jueves, 29 de mayo de 2008

DOMINGO NOVENO T. O. -A-

PRIMERA LECTURA
Mirad: os pongo delante maldición y bendición

Lectura del Libro del Deuteronomio 11, 18. 26‑28
Moisés habló al pueblo diciendo:
—Meteos mis palabras en el corazón y en al alma, atadlas a la muñeca como un signo y ponedlas de señal en vuestra frente.
Mirad: hoy os pongo delante maldición y bendición: la bendición, si escucháis los preceptos del Señor vuestro Dios que yo os mando hoy; la maldición, si no escucháis los preceptos del Señor vuestro Dios y os desviáis del camino que hoy os marco, yendo detrás de dioses extranjeros que no habíais conocido.

Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Dios sale al encuentro del hombre, le indica el camino errado y le invita a entrar por el camino que le lleva a buen término, como esas señales que encontramos en la carretera o en las ciudades que te dicen: “dirección prohibida”, “calle sin salida”, “camino en mal estado”… Su palabra es fiable, no quiere que nos equivoquemos y perdamos la vida.
Por el contrario, indica también el camino que nos va a llevar a buen término: “si escucháis los preceptos del Señor vuestro Dios que yo os mando hoy, viviréis” y será vuestra bendición porque triunfaréis.
No obstante, siempre queda la libertad para plantearse frente a la indicación amorosa que Dios da: yo puedo despreciar las indicaciones que me hace Dios, y cuando me encuentre el camino en mal estado o el callejón sin salida de la vida… ¿entonces qué? ¿Me vuelvo a Dios llamándole injusto? ¿Me vuelvo a protestarle por el mal que existe diciéndole que por qué lo permite si es que es un Dios tan poderoso? Y vuelve a demostrarse la grandeza de Dios y su infinita misericordia cuando, a pesar de nuestro cinismo nos sigue manteniendo en la existencia y sigue cuidando de nosotros aguantando hasta que queramos volver la mirada a Él y reconozcamos que nos hemos equivocado y cambiemos.
Dios sabe que la vida se hace a base de elecciones y renuncias y cada paso que damos supone una toma de postura frente a la vida y esas decisiones llevan siempre consigo un cargar con las consecuencias de la decisión que hemos tomado, este es el riesgo del ejercicio de la libertad.
De todas formas Dios nos ha dejado un referente para las decisiones que nos pueden llevar a la felicidad: El ha apostado por la VIDA, por el AMOR, por la JUSTICIA, por la VERDAD, por la FRATERNIDAD…el resto está en nuestras manos.


Salmo responsorial Sal 30, 2‑3a. 3bc‑4. 17 y 25

V/. Sé la roca de mi refugio, Señor.

R/. Sé la roca de mi refugio, Señor.

V/. A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú que eres justo, ponme a salvo; inclina tu oído hacia mí, ven aprisa a librarme.

R/. Sé la roca de mi refugio, Señor.

V/. Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame.

R/. Sé la roca de mi refugio, Señor.

V/. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia.
Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor.

R/. Sé la roca de mi refugio, Señor.


SEGUNDA LECTURA
El hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 3, 21‑25. 28

Hermanos:
Ahora, la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los Profetas, se ha manifestado independientemente de la Ley.
Por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a todos los que creen, sin distinción alguna. Pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre.
Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN
S. Pablo se plantea el tema de las decisiones del hombre: en un principio optó por darle la espalda a Dios y se destruyó a sí mismo, ya que apostó por el camino equivocado, frente a la propuesta de felicidad que Dios le hizo.
En ese camino equivocado no encontrará jamás la felicidad, por más leyes que establezca para arreglar el entuerto, pues eso es lo que hace la ley, ya que surge siempre para dar respuesta a un fallo cometido y evitar que se vuelva a dar, es algo así como poner un remiendo para que no se vea el roto.
Dios tiene que salir de nuevo al encuentro del hombre y le vuelve a proponer un “estado” completamente nuevo en Jesucristo: se trata de aceptarlo y seguir sus pasos, dejarse amar y salvar por Él. Esto es un regalo excepcional con el que se vuelve a poner en evidencia la voluntad salvadora de Dios.
Pero de la misma manera que al principio, vuelve a ponerse en evidencia la terquedad y el cinismo del hombre que se revuelve, desprecia, se opone y hasta persigue a Jesucristo considerándolo como su opositor.

Aleluya
Ver pags. 292-294 Si no se canta, puede omitirse

EVANGELIO
La casa edificada sobre roca y la casa edificada sobre arena
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 7, 21‑27

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—No todo el que me dice «Señor, Señor» entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Aquel día muchos dirán: Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?
Yo entonces les declararé: Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.

REFLEXIÓN

Jesús ha venido presentando todo el programa de vida para aquellos que quieren seguirlo; no es un programa basado en ideas, sino en vida, en realidades, lo que en argot popular decimos “obras son amores y no buenas razones”.
En este sentido sintoniza perfectamente con la mentalidad actual harta ya de palabras y deseosa de realidades a las que poder aferrarse.
Ya en tiempos anteriores a Jesús hubo momentos en los que ocurrió lo mismo ante el deterioro del culto y de la religión que derivó en afinar ideas y en establecer una depuración de los ritos, de manera que la vida se quedaba fuera y surge todo un movimiento en el que se acentúa el amor y la justicia por encima del culto y de las formas.
Algo muy parecido está ocurriendo en nuestro tiempo: la realidad se camufla con un lenguaje que hace que una cosa aparezca otra y lo que es blanco, después de darle unas cuantas vueltas resulta que es negro y viceversa y al final nos damos cuenta que nos quedamos en el vacío y a la deriva.
Ya los profetas de Israel arremetieron contra esta desviación que se había dado en la que el culto y la religiosidad se había puesto por encima de la construcción de una sociedad más justa, donde el espiritualismo y el intimismo se habían puesto por encima de una implicación real en la construcción de una sociedad fraterna, hasta el punto de llegar a decir el profeta Oseas: “Misericordia quiero y no sacrificios” o como diría también el profeta Isaías: “Estoy harto de vuestras fiestas, de vuestros sacrificios, de vuestras oraciones…” y pedía una vida honrada, sincera, solidaria..
Esta dimensión la recoge también Jesús y se decide por ella: “No todo el que me dice «Señor, Señor» entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.” Actuar así es construir sobre seguro y contra esa forma de vivir no habrá argumentos que la destruya