PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Job 7, 1‑4. 6‑7
Mis días se consumen sin esperanza
Habló Job, diciendo:
—«El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un jornalero;
Como el esclavo, suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el salario.
Mi herencia son meses baldíos, me asignan noches de fatiga;
al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de dar vueltas hasta el alba.
Mis días corren más que la lanzadera, y se consumen sin esperanza.
Recuerda que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más la dicha.»
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
“DIOS NO ES VENGATIVO”
El tema del dolor del hombre y cómo compaginarlo con Dios-Amor es algo que siempre ha estado presente en la humanidad, sobre todo porque el hombre no puede entender que haciendo el bien reciba el mal; ese esquema es muy difícil superarlo ya que tenemos la mentalidad mercantilista muy acentuada: “do ut des”: yo doy o hago una cosa pero exijo la recompensa, en cambio nos cuesta entender el sentido de la gratuidad.
Es muy normal escuchar: “Tienes más paciencia que el santo Job”, pero eso no aparece así de claro en la lectura que hoy nos trae la liturgia: la situación que nos presenta es la de un hombre que se siente amargado por el dolor que la vida le está presentando y que ya está harto de soportar, pues no le ve una salida a todo lo que le está viniendo. Por si no tenía bastante, sus amigos se acercan a verlo y en lugar de animarlo le dicen que lo que está sufriendo es porque Dios lo está castigando por sus pecados, que lo aguante, por tanto, como penitencia. Pero Job se rebela contra todo esto.
Él se siente inocente y entiende que Dios no puede ser así como se viene diciendo, su situación no responde a la mentalidad que hay. Incluso le pide a Dios que también Él se rebele ante esta forma de interpretar las cosas y no permita que se tenga esa mentalidad; Job se resiste a pensar en un Dios con una mentalidad humana.
El problema de Job es haberse encerrado en si mismo, esto le lleva a la desesperación, pues no le encuentra respuesta ni sentido al dolor y en consecuencia pierde hasta la visión de Dios. Éste es, incluso en la actualidad, el problema de millones de personas que al no intervenir directamente Dios en la solución de sus problemas, pierden el sentido de la justicia de Dios.
La respuesta a este problema y a esta mentalidad vendrá a darla Jesús que asume el dolor del mundo y lo transforma en gozo de resurrección. Él nos deja bien claro que Dios no está enmarcado en esta mentalidad y toda su vida fue una lucha constante contra los fariseos que no aceptaban la gratuidad. Tampoco Él se puso a explicar el sentido que tiene el dolor, eso es algo que no tiene explicación, simplemente se enfrentó a él y nos enseñó a superarlo indicándonos que en la vida es lo que nos encontramos a diario y no podemos estar huyendo, hemos de pasar por él porque detrás está la alegría y la resurrección.
Salmo responsorial Sal 146, 1‑2. 3‑4. 5‑6 (R/: cf. 3a)
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel. R/.
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.
Él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre. R/.
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados. R/.
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 16-19. 22-23
¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!
Hermanos:
El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!
Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio.
Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos.
Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
“SER TESTIGOS DE LA VIDA”
S. Pablo Se enfrenta a un problema de orden práctico, insignificante, pero es algo que se vive a diario: es el problema de las carnes que se venden en el mercado a diario, procedentes de los sacrificios inmolados a los ídolos.
Pablo parte de un hecho: los ídolos son una tontería, eso no existe; comer o no comer carne es completamente indiferente, no obstante, hay gente que no lo acaba de ver así y cree que comer esa carne es estar de acuerdo con el ídolo; S. Pablo, para no inducir a nadie a escándalo se abstiene de comer esa carne, cree que es más correcto respetar la conciencia de la gente y ponerse a su lado puesto que es un tema intranscendente es preferible estar a su lado ayudándoles hasta que comprendan el error en el que viven.
Sin embargo, existe otra mentalidad que es dañina y hace que se mantenga una diferencia entre la gente: aquella que sostiene que los maestros, predicadores son gente sagrada o de primera clase y tienen que ser mantenidos, porque el predicar es el trabajo que ellos hacen y quien los escucha tiene obligación de pagar. Pablo, en cambio, rompe con esa mentalidad haciéndoles ver que predicar el evangelio no es un trabajo, sino un gran regalo que ha recibido, es la gran alegría de su vida y esa alegría no se la puede guardar, es una necesidad que tiene de expresarla, compartirla, por tanto, no es un trabajo lo que está haciendo y su recompensa no es el que lo mantengan, sino el que lo escuchen y participen del regalo. Es la gratuidad de Dios la que está de nuevo en juego.
De la misma manera sigue en pie el tema: la iglesia, sus ministros, los cristianos… ¿Serán los signos de grandeza, de negocios los que nos distingan o el ser expresión viva de la gratuidad de Dios?
Con frecuencia argumentamos: “Es que si no se pone un precio a lo que se hace, entonces la gente no da nada ni lo valora”, esto está indicando que no es verdadero ni lo que damos ni quien lo recibe sabe lo que está recibiendo, pues una caridad que no genera solidaridad y gratuidad es paternalismo ofensivo y degradante.
Aleluya Mt 8, 17
Cristo tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 29‑39
Curó a muchos enfermos de diversos males
En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron:
—«Todo el mundo te busca.»
Él les respondió:
—«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
“CRISTIANOS NO PRACTICANTES” ¿CÓMO ENTENDERLO?
S. Marcos presenta Jesús en un momento muy interesante: es sábado, ha estado en la sinagoga, como todo buen judío piadoso, al terminar se va a casa de pedro con todos sus compañeros. Allí se encuentra a la suegra de Pedro enferma, acostada.
El lenguaje de Mc. Es escueto, pero de una gran viveza: para Mc. La enfermedad es signo de la presencia del maligno que tiene postrada a la gente en la muerte. La acción de Jesús es clara: ha venido a establecer la guerra contra Satanás y a establecer el reino de la luz y del amor.
Jesús llega a la casa y establece el combate: donde él está no puede coexistir el maligno: se dirige hacia la suegra de Pedro, la coge de la mano y la levanta.; el mal desapareció de ella e inmediatamente se puso a servirles: en el reino de Dios el amor es servir.
De la misma manera: Jesús está en Cafarnaún y al pasar el sábado traen todos los enfermos de la ciudad y los levanta de la postración en la que están, la postración de la muerte... Después se retira a orar, a encontrarse con su Padre, a evaluar lo que ha hecho para no perder la conexión, para evitar que puedan interferir otros intereses.
El mensaje es claro y determinante: la presencia de Jesús es incompatible con el mal; Él se acerca, nos levanta y la respuesta que debemos dar es la de Pablo, o la de la suegra de Pedro: no pueden quedarse impasibles, tienen que expresar lo que llevan: se pone inmediatamente a servir, es una necesidad incontenible.
Como decíamos antes, Jesús es la respuesta a todas las interrogantes que se presentan en la primera y en la segunda lectura: Dios no quiere el dolor ni el sufrimiento de sus hijos ya sean justos o injustos pues hace llover sobre buenos y sobre malos y hace salir el sol para todos, pero tampoco le gusta que huyamos de la vida, somos nosotros los que la tenemos que llenar de sentido, en lo duro y difícil y en lo suave y fácil.
El predicar el evangelio va unido a la actitud de solidaridad y de servicio a los que sufren y con los débiles.
A Jesús lo buscaban todos, pero no tanto, por lo que hacía, sino por el mensaje que les ofrecía ratificado con sus milagros.
Quizás el gran problema actual de la iglesia es el querer asemejarse a la actitud de los políticos: dejando “cosas” que todos puedan reconocer cuando en realidad lo que más necesitado está el hombre actual es de una esperanza y de una comunicación más intima y directa con el Dios de la vida a quien se le desconoce.
Jesús no se deja dominar por el activismo: lo vemos que constantemente se retira a hablar con el Padre e invita a que todos sientan a Dios Padre amoroso y cercano que es el que nos empuja a seguir al lado del débil y necesitado.
Lo que es inconcebible y no se puede entender es que sigamos inmovilizados, estancados y acomodados y hasta hayamos acuñado como válida la expresión “cristianos no practicantes”
Lectura del libro de Job 7, 1‑4. 6‑7
Mis días se consumen sin esperanza
Habló Job, diciendo:
—«El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un jornalero;
Como el esclavo, suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el salario.
Mi herencia son meses baldíos, me asignan noches de fatiga;
al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de dar vueltas hasta el alba.
Mis días corren más que la lanzadera, y se consumen sin esperanza.
Recuerda que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más la dicha.»
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
“DIOS NO ES VENGATIVO”
El tema del dolor del hombre y cómo compaginarlo con Dios-Amor es algo que siempre ha estado presente en la humanidad, sobre todo porque el hombre no puede entender que haciendo el bien reciba el mal; ese esquema es muy difícil superarlo ya que tenemos la mentalidad mercantilista muy acentuada: “do ut des”: yo doy o hago una cosa pero exijo la recompensa, en cambio nos cuesta entender el sentido de la gratuidad.
Es muy normal escuchar: “Tienes más paciencia que el santo Job”, pero eso no aparece así de claro en la lectura que hoy nos trae la liturgia: la situación que nos presenta es la de un hombre que se siente amargado por el dolor que la vida le está presentando y que ya está harto de soportar, pues no le ve una salida a todo lo que le está viniendo. Por si no tenía bastante, sus amigos se acercan a verlo y en lugar de animarlo le dicen que lo que está sufriendo es porque Dios lo está castigando por sus pecados, que lo aguante, por tanto, como penitencia. Pero Job se rebela contra todo esto.
Él se siente inocente y entiende que Dios no puede ser así como se viene diciendo, su situación no responde a la mentalidad que hay. Incluso le pide a Dios que también Él se rebele ante esta forma de interpretar las cosas y no permita que se tenga esa mentalidad; Job se resiste a pensar en un Dios con una mentalidad humana.
El problema de Job es haberse encerrado en si mismo, esto le lleva a la desesperación, pues no le encuentra respuesta ni sentido al dolor y en consecuencia pierde hasta la visión de Dios. Éste es, incluso en la actualidad, el problema de millones de personas que al no intervenir directamente Dios en la solución de sus problemas, pierden el sentido de la justicia de Dios.
La respuesta a este problema y a esta mentalidad vendrá a darla Jesús que asume el dolor del mundo y lo transforma en gozo de resurrección. Él nos deja bien claro que Dios no está enmarcado en esta mentalidad y toda su vida fue una lucha constante contra los fariseos que no aceptaban la gratuidad. Tampoco Él se puso a explicar el sentido que tiene el dolor, eso es algo que no tiene explicación, simplemente se enfrentó a él y nos enseñó a superarlo indicándonos que en la vida es lo que nos encontramos a diario y no podemos estar huyendo, hemos de pasar por él porque detrás está la alegría y la resurrección.
Salmo responsorial Sal 146, 1‑2. 3‑4. 5‑6 (R/: cf. 3a)
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel. R/.
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.
Él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre. R/.
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados. R/.
R/. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 16-19. 22-23
¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!
Hermanos:
El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!
Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio.
Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos.
Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
“SER TESTIGOS DE LA VIDA”
S. Pablo Se enfrenta a un problema de orden práctico, insignificante, pero es algo que se vive a diario: es el problema de las carnes que se venden en el mercado a diario, procedentes de los sacrificios inmolados a los ídolos.
Pablo parte de un hecho: los ídolos son una tontería, eso no existe; comer o no comer carne es completamente indiferente, no obstante, hay gente que no lo acaba de ver así y cree que comer esa carne es estar de acuerdo con el ídolo; S. Pablo, para no inducir a nadie a escándalo se abstiene de comer esa carne, cree que es más correcto respetar la conciencia de la gente y ponerse a su lado puesto que es un tema intranscendente es preferible estar a su lado ayudándoles hasta que comprendan el error en el que viven.
Sin embargo, existe otra mentalidad que es dañina y hace que se mantenga una diferencia entre la gente: aquella que sostiene que los maestros, predicadores son gente sagrada o de primera clase y tienen que ser mantenidos, porque el predicar es el trabajo que ellos hacen y quien los escucha tiene obligación de pagar. Pablo, en cambio, rompe con esa mentalidad haciéndoles ver que predicar el evangelio no es un trabajo, sino un gran regalo que ha recibido, es la gran alegría de su vida y esa alegría no se la puede guardar, es una necesidad que tiene de expresarla, compartirla, por tanto, no es un trabajo lo que está haciendo y su recompensa no es el que lo mantengan, sino el que lo escuchen y participen del regalo. Es la gratuidad de Dios la que está de nuevo en juego.
De la misma manera sigue en pie el tema: la iglesia, sus ministros, los cristianos… ¿Serán los signos de grandeza, de negocios los que nos distingan o el ser expresión viva de la gratuidad de Dios?
Con frecuencia argumentamos: “Es que si no se pone un precio a lo que se hace, entonces la gente no da nada ni lo valora”, esto está indicando que no es verdadero ni lo que damos ni quien lo recibe sabe lo que está recibiendo, pues una caridad que no genera solidaridad y gratuidad es paternalismo ofensivo y degradante.
Aleluya Mt 8, 17
Cristo tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 29‑39
Curó a muchos enfermos de diversos males
En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron:
—«Todo el mundo te busca.»
Él les respondió:
—«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
“CRISTIANOS NO PRACTICANTES” ¿CÓMO ENTENDERLO?
S. Marcos presenta Jesús en un momento muy interesante: es sábado, ha estado en la sinagoga, como todo buen judío piadoso, al terminar se va a casa de pedro con todos sus compañeros. Allí se encuentra a la suegra de Pedro enferma, acostada.
El lenguaje de Mc. Es escueto, pero de una gran viveza: para Mc. La enfermedad es signo de la presencia del maligno que tiene postrada a la gente en la muerte. La acción de Jesús es clara: ha venido a establecer la guerra contra Satanás y a establecer el reino de la luz y del amor.
Jesús llega a la casa y establece el combate: donde él está no puede coexistir el maligno: se dirige hacia la suegra de Pedro, la coge de la mano y la levanta.; el mal desapareció de ella e inmediatamente se puso a servirles: en el reino de Dios el amor es servir.
De la misma manera: Jesús está en Cafarnaún y al pasar el sábado traen todos los enfermos de la ciudad y los levanta de la postración en la que están, la postración de la muerte... Después se retira a orar, a encontrarse con su Padre, a evaluar lo que ha hecho para no perder la conexión, para evitar que puedan interferir otros intereses.
El mensaje es claro y determinante: la presencia de Jesús es incompatible con el mal; Él se acerca, nos levanta y la respuesta que debemos dar es la de Pablo, o la de la suegra de Pedro: no pueden quedarse impasibles, tienen que expresar lo que llevan: se pone inmediatamente a servir, es una necesidad incontenible.
Como decíamos antes, Jesús es la respuesta a todas las interrogantes que se presentan en la primera y en la segunda lectura: Dios no quiere el dolor ni el sufrimiento de sus hijos ya sean justos o injustos pues hace llover sobre buenos y sobre malos y hace salir el sol para todos, pero tampoco le gusta que huyamos de la vida, somos nosotros los que la tenemos que llenar de sentido, en lo duro y difícil y en lo suave y fácil.
El predicar el evangelio va unido a la actitud de solidaridad y de servicio a los que sufren y con los débiles.
A Jesús lo buscaban todos, pero no tanto, por lo que hacía, sino por el mensaje que les ofrecía ratificado con sus milagros.
Quizás el gran problema actual de la iglesia es el querer asemejarse a la actitud de los políticos: dejando “cosas” que todos puedan reconocer cuando en realidad lo que más necesitado está el hombre actual es de una esperanza y de una comunicación más intima y directa con el Dios de la vida a quien se le desconoce.
Jesús no se deja dominar por el activismo: lo vemos que constantemente se retira a hablar con el Padre e invita a que todos sientan a Dios Padre amoroso y cercano que es el que nos empuja a seguir al lado del débil y necesitado.
Lo que es inconcebible y no se puede entender es que sigamos inmovilizados, estancados y acomodados y hasta hayamos acuñado como válida la expresión “cristianos no practicantes”