PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Proverbios 8, 22‑31
Antes de comenzar la tierra, la sabiduría fue engendrada
Así dice la sabiduría de Dios:
«El Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas.
En un tiempo remotísimo fui formada, antes de comenzar la tierra.
Antes de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas.
Todavía no estaban aplomados los montes, antes de las montañas fui engendrada.
No había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe.
Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo;
cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba las fuentes abismales.
Cuando ponía un limite al mar, cuyas aguas no traspasan su mandato;
cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él, como aprendiz,
yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia:
jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
“EL VERDADERO SABIO”
En la antigüedad, cuando se empieza a hacer la reflexión sobre Dios, su presencia se la percibe en la actitud o capacidad que una persona tiene para ordenar su vida y sus relaciones con los demás, de forma que puede llegar a alcanzar la felicidad; a esa fuerza interior o actitud, se la llama SABIDURÍA y a esto se lo identifica con Dios
“Sabio”, pues, no es el que sabe muchas cosas, sino el que sabe dirigirse en la vida con rectitud y sentido común -que diríamos hoy- de manera que es capaz de aconsejar y orientar a los otros , porque él mismo camina honrada y rectamente.
Quien posee estas cualidades, se le considera una persona sensata que participa de la sabiduría divina, que no tiene límites, pues lo abarca todo en el espacio y en el tiempo: es la sabiduría que ha puesto el orden en las estaciones del tiempo, el movimiento de los astros, la vida en los mares y en todo el universo.
Esta sabiduría de la que participa el hombre, es inteligente, es persona distinta al hombre, es… como el rostro visible en el que el hombre puede reconocer a Dios
El hombre es grande en tanto en cuanto más se deja llenar de esa sabiduría, porque adquiere cada vez una comprensión más grande y amplia de todo el universo; por el contrario, a medida en que se erige como sabedor absoluto, en contraposición a la SABIDURÍA, se autodestruye y se cierra en sus fanatismos, individualismos, nacionalismos, racismos, ostracismos y todos los “ismos” imaginables que no son sino manifestaciones grotescas de la estupidez del hombre.
Esta cerrazón a la sabiduría se ve cada vez con más claridad en lo que llamamos el “mundo civilizado” que basa su poder en la razón y en la técnica y pierde por completo la capacidad de leer los signos de la vida, el lenguaje simbólico de las personas y de las cosas, los detalles del amor y la belleza… y todo lo hace pasar por el filtro del dinero que coloca como canon de valoración de todo.
Salmo responsorial Sal 8, 4‑5. 6‑7a. 7b‑9. (R.: 2a)
R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R.
R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R.
R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R.
R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 1‑5
A Dios, por medio de Cristo, en el amor derramado con el Espíritu
Hermanos:
Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.
Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
Palabra de Dios.
“Sabio”, pues, no es el que sabe muchas cosas, sino el que sabe dirigirse en la vida con rectitud y sentido común -que diríamos hoy- de manera que es capaz de aconsejar y orientar a los otros , porque él mismo camina honrada y rectamente.
Quien posee estas cualidades, se le considera una persona sensata que participa de la sabiduría divina, que no tiene límites, pues lo abarca todo en el espacio y en el tiempo: es la sabiduría que ha puesto el orden en las estaciones del tiempo, el movimiento de los astros, la vida en los mares y en todo el universo.
Esta sabiduría de la que participa el hombre, es inteligente, es persona distinta al hombre, es… como el rostro visible en el que el hombre puede reconocer a Dios
El hombre es grande en tanto en cuanto más se deja llenar de esa sabiduría, porque adquiere cada vez una comprensión más grande y amplia de todo el universo; por el contrario, a medida en que se erige como sabedor absoluto, en contraposición a la SABIDURÍA, se autodestruye y se cierra en sus fanatismos, individualismos, nacionalismos, racismos, ostracismos y todos los “ismos” imaginables que no son sino manifestaciones grotescas de la estupidez del hombre.
Esta cerrazón a la sabiduría se ve cada vez con más claridad en lo que llamamos el “mundo civilizado” que basa su poder en la razón y en la técnica y pierde por completo la capacidad de leer los signos de la vida, el lenguaje simbólico de las personas y de las cosas, los detalles del amor y la belleza… y todo lo hace pasar por el filtro del dinero que coloca como canon de valoración de todo.
Salmo responsorial Sal 8, 4‑5. 6‑7a. 7b‑9. (R.: 2a)
R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R.
R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R.
R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R.
R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 1‑5
A Dios, por medio de Cristo, en el amor derramado con el Espíritu
Hermanos:
Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.
Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
“EL GRAN REGALO DE JESUCRISTO”
Para S. Pablo, hay algo que lo ha cambiado todo: la situación en la que nos ha dejado Jesús es un privilegio tan grande que ya le importa todo un bledo: ni el dolor, ni la enfermedad, ni la muerte podrán con él, pues tiene seguro el triunfo y eso no va a lograr quitárselo nadie; entonces, una situación adversa, no le va a robar a él el regalo que Dios le ha hecho, por tanto, se trata de aprovechar cualquier situación, del tipo que sea, para sacar de ella lo mejor y fortificar la paciencia que va a necesitar; pues la vida le va a presentar constantemente dificultades y en ellas, la “tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza” y la virtud sólida es la única que fortifica la esperanza.
Ya no necesitamos hacer un esfuerzo para conseguir la santidad, esto es un regalo que Cristo nos lo ha conseguido, basta con aceptarlo y vivir en coherencia, despreocupados de todo, con lo que viviendo en esa coherencia estaremos anunciando la grandeza de Dios. Cristo nos ha conseguido la máxima libertad, ya no estamos bajo el peso de la ley y las cosas las hacemos, no porque nos vengan impuestas, sino porque nacen de nuestra propia conciencia y de nuestra relación con Dios.
Sabiendo que el triunfo está asegurado, es cuestión de jugárselo todo sin restricciones de ningún tipo y sin miedo alguno al fracaso
Para llegar a esta situación de libertad plena, hay un camino que es necesario recorrer: se trata del camino del dolor, de las dificultades e incluso de la persecución que hemos de atravesar y que es lo que, en definitiva, va a probar la autenticidad de nuestra fe y de la esperanza de cada uno, pues sabemos que la vida es lucha y dolor, por tanto, se trata de prepararse para lo que nos vamos a encontrar y no estar pensando en un sueño de color de rosa que jamás vamos a tener.
Siendo esta la realidad, es impresionante ver cómo nos hemos apartado del camino de la felicidad de la forma más tonta imaginable: solo se prepara para el triunfo, huimos constantemente del dolor y de la dificultad, se evita lo desagradable para que no tengamos “traumas” y, hasta de la misma práctica religiosa estamos queriendo quitar la cruz y solo pensamos en la gloria. Es curioso ver cómo se quiere quitar hasta la posibilidad del infierno.
Aleluya Ap 1, 8
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
al Dios que es, que era y que viene.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 12‑15
Todo lo que tiene el Padre es mío; el Espíritu tomará de lo mío y os lo anunciará
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
É1 me glorificará, porque recibirá de mi lo que os irá comunicando.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mio y os lo anunciará.»
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
“DAR UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA”
Jesús se despide de sus discípulos y viene a decirles que todo esto que han empezado juntos y en lo que han puesto sus vidas, su ilusión, su fuerza,… esto no se va a parar ni se va a destruir; toda esa vida que ha comenzado en ellos ha sido la suya propia y también la del Espíritu Santo que se ha metido en el mismo proyecto y Él no se echa atrás, esto seguirá su curso frente a todas las dificultades que se van a ir presentando; el Padre será coherente y no abandonará lo que ha comenzado. Lo único que se nos pide es la fidelidad y no apartarnos del proyecto (la vid y los sarmientos- Jn. 15-), permanecer unidos al tronco es garantía de éxito. Romper la unidad es aceptar el juicio de condena (Jn. 16,11)
Es curioso ver cómo Jesús no se detiene en darles unas clases teóricas para que tengan ideas de Dios, sino que se dedica a vivir en coherencia con lo que es: “Hijo de Dios” y, como tal vive, no lo puede hacer de otra manera y lo que les enseña es un estilo de vida que nace del Padre y que lo alienta el ESPIRITU SANTO.
“Cuando venga el Espíritu de la Verdad, Él os iluminará”: se trata, pues de una toma de postura en la vida, en la que a medida que vivan entenderán pues en ella nos lo jugamos todo: me pongo a favor o en contra de la verdad; entro en el reino de la luz o me quedo en la oscuridad… todo esto es algo que tiene explicación: o se vive o no se entiende.
No quedará más remedio que definirse y se sabrá quiénes son los suyos y quienes son sus enemigos..
El problema sigue siendo el de siempre: nuestro empeño en compaginar el mandamiento del Señor con los artilugios de la religión, o dicho de otra forma: coger la vía de en medio, con la que intentamos vivir a dos caras: un día en la luz y otro en las tinieblas, convivir con la mentira mientras proclamamos la verdad, tapando la corrupción con ritos y devociones; vivir en la injusticia y encubrirla con limosnas; dicho también de otra forma más fuerte: creando pobres para poder practicar la “caridad” y coger de esa manera una imagen de “buenos”. Soy de Dios, pero convivo y contemporizo con el diablo.
Creo que éste es uno de los problemas más grandes que tenemos los humanos y que ya el mismo Santiago denunciaba en su tiempo, pero que seguimos justificándolo y decimos que para poder vivir tenemos que ir dando una de cal y otra de arena y de esa manera el edificio se nos cae pues nunca llegamos a saber quiénes somos.
Es curioso ver cómo Jesús no se detiene en darles unas clases teóricas para que tengan ideas de Dios, sino que se dedica a vivir en coherencia con lo que es: “Hijo de Dios” y, como tal vive, no lo puede hacer de otra manera y lo que les enseña es un estilo de vida que nace del Padre y que lo alienta el ESPIRITU SANTO.
“Cuando venga el Espíritu de la Verdad, Él os iluminará”: se trata, pues de una toma de postura en la vida, en la que a medida que vivan entenderán pues en ella nos lo jugamos todo: me pongo a favor o en contra de la verdad; entro en el reino de la luz o me quedo en la oscuridad… todo esto es algo que tiene explicación: o se vive o no se entiende.
No quedará más remedio que definirse y se sabrá quiénes son los suyos y quienes son sus enemigos..
El problema sigue siendo el de siempre: nuestro empeño en compaginar el mandamiento del Señor con los artilugios de la religión, o dicho de otra forma: coger la vía de en medio, con la que intentamos vivir a dos caras: un día en la luz y otro en las tinieblas, convivir con la mentira mientras proclamamos la verdad, tapando la corrupción con ritos y devociones; vivir en la injusticia y encubrirla con limosnas; dicho también de otra forma más fuerte: creando pobres para poder practicar la “caridad” y coger de esa manera una imagen de “buenos”. Soy de Dios, pero convivo y contemporizo con el diablo.
Creo que éste es uno de los problemas más grandes que tenemos los humanos y que ya el mismo Santiago denunciaba en su tiempo, pero que seguimos justificándolo y decimos que para poder vivir tenemos que ir dando una de cal y otra de arena y de esa manera el edificio se nos cae pues nunca llegamos a saber quiénes somos.