miércoles, 30 de diciembre de 2009

DOMINGO -II- DESPUES DE NAVIDAD -C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiástico 24, 1‑2. 8‑12
La sabiduría de Dios habitó en el pueblo escogido

La sabiduría se alaba a sí misma, se gloría en medio de su pueblo, abre la boca en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de sus Potestades.
En medio de su pueblo será ensalzada, y admirada en la congregación plena de los santos; recibirá alabanzas de la muchedumbre de los escogidos y será bendita entre los benditos.
El Creador del universo me ordenó, el Creador estableció mi morada: -"Habita en Jacob, sea Israel tu heredad."
Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y no cesaré jamás.
En la santa morada, en su presencia, ofrecí culto y en Sión me establecí; en la ciudad escogida me hizo descansar, en Jerusalén reside mi poder.
Eché raíces entre un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad, y resido en la congregación plena de los santos.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“SABIDURÍA DE DIOS VS. ESTUPIDEZ HUMANA”

El autor del libro del Eclesiástico hace un canto de alabanza a la sabiduría de Dios que la considera como una persona distinta a Dios. Esa sabiduría es la que rige y lo ordena todo y se expresa con la Palabra de Dios; esta Sabiduría es el espíritu de todas las leyes, el orden que rige todo el universo.
El autor la compara con la niebla que inunda un bosque y lo llena hasta el último rincón humedeciéndolo y llenándolo de vida; de la misma manera, la Sabiduría de Dios llena la tierra. Ella fue la que dio el orden y la vida a toda la creación.
Con la venida de Jesús, nosotros acoplamos esta imagen de la sabiduría de Dios al Espíritu Santo que lo llena todo y le da vida; esta “Sabiduría” o “Presencia de Dios”, se hace material y sensible en la persona de Jesús el momento que se encarna y vuelve a llenarlo todo el momento de su resurrección.
La Sabiduría es la fuerza de Dios que transforma, ilumina, crea, da vida y esperanza al hombre; esta Sabiduría es Jesús que ha cambiado y ha vivificado la realidad del mundo.
Pero no podemos olvidar que junto a esta SABIDURÍA de Dios que lo llena todo, está el hombre que desde siempre ha querido contraponer la suya a la de Dios y continúa haciéndolo: en el principio rompió el orden que dios le había puesto para que pudiera ser feliz y en la actualidad sigue pensando y organizando las cosas pensando que la verdadera felicidad está en destruirse a si mismo y al universo.



Salmo responsorial Sal 147, 12‑13. 14‑15. 19‑20
R. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.
R. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R.
R. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.
R. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 3‑6. 15‑18
Nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.
Por eso yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“EL GRAN REGALO DE DIOS”

Pablo, al meterse a fondo en esa realidad que nos ha regalado Dios: JESÚS; y constatar lo que significa para nosotros su venida y su presencia, no puede dejar de exclamar expresando su admiración ante tanta grandeza.
El himno a Cristo hace referencia en la primera parte (v. 3-6) a toda la historia de la salvación cuyos protagonistas son: el Padre, Cristo y el Espíritu Santo que viven y existen movidos por un único principio: EL AMOR
Pablo intenta dar una explicación y pone a Dios Padre como principio y fin de todo; el Hijo es quien realiza todo lo que el Padre ha pensado y desea para el hombre, es decir: Cristo es la personificación de todo lo que el Padre vive siente y piensa y el Espíritu Santo es el gran regalo que nos hace a todos de participar en su vida y en la salvación. Dios se siente glorificado cuando el hombre acepta este regalo y es feliz por ello.
Sentir que ocupamos un puesto dentro de “La vida” de Dios, es algo que escapa a todo cálculo humano y a toda imaginación, por muy desorbitada que sea y suscita inmediatamente un deseo y una necesidad imperiosa de dar gracias a Dios por todo lo que nos ha dado.
El problema que tenemos es por querer que Dios se ajuste a nuestros esquemas y, sobre todo, cuando queremos que Dios defienda nuestros intereses y le obligamos a que asuma como suyo lo que nosotros hemos establecido y queremos que actúe como cada uno de nosotros nos conviene; ahí perdemos todo el horizonte y la capacidad para gozar con la grandeza que nos ha dado


Aleluya cf. 1 Tm 3, 16
Gloria a ti, Cristo, proclamado a los paganos.
Gloria a ti, Cristo, creído en el mundo.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1‑18
La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.
En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe.
No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.
Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: “Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."”
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado ha conocer.
Palabra del Señor.



REFLEXIÓN

“LA LUZ BRILLA EN LA TINIEBLA, PERO ÉSTA SE RESISTE”

La sabiduría divina de la que nos habla la primera lectura (Ecclo. 24) existía con Dios desde siempre, antes que fuera creado el universo, que es fruto de la acción de ella.
S. Juan, como el autor del Eclesiástico, o como S. Pablo, también habla de esa dimensión de Dios preexistente, antes, incluso, del tiempo, que llega a hacerse presente en la historia del hombre; esta Sabiduría es la Palabra de Dios, la expresión de su ser, que toma figura humana y se hace visible en Cristo o sensible al oído humano con su voz: “El Verbo se hace carne”. En Jesús, el hombre puede contemplar el rostro de Dios y sentir el amor infinito de Dios.
Sin embargo, los hombres prefirieron ignorar todo esto, seguir en la oscuridad de la mentira; hemos preferido quedarnos en cosas perecederas, materiales, hechas por los hombres, antes que dejarnos iluminar por la luz de la sabiduría de Dios que fue capaz de crear el universo y darle la vida.
La criatura no quiere reconocer a su creador, se rebela contra Él y lo sustituye por el dinero, por el poder o por la política.
El hombre, cuanto más desarrollado se considera, más demuestra su ignorancia y su incapacidad para asumir todo lo que Dios ha puesto en sus manos. Estoy pensando en aquella persona que jamás tuvo lo indispensable para vivir y de repente le toca en la lotería un montón de millones y se levanta creyéndose el dueño del mundo, tratando a todos a patadas, creyendo que lo sabe todo y dando la última palabra en todo, creyéndose el más inteligente y sintiéndose el centro del mundo…El mundo en el que vivimos es una triste evidencia de esto que estamos comentando y vemos que cuanto más intenta apartarse de Dios, más daño produce a todos los niveles y vuelve a repetirse la imagen del Génesis en donde el hombre aparece como una maldición para la tierra. Este es el resultado de la “sabiduría” humana cuando se establece en oposición a Dios.

domingo, 27 de diciembre de 2009

SANTA MARIA MADRE DE DIOS 1 de Enero -2010-



PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Números 6, 22‑27
Invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré

El Señor habló a Moisés:
-“Di a Aarón y a sus hijos: Ésta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas:
"El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor.
El Señor se fije en ti y te conceda la paz.”
Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.”
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“SHALOM, AMIGOS”

El pasaje del libro de los Números nos recuerda la bendición que el rey o el sacerdote hacían sobre el pueblo al comenzar el año, invocando a Dios para que concediera al pueblo su favor. Al mismo tiempo se invocaba su nombre para que fuera Dios quien presidiera todas las acciones del pueblo.
La palabra “SHALOM” con la que se bendice y se saluda al pueblo tiene un contenido muy amplio y significa “PLENITUD” de vida en todos los aspectos: material, espiritual, integridad de la vida que hace al hombre que viva en armonía consigo mismo, con dios y con el universo entero.
El “SHALOM” con el que se saluda al pueblo sería el deseo de poseer el estado perfecto de plenitud de la PAZ que Dios concede al hombre que vive en el amor, en la justicia y en la verdad; estado del que es prototipo Jesús, el “Hombre Nuevo”.


Salmo responsorial Sal 66, 2‑3. 5. 6 y 8 (R.: 2a)

R. El Señor tenga piedad y nos bendiga.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.
R. El Señor tenga piedad y nos bendiga.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R.
R. El Señor tenga piedad y nos bendiga.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga;
que le teman hasta los confines del orbe. R.
R. El Señor tenga piedad y nos bendiga.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4, 4‑7
Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer

Hermanos:
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.
Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: “¡Abba! Padre.” Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“JESÚS ROMPE TODAS LAS BARRERAS”

S. Pablo Se dirige a los gálatas hablándoles de Jesús que se ha encarnado, pero para poder hacerlo, ha encontrado un terreno preparado, abierto a su presencia y dispuesto para que en él crezca Jesucristo y la semilla de su Reino sin estorbos de ningún tipo, este terreno ha sido MARÍA
Con la venida de Jesús se ha dado la plenitud de los tiempos, el cumplimiento total del proyecto primero de Dios que quiso vivir con los hombres a quienes hizo a su imagen y para que vivan amándose, a semejanza de Dios y construyendo un mundo de paz y de justicia.
Con la venida de Jesús, Dios ha entrado en la naturaleza humana y la ha transformado; ha sido la nueva creación del hombre. Pero toda esta gran obra de transformación del hombre y del mundo la ha podido realizar gracias a la colaboración incondicional que le ha prestado María
Para Pablo, el gran signo de esta transformación esté en poder llamar a Dios “ABBA”. Esta Gran realidad se da en el “SÏ” incondicional de María que aceptó ser instrumento en manos de Dios para que Él realizara su obra de restauración y de liberación.
No podemos dejar a un lado este referente de la Virgen ante el proyecto que a cada uno se nos presenta: dios seguirá estableciendo su reino si es que nosotros nos ponemos a su disposición o por el contrario, el reino se anquilosará si es que nosotros nos oponemos y preferimos vivir en las tinieblas, en la mentira, en la injusticia, en el engaño, en el atropello de todos los derechos. Dios rompió con Jesús las barreras, pero nosotros seguimos levantado cada día otras nuevas.

Aleluya Hb 1, 1‑2

En distintas ocasiones habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas.
Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 16‑21
Encontraron a María y a José, y al niño. A los ocho días, le pusieron por nombre Jesús

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.
Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“SERÁ LO QUE TÚ DECIDAS”

El texto nos vuelve a presentar el momento en el que los pastores se encuentran con Jesús y vuelven a sus rebaños llenos de alegría y de ternura por lo que acaban de ver y experimentar: un niño que ha nacido entre ellos, en la más absoluta pobreza; una pareja de jóvenes a quienes no se les ha querido dejar un puesto en la posada, porque para los pobres no hay puestos en la sociedad, esa es la suerte de los pobres.
El pasaje lo podemos mirar desde dos niveles: el primero es el nivel de Dios: Algo que escapa a cualquier comprensión o a cualquier tipo de imaginación: que todo un Dios, infinitamente sabio, poderoso… haya prescindido de su condición de Dios y se haya unido a los más débiles, haciéndose un niño indefenso y dependiente de personas marginadas, que no tienen posibilidad de ofrecerle ni un sitio digno para nacer. Esto es algo que escapa a todos nuestros cálculos y, como los pastores, lo único que nos llena es de ternura ante un niño en esas condiciones. No somos capaces de llegar más allá.
El segundo nivel es el que viven José y María: esto excede a cualquier otra experiencia humana: la idea que ellos tienen de Dios, es imposible ajustarla al espectáculo que se les presenta delante: por un lado María, ella se siente madre de aquella criatura que se ha generado y ha ido creciendo en su vientre y José, un hombre que no entiende nada, que solo tiene una cosa: un amor absoluto y total a María y una fe ciega en Dios. Ambos se encuentran con esta realidad que les sobrepasa, sin saber qué hacer y sin tener idea de quién es este niño, que ha aparecido en sus vidas, pues no responde al esquema que ellos tienen de Yahvé-Dios.
Ante todo este lío, María y José solo tienen una cosa cierta: este niño que se ha gestado en las entrañas de María, que José ha asumido como suyo por el amor que tiene a María y que Dios le premia dejándolo que sea él quien le pone el nombre. No alcanzan a ver más allá y se dejan en manos de Dios, que sea Él quien guíe los hechos, pero siempre puestos a su servicio, por lo que están dispuestos a dar sus vidas.
Es el misterio del amor de Dios que lleva a los hombres a vivir las experiencias más fuertes y extraordinarias que alguien pueda imaginar, algo que escapa a todas las posibilidades y a todos los esquemas humanos. Es el misterio de la fe que nos rompe todos los cálculos y todos los esquemas y nos mete en una dinámica fascinante.
Esta realidad es algo que no se puede contar, pues es difícil explicar, pero es más difícil entender; es necesario dejarse coger por ella y vivirla. Las cosas de Dios son así
Con todo este marco de referencia nos metemos en este nuevo año; mucha gente me ha dicho: “Dios quiera que no vuelva a repetirse otro “09” como el que hemos atravesado”.
Todos deseamos algo nuevo, algo mejor; nos surgen un montón de preguntas, de inquietudes, de esperanzas… ¿Cómo se desenvolverán las cosas? ¿Cómo nos irá en nuestra vida, en nuestros negocios, en nuestro trabajo, en nuestros estudios…?
Hay dos posibilidades de vivir este nuevo año y que nos van a dar dos dimensiones completamente distintas: la primera, coger la postura de José y de María: “Aquí estoy, Señor, completamente a tu servicio y dispuesto a dejar que seas Tú quien disponga, yo haré lo que Tú mandes…” Y con toda seguridad viviremos algo sorprendente que excederá todas nuestras expectativas.
La segunda postura será la de Belén, la de Herodes y la de todos los acomodados de Israel: no se quedaron tranquilos hasta que mataron al que les trajo la vida y la libertad para quedar hundidos en la esclavitud y en la desgracia. La historia siempre se repite aunque cambie las formas. Este año no va a ser ni mejor ni peor que el pasado, sino que será como nosotros digamos que sea.

lunes, 21 de diciembre de 2009

SAGRADA FAMILIA -C-


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiástico 3, 2‑6. 12‑14
El que teme al Señor honra a sus padres

Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole.
El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros;
el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha.
Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas.
La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“GOZAR POR ENCIMA DE AMAR”

El pasaje del libro del Eclesiástico es un comentario formidable al 4º Mandamiento del Código de la Alianza (Ex. 20,12).
Es un principio fundamental basado en el respeto y el cariño que debemos a aquellos que nos dieron la vida, nos enseñaron a andar y a hablar y a ser personas. Es un principio básico y elemental de la humanidad, es algo que pertenece a la naturaleza de la humanidad y está por encima de cualquier religión o sistema que se establezca, es algo; fallar en esto, es tener perdidos completamente los papeles.
El texto deja claro la estrecha relación que existe entre honrar a Dios y honrar a los padres, pues ellos son la imagen más cercana que tenemos de Dios ya que, como base, está el amor que los padres tienen a los hijos. No apiadarse de los padres, despreciarlos, o abandonarlos en un momento de dificultad es despreciar a Dios y, al mismo tiempo establecer las reglas de juego que queremos para nosotros.
El respeto, el honor y el cariño que un hijo debe a sus padres tiene una gama enorme que va desde la obediencia y la sumisión que le debe en la niñez y en la juventud, pasando por el respeto que le ha de tener en la época de madurez y el cuidado y cariño que le debe en la etapa en que el padre es anciano.
Tener esto claro es un acto de adoración a Dios y de dignidad de la persona que indica su sensatez y su cordura; esto es algo que nunca se olvida y servirá como “reparación de los pecados”.
Cuando miramos esto, que pertenece a la sabiduría y a la lógica más elemental humana, que está enganchado, incluso, en la misma ley natural, no puedes evitar el volver la vista hacia la realidad que estamos viviendo, en donde se nos quiere decir y demostrar que todo esta mentalidad que pertenece a los principios más elementales de humanidad, no son más que prejuicios caducos impuestos por una religión y un fanatismo y a cambio se nos quiere presentar como una gran liberación y un paso de progreso y reivindicación de los derechos más grandes de la persona el que una madre pueda matar a su hijo en su vientre o el que un hijo pueda matar a su padre cuando éste le estorbe para sus planes o lo vea ya enfermo o caduco.
Que se nos quiera convencer que todo esto que venimos sosteniendo del respeto a la vida, a la persona en todas sus fases de la vida, el amor, la paciencia que nos hemos de tener, la comprensión, el cariño, el perdón… porque todo esto es parte de nuestra existencia y de nuestra vida y lo necesitamos para vivir como el aire que respiramos, se nos quiera demostrar que no es más que prejuicios religiosos, que la vida es un derecho que tenemos a gozarla y que no puede haber nada que nos lo impida… es insultante que nos quieran engañar con todas estas falacias cuando estamos viendo que el “gozo” que nos quieren presentar está condicionado por la posesión del dinero que por otro lado te impiden su consecución abocándonos a un vacío existencial y a una insatisfacción constante en nuestra vida.


Salmo responsorial Sal 127, 1‑2. 3. 4‑5 (R.: cf. 1)

R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.
R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.
Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.
R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R.
R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.



SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12‑21
La vida de familia vivida en el Señor

Hermanos:
Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.
Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente.
Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor.
Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“FAMILIA CRISTIANA VS. FAMILIA `PROGRE´ "
En esta misma onda, desde los niveles más elementales de convivencia humana, Pablo sostiene un código de convivencia pacífica familiar, que será la base sobre la que se pueda después edificar para cualquier tipo de comunidad cristiana: estos son los principios básicos: el respeto entre los cónyuges y el amor, la obediencia de los hijos a los padres y el respeto de los padres hacia los hijos no abusando de su situación de privilegio.
Como cristianos, se parte de esos mismos presupuestos, pero además hemos de sentirnos miembros de un pueblo elegido y llamado a ser la “familia de los hijos de Dios” que ha de tener unas virtudes y unas actitudes que lo han de distinguir de cualquier otra sociedad humana con las virtudes de la bondad, de la paciencia, de la mansedumbre, de la humildad, del perdón, de la comprensión y como base y fundamento de todo el AMOR que es lo que le da consistencia a todo y crea la unidad haciendo de la familia, como de la comunidad cristiana, un solo cuerpo, con una fuerza que lo ilumina todo que es la palabra de Dios, como la luz que lo guía.
El pasaje de Colosenses presenta la imagen que Pablo tiene de la familia como la 1ª célula de la sociedad y de la iglesia, donde se desarrollan todas las actitudes que ha de tener un ciudadano y un cristiano.
En la familia cristiana (iglesia familiar) vive la iglesia entera como cuerpo místico de Cristo, donde se desarrollan las imágenes de la madre que es la imagen del cuerpo, que es la iglesia, donde se engendra la vida y se sostienen los hijos y, la cabeza que es cristo (el padre y esposo) que le da consistencia y dirige. La una y la otra parte se necesitan vitalmente, pues ninguna es algo sin la otra
Al encontrarnos con esta imagen de la familia que nos deja S. Pablo y que es la que la iglesia viene sosteniendo y, ver cómo hoy se la rechaza queriendo demostrar que es un reducto de una cultura ancestral cavernaria, basada en prejuicios religiosos y presentar la alternativa de otro tipo de familia, en la que desaparecen todos estos valores que se han venido sosteniendo y que, pertenecen a la misma naturaleza humana, y se lo quiere querer sustituir por otros esquemas artificiales y basados en el dinero, en ideologías, la mayoría de ellas basadas en intereses económicos, uno se queda con una tristeza profunda, al ver cómo a la persona se la ha cosificado y se la ha retirado del horizonte de la vida y de la sociedad para ponerla al servicio de intereses concretos, convirtiendo al ser humano en medio y no en fin.




Aleluya Col 3, 15a. 16a
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 41‑52
Los padres de Jesús lo encuentran en medio de los maestros

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
-“Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
Él les contestó:
-“¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa
de mi Padre?”
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“VIVIR EN FAMILIA”

S. Lucas narra una escena familiar representando uno de los acontecimientos que suelen vivir todas las familias piadosas judías: cada año, la familia, como pide la ley, van a Jerusalén para celebrar la Pascua (Dt. 16,16)
Al terminar la celebración, se vuelven a su casa, las mujeres por un lado y los hombres por otro; los niños podían hacerlo con uno u otro, según la costumbre.
Cuando al final se encuentran María y José, se dan cuenta que Jesús no se ha ido con ninguno de los dos, se ha quedado en Jerusalén ¿dónde? ¿Con quién?
Ya podemos imaginar el momento y la desesperación de ambos… ¡Dónde podría estar?
El encuentro de Jesús en el templo es aleccionador: a la pregunta de María Jesús le responde recordándole que tiene obligación de estar allí; y cuando le indica que su padre y ella lo buscaban angustiados le deja bien claro quién es su padre. A José, aquella respuesta de Jesús tuvo que estremecerle las entrañas: ¿Quién le habría dicho a Jesús todo lo que pasó entre María y él?
Jesús deja claro que por encima de la obligación familiar esté el responder a la llamada que hace Dios a la misión que no puede ser interferida ni por los padres.
Los hijos no son propiedad privada, son un don que Dios regala para que se cuiden y se preparen para su reino, de ahí la atención y la responsabilidad que los padres tienen de prepararlos. Los hijos se convierten en el quehacer de los padres preparando sus personas para el reino de Dios.
Pero en cambio, cuando miramos la realidad nos quedamos sorprendidos al ver cómo hemos cambiado los valores, los medios los hemos hecho fines y, al final, la persona ha quedado reducida a un medio con el que jugamos y utilizamos para conseguir unos fines. ¿Qué es lo que esperan los padres de los hijos?
¿Para qué los preparan?
¿Qué buscan para ellos?
¿Qué consideran lo mejor para ellos?

martes, 15 de diciembre de 2009

DOMINGO - IV - de ADVIENTO - C-

PRIMERA LECTURA


Lectura de la profecía de Miqueas 5, 1‑4ª
De ti saldrá el jefe de Israel

Así dice el Señor: «Pero tú, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial.
Los entrega hasta el tiempo en que la madre dé a luz, y el resto de sus hermanos retornará a los hijos de Israel.
En pie, pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios.
Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y éste será nuestra paz.»
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“NECISDAD DE LA CONVERSIÓN”

El profeta Miqueas vive en un momento muy duro para Judá: están amenazados de muerte por los asirios mientras sus gobernantes viven en las nubes preocupados de sus negocios en ligar de dedicarse a gobernar y a cuidar de su pueblo.
En este momento y en esta situación el profeta anuncia la liberación del pueblo llevada a cabo no por alguien de los de siempre, de los que toda su vida han estado viviendo de la política y estrujando al pueblo; ahora vendrá un rey, no de Jerusalén, sino de Belén, nacido de entre los pobres, de entre la gente olvidada, lo mismo que ocurrió en tiempos de David.
Hay que hacer un cambio radical; hay que volver a los tiempos primitivos, a las fuentes, cuando las cosas se hacían por vocación, por el deseo de servir. No puede haber un cambio si es que éste no parte de abajo, desde los más sencillos, de manera que los que luchan por el poder de forma injusta: los “trepas” no tengan base en qué apoyarse, pues si lo hacen es porque otros los sostienen vendiendo su apoyo.
Para que esto se dé, es necesario pasar por una purificación que nos haga darnos cuenta y convencernos de la verdad.
El profeta anuncia cómo ha de ser el que tome las riendas e indica lo que necesita para reconducir al pueblo al camino de Dios: ha de gobernar con firmeza, pero con cariño, como un pastor lo hace con sus ovejas y lo hará retomando el espíritu de la Alianza primera.
Al leer este texto, es imposible sustraerse a este anuncio y no verlo iluminando nuestra realidad actual: constantemente escuchamos decir por todas partes: “Hemos pedido los papeles” en todos los aspectos de la vida: en educación, en economía, en el orden, en la seguridad, en las relaciones en la justicia…
Todos sentimos que estamos necesitando alguien que gobierne con firmeza, que no se deje llevar por intereses de grupos, alguien que respete la voluntad del pueblo, alguien que se someta a la verdad y a la justicia y no manipulando y mintiendo; alguien que piense en el pueblo y no en sus intereses, alguien que entienda que por encima del bien propio está el bien común… Pero en el mundo que hemos montado, ¿dónde está ese alguien? Efectivamente, necesitamos hacer un cambio radical de nuestra manera de pensar.


Salmo responsorial 79, 2ac y 3b. 15‑16. 18‑19 (R.: 4)

R. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R.
R. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R.
R. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R.
R. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta a los Hebreos 10, 5‑10
Aquí estoy para hacer tu voluntad


Hermanos: Cuando Cristo entró en el mundo dijo: “Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: `Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad.´”
Primero dice: “No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la Ley. Después añade: “Aquí estoy yo para hacer tu voluntad.” Niega lo primero, para afirmar lo segundo.
Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“LA OFRENDA QUE DIOS ACEPTA”
En este pasaje presenta a Jesús asumiendo y haciendo suyo todo lo que se ha escrito en las escrituras: Él viene a cumplir la voluntad eterna de Dios dispuesto a realizar su proyecto: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad”.
Según esto, explica cuál es la voluntad de Dios: no es un Dios que se goza y se aplaca con sacrificios, ofrendas, holocaustos y víctimas por el pecado”. Esa imagen la detesta. La única ofrenda que acepta es la persona que se abre a su amistad y lo acepta, se deja amar y hace suya su voluntad.
Por eso, Dios hace lo que está pidiendo: Él toma la naturaleza humana y se encarna… para que el hombre haga lo mismo con Dios: se entregue –hablando con un lenguaje incorrecto- devuelva la misma moneda “encarnandose” en Dios.
La gran obre da Cristo ha sido encarnarse en la naturaleza humana para someterla a Dios. Este será el gran sacrificio que el hombre podrá hacer de ahora en adelante a Dios.

Aleluya Lc 1, 38
Aquí está la esclava del Señor;
hágase en mi según tu palabra.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 39‑45
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -“¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.”
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

“MARÍA ES LA MADRE CREYENTE”
En todo este tiempo de Adviento la Virgen María ha sido protagonista fundamental: ella es la que realiza en plenitud todo lo que se nos ha dicho en la carta a los hebreos: la respuesta que Dios quiere a su proyecto es la entrega del hombre a la voluntad de Dios y eso es lo que ella hizo.
Su persona se convierte en la portadora de Dios, ella será la “Nueva Arca de la Alianza” que hace saltar de alegría a Juan Bautista, como en otro tiempo hace saltar a David.
El encuentro de María con Isabel es maravilloso: nos encontramos con dos mujeres embarazadas que se manifiestan su fe y el sentido de lo que ellas viven: María se ha enterado que su pariente la necesita y sin dudarlo se ha ido para ayudarla y felicitarla, su encuentro con Isabel y su saludo la llena de gozo y hace que Isabel reconozca que Dios la ha visitado y la llama «Bendita tú entre todas las mujeres” y reconoce que lo que lleva dentro también es de Dios: “ y bendito el fruto de tu vientre”
Isabel termina llamándola “dichosa” por haber creído, esa será la grandeza de María que después también reconocerá Jesús, pues es desde ahí desde donde la mujer realiza su función de madre y es desde ahí desde donde la mayoría de nosotros hemos percibido la grandeza de nuestra madre, como principio de nuestra vida, porque esa vida es Dios mismo.
Desde el punto de vista teológico y bíblico, la imagen que nos presenta el evangelio de María visitando a Isabel es el encuentro de Cristo con el que se cierra el A.T.:
Isabel una mujer anciana y estéril que ha vivificado Dios; María es la esperanza joven realizada en plenitud, el cumplimiento de todas las promesas en las que ha venido caminando y esperando el pueblo
Este encuentro es un retrato genial de la humanidad caída, vieja… que espera su liberación y que se encuentra con Jesús, su libertador, con lo que a partir de ese momento todo cambia radicalmente.
Pero no nos podemos quedar en el terreno de lo simbólico, que tiene un sentido fascinante; donde todo esto cobra fuerza es en la realidad, en la vida.
Isabel es la mujer anciana, estéril, de la que va a nacer el precursor, el que vendrá para preparar el camino a Jesús.
María es la mujer joven que lleva en su seno al autor de la vida, ella es el modelo del hombre nuevo que viene con Cristo.
Son los dos “testamentos”: El antiguo cerrado por una mujer que representa la Eva antigua y su marido Zacarías al antiguo Adán. María representa el Testamento Nuevo, la nueva humanidad y José es el nuevo Adán que, con una humildad santa acepta el plan que Dios ha trazado y no le pone oposición.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

DOMINGO - III - de ADVIENTO - C-

PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Sofonías 3, 14‑18a
El Señor se alegra con júbilo en ti

Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén.
El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos.
El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás.
Aquel día dirán a Jerusalén:«No temas, Sión, no desfallezcan tus manos.
El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva.
Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta.»
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN


“LLAMADOS A ACELERAR EL CAMBIO”

Sofonías vive unos años antes que Jeremías, durante el reinado de Manasés, un rey idólatra y violento que se convierte en una auténtica pesadilla para el pueblo en el que llega a generalizarse un deseo y un sentir común: que Dios meta su mano y ponga freno a todo lo que están sufriendo.
El profeta, ante este deseo tan fuerte muestra su seguridad de que Dios no se va a hacer el sordo a los gritos del pueblo y ese deseo lo interpreta como un signo de esperanza.
Sofonías invita a levantarse, a no quedarse pasivos en un lamento, sino a meterle ilusión a la vida y empezar a hacer todos lo que están deseando; hay que llenar la vida de alegría, de esperanza y de entusiasmo… porque Dios se compromete con esa actitud positiva del hombre y está dispuesto a olvidarlo todo; Él goza y se complace con la alegría de su pueblo.
La base de esta alegría y esperanza es la seguridad que tenemos de que Dios no falla, Él es fiel y vive con su pueblo.
Es en este texto donde S. Lucas, años después se inspira para escribir la anunciación de la Virgen indicándole la gran alegría de que Dios no se ha olvidado de su pueblo y ella es la elegida para presentar esta gran noticia de alegría.
El mensaje de Sofonías hoy, es como un eco que resuena en nuestros días ante una situación muy parecida y un deseo de cambio por parte de la mayoría del pueblo, pedro ese deseo de cambio solo se convierte en esperanza el momento en que empezamos a construir aquello que deseamos; si esperamos que “Manasés” nos lo construya no seremos más que un atajo de ilusos y estúpidos que morirán en el engaño.



Salmo responsorial Is 12, 2‑3. 4bcd. 5‑6

R. Gritad jubilosos: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.»
El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. R.
R. Gritad jubilosos: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.»
Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R.
R. Gritad jubilosos: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.»
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.» R.
R. Gritad jubilosos: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.»

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 4‑7
El Señor está cerca

Hermanos: Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.
Que vuestra mesura la conozca todo el mundo.
El Señor está cerca.
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN


“DIOS CAMINA CON SU PUEBLO”

Pablo Vive en la certeza de la presencia de Dios en su iglesia, el Espíritu de Jesús vive y mueve todo, ¿A quién temer, entonces? “¡Que nada os angustie!
No se trata de establecer una actitud de optimismo en la vida sin fundamento; la alegría de Pablo en la vida está justificada y apoyada en la presencia viva de Jesús en medio de su iglesia; no se trata, pues, de un sentimiento particular, sino de una realidad palpable: Dios se ha puesto al lado del hombre y camina con su pueblo. La historia del hombre se ha convertido en lugar de encuentro de Dios y en apoyo de su esperanza.
El apoyo de la alegría y de la esperanza está justamente en esto: Dios camina con su pueblo y vivir en esta dimensión es vivir bajo el signo de la paz, por la seguridad que nos da su presencia, pero esto no quiere decir que vayan a desaparecer los problemas, al contrario, probablemente arrecien ya que el mal no soportará que alguien le haga frente.
Quizás el miedo que muchas veces se apodera de los cristianos, la desidia, el desánimo, la apatía y las ganas de tirar la toalla no es más que la manifestación de esta falta de confianza y de fe en las que hemos caído al pensar que Dios ha desaparecido de nuestro camino.


Aleluya Lc 4, 18

El Espíritu del Señor está sobre mí;
me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 10‑18
¿Qué hacemos nosotros?

En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: —«¿Entonces, qué hacemos?»
Él contestó:
—«El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.»
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: —«Maestro, ¿qué hacemos nosotros?»
Él les contestó: —«No exijáis más de lo establecido.»
Unos militares le preguntaron: —«¿Qué hacemos nosotros?»
Él les contestó:
—«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.»
El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: —«Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga.»
Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

“OBRAS SON AMORES Y NO BUENAS RAZONES”

La actitud de alegría que pide Pablo para los filipenses (Fil. 44,4-7), la esperanza de Sofonías (3,14) se concretizan en el discurso de Juan Bautista: no se trata de esperar que nos den las cosas hechas, no se trata de fundar una esperanza de que Dios venga a arreglarme lo que cada día yo rompo, sino de ir construyendo lo que deseo y espero gozar, es emplear mi vida a fondo en aquello que espero gozar.
La gente está harta de oír discursos, hoy mismo acaban de concluir la cumbre de Copenhague y nadie cree en lo que allí se ha dicho pues es repetir lo de siempre, ya lo conocemos lo que hacen… pero todos estamos deseando un cambio, pero… ¿Qué hacer? Es la misma pregunta que le hacían a Juan. Pero vemos que se está dando un fenómeno curioso: se reúnen grandes multitudes, se hacen grandes simposios, se toman grandes acuerdos, se hacen grandes declaraciones de principios, todo “a lo grande”, pero parece que después nadie se da por aludido, nadie cree que es a él a quien se le dirige el mensaje y todos escurrimos el bulto y lo pasamos para que se lo apliquen otros.
Y, claro está, si cada uno no coge lo que le toca y empieza a llevarlo a la práctica y espera que los demás lo hagan para meterse a la fuerza, esto no cambiará jamás.
Uno de los grandes problemas que tenemos en la iglesia los cristianos es éste: hemos dado por supuestas muchas cosas, entre ellas la conversión y cada uno nos sentimos el mejor y con capacidad para juzgar a los demás, son ellos los que tienen que cambiar, los que tienen que hacer las cosas.
Otra de las cosas que hemos hecho es desligar la vida de las creencias y nos preocupamos mucho de la “doctrina”, de que nadie vaya a decir un disparate, pero no nos asustamos cuando vemos que se hace: una religiosidad vacía de práctica y llena de fórmulas y de ritos.
Cuando le preguntan a Juan qué es lo que tienen que hacer responde claro y directo: “El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.” A unos publicanos que le preguntaron, les contestó: “No exijáis más de lo establecido.” Y a los militares les dijo: “No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.”. Juan lo tiene bien claro y sus respuestas son válidas también hoy para nosotros: La única forma de preparar el camino al Señor es cambiando la injusticia por solidaridad, la mentira y la corrupción por la verdad y el respeto.
En un momento de crisis como la que tenemos estoy seguro que si le hubiéramos preguntado a Juan qué hacer para salir de ella, hubiera respondido: “Todo lo que le habéis robado al pueblo devolvédselo y veréis como todo vuelve a su sitio”
Pero no, preferimos andar en otras cosas, hacer grandes montajes y volver a nuestra rutina oyendo por un oído y dejando que salga por otro.

martes, 1 de diciembre de 2009

DOMINGO - II - de ADVIENTO - C-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Baruc 5, 1‑9
Dios mostrará tu esplendor

Jerusalén, despójate de tu vestido de luto y aflicción y vístete las galas perpetuas de la gloria que Dios te da, envuélvete en el manto de la justicia de Dios y ponte en la cabeza la diadema de la gloria del Eterno, porque Dios mostrará tu esplendor a cuantos viven bajo el cielo.
Dios te dará un nombre para siempre: “Paz en la justicia” y “Gloria en la piedad”.
Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia el oriente y contempla a tus hijos, reunidos de oriente a occidente a la voz del Santo, gozosos invocando a Dios.
A pie se marcharon, conducidos por el enemigo, pero Dios te los traerá con gloria, como llevados en carroza real.
Dios ha mandado abajarse a todos los montes elevados y a las colinas encumbradas, ha mandado llenarse a los barrancos hasta allanar el suelo, para que Israel camine con seguridad, guiado por la gloria de Dios.
Ha mandado al boscaje y a los árboles aromáticos hacer sombra a Israel.
Porque Dios guiará a Israel con alegría a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


“ESCARBA Y VERÁS LO QUE HAY DEBAJO”
Al escuchar a Baruc uno siente deseos de poder levantarse y mirar para ver lo que está surgiendo que llama a la esperanza, pero es todavía una semilla muy pequeña que está naciendo, o puede ser que la potencia y el ruido del mal lo llena todo y parece que la luz se apaga, las cenizas lo han quemado todo y el panorama lo dejaron desierto, pues pusieron al mundo en guerra, brotaron con una fuerza enorme los nacionalismos como expresiones grotescas y legalizadas de un racismo ancestral y repugnante; se ha establecido la desconfianza entre los hombres a nivel generalizado: no podemos ver en el otro a un hermano, sino a un enemigo; se han ahondado las distancias y las diferencias entre ricos y pobres, entre el norte y el sur, entre el este y el oeste y se está haciendo imposible el diálogo. Se ha promovido hasta el extremo el “acaparar” antes que el “compartir” y ahí estamos sufriendo el crac mundial, pues la codicia no tiene límites y el pez gordo se ha tragado al pequeño sin compasión.
Pero debajo de esas cenizas de desolación sigue habiendo vida, que es la única que tiene la alternativa: son todos los hombres y mujeres que no creemos ni aceptamos esto que se está dando, son todos aquellos movimientos que creen en la posibilidad de un mundo distinto y mejor; son todos los millones de jóvenes que no han dejado que su corazón se infecte de resentimientos, de racismo, de intereses y han derribado un montón de barreras que se les ha levantado.
Debajo de esas cenizas hay algo nuevo que bulle y que la potencia de los poderosos no ha podido controlar, porque se le escapan los detalles pequeños. Si Baruc dice: “Ponte en lo alto y mira hacia el oriente” a mi se me ocurre pensar que es mejor en el momento que vivimos no mirar al horizonte, sino escarbar y ver todo lo que hay y que se está gestando y la fuerza que está cogiendo.


Salmo responsorial Sal 125, 1‑2ab. 2cd‑3. 4‑5. 6

R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 1, 4‑6. 8‑11
Que lleguéis al día de Cristo limpios e irreprochables
Hermanos: Siempre que rezo por todos vosotros, lo hago con gran alegría.
Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy.
Ésta es mi convicción: que el que ha inaugurado entre vosotros una empresa buena la llevará adelante hasta el día de Cristo Jesús.
Testigo me es Dios de lo entrañablemente que os echo de menos, en Cristo Jesús.
Y ésta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores.
Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios.
Palabra de Dios.



REFLEXIÓN

“LA SOLIDARIDAD, CLAVE PARA EL DISCERNIMIENTO”

La carta de S. Pablo a los filipenses es una prueba clara de ese rescoldo que vive y perdura a pesar del vendaval y que será capaz de prender el fuego en el mundo.
Para los primeros cristianos, en este caso los de Filipos, esperaban la venida inminente del reino de Dios y esto los estimulaba a plantarse frente al ambiente hostil que la sociedad enfrentaba al cristianismo.
Hoy es el caso nuestro: en nosotros siguen sonando como un eco las palabras de Jesús: “Vosotros estad alerta como el criado que espera la llegada de su señor”. La vida del cristiano se mantiene en constante alerta, no por miedo ni intereses de ningún tipo, sino porque sabe que no puede bajar la guardia, pues el momento que lo hace es asaltado por el mismo enemigo que lleva dentro y que le aparta del camino del reino. Esta tensión le hará fuerte y hará que se convierta en apoyo para otros que también luchan por mantenerse.
Las palabras de Pablo a los filipenses pueden ser en este momento un estímulo y una luz para cualquiera de nuestras comunidades: todos estamos sufriendo la pesadilla de un sistema que se nos quiere imponer sosteniendo que Dios es un estorbo para el hombre y que el reino que predicó Jesús es algo trasnochado y sin sentido o que más bien es algo represivo y, como alternativa, nos están queriendo poner el desenfreno de los instintos primarios como expresión máxima de la libertad; la corrupción como signo de justicia, el sexo como signo del amor, la mentira y el silencio como expresión de la verdad… y a todo esto le llaman “progreso”
En medio de todo este caos, la tentación es constante a tirar la toalla, porque nos encontramos sin fuerzas. Pablo pone la solidaridad y el amor como única fuerza que nos sostiene y nos ayuda a agudizar el conocimiento y a no perder el espíritu de discernimiento: “ésta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores” pues estamos viendo con tristeza cuántos jóvenes y adultos se los está llevando la riada y no es, precisamente a la felicidad, sino a la perdición a donde son abocados.


Aleluya Lc 3, 4. 6
Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.
Todos verán la salvación de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 1‑6
Todos verán la salvación de Dios

En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios.»
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

“VIVIR EN LA ESPERANZA”
Parece que el tema de la esperanza es algo obsoleto, vacío y sin sentido alguno. No obstante, estamos viendo cómo mucha gente desea en lo más profundo de su ser que “esto” cambie, que el panorama social y político se clarifique, que todo el mundo pueda vivir con dignidad… Esto es “esperar”, esto lo podemos insertar en la “ESPERANZA” o en la “Ilusión”.
Desde el punto de vista cristiano sostenemos que el futuro nos lo vamos construyendo en el presente, pero ese futuro, para que tenga la marca de Dios (esperanza) es necesario ir construyéndolo bajo la dirección que marca Dios, esa es la forma de decir que lo deseamos: comprometiéndonos en su construcción. Un cristiano no es la persona que anda con los brazos caídos esperando que Dios venga y le haga un milagro y se lo dé todo hecho. En este sentido la palabra de Juan es todo un proyecto de vida: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios”.
El problema grande que tenemos es que la felicidad, un mundo mejor… lo hemos reducido a un crecimiento económico que nos ayude a vivir cada día más cómodamente, pero las esperanzas no van más allá y la gente se conforma con un disfrutar lo máximo que se pueda en esta vida, lo que pueda venir después… Eso interesa poco.
Pero claro, cuando tenemos esa actitud, lo estamos achatando todo, pues cortamos el horizonte del presente reduciéndolo todo a lo material y, lógicamente, el mundo mejor que esperamos se convierte en una utopía, en una ilusión, ya que no ponemos las bases para que eso cambie.
Esto lo vemos con claridad cuando preguntamos a la gente por su “esperanza última” y vemos que lo máximo que esperan es un final de este camino lo más llevadero posible, muchos, incluso dicen: “ojalá termine todo en un momento, sin tener que sufrir ni hacer sufrir a nadie” Eso es cortar todos los horizontes a la vida, pues esa actitud no compromete a nada en la vida, esa actitud lo único que desea es afianzar lo que se tiene y, -como dice la expresión popular- “Virgencita, que me quede como estoy”.
Pero ser creyente, tener “Esperanza” es caminar en solidaridad, liberándose y ayudando a liberarse, es aceptar el reto de “preparar los caminos” para que se establezca la justicia, la verdad, el amor, la paz y otros puedan recorrerlos sin dificultad.
Es comprometerse en la construcción de una tierra nueva y un cielo nuevo con la seguridad de que Dios vive a mi lado y este proyecto tiene su culminación en la venida definitiva de Cristo.
Es ayudarnos a ser cada día más humanos, a crear unas relaciones cada vez más fraternas, a no permitir que haya estructuras de poder y de opresión que impidan que los seres humanos vivan bajo la esclavitud de cualquier fuerza que se ponga por encima de ellos.
Es ayudar a transformar todo aquello que deshumaniza, que va en contra de los derechos y de la dignidad de la persona.
Es tener una actitud de “tolerancia cero” de la mentira, de la opresión, del abuso y de la manipulación de la persona.