jueves, 15 de octubre de 2009

DOMINGO XXIX DEL T.ORDINARIO -B-

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de Isaías 53, 10‑11
Cuando entregue su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano.
Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento.
Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN:


“DIOS SE HA PUESTO DE NUESTRO LADO”

La acción salvadora de Dios se realiza en medio de un mundo dominado por el mal y éste produce la muerte, es, por tanto, la lucha de la vida en el imperio de la muerte, en consecuencia, no es nada agradable el trabajo que hay que hacer: el creyente vive como un retoño verde en medio de un campo desierto y quemado.
Su acción de vida es despreciada y rechazada por el mundo que no la soporta. Queda claro y evidente que la fidelidad a Dios y la lealtad a su causa, no es nada fácil ni bien recibido, sino todo lo contrario.
Dios, en su plan, podía haber hecho las cosas de otra manera, pero asumió el mismo mundo y la misma dinámica que el hombre ha establecido y por la que tiene que pasar; entrando de esta manera en él, se somete al dolor y al sufrimiento, pero con la certeza de que de ese dolor nace la alegría.
Como podemos ver, es una manera completamente distinta de hacer y pensar las cosas a como las hace el hombre, aunque sea desde dentro: el triunfo de la vida sobre la muerte se ha de hacer desde el dolor que produce la muerte, desde dentro y no desde fuera.
Es el problema constante que nos acosa: el rechazo que sentimos al dolor y al sufrimiento, a la lucha y a la complicación y cuando las cosas no resultan como a nosotros nos gustarían, entonces sacamos el hombro y desde fuera nos dedicamos a decir cómo se tienen que hacer y a criticar al que está implicado, corrigiendo lo que ha hecho o criticando las equivocaciones que comete, pero siempre desde fuera, que es desde donde más cómodamente se ven los toros, con lo cual nos convertimos en los nuevos obstáculos que hacen más doloroso el camino, ya que ni hacemos ni dejamos que se haga.



Salmo responsorial Sal 32, 4‑5. 18‑19. 20 y 22

R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.
R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.
R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R/.
R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14‑16
Acerquémonos con seguridad al trono de la gracia

Hermanos:
Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios.
No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado.
Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


“SI DIOS ESTÁ DE NUESTRA PARTE…”


La carta a los hebreos hace una proclamación de la obra de Jesús: Él no se salió escurriendo el bulto –como se suele decir- sino que se metió de lleno en la dinámica de la muerte que el hombre ha establecido, para dar la derrota desde dentro, rompiéndole el ritmo al meter el revulsivo de la vida: al odio le puso en contra el amor, a la mentira le opuso la verdad, a la injusticia le opuso la justicia, a la violencia y a la división les contrapuso la paz y la unidad; es decir: se metió de lleno en la pelea y probó todo el dolor y el sufrimiento que supone el enfrentamiento de cualquiera, por eso se ha convertido en el Sumo Sacerdote, que entiende a la perfección el dolor y la dificultad de sus hermanos y por eso también, se convierte en la base de la confianza que podemos tener en Dios, pues sabemos que nos comprende, cosa que durante muchos siglos había sido un acto simbólico, con el que esperaban que Dios quedara complacido y creyera la buena voluntad del hombre, expresándolo con un rito en el que se sacrificaba un animal, como gesto visible del agradecimiento y de la voluntad que el hombre tenía de agradar a Dios, aunque sus fuerzas no dieran para más.
Cristo hace real todo esto que era simbólico para el hombre, ha cambiado todo y desde ahora, el hombre ha encontrado el camino abierto a Dios y la seguridad de que es escuchado y atendido, gracias al camino que Cristo ha recorrido y ha dejado abierto para todos.
En esta obra, Cristo no aparece como alguien extraño y lejano a los hombres, sino todo lo contrario: Él se ha embarrado hasta los ojos, Él ha pasado por todas las tribulaciones de la naturaleza humana y, de esa forma, ha derribado la gran barrera que nos apartaba de Dios, ha sido el mismo Dios quien la ha derribado y se ha puesto a nuestro lado.
Pensar en todo esto nos llena de alegría y de esperanza, hasta el punto que nos hace gritar con S. Pablo: “Si Dios está de nuestra parte ¿quién se nos podrá poner en contra?” pues no tengo un Dios vengativo que espera mi fracaso para castigarme, sino a un Dios Padre y amigo que cuando caigo se para a mi lado para levantarme, curarme y cogerme en sus brazos, si es que fuera necesario.



Aleluya Mc 10, 45
El Hijo del hombre ha venido para servir y dar su vida en rescate por todos.



EVANGELIO


Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 35‑45
El Hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
-“Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.”
Les preguntó:
-“¿Qué queréis que haga por vosotros?”
Contestaron:
-“Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.”
Jesús replicó:
-“No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?”
Contestaron:
-“Lo somos.”
Jesús les dijo:
-“El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.”
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo:
-“Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.
Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.
Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.”
Palabra del Señor.
O bien más breve:
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 42‑45
En aquel tiempo, Jesús, reuniendo a los Doce, les dijo:
-“Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.
Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.
Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.”
Palabra del Señor.



REFLEXIÓN


“JESÚS NO ACEPTA EL JUEGO SUCIO”


Jesús ha venido presentando con toda claridad su proyecto en todo momento, pero por más que se lo ha hecho ver con sus palabras y con sus obras, ellos siguen sin dar a torcer su brazo sosteniendo su idea. Su proyecto no coincide en absoluto con el de sus discípulos, sin embargo, ellos siguen a su lado esperando, quizás que cambie en algún momento; las expectativas y el proyecto de los discípulos es el que tiene todo el mundo: ser grandes, ocupar puestos de honor, ser reconocidos por todo el mundo como grandes, tener éxito y poder… son las aspiraciones de todo ser humano, muy lícitas por su parte, pero en una onda completamente distinta a lo que viene planteando Jesús.
Juan y Santiago, por su cercanía con Jesús por su amistad y por su parentesco, se atreven a plantearle su ambición: “queremos que hagas lo que te vamos a pedir.” Y lo que quieren es que Jesús los ponga por encima de los demás, cosa que cuando los otros se dan cuenta, se enfadaron cuando vieron que los dos hermanos se les adelantaron: quieren los primeros puestos en el reino y eso era lo que todos esperaban.
Jesús les da la primera lección directa sobre el tema: no han entendido de lo que va la película. Ellos tienen aspiraciones normales de gloria, todos desean ser los primeros y Jesús no les rompe su aspiración, simplemente les aclara los términos, pues se ve que están hablando las mismas palabras pero el contenido es distinto: “Ser el primero y el más importante” no consiste en ocupar un puesto de honor, sino en ejercer una función en la que hay que “beber la copa del dolor” y sufrir el “bautismo de sangre”, es decir: enfrentarse al dolor, al sufrimiento, sumergirse en la muerte; eso significa ser consecuentes con el puesto de honor que ellos buscan, eso no se gana con el esfuerzo, sino que es Dios quien lo concede; ese puesto no es de gloria humana, al estilo de la grandeza de los que se suben al poder aupados por el pueblo y luego se convierten en sus verdugos y en unos tiranos oprimiendo a quienes los subieron al puesto. “No ha de ser así entre vosotros”. Y si alguien funciona así se convierte en un estorbo para el reino de Jesús
Nuestro modelo de grandeza no es ese, sino el que Cristo mismo ha planteado: Él se ha hecho el “servidor” humilde que se pone en el último puesto para sostenerlos a todos: la imagen de poder que se tiene tradicionalmente de una pirámide que en el vértice está el poder asentado sobre una serie de peldaños y al final todos descansan sobre la base, Cristo la invierte y el vértice lo coloca en la base, sosteniendo a toda la estructura. Él se ha colocado en la base y quien quiera ser el primero que se una a Él.
Cuando la iglesia, o cualquier cristiano entiende esto así, se convierte en una luz importantísima para el mundo que refleja con toda claridad el rostro de Cristo, por el contrario, cuando la pirámide la deja asentada sobre la base e incita a subir hasta el vértice, deja de ser signo de Cristo y del reino y se convierte en una imagen más de las que presenta el mundo con el agravante de que se vale de lo “sagrado” y juega con la conciencia que es lo más sagrado de la persona..