la experiencia ni la pericia ni las técnicas de los pescadores lo que hace que la red se llene a rebosar, es que en este terreno quien llama, quien invita, quien mueve es Él y nosotros no somos más que meros instrumentos. El tema de la fe no es cuestión de hombres, sino de Dios.
2- Los apóstoles, aunque no entendían, hacen caso a lo que Jesús les pide y cuando les invita a seguirlo “lo dejan todo y lo siguen!: la disponibilidad ha de ser total, absoluta y sin reservas, sin condiciones y la respuesta de dios sobrepasa todas las expectativas.
Esto nos deja clara una cosa: la acción del hombre en solitario, sin Jesús no llega a ningún sitio, se queda vacía, no es fecunda. Es la acción de Dios la que llena las redes y hace eficaz el esfuerzo de los discípulos.
Tendríamos que preguntarnos en tiempos como los que vivimos en los que parece que se nos ha terminado la imaginación… llevamos mucho tiempo bregando con nuestros esquemas, con nuestras técnicas, con nuestra sabiduría y no solo no pescamos, sino que la iglesia se nos está vaciando a ritmos aceleradísimos, pero no nos convencemos de lanzarnos mar adentro y echar las redes en su nombre, y no en el nuestro. Sabemos demasiado, lo tenemos todo demasiado estructurado, no se le deja espacio a la vida.