martes, 10 de marzo de 2009

DOMINGO -III- DE CUARESMA -B-




PRIMERA LECTURA


Lectura del libro del Éxodo 20,1‑17

En aquellos días, el Señor pronunció las siguientes palabras: "Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí. No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un dios celoso: castigo el pecado de los padres en los hijos, nietos y biznietos, cuando me aborrecen. Pero actúo con piedad por mil generaciones cuando me aman y guar­dan mis preceptos.
No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso.
Fíjate en el sábado para santificarlo.
Durante seis días trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el forastero que viva en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra y el mar y lo que hay en ellos. Y el séptimo día descansó: por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.
Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar.
No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él."
Palabra de Dios


REFLEXIÓN

“ATENTAR CONTRA LA FUENTE”
El pueblo de Israel ha vivido 400 años en la esclavitud, ha perdido su identidad de pueblo y ha olvidado la dignidad que Dios le había dado de ser a imagen y semejanza suya. Ahora, cada uno se ha acomodado a la imagen y semejanza del que lo domina y lo dirige con el látigo del tipo que sea, que eso es la esclavitud.
Dios no quiere ni permite esta situación para nadie, ni tampoco que la persona se convierta en “dios” para nadie.
Ante esta situación, Dios hace un pacto con el pueblo, comprometiéndose a enfrentarse a esta situación, el pueblo, por su parte, deberá seguir estas diez normas que el mismo Dios grabará en su corazón y no quedarán escritas en ningún sitio, para que no se olviden jamás. Eso no lo podrá borrar nadie y por eso, quien las rompe, sentirá que se está atacando a si mismo.
Aceptar este pacto, lleva consigo una norma fundamental: quitar los ídolos que se levantan queriendo que seamos a su imagen y semejanza. Pero al mismo tiempo, establece una relación de justicia y fraternidad, es decir: no permite que nadie se levante como esclavizador de nadie ni que se le acepte como tal y, al mismo tiempo, obliga a tratar a los demás como exiges que te traten a ti mismo.
Romper esto, será volver de nuevo a Egipto, a la destrucción del pueblo.
Este pacto dio lugar a que Europa llegara a abolir la esclavitud; que el mundo reconociese que la persona es valor supremo y absoluto en la tierra, que se reconociesen a nivel mundial los “Derechos Humanos”.
Este pacto ha estado vigente como referente durante miles de años y, gracias a él, los seres humanos hemos sido capaces de respetarnos y dejar de ser “lobos para los hombres”.
Ahora, en la cumbre de los tiempos, el hombre, en su delirio de grandeza empieza a pensar que esto de Dios, que estos principios de respeto entre los seres humanos, que estas normas de convivencia… es todo un cuento que nos han venido metiendo con el miedo de las religiones; que estos principios por los que se ha venido rigiendo la humanidad y que han tenido como referente a Dios, son principios “ñoños”, de gente desquiciada por la religión; que la verdad es una quimera pues no existe,, que no hay más verdad que yo mismo y cada uno tiene la suya y vive la que cree en cada momento de su vida; que nada es igual en ningún momento de la vida, por tanto, no hay una verdad estable que pueda ser referente de nada pues solo me sirve para el momento que vivo.
Y para poder convivir, no es Dios quien establece las normas ni da la fuerza ni el sentido, como hasta ahora se ha venido diciendo, sino que es el “dios-estado” quien dicta las normas o leyes que convienen en el momento con lo que será bueno lo que el estado diga en un momento y malo lo que vaya en contra de lo establecido, es decir: se acabó la libertad y volveremos otra vez a Egipto en donde será “Faraón” el que diga lo que es bueno o lo que es malo según las conveniencias de sus intereses, en el momento concreto.



SALMO RESPONSORIAL

SALMO 18, 8. 9.10.11

R- Señor, tú tienes palabras de vida eterna
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante.
R- Señor, tú tienes palabras de vida eterna
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.
R- Señor, tú tienes palabras de vida eterna
La voluntad del Señor es pura
y eter­namente estable;
los mandamientos del Señor
son verdaderos y enteramente justos.
R- Señor, tú tienes palabras de vida eterna
Más preciosos que el oro,
más el oro fino;
más justos que la miel
de un panal que destila.
R- Señor, tú tienes palabras de vida eterna


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la 10 carta de S. Pablo a los corintios 1,22‑25

Hermanos:
Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados Cjudíos o griegosC, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Palabra de Dios


REFLEXIÓN

“LA UNIDAD ES EL AGUA DE LA FUENTE”
En Corinto está ocurriendo un problema: la comunidad se ha dividido: unos siguen a Pablo, otros a Apolo, otros a Pedro… unos, por tanto, son tradicionales, otros son más “progres”, otros más espirituales, otros más sociales… es decir: exactamente igual que nos ocurre en el momento actual y todos nos convertimos en jueces de los otros. ¿Quién será el que lleva la razón? ¡¡ Ninguno!!
Pablo interviene y lo deja claro: ¿Qué es lo que unos y otros predican? ¿En nombre de quién bautizan? ¿Qué doctrina es la que están dando? ¿Será la moda de los griegos que solo aceptan sabiduría, o el principio judío que solo pide leyes y milagros?
El centro de la vida cristiana es Jesucristo muerto y crucificado por todos los hombres que en su muerte y resurrección nos ha traído la salvación y esta verdad no está supeditada ni a Pablo ni a Pedro ni a Apolo ni a nadie y en esto se fundamenta nuestra fe.
No tenemos más signo que la cruz que ha sido la respuesta de Dios Padre y en ella está nuestra liberación, no en las doctrinas que se predican que vengan de fuera ni que se impongan de moda.
Esta lógica de la cruz está en contraposición a todo lo que nos viene de fuera y no podemos caer en la tentación de querer acomodarla a otros criterios que luchan por imponerse.
La traducción actual de este problema tiene una actualidad impresionante: distintas tendencias, distintos grupos que siguen caminos diversos y que cada uno se levanta con la exclusiva de la verdad haciendo una interpretación a su medida de la salvación que Cristo nos regaló y van estableciendo un seguimiento de acuerdo a sus gustos e intereses.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según S. JUAN 2,13‑25
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: "Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre."
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: "El celo de tu casa me devora."
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: "¿Qué signos nos mues­tras para obrar así? Jesús contestó: "Destruid este templo, y en tres días lo levantaré."
Los judíos replicaron: "Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?"
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

OPCIÓN POR EL REINO, MÁS NO POR LA RELIGIÓN
Es interesante ver cómo Juan presenta el relato del templo justo al mismo inicio de su evangelio y es que el signo del templo va a enmarcar también todo el proyecto de la vida y la persona de Jesús.
En Juan Cristo se presenta como la nueva pascua, la nueva dimensión que Dios ha establecido para el mundo y para el hombre con el reino.
El acontecimiento ocurre en la gran fiesta: la pascua, que se celebra en el templo. Esa celebración está ya completamente adulterada; aquel lugar lo han convertido en espacio de comerciantes, ya no es signo de la presencia de Dios, sino de la corrupción.
Lo que se celebra allí ya no es la Pascua del Pueblo, sino el negocio de comerciantes y farsantes religiosos.
Cristo rompe esta situación dispersa a los animales que allí se venden para los sacrificios y cuando le preguntan con qué autoridad hace aquello, da la razón: este templo ya no tiene sentido, el verdadero templo donde se da el sacrificio que Dios quiere es Él, la celebración que allí se hace, ya no recuerda nada, pues de Egipto ya nadie se acuerda y han vuelto a caer en otro tipo de esclavitud tan grave como la de Egipto.
Él ha venido a romper las cadenas, Él es la nueva pascua, Él es el único y verdadero Cordero para el sacrificio expiatorio de los pecados del pueblo, por tanto, vendedores, sacerdotes y personal que viven a costillas del pueblo que está obligado a ir a ese lugar, han pasado, ya no tienen sentido, es la una nueva realidad que Dios ha inaugurado y ya no hay vuelta atrás.
Con Cristo la humanidad ha comenzado una nueva andadura, no podemos, por tanto seguir mirando atrás y quedarnos anclados en esquemas que quedaron superados con su venida: el templo de Israel era lo más sagrado que existía y Cristo dice que el nuevo templo es Él, que tendríamos que traducir hoy: EL HOMBRE; no reconocer a Cristo en el hombre es volver a la “religión” del templo. Cuando Cristo ataca esta institución sienten que tiemblan los pilares del sistema y nadie acepta quedarse en el aire; el templo y la religión son el obstáculo para aceptar el REINO
Este gesto de Jesús nos obliga a que nosotros nos planteemos qué es lo que estamos haciendo y en qué estamos poniendo nuestra seguridad y nuestra respuesta Dios: ¿En unos ritos? ¿En unas normas? ¿En unas costumbres? ¿En objetos? ¿En imágenes?
Cuando nos acercamos a unas fiestas como es la Pascua no podemos quedarnos tranquilos y hacernos todas estas preguntas: ¿Todo esto que estamos montando responde al proyecto de Jesús o es una especie de bálsamo para nuestras conciencias o una bendición de nuestros intereses mientras que el compromiso por transformar el mundo e implantar la justicia decimos que eso es asunto de la política? ¿Es ese el tipo de religión que estamos fomentando?
En ese caso estamos necesitando que Cristo venga de nuevo con el látigo en la mano