lunes, 5 de enero de 2009

EPIFANIA DE JESÚS -B-

PRIMERA LECTURA

Lectura del Profeta Isaías 60, 1‑6
La gloria del Señor amanece sobre ti

(Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti; y caminarán los pueblos a tu luz; los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti: tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.
Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar, y te traigan las riquezas de los pueblos.
Te inundará una multitud de camellos, los dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 71, 2. 7‑8. 10‑11. 12‑13

V/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.
R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

V/. Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

V/. Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.

R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

V/. Que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributos;
que los reyes de Sabá y de Arabia
le ofrezcan sus dones,
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.

R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

V/. Porque él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres.

R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 3, 2‑3a. 5‑6
Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos

Hermanos: Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro.
Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio.
Palabra de Dios.


Aleluya Mt 2, 2
Aleluya, aleluya.
Hemos visto salir su estrella,
y venimos a adorarlo.
Aleluya.


EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 2, 1-12
Venimos de Oriente para adorar al Rey

Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes.
Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: C)Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:CEn Belén de Judá, porque así lo ha escrito el Profeta: *Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel.+
Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro; incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.


REFLEXIÓN

“LOS REYES MAGOS”
Mt. 2, 1-12

La fiesta de los Reyes Magos ha tenido siempre en la tradición cristiana una magia especial por todo lo que lleva envuelto: es la fiesta de los sueños, de la ternura, de las manifestaciones de cariño... En su origen es la catequesis que se dio a la primitiva comunidad indicando que la salvación que Cristo había traído era para todos los hombres, de la misma manera que su mensaje del reino era universal: Dios no queda reducido a las fronteras del pueblo de Israel.
Pero la fiesta de hoy tiene también otras connotaciones que nos ponen en guardia, pues aparecen dos mundos muy distintos entre los “magos” que se acercan al “Niño” y lo adoran y Herodes que tiembla y quiere matarlo:
Herodes y toda su corte representan al mundo de los poderosos para quienes lo único que interesa es el poder y con el fin de asegurarlo utilizan todo lo humanamente posible empezando por la mentira y el engaño (a los magos les dijo que quería él también adorarlo y les pidió que le indicasen dónde estaba) y después no dudan incluso en atropellar y en aliarse con el terror importándoles un bledo la vida hasta establecer como ley la muerte del inocente si es que esto les va a dar votos.
Es increíble cómo la historia se repite y como los modelos se van adaptando a cada momento de la historia, revestidos de formas diferentes, pero es la misma cosa.
Herodes se presenta como cuidadoso de la paz, del orden y de la justicia, pero en el fondo quiere quitarse de en medio a Jesús; ha perdido por completo el respeto a la dignidad de la persona.
En ese mundo en el que la gente vive asustada y nadie quiere complicarse aparecen unos personajes extraños que no viven según estos esquemas herodianos ni del pueblo sometido; para estos hombres lo más importantes son los valores grandes del ser humano y buscan dónde se encuentran pues en esos valores es donde está el rastro de lo divino dentro de lo humano.
Herodes ha perdido por completo esta dimensión, hasta el punto que el poder está antes que la persona y no duda en dar una ley de extermino.
Los “magos”, en cambio, van buscando la dimensión divina dentro de lo humano y cuando se encuentran con el Niño, no lo matan, sino que lo adoran, reconocen en él la dignidad humana, descubren en su sencillez la presencia sublime de Dios.
Nos cuenta el evangelio que postrándose le adoraron y pusieron a sus pies los presentes que traían: oro, incienso y mirra indicando que el ser humano está por encima de todos los tesoros y poderes del mundo, que no puede haber otro valor por encima de la dignidad de la persona, pues todo ser humano está llamado a participar de la vida de Dios.
Cuando leemos este pasaje desde esta dimensión cambian radicalmente todas las cosas y uno siente escalofrío al contemplar cómo sigue repitiéndose la historia y cómo volvemos la cara para no darnos por enterados de la denuncia tan impresionante que supone esta celebración.
Al final no nos queda más remedio que ubicarnos: O CON HERODES O CON LOS MAGOS, pero no vale el camino de en medio: con el “Papá Noel” con las bolitas y con los renos