miércoles, 30 de diciembre de 2009

DOMINGO -II- DESPUES DE NAVIDAD -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiástico 24, 1‑2. 8‑12
La sabiduría de Dios habitó en el pueblo escogido

La sabiduría se alaba a sí misma, se gloría en medio de su pueblo, abre la boca en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de sus Potestades.
En medio de su pueblo será ensalzada, y admirada en la congregación plena de los santos; recibirá alabanzas de la muchedumbre de los escogidos y será bendita entre los benditos.
El Creador del universo me ordenó, el Creador estableció mi morada: -"Habita en Jacob, sea Israel tu heredad."
Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y no cesaré jamás.
En la santa morada, en su presencia, ofrecí culto y en Sión me establecí; en la ciudad escogida me hizo descansar, en Jerusalén reside mi poder.
Eché raíces entre un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad, y resido en la congregación plena de los santos.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“SABIDURÍA DE DIOS VS. ESTUPIDEZ HUMANA”

El autor del libro del Eclesiástico hace un canto de alabanza a la sabiduría de Dios que la considera como una persona distinta a Dios. Esa sabiduría es la que rige y lo ordena todo y se expresa con la Palabra de Dios; esta Sabiduría es el espíritu de todas las leyes, el orden que rige todo el universo.
El autor la compara con la niebla que inunda un bosque y lo llena hasta el último rincón humedeciéndolo y llenándolo de vida; de la misma manera, la Sabiduría de Dios llena la tierra. Ella fue la que dio el orden y la vida a toda la creación.
Con la venida de Jesús, nosotros acoplamos esta imagen de la sabiduría de Dios al Espíritu Santo que lo llena todo y le da vida; esta “Sabiduría” o “Presencia de Dios”, se hace material y sensible en la persona de Jesús el momento que se encarna y vuelve a llenarlo todo el momento de su resurrección.
La Sabiduría es la fuerza de Dios que transforma, ilumina, crea, da vida y esperanza al hombre; esta Sabiduría es Jesús que ha cambiado y ha vivificado la realidad del mundo.
Pero no podemos olvidar que junto a esta SABIDURÍA de Dios que lo llena todo, está el hombre que desde siempre ha querido contraponer la suya a la de Dios y continúa haciéndolo: en el principio rompió el orden que dios le había puesto para que pudiera ser feliz y en la actualidad sigue pensando y organizando las cosas pensando que la verdadera felicidad está en destruirse a si mismo y al universo.



Salmo responsorial Sal 147, 12‑13. 14‑15. 19‑20
R. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.
R. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R.
R. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.
R. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 3‑6. 15‑18
Nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.
Por eso yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“EL GRAN REGALO DE DIOS”

Pablo, al meterse a fondo en esa realidad que nos ha regalado Dios: JESÚS; y constatar lo que significa para nosotros su venida y su presencia, no puede dejar de exclamar expresando su admiración ante tanta grandeza.
El himno a Cristo hace referencia en la primera parte (v. 3-6) a toda la historia de la salvación cuyos protagonistas son: el Padre, Cristo y el Espíritu Santo que viven y existen movidos por un único principio: EL AMOR
Pablo intenta dar una explicación y pone a Dios Padre como principio y fin de todo; el Hijo es quien realiza todo lo que el Padre ha pensado y desea para el hombre, es decir: Cristo es la personificación de todo lo que el Padre vive siente y piensa y el Espíritu Santo es el gran regalo que nos hace a todos de participar en su vida y en la salvación. Dios se siente glorificado cuando el hombre acepta este regalo y es feliz por ello.
Sentir que ocupamos un puesto dentro de “La vida” de Dios, es algo que escapa a todo cálculo humano y a toda imaginación, por muy desorbitada que sea y suscita inmediatamente un deseo y una necesidad imperiosa de dar gracias a Dios por todo lo que nos ha dado.
El problema que tenemos es por querer que Dios se ajuste a nuestros esquemas y, sobre todo, cuando queremos que Dios defienda nuestros intereses y le obligamos a que asuma como suyo lo que nosotros hemos establecido y queremos que actúe como cada uno de nosotros nos conviene; ahí perdemos todo el horizonte y la capacidad para gozar con la grandeza que nos ha dado


Aleluya cf. 1 Tm 3, 16
Gloria a ti, Cristo, proclamado a los paganos.
Gloria a ti, Cristo, creído en el mundo.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1‑18
La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.
En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe.
No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.
Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: “Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."”
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado ha conocer.
Palabra del Señor.



REFLEXIÓN

“LA LUZ BRILLA EN LA TINIEBLA, PERO ÉSTA SE RESISTE”

La sabiduría divina de la que nos habla la primera lectura (Ecclo. 24) existía con Dios desde siempre, antes que fuera creado el universo, que es fruto de la acción de ella.
S. Juan, como el autor del Eclesiástico, o como S. Pablo, también habla de esa dimensión de Dios preexistente, antes, incluso, del tiempo, que llega a hacerse presente en la historia del hombre; esta Sabiduría es la Palabra de Dios, la expresión de su ser, que toma figura humana y se hace visible en Cristo o sensible al oído humano con su voz: “El Verbo se hace carne”. En Jesús, el hombre puede contemplar el rostro de Dios y sentir el amor infinito de Dios.
Sin embargo, los hombres prefirieron ignorar todo esto, seguir en la oscuridad de la mentira; hemos preferido quedarnos en cosas perecederas, materiales, hechas por los hombres, antes que dejarnos iluminar por la luz de la sabiduría de Dios que fue capaz de crear el universo y darle la vida.
La criatura no quiere reconocer a su creador, se rebela contra Él y lo sustituye por el dinero, por el poder o por la política.
El hombre, cuanto más desarrollado se considera, más demuestra su ignorancia y su incapacidad para asumir todo lo que Dios ha puesto en sus manos. Estoy pensando en aquella persona que jamás tuvo lo indispensable para vivir y de repente le toca en la lotería un montón de millones y se levanta creyéndose el dueño del mundo, tratando a todos a patadas, creyendo que lo sabe todo y dando la última palabra en todo, creyéndose el más inteligente y sintiéndose el centro del mundo…El mundo en el que vivimos es una triste evidencia de esto que estamos comentando y vemos que cuanto más intenta apartarse de Dios, más daño produce a todos los niveles y vuelve a repetirse la imagen del Génesis en donde el hombre aparece como una maldición para la tierra. Este es el resultado de la “sabiduría” humana cuando se establece en oposición a Dios.