miércoles, 21 de enero de 2009

DOMINGO -III- DEL T. ORDINARIO -B-


PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Jonás 3, 1‑5. 10
Los ninivitas se convirtieron de su mala vida

En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás:
—«Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo.»
Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla. Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando:
—« ¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!»
Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños. Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.

Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“NI HACEN NI DEJAN HACER”
Contrasta el texto con los que nos presentaba la liturgia el domingo pasado: Samuel respondió inmediatamente: “Aquí estoy”; la misma cosa hicieron Andrés y Juan.
Hoy comienza el texto diciendo que por tercera vez Dios se había dirigido a Jonás pidiéndole que fuera a Nínive y después de muchas excusas, acepta la llamada.
No es precisamente Jonás un modelo digno de seguir, aunque sí es una imagen fenomenal de lo que hacemos la gran mayoría, de tal forma que muchas veces respondemos a la fuerza aunque después nos alegramos, algo parecido a lo que le ocurrió a Jonás.
El protagonista de la historia se nos presenta como un ejemplo práctico que caracteriza la postura del pueblo de Israel: un pueblo acomodado y lleno de prejuicios que le impiden levantarse y cambiar. La postura de Jonás contrasta fuertemente con la de los de Nínive: los ninivitas responden positivamente a la predicación de Jonás con una gran docilidad y cambian radicalmente su postura.
Dios invita a una conversión al pueblo de Nínive, pero la conversión tiene que empezar por el mismo que predica el mensaje que ha de abandonar la postura que tiene de huida ante la Palabra de Dios y ha de aceptar que el perdón y la misericordia de Dios alcancen incluso a Nínive que está siendo la causante de un gran dolor para el pueblo de Israel.
Jonás es el ejemplo típico del que no hace ni deja hacer, del que exige lo que no da, del que critica justamente aquello mismo en lo que él está cayendo.
Este es Jonás y su figura es la imagen del pueblo de Israel: se siente acomodado en una situación incluso de injusticia y atropello; no quiere hacer nada para cambiar y, al mismo tiempo critica y protesta incluso del posible perdón que Dios va a dar a Nínive.
La historia vuelve a repetirse con los mismos elementos: vivimos en una situación de injusticia, de corrupción, de abandono de todos los valores… y nadie quiere mojarse, nadie quiere distinguirse, todos criticamos y pedimos que den un cambio desde arriba, pero nosotros no movemos ni un dedo; criticamos cuando nos encontramos a alguien que ha entendido las cosas y está intentando realizar ese cambio. Estoy pensando en aquellos que fueron capaces de romper el rollo de las primeras comuniones o de las bodas: nadie está de acuerdo con lo que se está haciendo y todos critican, pero no somos capaces de cortar con ese rollo y ponemos de vuelta y media al que intenta hacer algo y nadie quiere saber de tomar una postura que pueda suponer enfrentamiento.


Salmo responsorial Sal 24, 4‑5ab. 6‑7bc. 8‑9 (R/: 4a)

R/. Señor, enséñame tus caminos.

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
R/. Señor, enséñame tus caminos.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.
R/. Señor, enséñame tus caminos.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
R/. Señor, enséñame tus caminos.



SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 29‑31
La representación de este mundo se termina

Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante.
Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

LLAMADOS A VIVIR EN LIBERTAD”
S. Pablo se dirige a los cristianos de Corinto dando respuesta a algunas de las preocupaciones que hay dentro de la comunidad.
Para Pablo, con la venida de Cristo y su resurrección hemos entrado en una etapa nueva y definitiva de la historia, lo antiguo ya ha pasado, el esquema en el que se ha vivido ya no tiene sentido ni consistencia; hemos entrado en la etapa final y definitiva; ya no se pueden seguir manteniendo posturas que se tenían anteriormente: la cerrazón, estar esclavos de las cosas como si éstas fueran la salvación del hombre; no se puede vivir arrastrados por las bajas tendencias. No se puede vivir amarrados de las cosas como si éstas fueran principios absolutos de vida.
Nada de lo antiguo tiene ya consistencia, el futuro ya ha sido abierto; se nos ha mostrado ya con claridad lo que es absoluto y definitivo para la vida, es, por tanto, perder el tiempo miserablemente el estancarse en aquello que no tiene futuro ni nos lleva a ninguna parte: aquí hemos de vivir como quien está de paso, como quien sabe que nada de lo que existe es definitivo. Es un grave error amarrarse a lo pasajero y perder la vida sirviendo a lo que no nos va a servir para nada, todo se va a quedar aquí.
Estas reflexiones de Pablo hoy tienen un eco impresionante, aunque sea una de las posturas menos aceptadas. Si en su tiempo los atenienses lo dejaron solo cuando empezó a decir que Cristo había resucitado, hoy harían lo mismo al escuchar este discurso, pero su eco no deja de ser algo que tiene una actualidad enorme, porque l hombre, como nunca, busca la libertad y cada vez se va amarrando y siendo esclavo de más cosas: la gente vive esclavizada de los bancos a base de letras y de hipotecas; se tiene hipotecada la casa, el salario, los bienes… hasta la vida... Y encima nos atrevemos a decir que somos libres.

Aleluya Mc 1,15
Está cerca el reino de Dios:
Convertíos y creed en el Evangelio.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 14‑20
Convertíos y creed en el Evangelio

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía:
—«Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo:
—«Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes.
Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

LA LIBERTAD ES IGUAL LIBERACIÓN”
Jesús sale de Nazaret y comienza su vida pública con un mensaje que irá repitiendo constantemente: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
Esta es la gran “noticia”: que el reino ya está aquí, y que ese reino lo llena todo, que es el horizonte y el único sentido de todo lo que existe, que da respuesta a todas las expectativas del hombre. Estar pensando en otra cosa, afanarse en la vida por otra cosa, emplear la vida en otra cosa… es perder miserablemente el tiempo.
Frente a esta gran NOTICIA no queda otra postura coherente y sensata que convertirse, es decir salir de esa estructura de vida en la que estábamos instalados, empujados por el egoísmo, la avaricia, el odio, la violencia, la envidia… Todo eso está abocado a la destrucción y a la muerte, por tanto, es de tontos perder la vida metidos en esa onda y terminar destruyéndonos.
Esta gran noticia hay que acogerla con alegría, creer en Jesús como Dios que se ha encarnado para sacar a los hombres de las tinieblas del error y ponernos en el camino de la liberación y la salvación.
¿En qué consiste, pues, esa conversión? Justamente en liberarse de todo aquello que nos tenía amarrados, ofuscados, creyéndonos que eran esas cosas las que le daban el sentido a la vida abriéndonos a la perspectiva del amor, de la verdad, de la justicia, de la paz… que plantea Jesús.
Si esta es así, nuestra conversión consistiría en empezar quitándonos miedos, prejuicios, falsas seguridades…
Sin embargo, esto que aparentemente está tan claro, y que Jesús lo plantea como el motivo máximo de podemos tener de alegría, cuando hoy lo planteamos a una sociedad con el estómago lleno y con la cabeza embotada de cosas materiales, suena a locura y a discurso de subnormales; decir hoy que el dinero no es la gran seguridad del hombre es un disparate imperdonable; que el prestigio no es el único aval del hombre es vivir fuera de la existencia humana; que la imagen o el poder no son valores fundamentales para poder estar y desenvolverte frente a la gente es sencillamente estar locos.
Y cuando la gente de hoy oye que hay que liberarse de ataduras, lo primero que siente como atadura es a Dios del que intenta liberarse inmediatamente, pues dios es lo que más estorba, lo mismo que la religión, para amarrarse a todo aquello que no tiene futuro, que es a lo que el ser humano suele agarrarse con todas sus fuerzas.