sábado, 23 de febrero de 2008

DOMINGO TERCERO DE CUARESMA -A-

TERCER DOMINGO DE CUARESMA -A-

PRIMERA LECTURA

Danos agua para beber

Lectura del libro del Éxodo 17, 3‑7

En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés:
—¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?
Clamó Moisés al Señor y dijo:
—¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen.
Respondió el Señor a Moisés:
—Preséntate al pueblo llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el río y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña y saldrá de ella agua para que beba el pueblo.
Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel.
Y puso por nombre a aquel lugar Massá y Meribá, por la reyerta de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor diciendo: ¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?

Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
El pueblo ha pasado 400 años en la esclavitud funcionando a golpe de látigo sin más responsabilidad que hacer lo que le ordenan. Aparentemente la situación es dura pero la actitud interior es de abandono y comodidad: hace lo que le mandan sin preocuparse de nada más.
Al meterse en el desierto y tomar conciencia de sí, al tener que enfrentarse no ya con el verdugo que le ordena y contra el que se puede disentir, sino consigo mismo a quien debo de dar cuentas, las cosas cambian: sienten el deseo de que otro cargue con la responsabilidad, sienten la fuerza de tener que responder de lo que hacen y les entra miedo, inseguridad. Empiezan a sentir si de verdad Dios estará de acuerdo con lo que está pasando y si será fiable el líder que los está conduciendo… Y empiezan a pensar que han caído en una trampa (tentación de abandono) y se lanzan a desanimar a Moisés murmurando y criticando sus actuaciones y dudando que él sea el libertador enviado por Dios… Al dudar de Moisés dudan también de que Dios esté con ellos y prefieren la vuelta otra vez a la esclavitud.
Es curioso que Moisés pusiera por nombre a aquel lugar “Massá (tentación) y Meribá (crítica, murmuración) que son las actitudes propias del miedo a la libertad.
La historia vuelve a repetirse a cada momento y la gente, en lugar de enfrentarse a la dificultad y salir adelante, vuelve la vista atrás, recoge las experiencias negativas y se llena de prejuicios con los que se enfrenta a la realidad.
Es increíble ver esto reflejado en nuestros días y constatar cómo la gente no ha sido capaz de superar una mentalidad de esclavitud y cuando mira la realidad presente sigue viendo y mirando lo que sucedió hace medio siglo atrás. Con esa actitud es imposible soñar y tener esperanza.


Salmo responsorial Sal 94, 1‑2. 6‑7. 8‑9

V/. Escucharemos tu voz, Señor.
R/. Escucharemos tu voz, Señor.

V/. Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
vitoreándolo al son de instrumentos.

R/. Escucharemos tu voz, Señor.

V/. Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

R/. Escucharemos tu voz, Señor.

V/. Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto,
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.»

R/. Escucharemos tu voz, Señor.


SEGUNDA LECTURA

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 5, 1‑2. 5‑8

Hermanos:
Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos apoyados en la esperanza de la gloria de los Hijos de Dios.
La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; —en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir—; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.
Palabra de Dios


REFLEXIÓN
El tema de la desconfianza sigue en pie: a los romanos les cuesta aceptar y creerse que Dios ha pasado la página y no solo la ha pasado, sino que la ha roto: la antigua condición ha sido superada: Él ha establecido la Paz, no hay que hacer otra cosa que aceptarla y vivir de acuerdo a ella y gozar de todas las posibilidades que nos ha dado.
A partir de Cristo es posible soñar de nuevo, tener esperanza, ya no es un absurdo mirar al horizonte y pensar en un proyecto: se recuperó la paz y se abrió definitivamente el horizonte. No hay señal más clara y evidente que es la muerte de Cristo, eso ha sido absolutamente real y cierto: ha muerto el inocente por los pecadores, Él ha pagado todo lo que debíamos a Dios, ha sido saldada nuestra culpa.
El problema sigue en pie cuando no llegamos a creerlo, porque a Dios lo metemos en nuestros esquemas en los que la gratuidad ha desaparecido y entonces solo nos quedamos tranquilos cuando creemos que hemos hecho lo suficiente para que Dios nos perdone o nos ayude a salir adelante, pero en ese caso la relación no es de amor y gratuidad, sino de interés: lo que Dios me da es porque yo me lo he ganado, lo merezco y cuando no lo tengo, es porque me ha castigado, es decir: seguimos en la misma tesitura del Antiguo Testamento.



Versículo antes del Evangelio Jn 4, 42 y 15 Si no se canta, puede omitirse

Señor, tú eres de verdad el Salvador del mundo;
dame agua viva; así no tendré más sed.


EVANGELIO
Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna

El texto entre [ ] puede omitirse por razón de brevedad.

U Lectura del santo Evangelio según San Juan 4, 5‑42

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaría llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José: allí estaba el manantial de Jacob.
Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial.
Era alrededor del mediodía.
Llega una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dice:
—Dame de beber.
(Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida).
La Samaritana le dice:
—¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (porque los judíos no se tratan con los samaritanos).
Jesús le contesto:
—Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.
La mujer le dice:
—Señor, si no tienes cubo y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?
Jesús le contesta:
—El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.
La mujer le dice:
—Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla.
[ El le dice:
—Anda, llama a tu marido y vuelve.
La mujer le contesta:
—No tengo marido.
Jesús le dice:
—Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.
La mujer le dice: ]
—Señor, veo que tu eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.
Jesús le dice:
—Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.
Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adoraran al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.
La mujer le dice:
—Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga él nos lo dirá todo.
Jesús le dice:
—Soy yo: el que habla contigo.
[ En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: «¿Qué le preguntas o de qué le hablas?.»
La mujer, entonces, dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente:
—Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿será éste el Mesías?
Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él.
Mientras tanto sus discípulos le insistían:
—Maestro, come.
El les dijo:
—Yo tengo por comida un alimento que vosotros no conocéis
Los discípulos comentaban entre ellos:
—¿Le habrá traído alguien de comer?:
Jesús les dijo:
—Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra.
¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así se alegran lo mismo sembrador y segador.
Con todo, tiene razón el proverbio «Uno siembra y otro siega.»
Yo os envié a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron y vosotros recogéis el fruto de sus sudores. ]
En aquel pueblo muchos samaritanos creyeron en él [por el testimonio que había dado la mujer: «Me ha dicho todo lo que he hecho.»]
Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer:
—Ya no creemos por lo que tú dices, nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo.


REFLEXIÓN
En la 1ª lectura hemos visto al pueblo que tiene sed, no solo de agua, sino de otras cosas y le asalta la tentación de desconfiar en que Dios esté presente, pues los deja con esa “sed” y esa insatisfacción. Dios tiene que intervenir de nuevo y lo hará usando como instrumento lo que para los egipcios fue mortal: el cayado de Moisés.
En la 2ª lectura S. Pablo les hace caer en la cuenta a los romanos que no es un cuento lo que ellos creen, no es una utopía inalcanzable; la sed que a ellos les asalta y les invita a dirigirse hacia otras fuentes que la calmen es una ilusión: Dios ha demostrado que está con ellos, pues Cristo ha muerto por nosotros y eso es la garantía de que Dios está presente.
En el evangelio es la demostración evidente: el encuentro de Jesús con la mujer samaritana es de una belleza inigualable:
Para un judío es incomprensible que un judío hable con una mujer a solas, peor aún si es que es samaritana y lo que ya no se puede ni imaginar es que esto lo haga un “maestro”. Jesús se salta todas las normas sociales y todos los prejuicios veterotestamentarios. Pasa por encima del racismo y el nacionalismo existente, por encima del desprecio que se tiene a la mujer y mira desde un ángulo distinto.
Allí se encuentra con una PERSONA que tiene sed y busca saciarla; lo mismo que todos los humanos hacemos. Él también tiene sed y necesita de la ayuda de alguien para sacar agua. Pide que le de agua sin mirar ninguno de esos prejuicios y sin la arrogancia del hombre sobre la mujer ni el desprecio del típico israelita hacia un samaritano, con la sencillez del hombre que necesita que le ayuden para poder saciar su sed y expresarle también su deseo de que ella encuentre saciada su sed de felicidad.
Jesús la va dirigiendo en el diálogo hasta que consigue que la mujer sienta la necesidad de llenar su vida no solo de agua sino de la Verdad de Dios y esta mujer pasa a ser de una mujer sin nombre que anda buscando saciar su sed con hombres a una apóstol que va a su aldea a anunciar a Jesucristo.
El encuentro con Jesucristo cambia radicalmente su vida, lo mismo que le ocurre a todos sus vecinos y a todos aquellos que se encuentran con Él y no se dejan guiar por los prejuicios.

DONGO SEGUNDO DE CUARESMA -A-

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA
Vocación de Abrahán, padre del pueblo de Dios

Lectura del Libro del Génesis 12, 1‑4a

En aquellos días, el Señor dijo a Abrahán:
—Sal de tu tierra y de la casa de tu padre hacia la tierra que te mostraré.
Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre y será una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan.
Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo.
Abrahán marchó, como le había dicho el Señor.

Palabra de Dios.

REFLEXIÓN.
En la Biblia, el cap. 11 está dedicado a la dispersión de Babel: los hombres han querido plantarse frente a Dios y echarle un pulso, han terminado sin poder entenderse entre ellos; el hombre no aprende que enfrentarse a Dios supone destruirse él mismo.
Como respuesta o contra punto aparece el cap. 12 con la invitación a Abrahán : “Sal de tu tierra y de la casa de tu padre hacia la tierra que te mostraré” y en la misma invitación le hace tres promesas a su respuesta positiva: “Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre y será una bendición”.
Las consecuencias de su obediencia y de fiarse de Dios será una bendición para toda la tierra. La negación, por el contrario, de Abrahán supondrá todo lo contrario para él y para todos los demás.
También hoy sigue Dios presentándonos la propuesta: sigue mis caminos de Justicia, de solidaridad y de Paz y será bendecida la tierra; en cambio, si desprecias mi propuesta la tierra se convertirá en otra Babel y las consecuencias las tendremos que pagar todos juntos.



Salmo responsorial Sal 32, 4‑5. 18‑19. 20 y 22

V/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

V/. La palabra del Señor es sincera
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

V/. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

V/. Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.


SEGUNDA LECTURA
Dios nos llama y nos ilumina

Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a Timoteo 1, 8b‑10

Querido hermano:
Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según las fuerzas que Dios te dé.
El nos salvó y nos llamó a una vida santa no por nuestros méritos, sino porque antes de la creación, desde tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia se ha manifestado por medio del Evangelio, al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN.
Como a Abrahán, hoy el Señor nos sigue haciendo su llamada a tomar parte en la construcción del reino, cada uno, con las fuerzas que tenga y en la situación en que se encuentre.
Construir el reino no es nada fácil, sobre todo cuando al mismo tiempo hay otro reino, el del mal que también lucha por imponerse y además tiene en sus manos todos los medios y el poder para hacerlo.
No nos debemos extrañar al ver que tiene más gancho el mal que el bien pues está enganchado en nuestras necesidades primarias mientras que el bien supone un acto de la voluntad libre que opta por el Bien.
El hombre quiso conocer el mal y de esa manera ser como Dios. En su inicio Dios le había regalado el bien, pero en su libertad el hombre escogió el Mal, ahora no le quedará más remedio que aguantarlo y luchar contra él para vencerlo. Son las secuelas que quedaron después de la caída. Ahora el aceptar a Dios tiene que ser un acto de voluntad, un ejercicio de libertad; Dios no se impone a la fuerza hay que aceptarlo con la misma libertad que en el principio se optó por el mal.

Versículo antes del Evangelio
Si no se canta, puede omitirse

En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre:
Este es mi Hijo, el amado; escuchadle.


EVANGELIO
Su rostro resplandeció como el sol

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 17, 1‑9

En aquel tiempo, Jesús tomo consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta.
Se transfiguró delante de ellos y su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.
Pedro, entonces tomó la palabra y dijo a Jesús:
—Señor, ¡qué hermoso es estar aquí! Si quieres, haré tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía:
—Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadle.
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto.
Jesús se acercó y tocándolos les dijo:
—Levantaos, no temáis.
Al alzar los ojos no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:
—No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos.
Palabra del Señor

REFLEXIÓN
De nuevo volvemos a escuchar el mismo mensaje al presentar a Jesús: “Escuchadle”. Fue lo mismo que al inicio en el Jordán cuando Jesús es presentado como el “amado” el “predilecto”. Desde ahora en adelante Jesús es presentado por Dios como la propuesta para el hombre, para poder recuperar de nuevo su dignidad: se trata de “escuchar” y “Seguir”.
En el mundo en que vivimos se nos presentan un montón de propuestas, hay un montón de voces que piden la atención y, cómo no, el seguimiento, ofreciendo todos la misma cosa: la felicidad.
Las propuestas nos vienen de todas partes: desde el comercio, desde la política, desde la moda, desde los negocios, desde el poder… hasta desde la misma familia. Y todos nos proponen –según ellos- lo mejor, lo que nos puede hacer felices, lo que nos va a hacer sentirnos grandes, lo que más nos conviene…
Y todos tenemos la misma tentación de Pedro: creernos que ya hemos encontrado la felicidad y decir: “De aquí no me muevo”, pero pronto nos damos cuenta que eso no nos llena, no nos da la felicidad, no nos realiza como persona, no llena nuestras expectativas. Necesitamos que algo o alguien llegue y nos haga despertar y poner los pies en la tierra para hacernos ver que aquí estamos de paso y que no podemos plantar la choza definitivamente porque el momento en que lo hagamos podemos decir que hemos muerto.

martes, 19 de febrero de 2008

Domingo -I- de Cuaresma

CUARESMA

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA
Creación y pecado de los primeros padres

Lectura del Libro del Génesis 2, 7‑9; 3, 1‑7

El Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz un aliento de vida y el hombre se convirtió en ser vivo.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia Oriente, y colocó en él al hombre que había modelado.
El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y buenos de comer; además el árbol de la vida, en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal.
La serpiente era el más astuto de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer:
—¿Cómo es que os ha dicho Dios que no comáis de ningún árbol del jardín?
La mujer respondió a la serpiente:
—Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; solamente del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: «No comáis de él ni lo toquéis, bajo pena de muerte.»
La serpiente replicó a la mujer:
—No moriréis. Bien sabe Dios que cuando comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal.
La mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable porque daba inteligencia; tomó del fruto, comió y ofreció a su marido, el cual comió.
Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.

Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
La liturgia de este primer domingo de Cuaresma nos presenta unos textos en los que aparece una especie de cuadro con varias perspectivas: la primera aparece Dios en el centro pensando en el hombre como broche de oro de toda la creación a quien le va a regalar todo lo que ha hecho para que sea feliz y lo hace semejante a Él: en ser para amar y lo hace varón y mujer con la misma capacidad de Dios: ser libre y por tanto capaz de hacer el bien y el mal. Dios le da un mundo precioso para que el hombre pueda sentirse dueño y señor de toda la creación y pueda desarrollarse como dios de toda la creación. Puede elegir entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte; Dios lo pone en la posición de la felicidad: en el BIEN y en la VIDA, las otras dos posibilidades de la libertad le pide que no las active porque el momento que lo haga morirá, y el hombre decide probar cómo es esa posibilidad contraria a su propio ser, ellos quieren ser más que Dios y se destruyen: ese mismo momento se avergüenzan el uno del otro, ambos pierden la confianza y empiezan a acusarse, los hermanos se matan por envidia y se convierten en una maldición para la tierra.
La historia seguirá repitiéndose: en Babilonia quisieron ser más poderosos que Dios y terminaron sin poder entenderse destruidos, en Sodoma quisieron inventar otro concepto del amor confundiéndolo con el placer y la pasión y terminaron viviendo como cerdos… en tiempos más actuales quisieron levantarse como creadores de un orden nuevo y terminaron exterminando el mundo y hoy siguen muchos queriendo ser dioses que lo controlan todo y terminan creando el caos.
También nosotros queremos ser pequeños dioses que sostenemos que hay que hacer aquello que me gusta y me da la gana y como lo que me gusta y me da la gana no siempre es lo bueno y lo que conviene, terminamos convirtiéndonos en un verdadero dolor de cabeza para todos aquellos que viven a nuestro alrededor.


Salmo responsorial Sal 50, 3‑4. 5‑6a. 12‑13. 14 y 17

V/. Misericordia, Señor, hemos pecado.
R/. Misericordia, Señor, hemos pecado.

V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa.
Lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

R/. Misericordia, Señor, hemos pecado.

V/. Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

R/. Misericordia, Señor, hemos pecado.

V/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

R/. Misericordia, Señor, hemos pecado.

V/. Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

R/. Misericordia, Señor, hemos pecado.


SEGUNDA LECTURA
Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia

El texto entre [ ] puede omitirse por razón pastorales

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 5, 12‑19

Hermanos:
Lo mismo que por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron...
[ Pero, aunque antes de la ley había pecado en el mundo, el pecado no se imputaba porque no había ley.
Pues a pesar de eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con un delito como el de Adán, que era figura del que había de venir.
Sin embargo, no hay proporción entre la culpa y el don: si por la culpa de uno murieron todos, mucho más, gracias a un solo hombre, Jesucristo, la benevolencia y el don de Dios desbordaron sobre todos.
Y tampoco hay proporción entre la gracia que Dios concede y las consecuencias del pecado de uno: la sentencia contra uno acabó en condena total; la gracia, ante una multitud de pecados, en indulto. ]
Si por la culpa de aquél, que era uno sólo, la muerte inauguró su reino, mucho más los que reciben a raudales el don gratuito de la amnistía vivirán y reinarán gracias a uno sólo, Jesucristo.
En resumen, una sola culpa resultó condena de todos, y un acto de justicia resultó indulto y vida para todos.
En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN
La otra perspectiva del cuadro nos la da la segunda lectura en la que S. Pablo después de observar lo que hace el hombre con el regalo que Dios le ha hecho, muestra de nuevo la actitud de Dios: no se queda conforme con que el hombre le haya roto la obra tan maravillosa que ha hecho y manda a Jesucristo para restaurar el cuadro. Lógicamente, van a quedar las secuelas, las heridas, las marcas del daño realizado en el mundo, pero ahora va a darse una nueva restauración que viene a ser como una nueva dosis de AMOR invertida en el mundo para el hombre: el nuevo hombre que ha nacido en Cristo ya no es el Adán primero, un ser separado y distante de Dios, al nuevo hombre tiene en si la misma vida de Dios, su Espíritu, es Hijo de Dios de cuya naturaleza Dios participa. Con lo que ahora le ha abierto el camino, le ha anticipado el futuro, le ha consolidado el horizonte, le ha facilitado el camino pues Dios ha vencido ya la muerte y ésta no tiene ya poder sobre el hombre porque ha sido vencida con la resurrección.
Queda, eso sí, la posibilidad de volver a optar por la muerte y por el mal, lo mismo que en el primer momento del paraíso, es condición indispensable para ser imagen de Dios, lo que hace falta es que el hombre active su semejanza y opte siempre por el BIEN y por la VIDA.



Versículo antes del Evangelio Mt 4, 4b
Si no se canta, puede omitirse

No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.


EVANGELIO
Jesús ayuna durante cuarenta días y es tentado

U Lectura del santo Evangelio según San Mateo 4, 1‑11

En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al final sintió hambre.
Y el tentador se le acercó y le dijo:
—Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.
Pero él le contestó diciendo:
—Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Entonces el diablo lo lleva a la Ciudad Santa, lo pone en el alero del templo y le dice:
—Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Encargará a los ángeles que cuiden de ti y te sostendrán en sus manos para que tu pie no tropiece con las piedras.
Jesús le dijo:
—También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios.
Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y mostrándole todos los reinos del mundo y su esplendor le dijo:
—Todo esto te daré si te postras y me adoras.
Entonces le dijo Jesús:
—Vete, Satanás, porque está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto.
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.
Palabra del Señor

REFLEXIÓN
La otra perspectiva del cuadro es la que va a generar toda la acción: la primera parte de esa acción se desarrolla en el paraíso donde el hombre se encuentra con la tentación: tiene capacidad para ser como Dios, incluso más, se trata de tener dominio de todo: conocer el bien y el mal, la vida y la muerte; siente que eso es apasionante, se siente con derecho a saberlo: cuanto más sepa es mejor, más puede prevenir, mejor puede aconsejar… y el hombre cae en la red de la que no podrá salirse pues es superior a sus propias fuerzas.
La segunda parte de la acción se presenta con Jesús: le asalta la tentación: lo que va a hacer es importantísimo, buenísimo… se trata del encargo que el Padre le ha dado: establecer el Reino de Dios, no debe desperdiciar fuerzas ni oportunidades, la cosa la tiene fácil: echa mano del poder que tienes al alcance y da al pueblo todo lo que necesita, te va a aplaudir y vas a ser el Mesías bondadoso… ¡Bastante ha sufrido ya el pueblo ¡ “Convierte esas piedras en pan…” Al pueblo no le quedará más remedio que aclamarte y seguirte.
Jesús no se deja coger por el engaño de lo fácil, sabe que eso no lleva a ningún sitio eso es pan para hoy y hambre para mañana, aquello que el pueblo no ha construido nunca lo valorará, aquello que no ha peleado no lo amará.
La segunda tentación que pinta S. Mateo es la del instinto que nos lleva a cuidar y defender la imagen: es muy importante que demos una imagen de grandeza y de respeto para que la gente se tome en serio lo que presentamos y a nosotros mismos. Son necesarios golpes de efecto, contundencia de los hechos cosa que deje a la gente boquiabierta sin posibilidad de dudar, pues solo así la gente camina convencida y sabe con certeza lo que hace y lo que quiere…
Pero Jesús se da cuenta que no puede ir a ningún sitio con un ejercito o un pueblo de fanáticos: serán capaces de destruirse ellos mismo, de matarse por una idea, por un “eslogan” pero no serán constructores conscientes del reino de forma que disfruten viviendo en el amor y la justicia y odiarán a todo aquel que no piense como ellos.
El tercer momento de la tentación es uno de los más fuertes: Si quieres hacer algo tan grande y tan importante no seas iluso, sabes que eso será imposible si es que no tienes en tus manos todos los medios y el poder para imponerlo, todo lo que no sea partir de ahí es una ilusión de estúpidos.
No podrás hacer nada contra Roma, ella tiene en sus manos todo, tienes la batalla perdida, si es verdad que quieres hacer lo que el Padre te ha mandado no te queda más remedio que aceptarme como tu cómplice: yo estoy a tu servicio si es que tu te arrodillas y me adoras, los dos cumpliremos el sueño de tu Padre.
Jesús ve perfectamente a dónde quiere llegar: no se trata de montar un nuevo imperio basado en el poder la fuerza y la imposición. El AMOR es gratuito y si no, no es AMOR, la JUSTICIA se basa en la igualdad y nadie debe sentirse mayor que nadie ni sentir a otro por encima de mi y esto solo es posible desde el reconocimiento de la igualdad de dignidad. La VERDAD no se impone por la fuerza, porque si no, no es LA VERDAD, será MI verdad, pero no la de Dios, y la PAZ no se impone con la fuerza y la violencia, sino que es el resultado de la puesta en práctica de los valores antes dichos.